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18 abril 2008
Igualdad de participación en los deportes beneficia a todos, según expertos
Las jóvenes se benefician en su vida académica y profesional
Washington – Los jóvenes, independientemente de su raza y género, se benefician al participar en programas deportivos bien estructurados, dice una socióloga que ha estudiado los efectos de la participación en los deportes en estudiantes de enseñanza primaria y secundaria.
Beckett Broh, profesora ayudante de sociología en la Universidad Wittenberg de Ohio, publicó un estudio en 2002 sobre la sociología de la educación, cuya conclusión es que participar en programas atléticos ayuda a los estudiantes a mejorar su rendimiento escolar durante los años de secundaria, más que ninguna otra actividad extraescolar.
“Se benefician en cuanto al desarrollo, ya que aumentan su autoconfianza y autoestima, así como su capacidad para resolver problemas, y se desarrollan socialmente cuando entablan relaciones con estudiantes, maestros y padres que pueden actuar como recursos en materia académica”, dijo en una entrevista.
“También parece que cambia sus grupos, ganan nivel social en la escuela y ello parece fomentar una mayor participación en el entorno académico, así que es menos probable la deserción escolar, menos probable que se aíslen del ambiente del aula, y cosas por el estilo”, dijo.
En 1972, legislación sobre derechos civiles que hizo historia prohibió la discriminación por razón de género en las escuelas estadounidenses, tanto en materia académica como en cuestiones deportivas. Conocida popularmente como Título IX, la nueva ley condujo a incrementos dramáticos en la participación de mujeres en deportes, tanto en la enseñanza primaria como secundaria, así como en colegios universitarios. (Véase Ley de igualdad de género en EE.UU. impulsa participación femenina en los deportes)
LOS DEPORTES AYUDAN AL RENDIMIENTO ESCOLAR
La ley ha tenido algunas consecuencias inesperadas, particularmente en el modo que los deportes son contemplados en el contexto educativo. El Título IX “ha ofrecido muchas oportunidades para que muchachas jóvenes y mujeres” avancen en una amplia gama de ámbitos nuevos, dijo Broh.
Sin embargo, en años recientes las escuelas estadounidenses han estado sometidas a presión del público para mejorar los resultados de los alumnos en materias académicas básicas, tales como matemáticas, ciencias y lectura. De ahí que las actividades extraescolares, incluyendo los deportes, a veces se han eliminado.
“Ciertamente hay una ‘vuelta a los inicios’”, expresó Broh. “Al mismo tiempo, la filosofía educativa predominante es que el estudiante es mucho más que su intelecto, y que su desarrollo emocional y social tiene un impacto en su capacidad para sacar el máximo partido de sus habilidades intelectuales”.
De hecho, un estudio publicado en 2007 sobre algunos de los beneficios a largo plazo de los deportes, reveló que participar en un equipo deportivo en la escuela secundaria aumentaba las posibilidades de que una joven finalizara sus estudios universitarios en un 41 por ciento. Tal estudio debería ser tenido en cuenta por las escuelas que están pensando en reducir los programas deportivos en una época de presupuestos recortados, explicó Broh.
También se han encontrado nexos entre la participación de las chicas en deportes en la escuela intermedia y secundaria y sus logros en la vida adulta, como por ejemplo el éxito en el mundo empresarial, donde valores deportivos como el trabajo en equipo, el establecimiento de metas y el afán por la excelencia son valorados.
“No es casualidad que el 80 por ciento de las mujeres ejecutivas en empresas de la categoría Fortune 500 se identifiquen a sí mismas como antiguas ‘chicazos’ que practicaban deportes”, dice el sitio web de la Fundación para la Mujer y los Deportes.
Las chicas que practican deportes en la escuela “tienen menos probabilidades de quedar embarazadas a edad temprana y más probabilidades de ganar más dinero. Así que los beneficios a largo plazo han sido definitivamente documentados”, dijo Broh.
ESTRUCTURA Y RELACIONES SOCIALES
En su investigación, Broh halló un punto en común entre las actividades que animan a la superación: están estructuradas por un adulto o profesional. Los jóvenes que participan en deportes en los patios de las escuelas pero sin estructura definida no sólo no obtuvieron los mismos beneficios que aquellos que participan en los deportes interescolares compitiendo contra otras escuelas, “parece que les va peor académicamente con su participación”, comentó Broh.
Explicó que “el segundo punto en común parece ser que tiene que haber un elemento social, tienen que participar con sus compañeros y con educadores y estas relaciones en verdad parecen importar. Por ejemplo, si un niño estudia violín, no tendrá los mismos beneficios que si participa en una orquesta, por ejemplo”.
Una crítica que se hace al Título IX y que preocupa a Broh es que, paradójicamente, ha perjudicado las carreras de mujeres como entrenadoras.
“El Título IX prácticamente eliminó la presencia de la mujer como entrenadora en los equipos universitarios, ya que al incrementar los salarios junto con el estatus y el prestigio de estos puestos, una mayoría de hombres obtuvo los empleos y redujo el acceso femenino a una profesión que ocupaba en su mayoría a mujeres, que después de esta reforma no eran consideradas candidatas capacitadas para gestionar estos programas, así que desde 1972 se han visto enormes cambios en la composición de los cuerpos de entrenadores en los deportes femeninos universitarios, que de estar principalmente formados por mujeres han pasado a estarlo por hombres”, explicó.
Detractores del Título IX han argumentado a veces que las oportunidades de la mujer para practicar el deporte se ha producido a expensas de los hombres. “Los hombres han tenido privilegios durante siglos ya que su pedazo del pastel era más grande, y cuando han sentido el avance de la mujer a sus expensas, hay que tener en cuenta que el tamaño del pastel está determinado y hay que mirar a la ecuanimidad con que se reparte”, dijo Broh.
“Al decir que los deportes masculinos se ven mermados por la mujer, no se está observando el beneficio que implica la igualdad, tanto para hombres como para mujeres. Todos los datos indican que cuanta mayor igualdad exista entre hombres y mujeres, mejores consecuencias se producirán para ambos. La economía mejora, las familias viven mejor y a todos les va mejor”.
