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  EIS - Perfil de José Cordero
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Edad:  53

Lugar de nacimiento:  Camuy, Puerto Rico

Responsabilidades en el EIS:  Cordero se incorporó al EIS en 1979 y fue asignado al programa de defectos congénitos. Su primera investigación sobre tres casos de una enfermedad genética poco conocida llamada Síndrome de Bartter reveló que los niños tenían una enfermedad diferente causada por una deficiencia de cloro en su fórmula para bebé a base de soya. Como resultado de esa investigación se promulgó el Acta Sobre la Fórmula Para Bebés de 1980 (Infant Formula Act of 1980), que requería que cualquier alimento que sirviera como la única fuente de alimentación tuviera todos los ingredientes nutritivos necesarios para que los bebés crecieran en forma saludable.

Foto de José Cordero

Años en el EIS:  1979-1981 

Formación académica: Universidad de Puerto Rico (B.S., 1969; M.D., 1973); Harvard University (MPH, 1979).

Dónde está actualmente: el doctor Cordero vive en Atlanta y es director interino del nuevo Centro Nacional en Defectos Congénitos y Discapacidades en el Desarrollo (NCBDDD por sus siglas en inglés). Anteriormente fue subdirector del Programa Nacional de Inmunización de los CDC (NIP). Bajo esta función, encabezó los esfuerzos del NIP que dieron como resultado una disminución a niveles nunca antes vistos de enfermedades infantiles que pueden evitarse con vacunas. Es también ex presidente de la Sociedad de Teratología, una sociedad profesional de investigación dedicada a la prevención de los defectos congénitos, y es parte integral de la American Public Health Association, donde presidió la Sección de Epidemiología de 1997 a 1999.

Un compromiso ininterrumpido con la prevención de enfermedades en los niños  

Como residente de pediatría en el Boston City Hospital a mediados de los años 70, José Cordero atendió a muchos niños con enfermedades que podrían haberse evitado. Con frecuencia se preguntó a sí mismo: "¿Dónde quiero emplear mi tiempo, curando enfermedades o buscando formas de prevenirlas?"

 La respuesta llegó después de que Cordero se enteró de una oportunidad única en los CDC de obtener experiencia en el trabajo llamada Servicio de Inteligencia de Epidemias (EIS por sus siglas en inglés). De inmediato presentó su solicitud para participar en el programa y se unió a la generación de 1979. Cordero, nacido en Puerto Rico, fue uno de los primeros miembros hispanos del EIS que se unió al grupo élite de detectives de enfermedades de los CDC.

"El EIS fue un sueño hecho realidad," recuerda Cordero, quien fue asignado al programa de defectos congénitos de los CDC. Cordero, quien en ese entonces tenía 30 años, llegó altamente calificado con un título de maestría en salud pública de la Universidad de Harvard y seis años de experiencia en pediatría clínica.  

"Mi primera investigación demostró cómo los que estamos en salud pública podemos tener un impacto al detectar primero una enfermedad, reportando luego nuestros descubrimientos y ver nuestro trabajo traducido en una nueva política", recuerda Cordero.

Se le pidió que investigara un brote de tres casos de niños en Tenesí que parecían tener una extraña enfermedad genética llamada Síndrome de Bartter.  Los bebés padecían de vómito y deshidratación, y tenían una condición llamada alcalosis metabólica. Esta condición puede ser causada por la pérdida de potasio y cloro, dos minerales esenciales en la dieta. Se determinó que la causa de la enfermedad de los pequeños era una deficiencia de cloro en su fórmula a base de soya.

"El cloro es uno de los elementos que necesitan ser remplazados todos los días porque se pierde a través de los riñones," explicó Cordero.

En unos cuantos días, Cordero y su colega del EIS Frank Greenberg encontraron otros 27 casos tras comunicarse con los hospitales del condado. Su investigación estableció sin duda alguna que la formula para niño era lo que tenían en común los niños con esa condición.  Una semana después de que fuera notificado el EIS por primera vez, la fórmula fue retirada del mercado.

 Publicaron los resultados de su investigación en la publicación científica  Morbidity and Mortality Weekly Report de los CDC. Esta y otras investigaciones hicieron que el Congreso promulgara el Acta Sobre la Fórmula Para Bebés de 1980, que fue firmada y hecha ley por el Presidente Jimmy Carter. Esta ley simple y sencillamente declara que cualquier alimento que esté destinado a ser la única fuente de alimentación de los bebés debe contener todos los ingredientes nutritivos que requieren los pequeños para crecer saludables.

Cordero también fue comisionado a una investigación del EIS para determinar si Bendectin, un medicamento tomado por la mitad de las mujeres embarazadas para disminuir la náusea y el vómito, estaba causando defectos congénitos, o bebés que nacían sin extremidades.

"Nuestro estudio demostró en forma concluyente que Bendectin no era la causa de los defectos de nacimiento," dijo Cordero.

 El trabajo inicial de Cordero en el EIS sentó las bases para una carrera en los CDC que se ha caracterizado por constantes mejoramientos en la salud de los niños. Formó parte de un equipo que estableció que el ácido fólico en la dieta de las mujeres puede prevenir los defectos congénitos. Fue, junto con Joseph Mulinare, David Erickson y Robert Berry -también miembros del EIS, autor de un estudio que demostró que las mujeres que toman multivitaminas diariamente reducen considerablemente la posibilidad de que sus bebés nazcan con defectos del tubo neural, principalmente, la espina bífida y la anencefalia. Estudios posteriores demostraron que el ácido fólico era el elemento nutritivo clave.

Esos descubrimientos hicieron que el Servicio de Salud Pública recomiende ahora que todas las mujeres que pueden quedar embarazadas deben tomar por lo menos 400 microgramos de ácido fólico para reducir su riesgo de tener un embarazo que se vea afectado con un defecto del tubo neural. La Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA por sus siglas en inglés) también cambió sus reglas para exigir que los cereales, panes y pastas enriquecidos incluyeran ácido fólico.

            Este trabajo tuvo un impacto que trascendió las fronteras de Estados Unidos. En China, un programa que proporcionaba ácido fólico a las mujeres que se registraban para recibir el permiso de matrimonio redujo en un 85 por ciento la incidencia de defectos del tubo neural en las mujeres de algunas zonas que tomaban ácido fólico antes de empezar su embarazo. Algunos países también han suplementado los cereales con ácido fólico.   

            Cordero también condujo, junto con otros dos miembros hispanos del EIS, Gil Chávez y José Becerra, uno de los primeros estudios sobre los defectos de nacimiento entre diversos grupos étnicos y raciales en Estados Unidos. Usando la información del  Birth Defects Monitoring Program (Programa de Monitoreo de Defectos Congénitos), pudieron documentar que, en la población de Estados Unidos, la espina bífida es más común entre los hispanos.

            "También aprendimos que la espina bífida ataca a los afroamericanos en una proporción que es casi la mitad de la de los blancos e hispanos," dijo, haciendo notar que existen diferentes necesidades de ácido fólico entre los diferentes grupos de la población en función de una combinación de susceptibilidad ambiental y genética.

            Esta investigación le permitió a los CDC establecer programas de ácido fólico en Puerto Rico y a lo largo de la frontera entre EE.UU. y México, donde viven las poblaciones más vulnerables.

            A principios de 1994, Cordero se unió al Programa Nacional de Inmunización como subdirector. Le dio al puesto un especial enfoque en la salud de los niños conforme el programa implementó  la Iniciativa de Inmunización de la Niñez que pretende incrementar la cobertura de inmunización entre los niños en edad preescolar.

"En los últimos cinco años, los avances han sido asombrosos," señaló Cordero, tras destacar que el porcentaje de niños con todas sus vacunas recomendadas aumentó de aproximadamente un 60 por ciento a más del 90 por ciento para las dosis iniciales que son las más críticas.  "En la actualidad, estamos disfrutando en EE.UU. los niveles más altos de vacunación jamás vistos, y al mismo tiempo estamos en niveles record o casi record de incidencia baja para enfermedades como sarampión, rubéola y polio."

En septiembre de 1999, Cordero fue promovido a asistente al Director General de Servicios de Salud de EE.UU. para el Servicio de Salud Pública.

 Cordero también ha participado en los esfuerzos globales para erradicar los defectos congénitos causados por la rubéola en otros países, incluyendo algunas áreas extremadamente afectadas en el hemisferio occidental. 

"La mayoría de los casos de rubéola en la actualidad  vienen de América Central y del Sur," indicó Cordero.  "Estamos trabajando con diferentes países para asegurarnos que implementen los programas de vacunación que eliminen el sarampión y la rubéola al mismo tiempo en vez de una enfermedad a la vez."

Cordero respalda fuertemente el EIS como una experiencia que vale mucho la pena para los jóvenes médicos que quieren usar sus talentos de investigación para mejorar la salud de muchas personas a través de la prevención.

"Para mí, el EIS fue la mejor decisión profesional de mi vida," estima Cordero. 

Los beneficios de salud que surgieron del trabajo realizado por Cordero y otros miembros del EIS siguen viéndose. 

"Para mí, eso es de lo que se trata la prevención, " dice Cordero. "El hecho de que no tenemos viruela y que la polio prácticamente ha desaparecido en la actualidad, es el tipo de impacto que, a mí, me da una tremenda satisfacción. Puedo ver lo que hemos logrado y decir que, "hemos hecho un buen trabajo".

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  Esta página fue revisada el 22 de febrero de 2002
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