Sello del Departamento de Justicia

Comentarios preparados para discurso del Secretario de Justicia de los Estados Unidos Michael B. Mukasey en la Segunda Asamblea General de la Asociación Internacional de Jefes de Policía

San Diego, California
Lunes, 10 de noviembre de 2008 - 10:50 A.M. PST

Buenos días y gracias, Ron, por la presentación.

Ron tuvo la gentileza de invitarme a acompañarlos hoy, y a hablar un poco sobre la asociación entre el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y los departamentos de policía de todo el mundo representados por ustedes. Me complace hacerlo pero, francamente, todo lo que estoy por decir puede resumirse en sólo dos palabras: "Muchas gracias". Gracias a todos por su trabajo arduo, y gracias por su dedicación a nuestras comunidades y al pueblo que todos servimos.

Sé muy bien que ustedes y sus agentes son, para la mayoría de las personas, el verdadero rostro de la ley. Ustedes son las personas a la que la gente acude para pedir ayuda en ocasiones de crisis, un desastre natural o un delito.

Nosotros, los miembros de las fuerzas del orden público federales, no podríamos proporcionar al pueblo estadounidense la seguridad que esperan sin el trabajo arduo de los jefes de policía de todo el país. Es por eso que ponemos tanto énfasis en el trabajo como asociados con ustedes y sus contrapartes, a través de fuerzas de tarea y operaciones conjuntas, a través de la capacitación y - cuando posible - a través del apoyo financiero.

Dicho trabajo arduo ha rendido frutos, de los cuales todos podemos, y debemos, estar satisfechos. Las más recientes cifras de la delincuencia pertenecientes al Buró Federal de Investigaciones [Federal Bureau of Investigation (FBI)] indican que el índice de delitos en EE.UU. - delitos violentos y delitos a la propiedad combinados - fue el más bajo en más de treinta años. Esta noticia positiva fue posible, en gran parte, gracias a la eficiencia de ustedes como ejecutivos de la policía. Hace diez años teníamos la misma proporción de agentes juramentados con respecto a la población como hoy; sin embargo, el índice de delitos violentos era un 25% más alto. En otras palabras, los jefes de policía y agentes de la policía han hecho mucho para mejorar la calidad de vida de muchos ciudadanos de los Estados Unidos.

Esta eficacia mayor es una noticia positiva por otro motivo - aunque las cifras nacionales asociadas al delito son buenas, muchas comunidades aún sufren los efectos de la delincuencia. Demasiadas personas aún viven en vecindarios en los que el temor al delito es parte de la vida cotidiana. Nos comprometemos a trabajar unidos para asegurar que algún día puedan estar libres de este temor. Ahora podemos concentrarnos aún más en las comunidades que más necesitan nuestra labor.

En el frente de la delincuencia violenta, el Departamento de Justicia está haciendo todo lo posible, tanto aquí como en el exterior, para llegar a las raíces del problema y ayudar a la policía a hacer lo necesario. Estamos orgullosos de esta labor y agradecidos por la participación y el liderazgo de esta organización.

A lo largo de los último ocho años, el Departamento ha creado, o aumentado el uso de, fuerzas de tarea y otros programas que nos permiten trabajar con nuestros colegas de las fuerzas del orden público en todos los ámbitos del gobierno. Los mismos incluyen 152 Fuerzas de Tarea Calles Seguras lideradas por el FBI y que luchan contra las pandillas violentas en todo el país.

Los mismos incluyen a Fuerzas de Tarea de Aprehensión de Fugitivos coordinadas por el Servicio de Alguaciles Federales, y proyectos exitosos como las barridas de la Operación Falcón, en las que agentes de la policía federal y local trabajaron unidos para aprehender a más de 56,000 fugitivos.

Incluyen a la labor de Fuerzas de Tarea contra el Tráfico de Personas, las cuales combaten el horror de la esclavitud moderna y los peligros del contrabando de personas a través de nuestras fronteras.

Incluyen a las Fuerzas de Tarea de Control de Drogas y Delincuencia Organizada, las cuales combaten a las principales organizaciones de narcotráfico. A través de la colaboración de las fuerzas del orden público en todos los niveles, e internacionalmente, hemos desmantelado el liderazgo del Cartel de Cali y el Cartel de Arellano Félix, y, recientemente, lanzamos un golpe significativo contra el Cartel del Golfo con el arresto de más de 500 personas y la confiscación de, literalmente, toneladas de narcóticos y millones de dólares.

Nuestra labor también incluye a las 24 Fuerzas de Tarea Inocencia Perdida, lanzadas con el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados. Desde que comenzó la iniciativa en 2003, estos grupos juntos han rescatado a más de 400 niños, y sus investigaciones han permitido la condena de más de 300 personas por cargos estatales y federales.

E incluyen a los Equipos de Impacto contra el Delito Violento y la iniciativa Proyecto Vecindarios Seguros, muy conocidos de este grupo los cuales han tenido un impacto significativo en muchas comunidades locales.

Todas estas fuerzas de tarea, proyectos, iniciativas y operaciones son parte del trabajo que hacemos juntos todos los días. No sólo suman sino que multiplican nuestra eficacia, y nada de esto tendría éxito sin ustedes. Por lo tanto, si bien estoy orgulloso de lo que ha logrado el Departamento, y cómo hemos establecido nuestras prioridades, y el legado que hemos establecido, también estoy agradecido de haber contado con la amistad de los jefes de policía y departamentos de policía de todo el país, y de todo el mundo.

Cada uno de ustedes es más que un agente local; es una parte vital de una alianza unificada de las fuerzas del orden público. Son ustedes a quienes acudiremos para pedir orientación, apoyo y consejo al buscar maneras de seguir acumulando éxitos.

Su ayuda en crear dicho éxito ha sido enorme. Me gustaría destacar algunos ejemplos recientes.

El mes pasado, por ejemplo, logramos una sentencia de 30 años en prisión para un hombre que era parte de un ardid de prostitución que forzaba a niñas de hasta 14 años de edad para que ejercieran actos sexuales comerciales contra su voluntad.

Explotaba a niñas jóvenes de bajo nivel de educación y orígenes problemáticos, y las obligaba a trabajar como prostitutas en su beneficio financiero. Utilizaba una combinación de engaño, fraude, intimidación, violaciones brutales, amenazas de arresto, violencia física y manipulación de drogas adictivas para mantener el control sobre sus víctimas.

Logramos arrestarlo, junto con varios otros demandados, y crear un caso fuerte contra ellos, gracias a una investigación que incluyó a una serie de asociados entre los que se incluyeron los Departamentos de Policía de Hartford y Windsor en Connecticut.

Este caso, y otros similares, dependen del trabajo arduo y la colaboración de la policía local. Es esencial retirar a los delincuentes peligrosos de las calles y mantenerlos fuera de ellas, si deseamos mantener los índices de delincuencia en la dirección correcta.

Y a medida que se achica nuestra mundo, la ayuda de jefes de todo el país y todo el mundo es, más que nunca, una parte indispensable para lograr ese objetivo. El jefe de policía de Boston o Atlanta ya no puede suponer que no enfrenta peligro de un delincuente en Canadá.

En un caso del mes pasado, por ejemplo, el Departamento logró una sentencia de 40 años contra el líder de una organización asiática de narcotráfico que contrabandeó grandes cantidades de narcóticos ilegales de Canadá, donde habían sido fabricados, a los Estados Unidos. Luego, las drogas eran distribuidas a clientes desde Boston a Atlanta. Durante un periodo de dos meses, el demandado vendió decenas de miles de píldoras ecstasy a dos narcotraficantes de Filadelfia, y luego coordinó un ardid sofisticado para lavar el producto de dichas ventas de drogas de vuelta a Canadá.

Ese caso tuvo un gran logro cuando la Policía Estatal de Pensilvania descubrió algunas píldoras durante una parada de tráfico, e incluyó asistencia valiosa de la Policía Real Montada Canadiense, el Departamento de Policía Provincial de Ontario, y el Departamento de Policía Metropolitana de Toronto.

Este caso es un buen ejemplo de nuestra labor intensificada con nuestros asociados estatales, locales e internacionales, para descubrir las mejores soluciones para las necesidades de las fuerzas del orden público de cada comunidad individual.

Sabemos que no hay una solución única al problema de la delincuencia violenta. En vez de emitir una serie de mandatos, debemos ser flexibles y permitir que las autoridades locales enfoquen sus iniciativas en los problemas que amenazan con más fuerza sus ciudades y condados, ya sea las pandillas, las armas de fuego o problemas asociados a las fronteras. El enfoque de fuerzas de tarea que describí, y que venimos utilizando hace ocho años, está basado en este hecho.

Deseo señalar una cosa más antes de concluir. En 1975, hace 33 años, yo era fiscal federal en la Ciudad de Nueva York, en una época y un lugar en el que la delincuencia en las ciudades de los Estados Unidos era altísima y cada vez peor. En el otoño de 1975, un predecesor, el Secretario de Justicia de los Estados Unidos Edward Levi, habló en esta misma conferencia y dijo al público: "El gobierno solo no puede hacer valer la ley criminal. La obediencia a la misma debe ser una parte de los valores básicos del ciudadano".

Estas palabras son tan verdad hoy como lo eran en esa época. La labor que ustedes realizan para fortalecer y proveer apoyo a sus comunidades, mantener los valores de la ciudadanía, es mucho más importante, a la larga, que el arresto de un individuo o una investigación. Ustedes son un símbolo de la fuerza de nuestra sociedad—del principio del derecho, y de la compasión. Es mayor la responsabilidad que llevan sobre sus hombros que la de cualquier otra institución social, para mantener lo que solemos llamar la ley y el orden, a veces, sin parar para pensar sobre la importancia que tienen ambos conceptos - ley y orden - en ayudar a que las personas puedan seguir adelante con sus vidas cotidianas, y mantener su apoyo a dichos conceptos.

El Departamento de Justicia seguirá haciendo todo lo posible para ayudarles a sobrellevar esa carga enorme. Nuestras comunidades y nuestro pueblo están mejores gracias a los éxitos que hemos tenido juntos. Todos ustedes han sido fantásticos asociados del Departamento y de las fuerzas del orden público federales. Deseo agradecerles una vez más por dicho compañerismo, por su trabajo arduo y por su compromiso.

Muchísimas gracias.

 

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