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El 27 de septiembre, Carolina del Norte envió su informe al Servicio de Salud Pública. Con registro de casos en Raleigh y Wilmington, el funcionario tersley notó que "todos los hospitales están abarrotados de gente". Hacia la primera semana de octubre, la enfermedad era epidemia en Raleigh y Wilmington. Una semana más tarde, los funcionarios informaron que la situación fue particularmente mala en Fayetteville. Para la última semana de octubre, los funcionarios eran cautelosamente optimistas, diciendo que la situación "ha mejorado". Para el 2 de noviembre, "se notaba una mejoría general en el estado". La influenza no se mantuvo en todo el estado pero los funcionarios creían, acertadamente, que lo peor había pasado.

Vista panorámica de la ciudad de Charlotte, Carolina del Norte en c1918.

c1918. Vista aérea de Charlotte, Carolina del Norte, hacia el norte, Camp Greene se puede apreciar al fondo de la imagen hacia la izquierda. El 24 de octubre de 1918, la ciudad de Charlotte estuvo bajo cuarentena. [Crédito: La Biblioteca del Congreso]

Al comenzar la pandemia, los informes del periódico local estimaban que entre octubre de 1918 y marzo de 1919, más de trece mil habitantes de Carolina del Norte habían muerto de influenza. Dado que la muerte de los hombres no se registraba, esta cifra es controversial y probablemente muy baja.

Durante la pandemia, los funcionarios de Carolina del Norte se manejaban de manera rápida. A principios de octubre, el Consejo Estatal de Salud, con el asesoramiento del gobierno y del superintendente estatal de escuelas, solicitó a las autoridades de cada ciudad o comunidad donde había aparecido la influenza el cierre inmediato de las escuelas y la prohibición de toda reunión pública. Para aquellos que pudiesen cuestionar la crueldad de una orden como esa, los funcionarios estatales proporcionaban una desalentadora evaluación de la situación, diciendo que la influenza "se está propagando desde Wilmington hacia el norte por la costa del Atlántico y hacia el interior por el ferrocarril de la línea de la costa del Atlántico y del Seaboard".

El alcohol se utilizaba frecuentemente para tratar pacientes con influenza. Sin embargo, el Dr. W.S. Rankin del Consejo Estatal de Salud, se negó a aprobar una orden para el uso de ron en los diversos hospitales de emergencia debido a la falta de pruebas de su eficacia contra la influenza y por ese motivo debía desaconsejarse su uso. En su lugar, el Consejo recomendaba tratamientos de "sol y aire libre". Ellos decían que este enfoque había funcionado en un orfanato de Thomasville. Allí, 410 de cada 460 niños había contraído influenza y el Consejo decía que todos se habían curado gracias al "sol y el aire libre".

En todo el estado, los residentes y médicos también utilizaban Calomel para tratar la influenza. El Calomel probó ser ineficaz como muchos otros tratamientos utilizados durante la pandemia.

Los muchos pueblos molineros del estado sufrieron grandes pérdidas por la pandemia. El hacinamiento, la salubridad deficiente y la pobreza ayudaron a empeorar el número de casos y de muertes en estas regiones.

Durante el pleno desarrollo de la pandemia, Selena W. Saunders acompañó a una enfermera capacitada a Cramerton, en el cinturón textil de Carolina del Norte "Esta nueva enfermedad era diferente", dijo Saunders. "Atacaba de pronto, se agotaba rápidamente en tres días de fiebre altísima y a menudo mataba a su víctima. La gente perdió la fe en los remedios en los que había confiado toda la vida y se desesperó. Algunos se encerraron en sus casas y se negaron a abrir la puerta... Los comerciantes clavaron barras en sus puertas, y atendieron a los clientes de a uno por vez en la entrada. Encontramos familias enteras enfermas, en las que nadie podía ayudar a los demás. En una familia, la madre murió sin saber que su hijo, que yacía en la habitación contigua, había muerto unas horas antes. Durante dos semanas, los trabajadores voluntarios elaboraban y enviaban sopa caliente de pollo y otras comidas a los enfermos y necesitados...".

La imagen del cartel de un teatro para la obra de Mark Twain, A Connecticut Yankee in King Arthur’s Court, con una publicidad de Stetson Hats en la parte posterior.
c1916. El cartel de una publicidad del Pickwick Theater que se cree ha sido encontrada en Chapel Hill, Carolina del Norte. En plena pandemia, teatros, escuelas y otros sitios de encuentros públicos cerraron sus puertas indefinidamente. [Crédito: La Biblioteca del Congreso]

En Winston-Salem, el Dr. Wingate Johnson estimó que trabajaba entre 30 y 40 horas de corrido durante el pleno desarrollo de la pandemia. Visitaba a la mayoría de los pacientes en sus casas mientras cumplían con la cuarentena. Johnson dormía aproximadamente cuatro horas, pedía a su enfermera un suministro de depresores de lengua y medicamentos y luego comenzaba nuevamente con un "día" de cuarenta o treinta horas.


Para el 6 de octubre, Winston-Salem había cerrado oficialmente sus iglesias y cancelado las funciones sociales. Para el 16 y 17, habían cerrado también las entidades de caridad, los comercios del tabaco y las tiendas. Un maestro de la Universidad de Salem daba clases por teléfono mediante una conexión preparada especialmente por la compañía telefónica.

La segregación significó que los hospitales de emergencia estuvieron divididos por cuestiones raciales. Dado que la comunidad afroamericana tenía menos médicos y enfermeras capacitadas que la comunidad de blancos, esto significó que muchos afroamericanos no podían acceder a ningún tipo de atención médica durante la pandemia.

Inclusive la población de blancos tuvo dificultades para encontrar profesionales capacitados que le brindaran atención. El periódico local anunció formalmente que "las mujeres de la ciudad actuarán como enfermeras", aunque la verdad era que la mayoría de esas mujeres no sabía cómo cuidar a los enfermos.

Durante la pandemia, Dan Tonkel era un niño que vivía en Goldboro. Al recordar el otoño de 1918 relató que "Me sentía como si caminara sobre cáscaras de huevo. Tenía miedo de salir, de jugar con mis amigos, mis compañeros de clase, mis vecinos. Tenía miedo casi hasta de respirar. Recuerdo que realmente tenía miedo de respirar. Las personas tenían miedo de hablar entre ellas. Pensaban no respires en mi cara, ni siquiera me mires, porque me puedes contagiar los gérmenes que me matarán" y agregó "Los agricultores dejaron de cultivar; los comerciantes dejaron de vender. El país prácticamente se cerró. Todos contenían la respiración, esperando que sucediera algo. Tantas personas morían que casi no podíamos contarlas. Nunca sabíamos quién sería el próximo en la lista de muertos".

El 24 de octubre, Charlotte estuvo bajo cuarentena. En ese momento, se habían registrado 400 casos en Charlotte con muchos más en las cercanías de Camp Greene.

El 14 de noviembre, el periódico Wilmington Morning Star informó un brote de influenza en un barco atratado en el Río Cape Fear. La embarcación del gobierno, City of Savannah, había llegado dos días antes con 1.900 puertorriqueños a Fayetteville para ayudar en la construcción de Camp Bragg. En el momento en que el barco abandonó el puerto de Wilmington, 28 puertorriqueños habían muerto de influenza.

En Raleigh, la Iglesia Bautista Tabernacle servía sopa a las víctimas de la ciudad. Ernest Carroll, miembro de la iglesia que servía la sopa, murió por la pandemia y la iglesia le puso su nombre a la cocina y el refectorio.

A fines de noviembre, un funcionario del Servicio de Salud Pública en Releigh informó al Director General Blue que "la fuerza laboral de esta oficina se había sobrecargado muchísimo como resultado de la situación derivada de la influenza. Tan grande había sido la demanda de nuestros servicios para ayudar a las personas enfermas que todo el trabajo de oficina fue postergado".

A pesar de que la influenza alcanzó su punto máximo en el estado durante el otoño, la enfermedad se mantuvo en Carolina del Norte durante el invierno y la primavera de 1919.

Población en 1920:
2.55 millones

Demografía:
La mayoría de los residentes del estado vivían en zonas rurales. No había ciudades con una población de más de 70.000 habitantes.

Primer informe oficial de influenza:
El Servicio de Salud Pública no pedía a los estados que informaran sobre la presencia de influenza antes del 27 de septiembre. Carolina del Norte informó primero sobre la presencia de la influenza el 27 de septiembre, pero la enfermedad se encontraba indudablemente presente en todo el estado mucho antes de aquella fecha.

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