Sello del Departamento de Justicia

Comentarios del discurso del Secretario de Justicia de los Estados Unidos Michael B. Mukasey en la conferencia sobre la Organización Nacional para Asistencia a Víctimas

Louisville, Kentucky
Lunes, 29 de septiembre de 2008 - 9:00 A.M. EDT

Buenos días. Como saben, planeaba estar allí con ustedes en esta conferencia tan importante, pero asuntos de negocios en Washington evitaron que pudiera cumplir con mis planes. Lamento no estar con ustedes, pero agradezco la oportunidad de hablarles brevemente por video, y espero tener otras oportunidades de encontrarme con todos ustedes y trabajar juntos en persona.

El trabajo que realizan de parte de las víctimas del delito en sus comunidades es servicio público en su mayor expresión. Así que antes de continuar, quisiera agradecerles por su trabajo para ayudar a proteger los derechos de todas las víctimas.

En el Departamento de Justicia, sabemos muy bien que un delito no termina en el acto mismo de cometerlo. La víctima de ese delito sigue sufriendo durante la investigación, el juicio y en muchos casos años después. Si bien nuestro sistema está diseñado para hacer justicia a través de la aplicación de la ley, el sistema no siempre le hace las cosas fáciles a la víctima.

Pero la justicia que nuestro sistema brinda debe incluir a las víctimas de la delincuencia no solo como una cuestión de cortesía, sino como una cuestión de derechos. En las últimas una o dos generaciones, ha habido un trabajo extenso para asegurar que eso ocurra. La Organización Nacional para Asistencia a Víctimas ha sido crucial en esa labor, y los felicito por eso.

La labor continúa con conferencias y sesiones de capacitación como esta. Hay oportunidades para ustedes en las primeras líneas para que desarrollen sus destrezas, se conecten con sus colegas y compañeros y obtengan inspiración que los sostenga en el trabajo que tienen por delante, que a veces es difícil.

Por nuestra parte, los recientes logros del Departamento en la protección de los intereses de las víctimas de la delincuencia son sustanciales, y quiero mencionar solo algunos de ellos.

En el pasado mes de agosto, anunciamos nuestros primeros pagos bajo el Programa de Reembolso de Gastos a Víctimas del Terrorismo Internacional, que se estableció para ayudar a pagar los gastos de las víctimas de actos de terrorismo cometidos en el extranjero. Los primeros pagos fueron para ayudar a víctimas de las bombas en Bali, Indonesia en 2002 y en Riyadh, Arabia Saudita en 2003.

Hemos progresado en la lucha contra el robo de identidad y la ayuda a víctimas de ese delito. Las consecuencias financieras del robo de identidad pueden ser catastróficas, y, como muchas víctimas pueden atestiguar, a menudo vienen acompañadas de un fuerte malestar emocional. En el pasado mes de diciembre, anunciamos la entrega de millones de dólares en subsidios para brindar ayuda directa a víctimas del robo de identidad y el fraude a través de apoyo como asistencia jurídica y asesoría.

El Departamento también ha expandido su apoyo a nueve clínicas legales en todo el país para brindar una representación directa gratuita a víctimas en tribunales penales estatales, federales y tribales. El trabajo realizado por estas clínicas puede ser invalorable para garantizar que los derechos de esas víctimas no sean pasados por alto y se preserven durante el proceso judicial.

Estos son solo algunos ejemplos de cómo el Departamento de Justicia está ayudando a las víctimas de la delincuencia y a sus familias. Además son ejemplos del enfoque centralizado en las víctimas que aportamos a esta labor.

La misión del Departamento no es únicamente atrapar y enjuiciar a delincuentes, si bien claramente incluye esas actividades. Nuestro trabajo es llevar justicia. A menudo le recuerdo a las personas que el Departamento que encabezo, y el edificio en el que trabajo, se llama Departamento de Justicia, no Departamento de Ley. Y, para que la justicia tenga significado, tiene que incluir un remedio para quienes han sido lastimados por las personas que atrapamos y enjuiciamos.

En su trabajo con las víctimas, y en el nuestro, eso significa exactamente lo que sugiere el tema de esta conferencia: transformar a los sobrevivientes en personas prósperas. Eso incluye medidas concretas para asegurar que las personas victimizadas por la delincuencia sean tratadas como personas, no solo como evidencia en una investigación.

Los delitos por lo general son actos rápidos y discretos: un disparo hecho, una cartera arrebatada. Pero los efectos pueden perdurar, con horas y días pasados en camas de hospital o en el teléfono intentando reconstruir una identidad robada. Una sola venta de drogas en una sola esquina es algo momentáneo. Pero la pérdida acumulativa, a medida que un vecindario se va convirtiendo en un mercado de narcotráfico al aire libre, puede persistir durante una generación o más.

Es por eso que nuestro trabajo no puede detenerse reconociendo que ha ocurrido un delito o con el arresto del delincuente. Tiene que incluir toda la ayuda que podamos ofrecer para la reconstrucción de la vida de las víctimas. No solo estoy hablando del Departamento de Justicia, sino que hablo, de manera más general, sobre la necesidad de que toda la sociedad reconozca el valor de lo que ustedes hacen para ayudar a reconstruir la vida de las víctimas a las que sirven.

Cuando un huracán azota una región, el gobierno se da prisa para ayudar. Pero también lo hacen organizaciones sin fines de lucro como la Cruz Roja. Y los grupos eclesiásticos y las tropas de Niños Exploradores (Boy Scouts) y diferentes familias y vecinos. Es algo innato en los estadounidenses. Y lo mismo tiene que suceder en el caso de los huracanes pequeños e individuales que azotan a las víctimas del delito, miles de veces todos los días, en todo este país. No solo los casos dramáticos que salen por las noticias en cable, sino también los otros casos que nunca se informan o reciben atención.

Sé que ustedes ya son concientes de esto. Pero lo digo por dos razones. Primero, quiero que entiendan que el Departamento de Justicia está a su lado, y que queremos hacer todo lo posible para ayudar a grupos como la Organización Nacional para Asistencia a Víctimas para trabajar de parte de las víctimas. Y, segundo, quiero agradecerles, una vez más, por el trabajo que realizan.

Me enorgullece el excelente trabajo realizado por los hombres y mujeres del Departamento de Justicia y la dedicación con la que hacen su trabajo. Y agradezco el trabajo de todos ustedes. En esta misión, al igual que en todas nuestras iniciativas, dependemos de nuestros asociados a nivel comunitario y de las fuerzas del orden público estatales y locales. No podemos hacer el trabajo solos, y no hacemos de cuenta de que podemos.

Ustedes tratan algunas de las experiencias humanas más desgarradoras. Han elegido una vocación que los pone diariamente en contacto con la tragedia, pero lo hacen con gusto para ayudar a los demás.

Gracias, a todos ustedes, por las importantes contribuciones que realizan, y les agradezco que me hayan invitado a participar en el evento de hoy.

Muchísimas gracias.

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