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Talasemia

Talasemia es el nombre genérico con el que se conoce a un grupo de enfermedades hereditarias de la sangre que incluyen anomalías en la hemoglobina, el componente de los glóbulos rojos encargado de transportar el oxígeno. La hemoglobina está compuesta principalmente por dos clases de proteínas denominadas globina alfa y globina beta. Las personas que padecen talasemia no producen suficiente cantidad de una de estas proteínas (y, en ocasiones, de las dos). En consecuencia, sus glóbulos rojos pueden ser anormales y no estar en condiciones de transportar suficiente oxígeno por todo el cuerpo.

Los dos tipos principales de talasemia se denominan talasemia alfa y talasemia beta. Las personas afectadas por talasemia alfa no producen suficiente cantidad de globina alfa y las afectadas por talasemia beta no producen suficiente cantidad de globina beta. Existen distintos tipos de talasemia alfa y beta, con síntomas que van de leves a graves.

La talasemia se encuentra entre los trastornos genéticos más comunes en todo el mundo.1 Cada año nacen en todo el mundo más de 100,000 bebés afectados con formas graves de talasemia.2 Esta enfermedad ocurre con mayor frecuencia en personas de ascendencia italiana, griega, asiática y africana, así como en aquellas de familias oriundas del Medio Oriente.3

¿Qué es la talasemia alfa?
Existen al menos cinco tipos principales de talasemia alfa, que afectan principalmente a personas de ascendencia hindú, africana, del sur de China, de Medio Oriente y del sudeste asiático.4 Los genes que controlan la producción de globina alfa son cuatro. La gravedad de la enfermedad se determina de acuerdo con el número de genes anormales o faltantes.

  • El portador silencioso, la forma más leve de la enfermedad, tiene un solo gen de globina alfa anormal o faltante. Por lo general, las personas afectadas no presentan síntomas pero pueden transmitir la anomalía genética a sus hijos.
  • Las personas con talasemia alfa menor (también denominada rasgo talasémico alfa) tienen dos genes de globina alfa anormales o faltantes. Por lo general, las personas afectadas no presentan síntomas o presentan una anemia leve pero pueden transmitir la enfermedad a sus hijos.
  • La enfermedad de la hemoglobina H es causada por tres genes de globina alfa faltantes o anormales (las personas afectadas tienen un gen de globina alfa normal). La enfermedad trae como consecuencia anomalías en los glóbulos rojos y la rápida destrucción de los mismos. La mayoría de las personas afectadas padece anemia de leve a moderada y puede llevar una vida relativamente normal. La anemia puede empeorar temporalmente cuando la persona afectada contrae infecciones virales o cuando se trata con ciertos medicamentos (tales como medicamentos sulfa).5 Algunas personas afectadas pueden desarrollar complicaciones con el tiempo como, por ejemplo, el agrandamiento del bazo y cálculos biliares.5 Las personas que padecen la enfermedad de la hemoglobina H deben recibir atención médica regular para detectar y tratar estas complicaciones. Algunas incluso pueden necesitar transfusiones de sangre ocasionalmente.6
  • La hemoglobina H-Constant Spring es una forma más grave de la enfermedad de hemoglobina H. Las personas afectadas tienen un solo gen de globina alfa normal y una mutación específica denominada Constant Spring en uno de sus tres genes anormales. Las personas afectadas por esta enfermedad generalmente padecen anemia de moderada a grave y a menudo desarrollan complicaciones, tales como el agrandamiento del bazo. En algunas oportunidades, algunas necesitan recibir transfusiones de sangre, por ejemplo, cuando desarrollan una enfermedad con fiebre, mientras que otras necesitan recibir transfusiones con mayor frecuencia.5,6
  • La talasemia alfa mayor, el tipo más grave, se da cuando no hay genes para la producción de globina alfa. Los fetos afectados padecen anemia grave, insuficiencia cardíaca y acumulación de líquido. Por lo general, nacen sin vida o mueren pocas horas después del parto. En casos poco frecuentes, han sobrevivido bebés a los que se diagnosticó la enfermedad antes de nacer y que recibieron tratamiento mediante transfusiones de sangre. Estos bebés necesitan recibir transfusiones de sangre de por vida.4,5

¿Qué es la talasemia beta?
Existen tres formas principales de talasemia beta, que afectan principalmente a personas con ascendencia griega, italiana, africana, de Medio Oriente, del sudeste asiático y del sur de China.4 El control de la producción de globina beta está a cargo de dos genes y las mutaciones en uno o ambos genes pueden provocar este trastorno. La gravedad de la enfermedad depende de si uno o ambos genes de globina beta son portadores de una mutación y de la gravedad de la mutación.

  • La talasemia menor (también denominada rasgo talasémico) es causada por una mutación en un gen de globina beta. La mayoría de las personas afectadas no presenta síntomas aunque algunas padecen anemia leve. Las personas afectadas pueden transmitir el gen anormal a sus descendientes.
  • La talasemia intermedia es resultado de anomalías en ambos genes de globina beta. Por lo general, estas anomalías genéticas son menos graves que las que causan la talasemia mayor. Por lo general, los niños afectados padecen anemia de leve a moderada y pueden desarrollar algunas de las complicaciones que se observan en la talasemia mayor, como agrandamiento del brazo y anomalías en los huesos. Muchas de las personas afectadas necesitan, ocasionalmente o con mayor frecuencia, transfusiones de sangre para reducir las complicaciones.1
  • La talasemia mayor, la forma más grave, es resultado de mutaciones graves en ambos genes de globina beta. También se denomina “anemia de Cooley”, como homenaje al médico que la describió por primera vez en el año 1925. La mayoría de los niños afectados parecen saludables al nacer. No obstante, durante el primer o el segundo año de vida se vuelven pálidos e irritables y pierden el apetito. Su crecimiento es lento y a menudo tienen ictericia (su piel y sus ojos adquieren un color amarillento). Sin el tratamiento adecuado, estos niños desarrollan un bazo y un hígado de mayor tamaño, huesos débiles que se quiebran con facilidad, huesos faciales anormales, infecciones frecuentes y problemas cardíacos y mueren dentro de los primeros diez años de vida. Los niños afectados requieren transfusiones de sangre periódicas desde la lactancia.

Otras formas de talasemia incluyen las siguientes:

  • La talasemia beta E es resultado de un gen de globina beta portador de una mutación de talasemia (talasemia menor) y un gen de globina beta portador de una mutación que produce una variante de hemoglobina llamada hemoglobina E. Esta enfermedad es más común en personas provenientes del sudeste asiático, de países como Cambodia, Vietnam y Tailandia.4 Por lo general, las personas que producen hemoglobina E son sanas o sólo padecen anemia leve. No obstante, las personas con talasemia beta E tienen anemia de leve a grave, similar a la talasemia beta intermedia o a la talasemia beta mayor.4
  • La talasemia beta Hb S es resultado de un gen de globina beta portador de una mutación talasémica (talasemia menor) y un gen para la anemia falciforme, otro tipo de anemia hereditaria. Es más común en personas con ascendencia africana o mediterránea.4 Los síntomas generalmente son similares a los de la anemia falciforme e incluyen distintos grados de anemia, infecciones serias, dolor y daño en órganos vitales. 

¿En qué consiste el tratamiento para la talasemia?
Las transfusiones de sangre se utilizan para el tratamiento de los tipos más graves de talasemia. Los niños y adultos con talasemia beta mayor necesitan recibir transfusiones regularmente. Algunas personas con talasemia beta intermedia, talasemia beta E y hemoglobina H-Constant Spring necesitan recibir transfusiones en forma ocasional o, en algunos casos, con mayor frecuencia. Otras pueden necesitar transfusiones si desarrollan una enfermedad viral u otras infecciones, que pueden provocar que la anemia se vuelva más grave. Los profesionales de la salud pueden recomendar transfusiones más frecuentes si estas personas desarrollan complicaciones.

Los niños que padecen talasemia grave, como la talasemia beta mayor, generalmente reciben una transfusión cada dos o tres semanas.4 Las transfusiones regulares los ayudan a mantener la hemoglobina a niveles casi normales y a prevenir muchas de las complicaciones de la talasemia. Este tratamiento mejora el crecimiento y el bienestar del niño y por lo general previene la insuficiencia cardíaca y las deformidades óseas.

Lamentablemente, las transfusiones de sangre repetidas provocan la acumulación de hierro en el cuerpo. Esta acumulación puede ser perjudicial para el corazón, el hígado y otros órganos. Para ayudar a prevenir el daño en los órganos, los niños y adultos que se someten a transfusiones regularmente reciben un tratamiento con un tipo de medicamento llamado quelante del hierro. Este medicamento se fija al hierro y ayuda al cuerpo a deshacerse del exceso del mismo.

Hasta hace poco tiempo, el único medicamento aprobado en los Estados Unidos para prevenir la acumulación de hierro era la deferoxamina (Desferal® o DFO). Por lo general, a las personas se les suministra este medicamento durante ocho a doce horas, mientras duermen, entre cinco y siete noches a la semana. Una pequeña bomba administra el medicamento a través de una aguja colocada debajo de la piel. En noviembre de 2005, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU. (Food and Drug Administration, FDA) aprobó el primer medicamento quelante del hierro oral (Exjade® o deferasirox).7 Este comprimido se disuelve en agua o jugo y se bebe una vez por día. Actualmente, algunas personas con talasemia grave pueden elegir entre estos tratamientos.

Las personas con talasemia beta mayor que reciben tratamiento a base de transfusiones de sangre frecuentes y quelante del hierro a menudo viven 40 años o más.2 La causa de muerte más común en estas personas son las complicaciones cardíacas provocadas por la acumulación de hierro.8

Los niños y adultos con talasemia deben someterse a pruebas para medir los niveles de hierro en su cuerpo. Los análisis de sangre se utilizan para medir la cantidad de hierro en la sangre. Lamentablemente, estos análisis no miden con demasiada precisión los niveles de hierro en el corazón y el hígado. Los médicos pueden recomendar la práctica anual de una biopsia del hígado, que es un procedimiento quirúrgico en el se extrae una pequeña cantidad de tejido del hígado para su posterior estudio. Algunos centros médicos han incursionado en la utilización de nuevos estudios por imágenes no invasivos denominados SQUID y T2* para medir los niveles de hierro en el hígado y el corazón.1,2,4 Para obtener más información acerca de los lugares donde se realizan estos estudios, comuníquese con la Cooley’s Anemia Foundation en info@cooleysanemia.org.

¿Existe alguna cura para la talasemia?
Algunos niños con talasemia pueden curarse mediante un trasplante de médula ósea. No obstante, esta forma de tratamiento es más eficaz cuando se encuentra un donante que sea perfectamente compatible desde el punto de vista genético. Por lo general, hay más probabilidades de que un hermano u otro miembro de la familia sea perfectamente compatible. El procedimiento puede curar a cerca del 85 por ciento de los niños que consiguen un donante que sea miembro de la familia y totalmente compatible.9 Sin embargo, sólo cerca del 30 por ciento de los niños con talasemia tiene un miembro de la familia que está en condiciones de ser donante.4 El procedimiento es arriesgado y puede provocar la muerte del paciente. Estudios recientes sugieren que el uso de sangre del cordón umbilical (que, al igual que la médula ósea, contiene células no especializadas denominadas células madre que producen todas las demás células sanguíneas) de un hermano recién nacido puede ser tan eficaz como el trasplante de médula ósea.9

¿Cómo se transmite esta enfermedad?
Todas las formas de la talasemia son hereditarias. No se puede contagiar de las personas que la padecen. La talasemia se transmite de padres a hijos a través de los genes de talasemia anormales que llevan los padres en sus células.

Cuando ambos padres son portadores de genes de talasemia alfa, todos los hijos que tengan corren el riesgo de heredar uno de los tipos más graves de esta enfermedad. Las personas que tienen conocimiento de padecer una de estas enfermedades, las que tienen antecedentes familiares de estas enfermedades y las provenientes de alguno de los países donde la enfermedad es más frecuente deben consultar a un especialista en genética para averiguar si sus hijos podrían estar en riesgo. (Los médicos pueden derivar a los pacientes a un especialista en genética o los mismos pacientes pueden comunicarse con uno recurriendo a un centro médico importante.)

Cuando dos personas con talasemia beta menor (portadores que tienen una mutación en un solo gen de globina beta cada uno) tienen hijos juntos, existe un 25 por ciento de probabilidades (una en cuatro) de que cualquiera de sus hijos herede un gen de talasemia de cada padre y padezca algún tipo grave de la enfermedad. Existe un 50 por ciento de probabilidades (dos en cuatro) de que el niño herede uno de cada tipo de los genes y padezca talasemia beta menor como sus padres y un 25 por ciento (una en cuatro) de que el niño herede dos genes normales y no padezca la enfermedad en absoluto. Las probabilidades son las mismas para cada embarazo cuando ambos padres padecen talasemia beta menor.

¿Existe alguna prueba para la talasemia?
Sí. Es posible saber si un individuo padece cualquiera de los tipos de talasemia mediante análisis de sangre y estudios genéticos de la familia. Actualmente, las pruebas de diagnóstico para neonatos permiten identificar a muchos bebés con talasemia. Además, el análisis prenatal que se realiza mediante el muestreo de villus coriónico y la amniocentesis permiten determinar la presencia o ausencia de talasemia en el feto.
 
¿Las mujeres que padecen talasemia tienen embarazos saludables?
Las mujeres con un tipo de talasemia leve generalmente tienen embarazos saludables. Hasta hace poco tiempo, el embarazo era poco frecuente en mujeres con talasemia beta mayor. Varios estudios recientes sugieren que el embarazo parece ser seguro en mujeres que reciben un tratamiento adecuado para la talasemia beta mayor y que no sufren problemas cardíacos.10 Por lo general, los medicamentos quelantes se dejan de tomar durante el embarazo ya que no se sabe si presentan riesgos para el bebé.4,10 Siempre y cuando su pareja no sea portadora de un gen de talasemia, sus hijos no correrán riesgos de padecer talasemia, aunque todos serían portadores de la enfermedad (talasemia beta menor).

¿Qué investigaciones se están realizando sobre la talasemia?
Los científicos están buscando mejores maneras de eliminar el exceso de hierro del cuerpo para prevenir o demorar la sobrecarga de hierro. Están desarrollando y probando nuevos medicamentos quelantes del hierro orales y estudiando si la combinación de uno de estos medicamentos con deferoxamina puede resultar más eficaz que cualquiera de los tratamientos por sí solo.1,2

Los investigadores están estudiando la eficacia de ciertos medicamentos (incluso la hidroxiurea, medicamento que se utiliza para tratar la anemia falciforme) para la reactivación de los genes que producen hemoglobina fetal. Todos los seres humanos producen un tipo de hemoglobina fetal antes del nacimiento. Al nacer, el sistema de producción de hemoglobina fetal se “desactiva” por razones genéticas naturales y se “activa” el sistema de producción de hemoglobina adulta. Los científicos están buscando la manera de activar este sistema de producción de hemoglobina fetal y así compensar la deficiencia de hemoglobina adulta de los pacientes que padecen talasemia beta. Los estudios realizados hasta ahora sugieren que el tratamiento con estas drogas puede ser de ayuda para algunos pacientes con talasemia beta intermedia.2

Los investigadores también están analizando la posibilidad de que un tratamiento alimentario, por ejemplo, a base de vitamina E, pueda ayudar a reducir el daño provocado en los órganos por la acumulación de hierro.1,6 Otros continúan mejorando los métodos de trasplante de médula ósea que puede ofrecer cura a más niños que padecen de talasemia.

Algunos becarios de March of Dimes han formado parte de la gran cantidad de científicos que están tratando de desarrollar una terapia genética eficaz que pueda ofrecer una cura para la talasemia. La terapia genética puede consistir en insertar un gen de globina alfa o beta normal en las células madre del paciente, lo que posiblemente les permitiría a estas células sanguíneas inmaduras producir glóbulos rojos normales.
 
Para obtener más información:

Cooley's Anemia Foundation

Referencias

1. Rund, D. and Rachmilewitz, E. Medical Progress: Beta-Thalassemia. New England Journal of Medicine, volumen 353, número 11, 15 de septiembre de 2005, págs. 1135-1146.

2. New York Academy of Sciences. Cooley’s Anemia Eighth Symposium. Publicado 22 de julio de 2005, consultado 2 de mayo de 2008, www.nyas.org/cooleys.

3. National Heart, Lung and Blood Institute. Thalassemias. Publicado 1/08, www.nhlbi.nih.gov/health/dci/Diseases/Thalassemia/Thalassemia_All.html.

4. Cooley’s Anemia Foundation. About Thalassemia. Actualizado 2007, http://www.cooleysanemia.org/.

5. Northern California Comprehensive Thalassemia Center. Alpha Thalassemia. Consultado 2 de mayo de 2008, www.thalassemia.com/alpha_thal.html.

6. Cohen, A.R., et al. Thalassemia. Hematology 2004, American Society of Hematology, págs. 14-34.

7. Food and Drug Administration (FDA). FDA Approves First Oral Drug for Chronic Iron Overload. FDA News, 9 de noviembre de 2005, www.fda.gov/bbs/topics/news/2005/NEW01258.html.

8. Cunningham, M.J. Update on Thalassemia: Clinical Care and Complications. Pediatric Clinics of North America, volumen 55, abril de 2008, págs. 447-460.

9. Di Bartolomeo, P., et al. Long-term Results of Survival in Patients with Thalassemia Major Treated with Bone Marrow Transplantation. American Journal of Hematology, 13 de febrero de 2008 (publicación electrónica antes de impresión).

10. American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG). Hemoglobinopathies in Pregnancy. ACOG Practice Bulletin, número 78, enero de 2007.

Junio del 208


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