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Numerosos hombres y mujeres van a sus trabajos en una calle transitada en c1906 Providence, Rhode Island. Se pueden ver diversos edificios y un carruaje tirado por un caballo en segundo plano.

c1906. Westminster St. en Providence, Rhode Island. Providence fue la ciudad más afectada por la pandemia en Rhode Island. [Crédito: La Biblioteca del Congreso]

Aunque el estado no reportó sus cifras de mortalidad y morbilidad al Servicio de Salud Pública (PHS, por sus siglas en inglés) hasta noviembre, los primeros casos de influenza en Rhode Island probablemente ocurrieron durante comienzos o a mediados de septiembre. El 1 de noviembre, los funcionarios estatales finalmente presentaron su primer informe ante el PHS. Este informe establecía que entre septiembre y noviembre, las muertes por influenza habían promediado cerca de cincuenta por día. Sin embargo, dado que los funcionarios estatales frecuentemente no podían recolectar informes precisos durante el pleno desarrollo de la pandemia, el número real de víctimas mortales probablemente fue mayor que el informado.

A fines de septiembre, la muerte de John Stanley Hardman por influenza todavía resultaba tan inusual como para merecer un aviso en el periódico local. Hardman se había desempeñado como aprendiz de hospital en la Reserva Naval. Luego de atender a dos hombres con influenza, él también contrajo la enfermedad. En treinta y seis horas él había muerto de influenza. A su lado estaba su prometida, con quien se iba a casar el 1 de octubre. A medida que la influenza se diseminaba por todo el estado, las muertes como la de Hardman se hicieron tan frecuentes que los periódicos dejaron de informarlas.

Se instalaron hospitales de emergencia en Pawtucket, Woonsocket, Warwick y Westerly. En Westerly, los funcionarios de la ciudad transformaron una escuela abandonada en un hospital, completo con nueva instalación eléctrica y de plomería, de la noche a la mañana. Como la gran mayoría de los estados, Rhode Island tuvo que enfrentar una severa escasez de enfermeras. Con casi dos tercios de las enfermeras registradas por el estado trabajando por el esfuerzo bélico, los funcionarios estatales tuvieron que depender de los estudiantes de enfermería.

En Providence, como en muchas otras áreas, los funcionarios y residentes de la ciudad discutieron acaloradamente si se debían cancelar o no todas las reuniones públicas. Un sacerdote católico local, William I. Simmons, sostenía que no tenía sentido cerrar las iglesias si las tiendas, fábricas y tranvías no se cerraban también. Adaptando un enfoque fatalista de la pandemia, Simmons insistía en que las autoridades médicas no podrían frenar la pandemia. Con la convicción de que sólo la oración podría salvar a Providence, Simmons instó a sus compañeros ciudadanos a "reunirse en sus lugares de oración para implorar la ayuda de Dios mediante súplicas y rezos". En los alrededores de Massachusetts, un ministro presbiteriano respondió enojado al ruego de Simmon señalando que a pesar de que la oración tiene sus ventajas, la gente bien podía hacerlo en sus casas.

En 1918, Charles V. Chapin, uno de los reformadores líderes en salud pública de la época, dirigió el Consejo Estatal de Salud. Chapin tenía una visión muy pesimista sobre la situación. Planteando que la influenza ya estaba diseminada en Rhode Island, sostenía que prohibir las reuniones no serviría de mucho ya que la enfermedad ya se había propagado por todo el estado. La epidemia tendría que seguir su curso natural. Chapin, luego, emitió directivas en las que instaba al enfermo a permanecer en su casa y en las que brindaba información sobre cómo cuidar a los pacientes.

Aunque la pandemia fue disminuyendo hacia fines del otoño, la influenza siguió siendo una amenaza hasta el verano de 1919.

Numerosos bañistas sentados o caminando por la playa en una imagen en blanco y negro de la playa de Easton en Newport, Rhode Island.
c1906. La Playa de Easton en Newport, Rhode Island. [Crédito: La Biblioteca del Congreso]

En los años que siguieron inmediatamente a la pandemia, se intensificaron comprensiblemente las inquietudes en relación con la influenza. Un año después de la pandemia, el Dr. Richards, secretario del Consejo Estatal de Salud de Rhode Island, le escribió al Director General de Salud Pública respecto de la presencia de influenza en su estado. Temiendo lo peor, Richards notó que mientras la situación "en relación a la influenza no se había convertido en alarmante", él todavía insistía en los informes diarios de parte de cada director médico de la ciudad. Este fue un cambio radical respecto de años anteriores cuando no había habido intentos de monitorear los casos de influenza. Richards también le preguntó al Servicio de Salud Pública por el acceso a una vacuna experimental contra la influenza. Esta solicitud de vacuna no era inusual; muchos departamentos estatales de salud rogaban al PHS tener acceso a una vacuna tanto durante como inmediatamente después de la pandemia. Sin embargo, en aquella época no existía una vacuna efectiva.

Población en 1920:
604.397. Providence, con una población de 237.595, era la ciudad más grande del estado.

Demografía:
La mayoría de los residentes del estado vivían en áreas urbanas.

Primer informe oficial de influenza:
El Servicio de Salud Pública no pedía a los estados que informaran sobre la presencia de influenza antes del 27 de septiembre. Rhode Island informó por primera vez sobre la presencia de la enfermedad el 1 de noviembre, pero la enfermedad se encontraba indudablemente presente en todo el estado mucho antes de aquella fecha.
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