Descripción
Las personas tienden a asimilar la pérdida de un ser querido de diferentes
formas. Para algunos la experiencia les sirve como oportunidad para el
crecimiento personal, a pesar de ser un momento difícil y doloroso. No existe
una forma correcta de asimilar la muerte. La forma en la que una persona en
particular manifiesta su pena dependerá mucho de su personalidad y de la
relación que tuvo con el fallecido. La manera en la que una persona asimila el
pesar está afectada por su propia experiencia con el cáncer, la forma en que se
desarrolló la enfermedad, las características culturales y religiosas del
individuo, la forma en que afronta situaciones difíciles, su historial de
salud mental, los sistemas de apoyo a su disposición, y su estado económico y
social.
Con frecuencia los términos pesar, pena y duelo se usan indistintamente,
cuando en verdad tienen significados diferentes.
La pena es el proceso normal de reacción ante la pérdida. Se puede sentir pena
ante la pérdida física de una persona (como en la muerte) o en respuesta a
pérdidas de tipo social o simbólicas (como la pérdida de un trabajo o un
divorcio). En todo tipo de pérdida la persona siente que se le ha quitado
algo. A medida que una familia atraviesa este proceso que es la enfermedad del
cáncer, pasa por muchas pérdidas, y cada una de ellas desencadena su propia
reacción de pena. La pena se puede sentir como una reacción mental, física,
social o emocional. Las reacciones mentales pueden incluir la rabia, la culpa,
la ansiedad, la tristeza y la desesperación; las físicas pueden incluir
problemas para dormir, cambios en el apetito, trastornos físicos o dolencias;
y las sociales pueden incluir los sentimientos que se tengan por tener que cuidar a otros en la familia, el encontrarse con amigos o
familiares, o el regreso al trabajo. Al igual que con el pesar, el penar
dependerá de la relación que se tuvo con la persona fallecida, las
circunstancias que rodearon la muerte, y el grado de apego con el difunto. La
pena puede ser descrita como una combinación de problemas físicos,
pensamientos constantes sobre la persona fallecida, culpa, hostilidad, y un
cambio en la forma en que se actúa normalmente.
El pesar se produce cuando alguien ha sufrido una pérdida y experimenta duelo
y dolor. El tiempo que dura este estado va a depender de lo apegado que estaba
el individuo a la persona fallecida, y el tiempo que duró la espera del
desenlace.
El duelo es un proceso mediante el cual la persona se adapta a la pérdida y
consiste en una reacción cultural ante una pérdida. El duelo incluye el
proceso de incorporar la experiencia de la pérdida en la vida de la persona, y
se ve influenciado por costumbres culturales, rituales, y las reglas sociales
sobre como lidiar con la pérdida.
El proceso de penar es el proceso que el doliente debe de completar antes de
reintegrarse a la vida normal. Estas actividades incluyen liberarse de los
lazos con la persona fallecida, readaptarse a un mundo donde esa persona ya no
existe, y establecer nuevas relaciones. Liberarse de los lazos con la
persona fallecida significa que uno debe enfocar en otro punto la energía
emocional que invertía en la persona que ha perdido. Esto no quiere decir de
ninguna manera que haya dejado de amar al ser desaparecido o que lo haya
olvidado, sino que el doliente necesita dirigirse a otros en busca de
satisfacción emocional. El doliente tendrá que modificar sus roles, identidad
y habilidades para adaptarse a un mundo donde el fallecido ya no está,
concentrando en otras personas o actividades la energía emocional que antes
dedicaba al fallecido.
Con frecuencia las personas que pasan por el proceso de penar se sienten
extremadamente cansadas, ya que este proceso requiere energía física y
emocional. La pena que sienten no es solamente por la persona que falleció,
sino también por todos los planes y deseos que no se llevaron a cabo con la
persona desaparecida. La muerte despierta con frecuencia recuerdos de
pérdidas o separaciones del pasado. Podría decidirse que el duelo consta de
tres fases:
- La urgencia de recuperar a la persona perdida.
- La desorganización
y tristeza.
- La reorganización.
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