Sello del Departamento de Justicia

Comentarios preparados para discurso del Secretario de Justicia de los Estados Unidos Michael B. Mukasey en la Conferencia Nacional sobre Tráfico de Personas 2008

Atlanta, Georgia
Martes, 9 de septiembre de 2008 - 9:00 A.M. EDT

Buenos días. Como saben, planeaba estar allí con ustedes en esta conferencia tan importante. Lamentablemente, no puedo hacerlo porque asistiré al funeral de un agente de la Administración de Control de Drogas [Drug Enforcement Administration (DEA)] asesinado durante una conferencia de capacitación. Me duele no estar con ustedes – especialmente teniendo en cuenta la razón de mi ausencia. Pero agradezco la oportunidad de hablarles brevemente por video, y espero tener otras oportunidades de encontrarme con todos ustedes y trabajar juntos en persona.

Hace un poco más de siete años, una coalición bipartidaria en el Congreso aprobó la Ley de Protección de Víctimas del Tráfico. Esa Ley nos otorgó muchas nuevas herramientas que son muy importantes en la lucha contra el tráfico de personas. Asimismo, fue un símbolo de un cambio en el enfoque del gobierno hacia este delito atroz porque se pasó a utilizar un modelo que trata a las víctimas como víctimas y las coloca en primer plano: en la coacción, la prevención y el restablecimiento de sus derechos.

En los siete años que pasaron desde la aprobación de la Ley, hemos aprovechado al máximo este nuevo enfoque y nuestra mayor capacidad de coacción. Trabajando con las 38 Fuerzas de Tarea contra el Tráfico de Personas en todo el país y con nuestros otros asociados, en todos los niveles de gobierno y fuera del gobierno, hemos entablado un número récord de casos y obtenido un número récord de condenas. Con el liderazgo de la División de Derechos Civiles, en los últimos siete años el Departamento de Justicia ha logrado un aumento de más de siete veces en el número de demandas por tráfico de personas en comparación con los siete años fiscales anteriores. Y esa cifra ni siquiera cuenta los casos de prostitución infantil y turismo sexual entablados por la Sección de Explotación y Obscenidad Infantiles de la División de lo Penal y sus asociados.

Condenamos a traficantes que obligaron a dos víctimas de Indonesia a realizar tareas domésticas en su casa en Nueva York y luego emplearon golpizas, inanición y amenazas para obligarlas a trabajar hasta 20 horas al día.

Condenamos a un hombre que llevó a una joven desde un motel en Fenton, Missouri hasta St. Louis, le dio cocaína crack, la obligó a dedicarse a la prostitución para pagar su deuda por droga y luego la vendió a otro hombre que hizo lo mismo.

Y hemos desbaratado sindicatos delictivos internacionales que reclutaban víctimas, ingresándolas de contrabando a los Estados Unidos, y teniéndolas como esclavas aquí. En un caso vergonzoso, por ejemplo, condenamos a dos traficantes de Nueva York que usaron una red de reclutadores y falsificadores de documentos para ingresar de contrabando mujeres a nuestro país, donde las retenían para que pagaran sus deudas, les pegaban, las violaban, las obligaban a consumir drogas y luego las forzaban a dedicarse a la prostitución.

En todos nuestros casos, existe una víctima a quien hemos salvado de una vida de horror y brutalidad. En total, en los últimos siete años, hemos ayudado a más de 1,300 víctimas de 80 países. Esa es la verdadera medida de nuestro éxito. Es para esas personas – las víctimas y quienes podrían convertirse en víctimas en el futuro – que hacemos esta importante labor.

El Departamento de Justicia no podría hacer – y afortunadamente no lo hace – esta labor solo. Muchos de quienes están hoy aquí, especialmente quienes representan a organizaciones no gubernamentales, han llamado la atención sobre este tema desde hace mucho tiempo. Les agradezco, no solo por todo lo que han hecho para crear conciencia y mantener la atención en estos temas, sino también por lo que han hecho para trabajar junto con las víctimas de estos casos y ayudarlas.

Contamos con ustedes – nuestros asociados del gobierno y ajenos al gobierno. Contamos con las iniciativas de extensión comunitaria de los Departamentos de Seguridad Nacional, Estado, Trabajo, y Salud y Servicios Humanos, con los contactos y la credibilidad de las organizaciones comunitarias, y con el conocimiento local de los departamentos de policía y de los alguaciles. Y contamos con otros países de todo el mundo.

Con ustedes, hemos trabajado, y seguiremos trabajando, para proteger a los familiares de las víctimas que están siendo amenazados por traficantes y sus asociados. Con ustedes, hemos trabajado, y seguiremos trabajando, para ubicar a testigos, y para recolectar información para que podamos atrapar a más traficantes. Y, lo que es aún más importante, con ustedes, hemos trabajado, y seguiremos trabajando, para satisfacer las necesidades humanitarias de las víctimas del tráfico, y para lograr reunirlas con sus familias, que nunca pensaron que podrían volver a ver nuevamente a sus seres queridos.

Juntos, hemos tenido muchos logros, pero tenemos mucho más por delante. Debemos ser constantes en nuestro trabajo de realizar programas de extensión comunitaria e identificar a víctimas -- eso es de una importancia crucial para seguir teniendo éxito. Debemos hacer todo lo que esté en nuestro poder para que las víctimas se vuelvan a sentir como personas y para ayudarlas a recuperarse. Y debemos mantener presionadas a las organizaciones de tráfico y desmantelarlas – tanto el sector de oferta como el de demanda; los traficantes, los prestamistas, sus cómplices y asociados – sin importar dónde se encuentren.

Esta es la labor que tenemos por delante, para ayudar a todas las víctimas. Ya sea que la servidumbre dure años o días; ya sea que sean obligadas a limpiar casas, a coser ropa a precio reducido o a tener sexo a cambio de dinero; ya sea que se trate de ciudadanos estadounidenses o extranjeros, estamos frente a víctimas de la esclavitud moderna. No existe una manera humana de tratar a un esclavo – la esclavitud, por definición, es un acto inhumano. Es una cicatriz en el alma y en el cuerpo.

El tráfico de personas es un problema grave y de gran envergadura, y necesitamos toda la ayuda posible, de todos ustedes, y de todo el mundo.

Por eso quiero agradecerles por el trabajo que hacen – por luchar para asegurarse de que nuestro país cumpla con su promesa de libertad y justicia para todos.

Gracias.

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