Sello del Departamento de Justicia

COMENTARIOS PREPARADOS DEL
SECRETARIO DE JUSTICIA DE LOS ESTADOS UNIDOS ALBERTO R. GONZALES
EN LA
CONFERENCIA ANUAL DE LA
ASOCIACIÓN NACIONAL DE SHERIFFS

LOUISVILLE, KENTUCKY
DOMINGO, 26 DE JUNIO DE 2005 - 8:00 PM.

Buenas noches, damas y caballeros.

Es un gran honor para mí estar con ustedes hoy. Somos tantos los participantes que si algo malo sucediera, creo que Louisville sería el lugar más seguro de la tierra este fin de semana.

Estar aquí me permite vislumbrar cómo es la vida en las comunidades en las que ustedes prestan sus servicios. Desde el Condado de King, Washington, hasta el Condado de Broward, Florida, los estadounidenses pueden vivir más tranquilos gracias a la experiencia y pericia de quienes llevan una placa de sheriff.

Nací en Texas, y allí todos estamos muy orgullosos de nuestros agentes del orden. En otros tiempos, la frase "la ciudad tiene un nuevo sheriff” tenía otro sentido; significaba que llegaba el orden a una región donde no regía la ley, representaba esperanza en un entorno difícil y severo. En aquel entonces, la mayoría de los ciudadanos nunca tenía la oportunidad de conocer al Secretario de Justicia de los Estados Unidos o a algún otro oficial del orden público federal o estatal. Sin embargo, conocían a su sheriff, la persona en las líneas de frente de nuestras comunidades. Para el ciudadano común, invariablemente, el trabajo del gobierno se veía reflejado en el desempeño del sheriff. Por cierto, esto aún sigue vigente.

Andrew Jackson Spradley, el famoso sheriff del Condado de Nacogdoches, Texas, legendario por su servicio honorable, es un magnífico ejemplo de cómo debe proceder un sheriff. Literalmente, condujo a la más antigua ciudad de Texas hacia el nuevo siglo. A fines de la década de 1890, entrenó a perros sabuesos para perseguir delincuentes, ayudó a desbaratar lo que quedaba de la pandilla de los hermanos Dalton y detuvo al forajido ladrón de bancos, Tex Wallace.

Pero siempre será recordado como el sheriff del Partido Popular que ayudó a que los negros de Texas disfrutaran de la medida de la justicia ante hechos de violencia. Fue derrotado y reelecto cuatro veces como sheriff del condado (una vez por su propio hermano), principalmente por su trato justo con los negros; entre otras cosas, los convocaba como miembros de jurado y los protegía del acoso y el linchamiento organizados.

Durante su extensa carrera, el sheriff Spradley fue conocido como un dedicado agente del orden y personificó los más altos ideales de la organización.

Recientemente, he tenido la oportunidad de homenajear al sheriff John Bechtold,Jr. y a muchos otros orgullosos representantes de esta asociación.

Hace aproximadamente un mes, nos reunimos en Monumento a la Memoria de Oficiales del Orden Público Nacional para despedir a muchos de nuestros compañeros y compañeras de las fuerzas. Conté la historia de sacrificio del sheriff Bechtold.

El Oficial Bechtold, Jr. fue sheriff del Condado de Campbell, Dakota del Sur, durante diez años. Como seguramente había ocurrido en muchas ocasiones, el sheriff Bechtold fue el primero en llegar al lugar del accidente - en este caso, el choque de un automóvil con un camión de cereales. Inmediatamente, comenzó a socorrer a los accidentados pero, poco después de que llegara el personal de emergencias, sufrió un ataque cardíaco y murió. Siempre fiel a sus principios, el sheriff Bechtold murió con sus brazos aún en posición de maniobra de reanimación cardiopulmonar.

Servir al prójimo. Ese es el estándar de excelencia que define a los hombres y mujeres como el sheriff Bechtold, incluidos todos ustedes hoy presentes aquí. Nuestra Nación les agradece por su contribución tanto a los sheriffs, como a sus ayudantes y a todos y cada uno de los integrantes de la comunidad del orden público.

En nombre del Presidente y de todos los miembros del Departamento de Justicia, quisiera agradecerles particularmente por desempeñar un papel tan fundamental en la lucha contra el terrorismo. Como siempre, ustedes se encuentran en las líneas de fuego.

Ningún estadounidense desea vivir otro día como el del 11 de septiembre de 2001 y, en especial, la comunidad del orden público que perdió tantos valientes oficiales.

Sé que hay personas aquí presentes y otras a quienes ustedes conocen o con quienes trabajan, que corrieron a la Zona Cero cuando los aviones se estrellaron. Abandonaron todo, llegaron como pudieron para brindar ayuda y continuaron trabajando en forma continua durante semanas.

En la noche del 12 de septiembre, muchos miembros de la Oficina del Sheriff del Condado de Oakland, Michigan, partieron en un camión cargado de linternas, baterías y agua con la esperanza de ayudar en las operaciones de rescate en la Zona Cero. Al llegar al lugar, se les dijo que su ayuda no era necesaria.

No aceptaron una negativa como respuesta. Después de algunas llamadas telefónicas persistentes, el FBI invitó a este grupo a participar en la búsqueda de pruebas en los escombros del desastre que habían sido transportados a Staten Island.

Durante seis días, estos héroes trabajaron al lado de sus hermanos y hermanas de las fuerzas del orden público de todo el país en la “brigada de recolección”, buscando pruebas del delito y los cuerpos de las víctimas.

La tarea fue muy penosa, pero el espíritu de la comunidad de las fuerzas del orden público en esos días oscuros honró aún más nuestra profesión.

Y todos los días desde entonces, han contribuido para asegurarnos de que nunca volvamos a enfrentarnos con terroristas en nuestro suelo. Tengo el orgullo de decir que el gobierno federal también está trabajando para asegurar que esta importante tarea continúe cumpliéndose.

Después del 11 de septiembre, preguntamos a la comunidad del orden público qué necesitaba para resguardar a nuestros ciudadanos. Luego de una detenida evaluación y una acalorada discusión, el Congreso y el Presidente aprobaron la Ley PATRIOTA de los EE.UU.

He conversado con hombres y mujeres de la comunidad del orden público y sé cuán importante son las herramientas que ofrece esta Ley a todos quienes participan en la lucha contra el terrorismo. Después de meses de estudio y varias conversaciones con distintos grupos, ciudadanos preocupados y miembros del Congreso, tengo la seguridad de que la Ley PATRIOTA funciona para proteger a los Estados Unidos de manera acorde a nuestros valores y respeto por las libertades civiles. Las comunidades del orden público y de inteligencia actualmente pueden compartir información importante. La Ley nos ha permitido aplicar las herramientas que ya utilizamos diariamente en otras áreas penales en esta nueva guerra contra el terrorismo; esto lo hacemos bajo la supervisión de jueces federales y el Congreso.

Por último, nadie me ha proporcionado pruebas de que se estén cometiendo abusos o se aplique indebidamente la Ley PATRIOTA.

Según los hechos, me resulta evidente que necesitamos reafirmar esta importante ley. Desde su lugar al frente de las comunidades, pueden ser mensajeros eficientes y ayudar a que el Congreso y el pueblo de los Estados Unidos comprendan que la Ley PATRIOTA es importante para nuestra seguridad general. Sé que algunos de ustedes ya se han expresado a favor de la Ley. El Presidente y yo les agradecemos su apoyo en este tema y los incentivamos a continuar divulgando la importancia de esta herramienta para el orden público.

A pesar de que nos concentramos en nuestra batalla contra el extremismo violento, ustedes saben mejor que nadie que no podemos abandonar nuestra misión tradicional de luchar contra el delito, en especial, los delitos violentos que implican el uso de armas y la actividad de pandillas.

Gracias a su ayuda, podemos hacerlo eficientemente, en parte a través de la iniciativa presidencial: el Proyecto Vecindarios Seguros.

Este programa ha logrado numerosos éxitos y se han conseguido aumentos impresionantes -de dos cifras- en la cantidad de enjuiciamientos por violaciones asociadas con armas de fuego. Como ya saben, el programa depende de la información y de los socios locales para luchar contra el delito local. En síntesis, depende de ustedes. Ustedes saben qué sucede en nuestros condados y ciudades… y también saben qué es lo que debe hacerse para detenerlo.

Gracias a sus esfuerzos y al Proyecto Vecindarios Seguros, las comunidades de todos los Estados Unidos hoy son más seguras que en las últimas tres décadas.

Sin embargo, sabemos que, mientras haya delincuencia en nuestras calles, no estaremos lo suficientemente seguros. Podemos mejorar eso. Y para ello, hemos aplicado las estrategias pioneras del Proyecto Vecindarios Seguros a otros importantes programas de lucha contra la delincuencia, tal como los Equipos de Impacto para Delitos Violentos.

En mis primeras semanas como Secretario de Justicia de los Estados Unidos, expandimos la iniciativa de los Equipos de Impacto para Delitos Violentos a otras cinco ciudades, alcanzando un total de 20 ciudades en todo el país.

Algunos de ustedes han participado en uno de estos equipos y nos han ayudado a identificar a matones o miembros de pandillas que atemorizan a los ciudadanos comunes en sus propios vecindarios.

Estos equipos de respuesta rápida tienen como objetivo las zonas de mayor incidencia de violencia e identifican a los peores delincuentes de la comunidad. Luego, combinamos los recursos de las fuerzas del orden público federal, estatal y local para investigar y enjuiciar los delitos violentos -especialmente los asociados a armas de fuego- y limpiamos las calles de estos tipos malos.

Sabemos que este programa funciona. El año pasado, el Departamento lanzó quince Equipos de Impacto para Delitos Violentos en diferentes ciudades en todo el país. Los efectos se sintieron inmediatamente.

En Baltimore, detuvimos a traficantes de drogas; en Richmond, a 23 miembros de una pandilla callejera violenta, y en Miami, confiscamos más de 750.000 unidades de municiones. En cada una de las ciudades, la historia era la misma: los delitos asociados con armas de fuego implican sentencias prolongadas.

Ahora, también estamos preparados para aplicar los métodos comprobados del Proyecto Vecindarios Seguros para combatir la amenaza constante de la violencia de pandillas. El Presidente y la Primera Dama han hablado sobre el problema de las pandillas, y una de mis principales prioridades será combatir esta amenaza para nuestra juventud.

Es imperioso actuar de inmediato. Son muchos los padres que saben lo que significa que un hijo cambie ser miembro de la biblioteca por ser miembro de una pandilla; saben lo que implica que ellos prefieran la vestimenta distintiva de una pandilla en lugar de una camiseta de la Liga Pequeña.

Lamentablemente, esa elección conduce a un camino de violencia. Es evidente que las pandillas se han convertido, cada vez más, en una amenaza mortal para nuestros vecindarios. Sé que ya han visto cómo este problema roba a las comunidades de futuros empleados y futuros líderes.

Es por eso que estamos redoblando los esfuerzos de nuestra Nación para combatir la violencia de pandillas y reducir la delincuencia. Recientemente, he establecido el Comité de Coordinación contra Pandillas del Secretario de Justicia de los Estados Unidos. Este grupo asesorará al Departamento sobre cómo hacer mejor uso de nuestros recursos para recuperar nuestras comunidades, cuadra por cuadra, de las garras de las pandillas.

He pedido a cada Fiscal Federal que nombre un coordinador antipandilla y que prepare e implemente una estrategia exhaustiva que abarque todo el distrito - en forma conjunta con líderes locales como ustedes - para coordinar la actividad antipandilla en toda su extensión.

Necesitarán de su ayuda en esta iniciativa, y por eso, los invito a contribuir con sus conocimientos y experiencia locales en este trabajo tan importante.

Mientras tanto, no podemos detener los enjuiciamientos y debemos trabajar, también, en la prevención. Como padre, creo que debemos brindar a nuestros hijos el soporte necesario para que puedan decir "no" a las pandillas y a sus actividades violentas.

He solicitado a los Fiscales Federales de todo el país que trabajen con las organizaciones comunitarias y religiosas para ofrecer alternativas para los jóvenes en riesgo, de modo que no acudan a las pandillas, y para promover programas de reinserción de ex-convictos. Estos y muchos otros programas deben tener una función importante dentro de un enfoque más amplio al problema de las pandillas, uno que abarque no sólo el enjuiciamiento sino también la prevención.

Éste es el mismo principio que subyace en la estrategia de Podar y Plantar. Como muchos de ustedes saben, esta estrategia basada en la comunidad ayuda a que las autoridades locales y a las fuerzas del orden público separen o “poden” a los criminales violentos de sus áreas, al mismo tiempo que se “planta” el desarrollo y la revitalización. Estos trabajos incluyen la prevención, la intervención y los servicios de tratamiento que ayudan a que nuestros niños tomen decisiones correctas y se mantengan alejados de problemas.

El Proyecto Vecindarios Seguros y la Estrategia de Podar y Plantar reconocen que es necesario trabajar en forma conjunta para alcanzar nuestros objetivos. Sea en la lucha contra el delito, encerrando a los criminales portadores de armas, desmantelando pandillas o brindando alternativas saludables para el comportamiento violento, los funcionarios federales, estatales y locales desean un país más seguro y nosotros deseamos unir fuerzas para cumplir este objetivo.

En lo que a mí respecta, creo que ese espíritu de cooperación debería impregnar todo lo que hacemos en el Departamento para ayudar, a ustedes y a sus compañeros, a nivel estatal y local.

Sé que ya estamos trabajando junto para resolver los casos aún sin solución y mejorar nuestra capacidad para utilizar los progresos de la tecnología de las pruebas de ADN.

Como saben, la tecnología de ADN es sumamente importante para asegurar la precisión y equidad del sistema de justicia penal. El ADN puede ser utilizado para identificar delincuentes con una precisión increíble cuando existen pruebas biológicas; también puede utilizarse para eliminar sospechosos o exonerar a personas que fueron acusadas o condenadas por error.

Además estamos trabajando juntos en intercambiar información y desarrollar tecnologías que permitan crear armas más seguras y "menos letales".

Finalmente, estamos trabajando juntos en perfeccionar y coordinar planes que permitan cumplir el objetivo del Presidente Bush de crear una red de alerta AMBER a nivel nacional con el objetivo de proteger a nuestros niños.

En cada una de estas áreas, como también en otras de preocupación y cooperación recíproca, son los vínculos normales del orden público los que guían nuestra labor para brindar justicia a todos.

A nivel federal, no podemos desarrollar esta tarea solos. Independientemente de cuánto talento pueda tener cada uno de ustedes, no siempre pueden actuar solos a nivel local. Necesitamos de su ayuda como ustedes necesitan de la nuestra. En tiempos en que los presupuestos han disminuido, tenemos que combinar nuestros recursos, experiencias, tecnologías y nuestro ingenio. Necesitamos apoyarnos los unos en los otros para poder realizar este trabajo tan importante para el pueblo de los Estados Unidos.

Y sabiendo que puedo sonar demasiado filosófico, necesitamos tomar conciencia de esto en nuestras vidas personales también. No podríamos hacer este trabajo solos. Es por este motivo que quisiera reconocer el trabajo de las familias que se encuentran hoy aquí o de quienes pueden estar esperándolos en sus casas. En todo el país, son las esposas, las madres, las hijas, los maridos, los padres y los hijos que adoptan una actitud heroica al apoyar a los hombres y mujeres que actúan en las fuerzas del orden público. Ellos también sirven a nuestra nación.

He ocupado este puesto por tan sólo cuatro meses; sin embargo, trabajo para el gobierno hace más de diez años. A lo largo de estos años, he aprendido que siempre son las familias las que se sacrifican realmente. Mi hermano, Tony, es un veterano con 26 años de experiencia en el Departamento de Policía de Houston. Sé que su esposa Kris lo abraza cada vez que él sale a trabajar como funcionario de SWAT, la unidad de policía a cargo de tácticas y armas especiales, sabiendo que él debe enfrentar peligros inciertos en cada turno.

Como representantes de las fuerzas del orden público, nos vemos consumidos por las detenciones, los casos y los enjuiciamientos. Ellos son importantes. Sin embargo, jamás debemos olvidarnos de nuestras familias. No existe condena, tarea o salario que reemplace la satisfacción que brinda el abrazo de un hijo que nos ama ni que sea tan reconfortante como el abrazo amoroso de un cónyuge fiel.

A las familias que se encuentran hoy aquí - y a cada una de las familias que los esperan en sus casas - quiero decirles gracias. Junto con los representantes de las fuerzas del orden público a quienes dan su apoyo, ustedes representan el espíritu de servicio y sacrificio que tanto honor y orgullo han hecho sentir a la comunidad de las fuerzas del orden público de este país.

Es ese el espíritu que el Departamento de Justicia desea reconocer con nuestra Medalla al Valor. Hace unos años, el Congreso creó la Medalla al Valor para Oficiales del Orden Público con el objeto de prestar homenaje al coraje de aquellos miembros que han arriesgado su propia seguridad en beneficio de otros.

Aceptaremos nominaciones hasta el 31 de julio para este premio nacional máximo al valor de un oficial de las fuerzas del orden público. Ya hemos recibido la nominación de una representante de esta distinguida asociación, Jennifer Fulford. Pueden sentirse orgullosos de la historia de coraje de la Delegada Fulford. Podrán conocer más detalles de la historia de Jennifer más tarde en este programa. Pero permítanme darles un anticipo.

El año pasado, la Delegada Fulford y sus compañeros de la Oficina del Sheriff del Condado de Orange respondieron a una denuncia telefónica sobre un robo en Orlando, Florida. La Delegada Fulford fue la primera en llegar al lugar del hecho, sabiendo que un niño de 8 años y su hermana estaban escondidos en el auto familiar dentro del garaje, alejados de los diversos delincuentes armados que se encontraban en la casa.

Cuando se posicionó en el garaje para proteger a los niños, la Delegada Fulford se enfrentó con dos de los delincuentes, que dispararon diez tiros, uno de los cuales hirió la mano con la que sostenía su arma.

Sin embargo, la Delegada Fulford pudo disparar varios cartuchos con su mano debilitada y mantuvo a los hombres acorralados hasta que llegaron refuerzos. Al terminar el tiroteo, los niños que se encontraban ilesos se reunieron con su familia. Afortunadamente, la Delegada Fulford sobrevivió a las heridas.

Por su respuesta rápida y profesional, sin olvidar su extraordinario coraje, prestamos homenaje esta noche a la Delegada Fulford, y su dependencia la ha nominado para la Medalla al Valor para Oficiales de las Fuerzas del Orden Público.

Es posible que algunos de ustedes no conozcan personalmente a la Delegada Fulford. Sin embargo, todos conocen este tipo de persona: profesional, abnegada y valiente.

Éstas son las características de los hombres y mujeres que trabajan en los departamentos de sheriff de todo el país. Y éstas son las cualidades en las que confiaremos para superar los grandes desafíos de nuestros días.

Tenemos mucho trabajo por delante. Pero, como indican nuestros numerosos éxito, podemos lograr mucho en servicio de la justicia si trabajamos unidos.

En nombre del Presidente y del pueblo de los Estados Unidos, permítanme agradecerles nuevamente. Ustedes son la fuerza y la esperanza de nuestra Nación en la guerra contra el terrorismo, la lucha contra la delincuencia y la búsqueda de la justicia. Su servicio y sacrificio nos están brindando un Estados Unidos mejor.

Juntos estamos trabajando para crear una Nación más segura. Estamos construyendo comunidades con mayores libertades y oportunidades para todos. Estamos brindando esperanza.

Rezo a Dios para que cuide a ustedes y a sus familias; para que siga iluminando sus decisiones y siga bendiciendo a los Estados Unidos de América.

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