Deportes | En búsqueda del triunfo

18 abril 2008

Al escuchar mi himno nacional…

Un remero esloveno gana una medalla para su recién independizado país

 
Iztok Cop, al frente, y Luka Spik, de Eslovenia.
Iztok Cop, al frente, y Luka Spik, de Eslovenia, compiten en Munich, Alemania, en una carrera en el 2004.

Por Iztok Cop

La nación balcánica de Eslovenia se separó de Yugoslavia en 1991, la primera de esas repúblicas en hacerlo, al declararse a sí misma una nación libre, luego de una guerra civil de diez días.

Apenas un año después de la independencia, el remero Iztok Cop le dio a la nación recientemente independizada su primera distinción en los Juegos Olímpicos: una medalla de bronce en su deporte. Ocho años más tarde, el remero esloveno se llevó a casa también una medalla de oro. Cop recuerda ambas victorias y reflexiona en torno al modo en que el tiempo le ha ayudado a apreciar su significado.

Unos pocos meses antes de los juegos olímpicos, todavía no sabíamos si podríamos competir por Eslovenia, si el Comité Olímpico Internacional reconocería a Eslovenia como país independiente. De modo que todo el país se sintió muy, pero muy orgulloso, muy emocionado al respecto. Ver la bandera eslovena entre los países que ganaron medallas en Barcelona fue algo grande. Yo era demasiado joven para comprenderlo en ese momento, porque tenía 20 años y para mí era, más que nada, un éxito en una carrera.

Desde mi punto de vista de atleta, Barcelona no fue mi mejor momento, no lo que yo esperaba. Yo aspiraba a obtener por lo menos una medalla de plata, y una medalla de bronce era un poco menos que lo que yo esperaba. Ganar la medalla de oro en Sydney en el 2000 fue el éxito más grande. Antes de los juegos de Sydney yo perseguía el oro. Me sentía muy presionado. Estaba al tanto de que podría ser una oportunidad en la vida, y quería apoderarme de ella.

Después de alcanzar el éxito, yo me sentí, simplemente, … ni siquiera puedo explicarlo, un poco aliviado y orgulloso. Orgulloso de mí mismo, orgulloso de mi país y de todos los que me rodeaban.

Oír el himno nacional propio en la ceremonia de la victoria es el momento más emotivo en la carrera de un atleta. Muy a menudo se ven en las ceremonias, por la televisión, atletas que se derrumban al escuchar su himno nacional. Tras el éxito, tras el alivio de todo lo que se ha pasado, ver la bandera propia en el asta central y escuchar el himno, es un momento que quisiera que todo el mundo sintiera una vez en la vida. Me sentía aún más orgulloso de mi país, y feliz de poder darle eso al pueblo esloveno.

En el 2008 iré a los juegos olímpicos por quinta vez. Trato de hacer todo lo que puedo para triunfar en Pekín porque ya es tiempo de empezar a hacer algo diferente en mi vida. No es fácil admitir que uno tiene que retirarse. Creo que esa es la razón por la que disfruto al remar, inclusive más que antes. Comprendo que mi carrera llega a su fin, y me concentro más en todo. Mi cuerpo no es capaz de hacer lo mismo que hace diez o quince años. Tengo que ser muy cuidadoso con mi entrenamiento porque el cuerpo no puede recuperarse como lo hacía antes.

Ahora tengo una familia, de modo que remar no es lo único que hay en mi vida. De manera que aprecio y respeto esos momentos que paso en un bote.

En los últimos diez años, lo que más disfruto es estar con mis rivales. Fuera del agua, somos realmente grandes amigos y, en el agua, sabemos lo que tenemos que hacer y tratamos de vencer al otro. Si se tiene un amigo, se intenta más todavía. Es una atmósfera tan buena, un ambiente sano, sin nada falso. Si uno llega el primero a la meta, no importa lo que le parezca a los otros, el aspecto que uno tenga; sólo importa que sea el más rápido, y eso es lo mejor. No hay cálculos subjetivos.

Me han pedido en ocasiones que pronuncie discursos ante gente joven, y yo les digo que tienen que disfrutar del deporte, no entrar en él con el objetivo de convertirse en un campeón olímpico. Tienen que avanzar paso a paso, pero en lo que más insisto es en que si se disfruta del tiempo en que se practican los deportes, incluso si no se consigue un resultado máximo, este tiempo sigue estando bien invertido. Del deporte se puede obtener mucho más que simplemente medallas, por ejemplo, cosas como el hábito de trabajar. Sin sufrimiento, no hay ganancia, como dice la gente. Si no se trabaja con empeño, no se tendrá éxito. Uno se acostumbra a ganar, a perder y a aprender algo del perder y no sentirse totalmente deprimido cuando las cosas no van como se desea. Se aprende a respetar al oponente, y también se conoce la diferencia que hay entre trabajo y diversión.

Espero, simplemente, poder seguir en el deporte, al menos como parte de mi recreo, poder sentarme en un bote un par de veces por semana. No puedo imaginar cómo vivir en el futuro sin deportes ni ejercicio. Confío en que no me sentiré cómodo si me vuelvo gordo y perezoso.

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