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Cuando el corazón deja de latir

Los supervivientes cuentan sus historias de paro cardiaco repentino
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Traducido del inglés: lunes, 5 de enero, 2009

Imagen de noticias HealthDayLUNES, 5 de enero (HealthDay News/Dr. Tango) -- El corazón de Deanna Babcok dejó de latir el 20 de julio de 2007. Así, de repente.

"Estaba nadando como siempre en la piscina de la Universidad estatal de Carolina del Norte", recuerda Babcock, que tenía 23 años de edad y una salud excelente, o eso creía. "Empecé a nadar mal, y luego me detuve boca abajo".

El corazón de Jim Stoltz se detuvo de pronto el 1 de julio de 2006. "Estaba sentado en mi escritorio", cuenta Stoltz, de 66 años, un contable que vive en Flanders, Nueva Jersey. "No recuerdo mucho. Simplemente me caí debajo del escritorio. Desperté cinco días después en el hospital".

Tanto Babcock como Stoltz fueron víctimas de paro cardiaco repentino, en el cual el sistema eléctrico que controla los latidos del corazón simplemente deja de funcionar como debería. Se trata de una afección que causa más muertes en los EE. UU. que los cánceres de mama y pulmón combinados. Se calcula que el 95 por ciento de los que lo sufren mueren antes de llegar al hospital.

Estas historias tuvieron un final más feliz, sobre todo porque la gente que vio lo que sucedía sabía lo que estaba pasando. "Me contaron que mis compañeros de trabajo y otras dos personas me administraron RCP [reanimación cardiopulmonar] de inmediato", relata Stoltz. "Es una combinación de compresiones del pecho y respiración. Lo hicieron durante unos diez minutos, hasta que llegó el servicio de emergencias médicas".

"Usaron un desfibrilador", apunta Babcock para referirse a un dispositivo disponible en algunos lugares públicos que administra un choque eléctrico para que el corazón comience a latir de nuevo. "Lo hizo un salvavidas".

Stoltz ha vuelto a trabajar y se siente "bastante bien, casi en el mismo nivel de ejercicio que antes".

La historia de Babcock es menos feliz. "Cuando tuve algunos problemas con la circulación de las extremidades inferiores, tuvieron que amputarme la pierna izquierda por encima de la rodilla". Actualmente, es asociada del departamento de ciencias de la universidad, y realiza investigaciones sobre educación para adultos.

Ambos casos ilustran el problema del paro cardiaco repentino de varias maneras, aseguró el Dr. Fritz A. Ehlert, director de la beca de electrofisiología de la Universidad de Columbia.

En primer lugar, hay que distinguir entre una paro cardiaco repentino y un ataque cardiaco, en el cual el músculo cardiaco se muere cuando se detiene su suministro de sangre. "No todo el que tiene un ataque cardiaco desarrolla paro cardiaco repentino, que se trata de un trastorno del ritmo", explicó Ehlert.

Y aunque los factores de riesgo del ataque cardiaco son bien conocidos y se detectan con facilidad, como el colesterol alto, la presión arterial alta, la obesidad y la diabetes, el paro cardiaco repentino no se predicen tan fácilmente. El riesgo es mayor "para cualquiera que haya tenido uno antes, que tenga antecedentes familiares de ataque cardiaco, que sufra de insuficiencia cardiaca, que tenga antecedentes familiares de paro cardiaco repentino", apuntó Ehlert.

Una vez ocurre, cada segundo cuenta. "Por cada minuto que pasa antes de comenzar la terapia, la supervivencia disminuye en diez por ciento", advirtió Ehlert. "El problema es siempre que el personal médico capacitado responda tan rápido como sea posible".

La disponibilidad de desfibriladores externos siempre ayuda, apuntó. Tanto Babcock como Stoltz tienen desfibriladores implantados actualmente, que administran choques de forma automática si el corazón deja de latir.

"Está ahí, pero no se siente", aseguró Babcock.


Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
HealthDay

(c) Derechos de autor 2009, ScoutNews, LLC

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