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Científico del suelo Ardell Halvorson (izquierda) y Michael Bartolo, gerente del Centro de Investigación del Valle Arkansas mantenido por la Universidad Estatal de Colorado, examinan plantas de maíz producidas en una parcela que tiene niveles altos de nitrógeno. Enlace a la información en inglés sobre la foto
Más fertilizante no siempre significa más ganancias, según los resultados de un estudio de 10 años realizado por científicos del ARS.


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Una reducción en el uso de nitrógeno podría aumentar ganancias y sustentabilidad

Por Laura McGinnis
18 de febrero 2009

Más fertilizante no siempre significa más ganancias. Esta es la conclusión de un estudio de 10 años realizado por científicos del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) en la Unidad de Investigación de Suelo, Plantas y Nutrientes mantenida por el ARS en Fort Collins, Colorado, y sus colegas en la Universidad Estatal de Colorado.

Del año 1998 al 2008, los investigadores evaluaron y compararon algunas estrategias de manejo para reducir los niveles de nitrógeno y nitrato-nitrógeno en el suelo y el agua subterránea.

La investigación, encabezada por científico del suelo Ardell Halvorson, se enfocó en los sistemas de riego de cultivos en el valle del río Arkansas, el cual es una región agrícola de Colorado donde hay niveles altos de nitrato-nitrógeno en los campos y en el agua subterránea--debido en parte a la aplicación pesada de fertilizante de nitrógeno y la prevalencia de cultivos de raíces poco profundas, tales como cebollas.

El primer estudio mostró que las cebollas usaron solamente del 12 al 15 por ciento del fertilizante de nitrógeno aplicado al cultivo. La mayoría se quedó en los primeros seis pies de la superficie del suelo. El próximo año, Halvorson y sus colegas plantaron maíz en el mismo terreno y descubrieron que ese cultivo utilizó aproximadamente el 24 por ciento del fertilizante de nitrógeno aplicado anteriormente a las cebollas.

Después de ese estudio, los científicos cultivaron alfalfa en el terreno por cinco años, seguido primero por un cultivo de sandia, y luego por un cultivo de maíz.

En el primer año de la producción del maíz, una parcela sin fertilizante rindió aproximadamente 250 bushels de maíz. En comparación, una parcela fertilizada con 250 libras de nitrógeno por acre rindió aproximadamente 260 bushels. Pero este aumento pequeño requirió una inversión significativamente más alta de dinero y tiempo. Estudios adicionales de la producción de maíz después de la producción de cebollas mostraron que el maíz fue muy eficaz en recuperar el nitrógeno residual.

Los resultados indicaron que, en el manejo de campos que ya tienen niveles relativamente altos de nitrógeno, granjeros podrían beneficiarse económicamente utilizando cantidades reducidas de fertilizante de nitrógeno. Recomendaciones basadas en esta investigación podrían tener importantes beneficios económicos y ambientales para el valle del río Arkansas y otras regiones semejantes.

Lea más sobre esta investigación en la revista 'Agricultural Research' de febrero del 2009.

ARS es la agencia principal de investigaciones científicas del Departamento de Agricultura de EE.UU.

[Tope]
     
Página modificada: 18/02/2009
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