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National Institutes of Health
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Depresión

La depresión es un trastorno médico serio que afecta el organismo, el estado de ánimo y los pensamientos. Afecta la manera de comer y dormir, la percepción que uno tiene de sí mismo y la manera de pensar. Un trastorno depresivo no es lo mismo que un sentimiento de decaimiento pasajero. No es una señal de debilidad personal ni una afección que puede desaparecer con sólo desearlo. Las personas que tienen depresión no mejoran por sí solas. Sin tratamiento, los síntomas pueden durar semanas, meses o años. Sin embargo, con un tratamiento apropiado, que generalmente incluye medicamentos y/o psicoterapia a corto plazo, la mayoría de personas que sufren de depresión mejoran.

“Recuerdo que al comienzo perdí el interés en casi todo lo que me gustaba hacer. Ya no quería hacer nada. Quería rendirme. Algunas veces no quería ni levantarme de la cama”.

  -Rene Ruballo, oficial de la policía

Cualquier persona puede sufrir depresión, sin importar su edad, grupo étnico, estado socioeconómico o género; sin embargo, los estudios de investigación en gran escala han descubierto que el doble de mujeres sufren de depresión con respecto a la cantidad de hombres afectados por esta enfermedad.1,2 En los Estados Unidos, los investigadores calculan que cada año el 12 por ciento de mujeres (más de 12 millones de mujeres) y casi el siete por ciento de hombres (más de seis millones de hombres) sufren de trastornos depresivos.3 No obstante, no está claro el porqué la depresion afecta de manera desigual a los hombres y a las mujeres. Por ejemplo, ¿es la depresión realmente menos común entre los hombres, o realmente se trata de que los hombres reconocen y obtienen ayuda para la depresión con menos frecuencia?

El National Institute of Mental Health (NIMH por sus siglas en inglés) condujo grupos de opinión para investigar de qué manera los hombres reconocen su propia depresión. En estos grupos los hombres describieron sus propios síntomas de depresión sin darse cuenta de que estaban deprimidos. Particularmente, muchos de ellos no tenían conocimiento de que los síntomas “físicos”, tales como dolores de cabeza, trastornos digestivos y dolores crónicos, pueden estar asociados con la depresión. Además, ellos tenían aprehensión de acudir a un profesional de la salud mental o ir a una clínica de la salud mental por temor a que otros se enteren. Si otros se enteraran, esto podría poner en peligro su trabajo, oportunidades de promoción o beneficios de seguro médico. Temían que al ser identificados con un diagnóstico de enfermedad mental perderían el respeto de sus familiares y amigos o su posición en la comunidad.

Durante los últimos 20 años, la investigación biomédica incluyendo la genética y la de neuroimagen han ayudado a que comprendamos mejor ciertos aspectos de la depresión y otros trastornos mentales. Ahora entendemos mejor el cerebro, cómo la bioquímica cerebral puede ser alterada y cómo aliviar el sufrimiento que causan los trastornos mentales. La tecnología de imágenes del cerebro ahora permite que los científicos observen directamente cómo un tratamiento eficaz con medicamentos o psicoterapia produce cambios de la actividad cerebral.4 A medida que las investigaciones continúen demostrando que los trastornos depresivos son reales y tratables como el cáncer u otras enfermedades graves y no son una señal de debilidad personal, más hombres con depresión solicitarán tratamiento y así mejorarán su calidad de vida.