Deportes | En búsqueda del triunfo

18 abril 2008

Hay que perder muchos partidos para llegar allí

Las Olimpiadas de1988 fueron una marca para el fútbol masculino de EE.UU.

 
Tab Ramos celebra el gol con el que EE.UU. ganó un partido de la ronda clasificatoria rumbo a la Copa Mundial en 1998. (© AP Images)
Tab Ramos celebra el gol con el que EE.UU. ganó un partido de la ronda clasificatoria rumbo a la Copa Mundial en 1998. (© AP Images)

Por Tab Ramos

Tab Ramos es un jugador de fútbol profesional, ha ido tres veces a la Copa Mundial como miembro del equipo estadounidense y ha actuado en equipos profesionales de España, México y Estados Unidos. Figura también en el Salón de la Fama del Fútbol de Estados Unidos, pero antes de conquistar esos logros Ramos fue miembro del equipo estadounidense de fútbol en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988. Allí aprendió algo que le guió a lo largo de su carrera y que comparte con las nuevas generaciones de jugadores que hoy entrena.

En 1988 ciertamente no se reconocía a Estados Unidos como un país futbolístico. Los que estábamos en el equipo olímpico tratábamos de ganarnos respeto dondequiera que fuéramos. Era muy difícil, porque fuéramos donde fuéramos todos pensaban que Estados Unidos era un equipo destinado a ocupar el último lugar.

Cuando llegamos a los Juegos Olímpicos de Seúl, nos incluyeron en un grupo muy difícil en la primera ronda. Argentina, una potencia mundial de fútbol por 70 u 80 años, era uno de los equipos. La Unión Soviética estaba en nuestro grupo; terminaron ganando la medalla de oro, de modo que, obviamente, eran el equipo más fuerte. Después, nos toco Corea del Sur en nuestro grupo, y ellos jugaban en casa.

Si algo se esperaba de nosotros era que perdiéramos los tres partidos, de modo que la presión que sufríamos se aligeró un poco. Cuando no se espera que uno logre nada, jugar resulta un poco más fácil. Pero, al mismo tiempo, sentíamos deseos de demostrar algo. Recuerdo que la primera vez que entré a jugar fue contra Argentina. En realidad, Argentina tuvo mucha suerte. Nos empataron uno a uno cuando al partido le quedaban dos minutos, un partido que íbamos ganando desde el primer tiempo. De modo que casi lo logramos.

Después jugamos el segundo partido contra Corea del Sur, el equipo local, y creo que empatamos cero a cero. De allí fuimos al tercer encuentro, con la Unión Soviética. Sabíamos que eran muy fuertes y que, obviamente, contaban con algunos jugadores profesionales. Terminamos perdiendo 4 a 2 en un partido muy bueno, frente al equipo que, finalmente, conquistó la medalla de oro.

Tab Ramos, izqda., en París en 1998. EE.UU. fue eliminado en la etapa de grupos de la Copa Mundial en Francia. (© Getty Images)
Tab Ramos, izqda., en París en 1998. EE.UU. fue eliminado en la etapa de grupos de la Copa Mundial en Francia. (© Getty Images)

Quedamos eliminados en la etapa de grupos, de modo que no llegamos a las semifinales. No avanzamos hasta la ronda de las medallas, pero para nosotros fue una buena demostración. Era la primera vez que un equipo masculino de fútbol estadounidense competía vigorosamente a un nivel internacional alto.

Aun cuando no ganamos nada, salimos de allí sabiendo que lo habíamos hecho lo mejor que podíamos y que habíamos ayudado a que el fútbol estadounidense subiera un escalón.

Llegamos allí como un grupo de atletas a los que nadie conocía, jugando contra estrellas del fútbol de otros países. Por supuesto que dimos el máximo. Sabíamos que habíamos dado todo lo posible.

Esa es una buena lección para recordar en los deportes y en la vida. La tengo presente con mis propios hijos, que ahora juegan al fútbol, y con otros chicos a los que entreno. Creo que la meta más importante es hacer lo más que se pueda. Eso es todo lo que uno puede pedirse a sí mismo.

He practicado un deporte de equipo, así que sólo puedo dar lo mejor de lo que tengo para ayudar a mi equipo a ganar. Al final, si eso no es bastante, pues, realmente no hay una gran diferencia entre ganar o perder el partido. Mientras se haga lo que se pueda para ayudar al equipo, hay que sentirse orgulloso.

Hay muchos chicos que irán creciendo en los próximos años, que desearán estar en los juegos olímpicos o en el equipo olímpico estadounidense, y que no llegarán a formar parte del equipo. Eso no tiene nada que ver con que no lo hayan intentado con bastante empeño. Tendrá que ver con no tener suficiente talento como para estar allí.

Evidentemente todo el mundo quiere ganar, pero desafortunadamente, sólo hay un ganador. Todos los demás pierden. Al cabo de una larga carrera en el fútbol, hay algo que siempre les digo a los chicos que ahora entreno: “He perdido más partidos que los que ustedes van a ganar”, les digo siempre. Eso es algo que realmente queda fijado en todo atleta que ha llegado a un nivel elevado. Se pierden muchos partidos para llegar allí, y se pierden  muchos partidos importantes para llegar allí. Eso no necesariamente hace que uno se derrumbe. Lo divertido es hacer que uno lo intente con más fuerza la próxima vez.

A decir verdad, no me gusta perder, ni siquiera en un juego de mesa, así que no estoy diciendo que a uno le deba gustar perder. Pero hay que aprender cómo triunfar después de perder, aprender que no se va a ganar siempre, pero que uno seguirá intentándolo.

Marcar página con:    ¿Qué es esto?