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Debido a que la influenza tendía a azotar fuertemente a las ciudades, Pennsylvania fue uno de los estados más golpeados del país.

A fines de septiembre, los funcionarios estatales mostraban optimismo sobre la situación. En aquel momento, había "relativamente pocos casos" entre los residentes del estado. Se habían presentado unos cuantos casos en Hog Island y algunos en Pittsburgh, sin embargo, los funcionarios no consideraron necesario preocuparse en ese momento. No obstante, al cabo de una semana, funcionarios estatales se vieron forzados a adoptar un enfoque diferente. Ahora, la influenza avanzaba a toda prisa a través de las grandes ciudades del estado, alcanzando proporciones epidémicas en Philadelphia y Pittsburgh el 4 de octubre. El 11 de octubre, el Servicio de Salud Pública informó lo siguiente: "se dice que la enfermedad prevalece especialmente en los distritos industriales de Philadelphia e inmediaciones, en la región antracita del Valle de Lehigh y en sectores aislados de los bituminosos campos de carbón”. El 18 de octubre funcionarios estatales informaron que se habían registrado “6,081 muertes por influenza y 2,651 muertes por neumonía en Penssylvania. El mayor número de estas muertes se registró en Philadelphia”. Por más desalentadoras que eran estas cifras, probablemente no eran precisas: los funcionarios estatales, abrumados por números récord de muertes, a menudo subestimaban los números de víctimas.

Para el 25 de octubre, cálculos oficiales afirmaban que había 350,000 casos en el estado, 150,000 de los cuales estaban sólo en Philadelphia. Para el 1 de noviembre, los funcionarios del estado recobraron una parte de su optimismo previo, al notar que en Philadelphia se había registrado "una rápida disminución en el número de muertes". Probablemente, la enfermedad había alcanzado su punto máximo en el estado durante la semana del 16 de octubre. En Philadelphia, más de setecientos residentes de la ciudad habían muerto sólo en ese día. Esta cifra era superior al número de personas que había muerto cualquier día anterior en la historia de la ciudad; aun la infame epidemia de fiebre amarilla del 1793 había causado menos muertes.

Docenas de hombres y mujeres se dirigen al Forbes Stadium. Hacia la derecha hay algunos autos aparcados. Banco y negro, c1910.
c1910. La entrada a Forbes Field, Pittsburgh, Pennsylvania. En pleno desarrollo de la pandemia, las reuniones públicas fueron limitadas o prohibidas en muchas ciudades. [Crédito: La Biblioteca del Congreso]

En Pittsburgh, la cresta de la pandemia se quedó atrás tres semanas de Philadelphia y del resto del estado. Ante un número de víctimas en ascenso, la ciudad sufrió de falta de féretros. La situación empeoró cuando el Funcionario de Salud de Washington DC confiscó dos vagones del ferrocarril cuando pasaban por la ciudad. Los vagones estaban cargados de féretros destinados para Pittsburgh. Sarah McCollough Cowles, la grandiosa tía del escritor David McCollough fue uno de los 50,000 casos aproximadamente en Pittsburgh. Murió de influenza.

En Wilkes-Barre, la fábrica de armas de la ciudad se convirtió en un hostpital de emergencias. Gertrude Williamson, quien estaba a cargo de un hospital de emergencia de la Cruz Roja, trabajó en la fábrica de armas "enviando alimentos, principalmente caldos a más de 150 familias a diario, quienes, debido a la gripe no tenían a nadie sano que pudiera preparar la comida”.

En Filadelfia, el Dr. Wilmer Krusen, Director del Departamento de Salud y Organizaciones Benéficas advirtió sobre el “miedo o pánico”. El 3 de octubre funcionarios de la ciudad cerraron todas las escuelas, iglesias, teatros y lugares de entretenimiento. Debido a que la situación empeoraba, se estableció una central de teléfonos de emergencia en Strawbridge y en Clothier Department Store, una de las tiendas más grandes de la ciudad. Los bomberos, recolectores de residuos, policías y administradores de la ciudad enfermaron. La única morgue de la ciudad desbordaba. Diseñada para manejar treinta y seis cuerpos, tenía más de quinientos. Los cuerpos se descomponían apilados en los pasillos de la morgue. Para aliviar la presión en la morgue de la ciudad, se le ordenó a convictos cavar sepulturas. Pero hasta esto no dio resultado para solucionar el problema y los funcionarios de la ciudad desesperados abrieron cinco morgues adicionales.

Miles de personas reunidas en las calles de Filadelfia para el Desfile del 'Liberty Loan' (préstamo de la libertad).
Días después del desfile del 'Liberty Loan' (préstamo de la libertad) en Filadelfia en septiembre del 1918, al que asistieron alrededor de 200,000 personas, se reportaron cientos de casos de influenza. [Crédito: Centro Histórico Naval]

Selma Epp, quien era una niña durante la pandemia, recordaba que su familia “preparaba sus propios remedios, como aceite de ricino [y] laxantes...todos en mi casa se debilitaban más y más. Luego, mi hermano Daniel murió. Mi tía vio el carro tirado por caballos que venía por la calle. La persona más fuerte de nuestra familia llevó el cuerpo de Daniel hasta la acera. Todos estaban demasiado débiles para protestar. No había ataúdes en el carro, sólo cadáveres apilados uno encima del otro. Daniel tenía dos años; era un niñito. Pusieron su cuerpo en el carro y se lo llevaron”.

Harriet Ferrel, otro residente de Filadelfia, recordaba cómo ella, su padre, hermano, hermana, tía, tío y primo estaban enfermos de influenza. El único miembro sano de la familia era su madre quien los cuidó a todos. La vida de Ferrel corría peligro: “Nuestro doctor... le dijo a mi madre que no debía alimentarme más porque no iba a sobrevivir. Dijo que si sobrevivía, quedaría ciega”. Ferrel se recuperó.

El 27 de octubre, las autoridades de la salud levantaron la prohibición de reuniones públicas. Según The Philadelphia Inquirer, “hemos pasado por el período más sombrío, cuya oscuridad se iluminaría con la reapertura de lugares de entretenimiento”.

En materia financiera, la ciudad y sus comercios habían sufrido enormemente debido a la prohibición. La compañía de tranvías de la ciudad había perdido $250,000 cuando fue obligada a cerrar. En términos generales, los funcionarios de la ciudad calcularon que la prohibición en “lugares de entretenimiento” resultó en una pérdida neta de $2.5 millones en ingresos potenciales.

A pesar de que la situación mejoró después de octubre, la influenza no desapareció del estado hasta el verano de 1919.

Población en 1920:
8.720 millones. Filadelfia era la ciudad más grande del estado con una población de 1,823,779. Pittsburgh era la segunda ciudad más grande con una población de 588, 343.

Demografía:
La mayoría de los residentes del estado vivían en áreas urbanas.

Primer informe oficial de influenza:
El Servicio de Salud Pública no pedía a los estados que informaran sobre la presencia de influenza antes del 27 de septiembre. Pensilvania informó primero sobre la presencia de la enfermedad el 27 de octubre, sin embargo, la enfermedad indudablemente estaba presente en el estado antes de esa fecha.

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