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Lectura 2: La Evolución del Sistema Defensivo

La primera edificación defensiva de San Juan fue la Casablanca, una estructura utilizada para almacenar armas y fondos gubernamentales. También fue construida para servir como hogar del primer gobernador español, Ponce de León. Este nunca vivió allí, pero sus descendientes lo hicieron por más de 250 años. Estrategas pronto comenzaron a pedirle al rey que mejorara las defensas dado que Puerto Rico era "la entrada y llave a todas las Indias... [y] el primero al que van a encontrar los corsarios [piratas] ingleses y franceses." También le sugirieron que "debía ordenar la construcción de un castillo... o la isla sería despoblada."¹

El gobierno construyó entonces lo que pasó a conocerse como la Fortaleza. La construcción comenzó en 1533, pero por no tener cañones ni tropas permanentes, la fortificación era prácticamente inútil para cualquier propósito militar. Muchos observadores concurren en que aun si hubiera tenido armas, la Fortaleza iba a ser inefectiva porque no tenía ningún comando a la entrada del puerto. Gonzalo Fernández de Oviedo, un historiador español que vio cuando comenzó la construcción de la Fortaleza, senaló que "sólo hombres ciegos pudieron haber escogido ese sitio para un castillo." El castillo debió haber sido construido, sugería Oviedo, en el Morro, que estaba a la punta de la entrada del puerto que está situada al tope de una empinada pendiente 100 pies de alto. En dos años la corona aprobó los fondos para fortificar el Morro. Su primera estructura fue una torre de mampostería redonda llamada San Felipe del Morro en honor al rey Felipe II. La Batería del agua, una plataforma semicircular destinada a sujetar cañones fue contruida más tarde sobre la roca al pie de la pendiente bajo la torre.

Los fondos para la construcción provenían del gobierno central localizado en México. Conocido como el virreinato de Nueva España, el cual se encargaba de recoger impuestos de las áreas más ricas y distribuirlos a áreas como Puerto Rico, que carecía de tener riqueza propia pero que era crucial para defender el teritorio y la navegación española. Estos subsidios gubernamentales conocidos como los situados, continuaron a través del siglo XVIII, permitiendo pagar por las fortificaciones, los soldados y los barcos armados.

Eventos posteriores demostraron porqué San Juan necesitaba defensas efectivas. En 1595 Sir Francis Drake, el infame bucanero inglés infructuosamente desafió la entrada al puerto en un intento por tomar un cargamento de oro y plata que esperaba para ser transportado a España. Tres años después otro inglés, el Conde de Cumberland, entró al puerto capturando el cuartel principal del gobernador y asediando El Morro (que fue el nombre que se le dio al fuerte). Pero una epidemia de disentería prontamente forzó al Conde a abandonar sus planes de hacer de San Juan una estación permanente inglesa en el Caribe.

Después de la retirada de Cumberland las defensas de El Morro fueron mejoradas otra vez. La parte de la fortificación que asemeja el alcance de los cuernos de un toro destinados a evitar la posibilidad de un ataque terrestre fueron reconstruidos y una nueva cubierta de armas mirando hacia el canal del puerto fue añadida. En 1625 una flota holandesa forzó su entrada al puerto y capturó la ciudad de San Juan. Cuando asediaron al Morro por la parte terrestre, sin embargo, los defensores ofrecieron una fuerte resistencia y lograron sacar a los holandeses.

Durante los siguientes 150 años las defensas de San Juan pasaron a ser unas más elaboradas. En 1645 el rey Felipe IV señaló, "Es el frente y vanguardia de todas mis Indias occidentales y consecuentemente la más importante de todas y las más codiciada por mis enemigos."² El Morro, por ejemplo, se convirtió en un complejo de seis niveles a 150 pies sobre el nivel del mar. Los cañones podían ahora cubrir tanto los objetivos terrestres como marítimos. También se le añadió cuartos de tiendas, cuartos para las tropas, una capilla, una prisión, rampas, túneles y escaleras que ofrecían acceso a las distintas áreas del castillo.

El Morro no fue la única área que los españoles fortalecieron. Entre otros trabajos adicionales se encontraba una pequeña fortificación de mampostería al otro lado de la bahía al oeste del Morro. Fue llamado San Juan de la Cruz aunque usualmente se le conoce como El Cañuelo en honor a la pequeña isla en la que fue construido. Una valla de madera originalmente defendía este lugar, pero los holandeses la quemaron en su ataque de 1625. Un castillo de piedra fue construido en la década de 1660 para ayudar a defender la entrada del puerto y la desembocadura del río Bayamón, que conectaba con los asentamientos al interior de San Juan.

Otra fortaleza se desarrolló a lo largo de la costa a una milla de El Morro. El Castillo de San Cristóbal es una de las fortalezas más grandes construidas por los españoles en las Américas. Su construcción en el 1634 comenzó con el Fortín del Espigón, localizado en el borde noreste del viejo San Juan, una muralla que gradualmente cercó todo el pueblo y que fue construida mayormente con trabajo forzado. Durante el próximo siglo el Castillo de San Cristóbal se iría desarrollando hasta ser una elaborada fortificación. Cubriendo alrededor de 27 acres, defendía al pueblo de ataques terretres del este, además de que en escencia le proporcionaba continuidad a las paredes que rodeaban la ciudad. En el frente habían tres fortificaciones: el revellín de San Carlos, el revellín de Santiago y el revellín de Trinidad. Un foso seco los rodeaba. Más allá del foso estaba una plaza de armas de tamaño considerable que servía como inicio a una fortificación en forma de flecha conocida como El Abanico. Hacia el mar desde El Abanico están Santa Teresa, una batería que apunta hacia el océano, y La Princesa, cuyos cañones podían disparar hacia el mar y hacia la tierra. La parte más alta del Castillo de San Cristóbal era el Caballero, una gran plataforma de armas que se encontraba al tope.

Muchas de estas mejoras ocurrieron luego de que el rey Carlos III tomara el trono de España en 1759. El ordenó a tres hombres de la armada española (el alguacil Alexander O'Reilly y los ingenieros Thomas O'Daly y Juan Francisco Mestre) hacer de la isla una plaza fuerte, o, que tuviera una defensa de primer orden. Ellos modernizaron y expandieron tanto el Castillo San Cristóbal como el Castillo de San Felipe del Morro, haciendo más densas las murallas de la ciudad y construyendo nuevas baterías de armamento en varios lugares a lo largo de la muralla. Hacia finales de la década de 1780 San Juan era una de las ciudades más fortificadas de las Américas, tanto así que las facilidades militares habían tomado gran parte de la vieja ciudad. Estas defensas provaron su efectividad en el 1797 cuando contribuyeron para que los soldados españoles pudieran evitar la entrada e invasión de una tropa de siete mil soldados ingleses que se acercaban a San Juan.

Preguntas de la Lectura 2

1. Localiza La Fortaleza en el Mapa 2. ¿Cuáles eran los problemas de su localización?

2. ¿Porqué los españoles decidieron fortificar el morro?

3. Localiza El Cañuelo en el Mapa 2. ¿Cómo podían ambos trabajar unidos para defender la entrada al puerto?

4. ¿Qué clase de cambios se hicieron para hacer de San Juan una plaza fuerte?

La lectura 2 es una adaptación de The Forts of Old San Juan (Washington D.C.: U.S. Departamento del Interior, Servicio Nacional de Parques); "The Historic Fortifications of San Juan: La Fortaleza and San Juan National Historic Site" (Nomination to the World Heritage List by the United States of America, 1982); y Albert Manucy y Ricardo Torres Reyes, Puerto Rico and the Forts of Old San Juan (Riverside, Conn.: Chatman Press, 1973).

¹Albert Manucy y Ricardo Torres Reyes, Puerto Rico and the Forts of Old San Juan (Riverside, Conn.: Chatman Press, 1973), 29.
²Ibid., 23-4.

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