Sello del Departamento de Justicia

Comentarios preparados del Secretario de Justicia de los Estados Unidos Alberto R. Gonzales en la Conferencia Nacional sobre Tráfico de Personas

Nueva Orleáns, Louisiana
3 de octubre de 2006

Buenos días. Es importante para mí estar aquí, en Nueva Orleáns, con todos ustedes, para hablar sobre el combate al delito del tráfico de personas.

El tráfico de personas es una violación del cuerpo, la mente y el espíritu humanos. Que esta práctica vil tenga lugar en un país al que el mundo considera un modelo de libertad, es una ironía terrible y una tragedia absoluta.

Sé que todas las personas en esta sala hoy comparten esa opinión. También compartimos la pasión por proteger a las víctimas y erradicar la práctica de la esclavización de seres humanos. Trabajamos y deseamos un mundo en el que ya no haya más testimonios de víctimas como esta, donde una joven traída a este país bajo falsas promesas dijo a los fiscales: "Fui vendida de L.A. a Dallas como un paquete de carga...espero que no haya más esclavos por dinero".

Esas palabras jamás tendrían que decirse o escribirse en una sociedad moderna. Y todos aquí trabajan para ver el día en que no ocurra más.

Quiero que cada uno de ustedes sepa cuánto el Presidente y yo valoramos su devoción incansable a las víctimas de este delito internacional hediondo, y me complace anunciar que el Departamento de Justicia proveerá casi $8 millones en fondos adicionales para la creación de diez Fuerzas de Tarea contra el Tráfico de Personas nuevas. Esta financiación, la cual ayudará a consolidar las asociaciones entre las dependencias del orden público y organizaciones de servicios a víctimas, permitirá la labor de las Fuerzas de Tarea de identificar y asistir a las víctimas del tráfico de personas, así como aprehender y enjuiciar a aquellos que cometan estos delitos inescrupulosos.

Por ejemplo, uno de los subsidios irá a la Comisión de Louisiana sobre las Fuerzas del Orden Público para que trabaje con la asociación estatal de sheriffs en combatir el tráfico de personas a lo largo del corredor I-10. Dicho corredor se ha transformado en un imán para traficantes de personas que buscan aprovecharse de la necesidad de mano de obra en áreas del estado dañadas por huracanes. La fuerza de tarea utilizará equipos regionales de respuesta para identificar y rescatar víctimas en áreas específicas y detener la explotación y el abuso de trabajadores.

En estas fuerzas de tarea, proveedores de servicios y las fuerzas del orden público rescatan a víctimas y ayudan a restaurar su dignidad humana. Trabajando unidos, podemos ayudarles a reincorporarse a un mundo que parece acogedor y peligroso al mismo tiempo. Podemos ayudar a cultivar el coraje extraordinario que estas víctimas necesitan para enfrentar a sus traficantes cara a cara y reabrir memorias emotivas durante juicios y audiencias.

Debemos trabajar unidos, debemos intensificar nuestra labor, porque, en este mismo momento, un matrimonio podría estar trayendo una joven filipina desprevenida a los Estados Unidos con la promesa de una educación y seguridad, solo para mantenerla encerrada como sirvienta doméstica.

En este mismo momento, una joven estadounidense podría estar cayendo en las artimañas de un proxeneta, solo para ser forzada a una prostitución inherentemente deshumanizante.

En este mismo momento, 20, 50 o 100 víctimas podrían estar encerradas detrás de las paredes de un edificio sin ninguna característica distintiva, trabajando por centavos y con la esperanza de la libertad - cualquier tipo de alivio para su trabajo arduo y forzado.

Me gustaría felicitar a este grupo, y a todos los que participan en esta lucha, por considerar los dos lados de la ecuación: ayuda para las víctimas y justicia para los delincuentes, indispensables en la lucha global por la justicia humana. Creo que ustedes también saben que los conocimientos en cada área suelen provenir de grupos distintos.

Por lo tanto, mientras que muchos de nosotros han venido a esta conferencia provenientes de una variedad de antecedentes y profesiones - fuerzas del orden público y defensores de víctimas, grupos sin fines de lucro, académicos y funcionarios del gobierno - me enorgullece observar que nos encontramos reunidos hoy, lado a lado, hombro a hombro, y trabajamos para una causa común todos los días, como un equipo unificado.

De hecho, entre aquellos que se dedican a esta causa, solo puede haber dos equipos, dos lados: nosotros y los traficantes.

Los insto a todos a que usen esta conferencia como una oportunidad para hacer conexiones nuevas y solidificar lazos con los demás grupos que luchan por justicia en este tema. Porque las asociaciones, la cooperación y la información compartida no pueden subestimarse cuando se refiere a luchar contra un delito como el tráfico de personas, un acto que es tan siniestro que puede parecer abrumador.

Si nos mantenemos unidos, nos apoyamos mutuamente y mantenemos abiertos los canales de comunicación, no nos sentiremos abrumados por estos delincuentes y sus intenciones egoístas e inhumanas. En su lugar, nuestra asociación prevalecerá y habrá menos víctimas. Por supuesto, es una gran pena que siquiera necesitemos realizar conferencias como esta. Después de todo, la mayoría de los ciudadanos de los Estados Unidos cree que nuestro país resolvió la cuestión de la esclavitud con nuestra Guerra Civil. Pero solo se garantiza la libertad estando alertas. Y si bien asegurar la libertad es el objetivo de nuestra lucha, dicha lucha jamás terminará hasta que estemos seguros de que no se le niegue la libertad a nadie. Por lo tanto, esta conferencia y la labor que representa son cruciales. Y estoy encantado de que estemos reuniéndonos en Nueva Orleáns, una ciudad que ha sufrido tanto. Su música, arte y cultura son la personificación de lo que el espíritu humano puede crear cuando es realmente libre. Su legado y su brillo futuro, incluso en medio de las dificultades del año pasado, son una inspiración para nosotros.

Las víctimas del tráfico de personas suelen ser atraídas a este país con la promesa de que disfrutarán de las grandes dádivas de la libertad. Esto es un insulto a nuestro país, y es personalmente decepcionante porque mi propia familia llegó aquí proveniente de México para buscar una vida mejor. La sed por la libertad y la oportunidad es parte del espíritu humano y es muy fuerte en este mundo; que se la ofrezca como medio de atracción para fines delictivos es desorbitado.

Por lo tanto, todos nosotros que luchamos por las víctimas del tráfico de personas estamos determinados a finalmente hacer realidad la promesa de la libertad para víctimas brutalizadas, llevando, al mismo tiempo, a sus abusadores ante la justicia.

Creo que otra parte crítica de nuestro deber es pronunciarnos sobre esta práctica delictiva, educar al mundo sobre estas víctimas, reclutar soldados en los "Ejércitos de la Compasión" que se levanten y derroten la práctica de esclavizar a seres humanos. Y debemos permitir que nuestras palabras sean francas, permitir que las historias de las víctimas sean vívidas. Porque, si bien pocas personas disputarían el hecho de que el tráfico de personas es una de las prácticas más depravadas del mundo, lo que pueden no saber es la frecuencia con la que ocurre, incluido aquí mismo, en los Estados Unidos.

Un estimado de 17,500 personas, la mayoría de las cuales son mujeres y niños, son forzadas a la prostitución, a trabajar en fábricas explotadoras y servidumbre doméstica todos los años.

Es escandaloso y difícil de aceptar, pero ocurre, aquí, en los Estados Unidos, todos los días.

Ocurría, en un caso, en mi estado de Texas, en un club nocturno de Dallas llamado "Club Wa", hasta que un refugio del Buen Samaritano y el poder de las fuerzas del orden público llevaron al arresto y condena de los delincuentes.

En este caso, un empresario coreano de nombre Sung Bum Chang estaba esencialmente importando y juntando a mujeres de Corea del Sur para atraparlas como esclavas en su club en Dallas.

Chang pagaba a terceros para que contrabandearan a estas mujeres a los EE.UU., donde se les exigía que trabajaran en el Club Wa bajo condiciones horribles de temor y violencia.

Las víctimas venían a los Estados Unidos debido a la promesa de una vida mejor y la oportunidad de vivir el sueño estadounidense. Sin embargo, al llegar, sus sueños rápidamente se transformaron en pesadillas. El propietario del club las obligó a trabajos forzados y restringió sus movimientos hasta el punto en que su hogar se parecía más a una prisión. Obligaban a las mujeres a trabajar seis o siete días por semana, hasta pagar a Chang su deuda de viaje a este país. Por supuesto, también cobraba a las mujeres su comida y alojamiento, sumando los cargos a la deuda que tenían con él, mientras ellas se esforzaban por pagar.

Chang utilizó diversas formas de restricción física y abuso para obligar a las mujeres a trabajar para él. Retuvo los pasaportes de sus víctimas, restringió sus movimientos y contacto social y controló cada uno de sus movimientos con cámaras. Las jóvenes eran multadas por violar normas estrictas de comportamiento y también fueron sometidas a golpizas. La violencia ocurría en la presencia de las demás víctimas para asegurar un ambiente de temor constante. En cierto punto, Chang amenazó con vender una de sus víctimas a otro propietario de bar con condiciones de trabajo aún peores, si la joven no trabajaba más arduamente.

Una de las víctimas provenía de una crianza profundamente religiosa como miembro de la iglesia Cristiana Coreana. Su deseo de salir de su hogar tipo prisión para comparecer a servicios religiosos, algo prohibido por las normas de comportamiento, fue su límite. Saltó de una ventana de un segundo piso, se escapó y encontró ayuda a través del pastor de su iglesia en marzo del año pasado.

Hoy, el hombre que la esclavizó enfrenta una sentencia reglamentaria máxima de 25 años de prisión, una multa de $500,000 y restitución. Será sentenciado el 16 de octubre. Se hará justicia.

Es difícil estimar con precisión el número de víctimas de tráfico humano en el mundo o, incluso, el número que es esclavizada cada año aquí, en los Estados Unidos. Sí sabemos que programas financiados por el Departamento de Justicia han atendido a más de 1,500 víctimas en los últimos tres años. Y, como mencionó Regina, a través de las funciones de investigación y colección de datos del Departamento, estamos trabajando para lograr una mayor comprensión de la medida del problema. Pero una cosa queda clara: una sola víctima ya es demasiado. Como dijo el Presidente Bush, "La vida humana es el obsequio de nuestro Creador, y jamás debe estar a la venta".

Resulta más fácil medir nuestro progreso en nuestra lucha contra los delincuentes. Por ejemplo, desde 2001 la División de Derechos Civiles y las Fiscalías Federales del Departamento de Justicia han enjuiciado a más de 300 demandados por tráfico de personas, han logrado más de 200 condenas y declaraciones de culpabilidad y han iniciado casi 650 investigaciones nuevas.

Y nuestra Iniciativa Inocencia Perdida, encabezada por la División de lo Penal, ha resultado en 543 detenciones y 94 condenas, tanto en el sistemas federal como el estatal, de proxenetas que se aprovechan de menores, con frecuencia ciudadanos de los Estados Unidos que sucumbieron a sus encantos. Tenemos 16 fuerzas de tarea de la Iniciativa Inocencia Perdida en todo el país y estamos trabajando para establecer más. Incentivo la cooperación estrecha entre esos grupos de trabajo y nuestras fuerzas de tarea contra el tráfico de personas, para asegurar que no quede ninguna víctima sin detectar y que ningún traficante escape a la justicia.

En cada una de estas áreas, nuestros números se han duplicado o hasta triplicado con relación a los números de los cinco años anteriores, debido a una mayor concentración en el problema y una asociación verdaderamente eficaz del gobierno y grupos sin fines de lucro.

Como ustedes saben, también hemos desarrollado una ley estatal modelo, la cual ha sido endosada por el Senado de los EE.UU. y enviada a gobernadores de estados y líderes legislativos. En 2004, solo cuatro estados contaban con leyes contra el tráfico de personas. Actualmente, más de dos docenas han promulgado leyes rigorosas contra el tráfico de personas, las cuales son un reflejo de los principios de la ley penal modelo del Departamento...e insto a todos los estados a que sigan ese ejemplo.

Estoy orgulloso de trabajar con todos ustedes en esta labor histórica, un enfoque agresivo, anticipativo y centralizado en las víctimas para la prevención, investigaciones y enjuiciamientos. Juntos, hemos desplegado una estrategia verdaderamente exhaustiva que funciona.

Al dedicarse a trabajar en esta conferencia y volver a sus hogares y trabajos más adelante en la semana, los insto a que recuerden que ustedes y su trabajo son la luz de esperanza para cada víctima del tráfico de personas y de la esclavitud.

Ustedes rescatan víctimas y ayudan a restaurar su dignidad humana. La devoción de ustedes es a la propia causa de la libertad. Ustedes hacen valer la Decimotercera Enmienda de nuestra constitución: la promesa duradera de libertad para todas las personas inocentes dentro de nuestras fronteras. Su labor hace que el sueño de la libertad de estas víctimas sea no solo una promesa, sino una realidad.

El trabajo que realizan es noble y valorado.

Gracias por permitirme acompañarlos esta mañana. Espero que tengan una conferencia productiva y gratificante.

Que Dios los bendiga a ustedes y al trabajo importante que realizan, y que siga bendiciendo a los Estados Unidos de América.

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