Sello del Departamento de Justicia

Comentarios preparados del
Secretario de Justicia de los Estados Unidos Alberto R. Gonzales
en el
Simposio de Acceso al Voto e Integridad de la Votación

Washington, D.C.
4 de octubre de 2005 - 12:00 PM

Muchas gracias, damas y caballeros, y buenas tardes.

Me complace contar con la oportunidad de pasar algunos minutos con ustedes en este importante seminario.

Con más de 100.000 empleados, es fácil que no recuerde quienes he conocido y quienes aún me queda por conocer en el Departamento. Sin embargo, estoy bastante seguro de que, para muchos de ustedes, esta es mi primera oportunidad de agradecerles personalmente por su dedicación.

Ustedes son vitales para este Departamento - y para nuestra Nación. El Presidente y yo - así como el pueblo de los Estados Unidos - valoramos su dedicación constante.

Nuestros conciudadanos esperan mucho del Departamento de Justicia, y ustedes llevan sobre sus hombros capaces el gran peso de este servicio público.

Sé que muchos de ustedes - probablemente todos ustedes - podrían ganar más trabajando en el sector privado. Sin embargo, han elegido el servicio público. Elogio y valoro su dedicación generosa. También comprendo que viene acompañada de otros sacrificios - no se trata sólo de dinero. Su trabajo suele exigir largas horas de trabajo y elecciones difíciles, los que representan tiempo lejos de la familia. De hecho, muchos de ustedes probablemente han dejado a sus familias en casa para estar aquí, en Washington, esta semana. Sin embargo, también sé que comparten con ellos - y ellos con ustedes - las gratificaciones personales de esta labor exigente.

Sus familias comprenden que el trabajo que realizamos en el Departamento es crítico para esta gran Nación. Tenemos una gran responsabilidad hacia el pueblo de los Estados Unidos. Y su papel en cumplir nuestra promesa de proteger al eje de nuestra democracia - el derecho al voto - es una gran parte del mismo. Por lo tanto, nuevamente, muchas gracias por enfrentar los desafíos asociados a este trabajo necesario y gratificante.

Nuestro Presidente entiende los poderes majestuosos de la presidencia de hacer cosas fantásticas, de mejorar las vidas de cada ciudadano.

Como antiguo propietario de un equipo de béisbol de la Gran Liga, el Presidente es un fanático del deporte. Le ha dicho a los miembros de su Gabinete que jueguen "a lo grande" y apunten hacia el gran inning. Con el inicio, hoy, de la pos-temporada, habrá mucho de eso en las próximas semanas.

Es un buen recordatorio de que nosotros, en el Departamento, debemos esforzarnos por alcanzar el mismo objetivo, y es mi intención hacer exactamente eso. Deseo utilizar el poder de este Departamento - y la causa de la justicia - para lograr progresos duraderos en toda nuestra labor. Esto incluye, por supuesto, nuestra labor de proteger a los elementos vitales de nuestras elecciones libres y democráticas. Y eso es exactamente lo que estamos haciendo.

Como Departamento, nos impulsa la necesidad de proteger a los Estados Unidos contra futuros actos de terrorismo, garantizar la seguridad de nuestros vecindarios, proporcionar mayores oportunidades para nuestros hijos, y brindar esperanza a cada ciudadano de los Estados Unidos. Mientras completamos esta labor, lo hacemos de manera uniforme con nuestros valores perdurables y el imperio de la ley.

Creo que el papel del Departamento de Justicia en establecer objetivos audaces es más importante ahora que nunca. Tenemos el deber solemne de ayudar a proporcionar justicia para todos, ayudar a hacer valer el imperio de la ley, y ayudar a proteger las vidas y preservar las libertades de todos los ciudadanos de los Estados Unidos.

¿Cuál es uno de los elementos fundamentales detrás de esos principios, detrás de esos objetivos nobles? El derecho al voto. El derecho al voto preserva todos los demás derechos.

Cuando firmamos la Ley de Derechos de Voto en 1965, el Presidente Johnson dijo, y cito sus palabras "el voto es el instrumento más poderoso diseñado por el hombre para derrotar la injusticia".

No podría haber tenido más razón. Y es por esto que luchamos en la actualidad para que cada estadounidense pueda hacer escuchar su voz en nuestra democracia.

Hace varios meses, tuve el honor de participar en una ceremonia de naturalización de ciudadanos nuevos. Le dije a este grupo de inmigrantes estadounidenses orgulloso que la ciudadanía viene acompañada de la responsabilidad especial de participar en nuestra democracia compartida. Me enorgulleció saber que - gracias al trabajo de ustedes - el Departamento de Justicia está ayudando no sólo a proporcionar a estos ciudadanos nuevos la oportunidad de votar, sino que también trabaja para continuar garantizando la protección de su derecho al voto.

Los rostros de aquellos que alzaron sus manos y hicieron su juramento de ciudadanía aquel día sirvió de buen recordatorio de que no siempre ha sido así en nuestra Nación. En el pasado, algunos estadounidenses lucharon para hacer que su voz fuese escuchada, y sus votos contados en el Día Electoral.

Nunca debemos olvidar que cuarenta años atrás la situación era muy distinta para personas de aspecto muy similar a muchos de nosotros. La jornada al sufragio no ha sido fácil.

Muchos de nosotros recuerdan la escena horrible sobre el puente Edmund Pettus en Selma, Alabama, hace más de cuarenta años. Ciudadanos valientes - y pacíficos, exigiendo el derecho pleno al voto, fueron recibidos con cachiporras, gas lacrimógeno y la dolorosa realidad de la violencia racial. Fueron alejados, pero no disuadidos.

Su movimiento continuó y la Ley de Derechos de Voto fue aprobada apenas cinco meses después de que seiscientos afroamericanos determinados, marchando en las afueras de Selma, enfrentaron una historia de privación de derecho de representación sistemática.

No podemos borrar una historia de impuestos de votación, pruebas de alfabetismo, violencia y discriminación abierta en las cabinas de votación. Sin embargo, podemos prometer a esta generación y a generaciones futuras: Nunca más. No mientras estemos nosotros.

La base fundamental de nuestra Nación depende de la protección ferviente de ciertos derechos inalienables para cada ciudadano, y no podemos volvernos complacientes en la protección de esos derechos.

Ustedes están haciendo cumplir esa promesa todos los días al hacer cumplir las leyes que evitan el fraude electoral y preservan los derechos al voto.

Se trata de dos responsabilidades de coacción legal separadas, pero igualmente importantes para el Departamento en esta área. Primero, debemos asegurar que todos los votantes calificados tengan acceso a las urnas. Segundo, debemos proteger la integridad de todo el proceso eleccionario. Es probable que hayan escuchado esto una centena de veces; sin embargo, se justifica repetirlo: Nuestro objetivo es facilitar la votación y dificultar el fraude.

Parece simple; sin embargo, sé que requiere de ustedes y sus compañeros una gran cantidad de trabajo arduo. Como fiscales e investigadores, ustedes están en el frente en la batalla contra aquellos que corromperían nuestro proceso de elección y corroerían nuestro sistema democrático.

Los resultados hablan por sí mismos; ustedes están haciendo su trabajo y nosotros estamos progresando.

Desde que el Secretario de Justicia John Ashcroft creó la Iniciativa de Acceso al Voto e Integridad de la Votación hace tres años, hemos hecho del combate a la elección fraudulenta y corrupta una de nuestras principales prioridades - además de otros esfuerzos, tales como la expansión del Programa del Día de Elecciones, mejorando nuestra coordinación con asociados estatales y locales, y realizando este seminario de capacitación.

En dicho período, hemos investigado casi doscientos casos de fraude electoral, acusado a más de noventa personas por delitos, y logrado más de cincuenta condenas.

El Día de las Elecciones de 2004, la División de Derechos Civiles desplegó a más de 1.000 personas para que monitoreasen las elecciones en 25 estados. Y desde el comienzo de este gobierno, la División ha realizado una labor sin precedentes asociada a la aplicación obligatoria de la Ley de Derechos de Voto, incluyendo el inicio de más procesos por incumplimiento de las disposiciones de idiomas minoritarios de la Ley de los que se han iniciado en las últimas dos décadas.

Sé que ustedes han obtenido una serie de éxito significativos y notables. Su trabajo reciente en beneficio de votantes de habla hispana, china, filipina y vietnamita en Boston; Condado de Osceola, Florida; San Diego; Odessa, Texas; Houston; y en todo el ámbito del área de Los Angeles ha logrado un gran cambio positivo en las vidas de muchos ciudadanos. Además, ustedes han realizado una labor histórica en Mississippi, la que, junto con tantos otros casos, ha demostrado que el derecho al voto en los Estados Unidos será protegido, independientemente de cómo o dónde sea atacado.

Cada enjuiciamiento, acuerdo u otra resolución pública coloca a los malhechores sobre aviso: No toleraremos la violación de los derechos de voto.

Sé que ya conocen los números, estadísticas y antecedentes. Son muchos. Sin embargo, la verdadera medida de esta labor surge en términos humanos. Es imposible cuantificar la cantidad de libertad que se ha protegido en un año...o calcular los datos brutos de derechos y libertades.

Los hechos cuentan la historia: inmigrantes que votan por primera vez, los votantes de habla hispana participando en su idioma nativo, votantes discapacitados y de la tercera edad recibiendo la dignidad de estaciones de voto accesibles, estadounidenses de todas las culturas ejerciendo sus derechos. Su inspiración es, también, la nuestra.

Por supuesto, sus historias terribles también. Ustedes las conocen a través de casos y acusaciones, testimonios e informes de monitoreo. Votantes alejados de sus lugares correctos de votación. Carteles e instrucciones confusos o engañosos. Compra de votos, represión de votantes e intimidación de votantes. E, incluso, un fallecido ocasional que se registra para votar o tira de una palanca en el Día de Elecciones.

Sé que estas son excepciones, extremos. Sin embargo, comparto la opinión de ustedes de que apenas un caso de fraude o un ciudadano que no pueda votar o disuadido de votar...es demasiado. Nuestra labor continúa hasta que cada ciudadano calificado en cada comunidad de los Estados Unidos tenga igualdad de oportunidades de votar - y que su voto cuente.

Hemos tenido éxito a lo largo de los últimos años; sin embargo, no podemos descansar sobre nuestros laureles. Debemos seguir luchando para lograr una excelencia cada vez mayor, mientras protegemos las libertadas valiosas que tanto apreciamos como Nación.

Hoy, protegemos un sistema que ha ofrecido esperanza y oportunidad a generaciones de estadounidenses. A medida que nuestra búsqueda de los derechos electorales y la protección contra el fraude electoral fueron evolucionando, también evolucionó el compromiso con los valores que fundaron a nuestro país. libertad, igualdad y justicia para todos.

Esta Nación simboliza los ideales más altos de la libertad personal. Estoy orgulloso de servir al lado de cada uno de ustedes y todos los grandes hombres y mujeres de este Departamento que comparten esos ideales y valores y trabajan arduamente para preservarlos para todos los ciudadanos de los Estados Unidos.

Nuevamente, muchas gracias por su labor.

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