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14 abril 2008

Edición de la historia

 
Manual de periodismo independiente
Manual de periodismo independiente

(El siguiente artículo pertenece a la publicación: Manual de periodismo independiente, para consultar los demás artículos haga clic a la derecha)

Son las nueve de la mañana y la junta editorial comienza en la sala de redacción con un análisis de las historias en las que todos trabajarán hoy. Algunos reporteros y fotógrafos ya recibieron sus asignaciones y par tieron para cubrir las noticias del día.

Varios de ellos recibieron sus asignaciones anoche; otros fueron enviados esta mañana, temprano, después de una teleconferencia en la cual participaron los altos gerentes de noticias. Los reporteros que todavía no tienen asignación “lanzan” sus ideas en la reunión sobre posibles historias, deseando que los jefes las aprueben para presentarlas en el noticiario de esta noche o en el periódico de mañana. El director de asignaciones repasa una lista de eventos programados que pueden o no justificar la cobertura. Una vez que las decisiones han sido tomadas, los jefes elaboran un “presupuesto”, es decir, la lista de las historias que desean tener disponibles pronto para su publicación o difusión.

Quizá piense usted que a partir de ese momento los jefes pueden sentarse a descansar, pero de hecho ninguna decisión que se toma en una sala de redacción tiene carácter definitivo. Los cambios de planes son casi inevitables. Surgen noticias que no estaban previstas y se suprimen algunas historias que no resultaron como se esperaba. Otras requieren más información y no es posible completarlas el mismo día. Decidir qué publicar, qué suprimir y qué dejar en reserva es la tarea de los jefes de información, los editores y los productores. Ellos escogen y modifican las historias del día de acuerdo con su importancia e interés, los nuevos acontecimientos y el tiempo o espacio disponible.

Pero el trabajo del editor no concluye ahí. Antes que el periódico vaya a prensas o la transmisión salga al aire, los editores tienen otro papel crítico que desempeñar. Su tarea consiste en confirmar que las historias que se ofrezcan al público estén bien escritas y presentadas, y que sean precisas, completas e imparciales.

En la mayoría de las salas de redacción hay varios editores. Ninguna persona podría manejar por sí sola el volumen de historias que la mayoría de las organizaciones de noticias producen cada día. En las grandes salas de redacción puede haber varios niveles de editores que al final rinden cuentas a la persona que está a cargo de la división de noticias, el editor principal del periódico o el director de noticias de la estación. Como veremos, el trabajo del editor requiere diversas habilidades, un alto grado de conocimientos lingüísticos y la capacidad de manejar una agenda cambiante y trabajar sin tregua bajo presión.

Puestos de trabajo en un periódico

El periódico diario típico tiene un personal de reporteros que cubren una amplia gama de noticias. La mayor parte de los reporteros de un periódico local suelen trabajar en la “sección de la ciudad” (city desk) o en la “metropolitana” (metro desk) y cubren las historias de la comunidad atendida por el periódico. Los grandes diarios que circulan en todo el país tienen también una sección nacional (national desk) y una internacional o del exterior (foreign desk), con reporteros emplazados en la capital de la nación y en otros países. Algunos reporteros trabajan para secciones especializadas del periódico y cubren deportes, negocios o artículos de interés general. Cada una de esas oficinas o secciones está encabezada por un editor que supervisa el trabajo de los reporteros y puede tener uno o varios subeditores.

Los editores de prensa asignan las historias, editan el texto escrito o “copia” y supervisan el diseño y distribución de las páginas. En la mayoría de los grandes periódicos, los editores se especializan en alguna de esas tareas, pero en los más pequeños una sola persona se encarga de todo. Además, los periódicos pueden tener un editor de fotograf ía que supervisa al personal de fotógrafos, además de un editor gráfico que supervisa el trabajo de artistas que elaboran mapas, cuadros y demás material gráfico informativo. Los periódicos grandes tienen también un equipo de investigadores que ayudan a los reporteros a investigar los antecedentes de sus historias y tienen una biblioteca o “morgue” de materiales publicados por el mismo periódico.

Puestos en los medios electrónicos

Las salas de redacción de radio y TV no están tan organizadas como las de los periódicos. La mayoría de los reporteros de noticiarios no se especializan en un tipo de reportaje en particular; en cambio, pueden ser asignados a transmisiones específicas de noticias, como el primer noticiario de la mañana o el último de la noche. Cada una de esas emisiones es conjuntada por un productor, el cual decide qué historias transmitirá, con qué duración y en qué orden. En las salas de redacción más grandes, un productor ejecutivo supervisa el trabajo de los productores.

Además de reporteros, las salas de redacción de los medios electrónicos tienen presentadores o “anclas” que trabajan frente a las cámaras y presentan las historias que los reporteros han cubierto en esa fecha. Los presentadores de radio y televisión suelen figurar en más de un noticiario al día.

En una sala de redacción de televisión, el título de editor se confiere a veces a la persona que está a cargo de la producción técnica de las noticias, quien conjunta los materiales de vídeo y sonido para preparar el producto terminado que sale al aire. En muchas salas de redacción, el fotoperiodista que filma el vídeo se encarga de la edición del mismo a partir de un guión escrito y narrado por el reportero.

El papel del editor

La oferta de trabajo publicada en fecha reciente para ocupar una plaza de editor en un pequeño periódico decía: “Se busca una persona que tenga mucha destreza en redacción, edición y maquetación (layout). ... Se requiere precisión, responsabilidad, capacidad de trabajar bien en equipo y poseer aptitudes para la supervisión”. Una estación de televisión grande que buscaba un nuevo productor requería “juicio experto en materia de noticias, ... y habilidades superiores de redacción. ... Debe tener habilidades de dirección, capacidad para atender múltiples tareas y buenas dotes de organización”.

Por lo visto, los editores tienen que ser periodistas competentes y líderes en la sala de redacción. Se involucran en el proceso noticioso de principio a fin. Los editores deben tener buen juicio en materia de noticias porque actúan como gerentes de asignaciones, responsables de decidir qué historias serán cubiertas y quién se encargará de hacerlo. Deben ser buenos escritores para ayudar a dar forma a la historia a medida que se desarrolla, discutirla con los reporteros de la fuente y decidir adónde conviene enviar más personal para cubrir otros ángulos. Los editores participan directamente en las decisiones sobre la presentación de la historia, escriben o seleccionan los titulares, los pies, las fotos y las ilustraciones. Además deben guiar y motivar a los empleados que están a su cargo.

Los editores y los productores trabajan de cerca con los reporteros para discutir y revisar las historias. Los editores de periódicos revisan los textos, eligen ilustraciones –ya sea gráficos o fotos– y deciden la distribución de la historia en la página y su titular. En la mayoría de las salas de redacción de los medios electrónicos, los reporteros no graban sus guiones ni arman sus historias sino hasta que un productor aprueba el contenido. Los productores deciden también en qué orden se presentarán las historias en el noticiario y la cantidad de tiempo que se dedicará a cada una.

Revisión de textos

El editor es el segundo par de ojos que busca errores en una historia. Conviene subrayar que se trata del segundo par de ojos. Es así porque los reporteros siempre deben verificar la corrección de sus textos antes de presentarlos a un editor. El primer borrador es un buen principio, pero sólo eso. Todo escritor debe dedicar tiempo a la revisión de sus propios textos. Por definición, la buena redacción requiere reescribir algunas cosas.

La revisión gramatical es el primer nivel de la corrección de textos. Los editores buscan errores gramaticales y de uso de términos, así como faltas de ortograf ía. Prestan especial atención a la concordancia, tanto entre sujeto y verbo como entre sujeto y pronombre. El editor se asegura de que todas las cifras incluidas en la historia sean correctas: direcciones, números telefónicos, edades, fechas y referencias de tiempo. Repasa los cálculos que el reportero ha realizado, para asegurarse de que las cuentas estén bien; confirma que el reportero haya anotado el título apropiado de cada una de las personas citadas y revisa el uso de las atribuciones en toda la historia.

Los editores buscan también con cuidado cualquier error en materia de hechos o de imparcialidad. Un editor cuidadoso lee los reportajes con sentido crítico, teniendo presentes estas preguntas:

• ¿Cómo se enteró el reportero de estos hechos?
• ¿Por qué le debe creer la audiencia?
• ¿Está bien fundamentado el argumento principal de la historia?
• ¿Son precisas las citas y captan lo que esa persona quiso decir en verdad?
• ¿Están representados todos los bandos?
• ¿Falta algo?
• ¿Es una historia imparcial?

Los editores prestan también atención a cuestiones de buen gusto y lenguaje, las cuales dependen de la cultura local. (Hablaremos más de esto en el capítulo 7, “La ética y la ley”.) Tanto los editores como los reporteros deben leer los textos en voz alta –sobre todo en la sala de redacción de los medios electrónicos–, para detectar si hay frases demasiado largas, redundancias, expresiones torpes y casos de doble sentido. En muchas salas de redacción, el editor tiene autoridad para cambiar el texto del reportero y corregir errores básicos de esa índole sin consultarlo con él.

Sin embargo, los editores no son sólo correctores de pruebas, sino periodistas en el más amplio sentido de la palabra. La mayoría de los editores y productores tienen experiencia o capacitación como reporteros. Por eso al leer las historias de los reporteros buscan mucho más que la corrección elemental: desean saber si la historia será comprensible para alguien que carezca de conocimientos sobre la materia. Tienen muy presente la necesidad de que las historias sean atractivas e interesantes.

Si una historia es deficiente, el editor o productor debe ser capaz de trabajar con el reportero para mejorar el producto final. Ahí es donde entran en juego sus habilidades de líder, pues aplica un procedimiento que se conoce de ordinario como “orientación del asesor” (coaching).

Asesoría

La asesoría es un medio por el cual los editores ayudan al reportero a resolver en forma independiente los problemas que plantea la historia. Así se evita el resentimiento que el reportero siente a menudo cuando un editor resuelve las deficiencias reescribiendo sus textos. Además, eso permite que el reportero aprenda a trabajar mejor, en lugar de repetir los mismos errores y dejar que el editor se encargue de corregirlos. “Un buen editor asesora a sus reporteros hablando con ellos mientras hacen su reportaje y lo redactan”, dice Joyce Bazira, editora de noticias en el periódico Alasiri de Tanzania. “Por medio de esta asesoría, los escritores también pueden... exponer los problemas que encuentran en el cumplimiento de sus asignaciones y el editor trata de resolverlos”.

Algunas de las destrezas necesarias para impartir esa asesoría son las mismas que distinguen a un buen periodista: saber escuchar con atención y hacer preguntas acertadas. La asesoría funciona porque el reportero casi siempre conoce los problemas que encuentra al escribir una historia, aunque no sepa la forma de resolverlos. El trabajo del asesor consiste en hacer preguntas, escuchar y ayudar al reportero a mejorar en su trabajo. Esto es muy distinto del papel de “enmendador” que algunos editores desempeñan:

ENMENDADOR
Enmienda la historia;
Corrige en el último momento;
Debilita al escritor
Expone las debilidades;
Crea resentimiento;
Asume el control.

ASESOR
Ayuda al escritor;
Ayuda a lo largo de todo el proceso;
Desarrolla la habilidad del escritor;
Se apoya en los puntos fuertes;
Fomenta la independencia;
Comparte el control

Muchos editores se niegan a asesorar a los reporteros porque piensan que eso les quita mucho tiempo y creen que es más rápido hacer los cambios ellos mismos. Cuando se acerca la fecha límite, la asesoría puede ser impráctica. El periódico debe entrar en prensa a tiempo, el noticiario debe salir al aire y es menester corregir los errores. Pero en las salas de redacción que aplican la asesoría, los editores no esperan hasta el último minuto para revisar los textos de los reporteros. Trabajando con ellos durante todo el proceso, los editores les ayudan a producir mejores historias y la revisión requiere menos tiempo al final.

El periodista Rodrick Mukumbira de Botswana, que hoy escribe en el Ngami Times, dice que la asesoría es un aspecto fundamental de su labor como editor de noticias. “No es correcto que el editor asigne el trabajo a un reportero y corrija los errores en el escrito final”, dice Mukumbira. “Él debe intervenir en el proceso de elaboración del reportaje desde que el reportero está lidiando con la introducción; así se ahorra tiempo en la revisión del artículo final”.

Un editor asesor habla primero con los reporteros antes que salgan de la sala de redacción, luego cuando éstos lo llaman desde el lugar de los hechos y también cuanto regresan, antes que empiecen a escribir. El editor asesor hace preguntas sencillas, como las siguientes, que pueden ayudar al reportero a enfocar bien la historia:

• ¿Qué sucedió?
• ¿De qué trata en realidad su historia?
• ¿Qué necesita saber la audiencia?
• ¿Cómo se puede contar esto con claridad?
• ¿Qué opina usted de la historia hasta este momento?
• ¿Qué parte requiere más elaboración?
• ¿Qué necesita hacer a continuación?
• ¿Cómo le puedo ayudar?

Los editores que brindan asesoría buscan siempre algo que elogiar y alentar en todas las historias y cuando señalan problemas, citan sólo unos cuantos a la vez. Jill Geisler del Poynter Institute dice que al dar asesorías se sienta sobre sus manos. Como asesora, no desea tocar el texto del reportero, sino dejar que éste hable de la historia para que ella escuche si tiene la suficiente claridad y plantee las preguntas que el escritor habrá de responder.

La asesoría crea así un periodismo más agudo y una sala de redacción más humana. Hace del diálogo una recompensa, no un castigo. Y como la gente tiende a recordar lo que practica, la asesoría ayuda a fin de cuentas a que los periodistas hagan mejor su trabajo.

Titulares, pies de foto y resúmenes

Además de revisar las historias de los reporteros, los editores son responsables del material adicional que acompaña a las historias. En los periódicos y en las salas de redacción en línea, los editores escriben titulares (cabezas) para las historias y pies para las fotos. El titular es a la vez un resumen y un anuncio; da a la audiencia una idea rápida del tema de la historia y le dice al lector por qué será interesante leer todo el texto. El pie es más bien una etiqueta que le indica al lector lo que se muestra en una foto o gráfica. En la sala de redacción de las estaciones de radio y TV, los productores pueden escribir cabezas y también lo que se conoce como resúmenes (teases), es decir, breves descripciones de las historia cuyo propósito es hacer que el espectador o el escucha desee permanecer en sintonía para enterarse de todo el reportaje.

Las cabezas, por definición, son breves y atractivas. Los titulares impresos resumen la historia, captan la atención del lector, ayudan a organizar las noticias en la página impresa y, por medio de distintos tamaños de letra, indican la importancia relativa de cada historia. Al escribir una cabeza, los editores no se limitan a resumir el párrafo de entrada en unas cuantas palabras: el buen editor intenta captar en los titulares el punto medular de la historia; por eso debe entender ésta a fondo antes de redactar la cabeza. Él tiene que leer la historia de principio a fin y examinar las fotos y todo el material gráfico que la acompañará. Si el argumento principal no es obvio, el editor debe consultar con el reportero, en lugar de tratar de adivinar y arriesgarse a imprimir un titular desorientador o erróneo. Por otra parte, si el editor encuentra confusa la historia, eso indica que ésta tal vez requiere mayor elaboración.

En los titulares se debe emplear un lenguaje simple y directo. Use nombres propios y el tiempo presente. En general, es aceptable no usar conjunciones, los artículos como “el” y suprimir verbos copulativos como “ser” o “estar”. Una historia que narra el arresto de una mujer y su novio por haber cometido una serie de asaltos bancarios podría tener este titular: “Novios Ladrones Detenidos”. Conviene tratar de evitar los verbos que los editores llaman “falsos titulares” y que atraen a los autores de cabezas sólo porque son breves. Verbos como “otear”, “osar” y “urdir” casi nunca se usan en la conversación, por lo cual no deben aparecer en los titulares.

El titular debe ir de acuerdo con la tónica de la historia. Las noticias duras requieren un resumen directo, como este titular del periódico The Zimbabwe Independent: “Contrabando Merma Producción de Oro en Zimbabwe”. Este titular se asegura de que el lector sepa con precisión el tema de la historia. Por otra parte, los titulares de interés general pueden apenas sugerir el contenido de la historia, ya que su propósito básico es despertar la curiosidad del lector. Por ejemplo, el Buenos Aires Herald de Argentina usó este titular para la reseña de una nueva grabación: “Madonna Insolente Retrocede en el Tiempo”.

Como el espacio para titulares es limitado, los editores de periódicos los redactan como si se tratara de un rompecabezas. El corrector de un periódico estadounidense –el Newark Star- Ledger– Joel Pisetzner, dice: “Reúno las palabras como si armara el mensaje de un secuestrador. Las revuelvo una y otra vez, las mezclo y las acoplo”. Aunque esto puede ser divertido, los editores dicen que es importante pensar siempre en el lector, evitar las expresiones trilladas o demasiado frecuentes y tener el mayor cuidado con los giros grotescos o de doble sentido. Los titulares que se esfuerzan demasiado por ser graciosos, ingeniosos o atractivos suelen fracasar; lo principal es que sean precisos y francos, no engañosos. Lo que dice el titular debe aparecer en la historia. Nada molesta más a un lector que una historia donde no se le da lo que los titulares prometían.

En forma muy similar a los titulares, el resumen preliminar de cada nota en los noticiarios tiene la finalidad de atraer la atención del espectador hacia el resto de la historia. Esos resúmenes deben someterse a muchas de las mismas reglas que los titulares. Es preciso que el productor vea toda la historia y hable con el reportero antes de escribir el resumen. Lo trillado y lo demasiado ingenioso no funcionan en esos resúmenes, lo mismo que en los titulares. Además, el resumen no debe prometer demasiado ni exagerar sobre el contenido de la historia a la cual precede.

A diferencia de los titulares de un periódico, el resumen en un noticiario contiene oraciones completas y debe sostenerse por sí solo, pues estará separado de la historia por otras noticias o por mensajes comerciales intermedios. El resumen no sintetiza de ordinario la historia como lo hacen los titulares, pues su propósito es hacer que el espectador se interese y desee seguir en sintonía para enterarse de lo demás. En realidad, los productores escriben esos resúmenes dejando ciertas preguntas sin responder, o bien, crean expectación prometiendo al espectador algo bueno si no cambia de canal.

Para ilustrar la diferencia, considere el resumen inicial de esta historia tomada del periódico estadounidense Los Angeles Times enviada desde Ammán, Jordania: “Una mujer iraquí se presentó en la televisión estatal de Jordania el domingo y confesó que es el cuarto miembro del equipo de terroristas suicidas de Al-Qaida que atacó tres hoteles de la localidad la semana pasada, matando a 57 personas”. Los titulares de esta historia en el periódico fueron: “Mujer Iraquí Confiesa Serena que Intentó Destruir Hotel”. En cambio, el resumen inicial de la misma historia en el noticiero vespertino de NBC por televisión fue: “¿Quién es ella? ¿Y por qué accedió a ser el cuarto de los terroristas suicidas que atentaron contra un hotel en Jordania? Vea los detalles esta noche”. El resumen inicial por televisión no habló de la confesión de la mujer, pero prometió responder las preguntas del espectador acerca del papel que ella desempeñó.

Los pies de fotograf ía tienen también un propósito diferente que los titulares. En lugar de resumir el contenido como lo hacen aquéllos, los pies ayudan al lector a apreciar la ilustración correspondiente. En conjunto, la foto y su pie forman una pequeña historia que el lector puede entender sin tener que leer el texto al cual acompañan.

Los pies deben identificar con claridad a las principales personas que aparecen en las fotos. Si en éstas figuran varias personas, a menudo es útil informar al lector que el personaje principal es el que “lleva una gorra” o “está de pie a la derecha”. En el pie no se deben repetir las palabras exactas de los titulares ni frases tomadas de la historia acompañante. Además, los escritores de pies no tienen por qué explicar lo que se ve con claridad en la foto. “Carlos Fernández sonríe al bajar del avión” es un pie menos efectivo que “Carlos Fernández regresa alegre de sus 15 años en el exilio”.

La mayoría de los pies son cortos, de sólo uno o dos renglones en letra menuda. Pero a veces el periódico o el sitio en línea reúne muchas fotos con pies largos en un ensayo fotográfico que relata una historia completa. En los pies largos pueden usarse citas de las personas que aparecen en las fotos.

Material gráfico y visual

Los reporteros de periódicos resienten a veces el uso de material gráfico porque ocupa espacio y los obliga a acortar sus historias. Sin embargo, las buenas ilustraciones aumentan el atractivo visual del periódico, atraen la atención de los lectores y ayudan a comprender las historias. En realidad dan realce al texto del reportero en lugar de menoscabarlo. El diseñador de periódicos Ron Reason dice que el material gráfico es “información, no decoración”.

Cada ilustración debe tener un propósito. Llenar espacio o tiempo vacío no es razón suficiente para usar material gráfico. Éste tiene que facilitar al lector o al espectador la comprensión de la historia, lo cual significa que el editor debe entender ésta a fondo antes de diseñar o elegir una ilustración que la acompañe. Los artistas gráficos suelen producir las imágenes visuales; el papel del editor es conceptualizar la ilustración, buscar la información que ésta debe contener o que habrá en ella y evaluar su precisión.

El material gráfico puede mostrar hechos básicos o ilustrar un proceso. Imagine que usted va a informar sobre la contaminación del aire en su país. Podría usar un mapa para indicar los lugares donde el aire es más insalubre o una ilustración para mostrar los efectos de la contaminación en los pulmones. Ambos tipos de ilustración funcionan bien, tanto en un noticiario como en la prensa impresa.

Cualquiera que sea el medio, conviene evitar las ilustraciones sobrecargadas de información. Es preciso que con sólo mirar la ilustración el lector o el espectador capte una idea básica. Considere la ilustración como una señal en la carretera: como el conductor no tiene mucho tiempo para examinarla porque las cosas pasan demasiado de prisa frente a él, la información tiene que ser clara y fácil de captar.

Imagine que usted edita una historia donde se informa que el presupuesto anual de la ciudad equivale hoy al doble del que era hace 10 años. Al leer más en detalle se da cuenta de que la mayor parte del crecimiento ha ocurrido en los tres últimos años. Una gráfica de barras que muestre el monto del presupuesto en cada uno de los últimos 10 años sería un recurso sencillo para aclarar esa situación.

Para el lector y el espectador es más fácil captar la información que se presenta en forma gráfica y no sólo con números. Por ejemplo, en una historia sobre cómo la proliferación de empresas en la ciudad ha desplazado a los residentes, se podría mencionar el número de edificios de apartamentos y de oficinas que hay en el lugar. Sin embargo, sería más eficaz usar un gráfico de rebanadas de pastel para mostrar la relación entre ambos. Siempre que sea posible, compare las tasas de crecimiento, no los números escuetos. Es desorientador mostrar que el número de muertos a causa del SIDA en una ciudad es el doble que en otra, si la primera tiene 10 veces más habitantes. Calcule el índice de defunciones por habitante para que pueda hacer una comparación justa. Los editores que trabajan con gráficas necesitan conocimientos de estadística y deben comprometerse a usarlas con transparencia y precisión para que sean más comprensibles.

Supervisión

Como ya hemos dicho, los editores son supervisores además de periodistas. Al trabajar con los reporteros en las historias diarias, supervisan también los progresos de éstos a largo plazo y buscan oportunidades, ya sea en forma personal o por escrito, de ofrecer comentarios constructivos que les ayuden a mejorar su trabajo. Muchos editores tienen que presentar además una reseña anual del desempeño de los empleados bajo su supervisión, lo cual es un tipo de realimentación más formal.

La realimentación eficaz es oportuna y específica. Se ofrece tanto en persona como por escrito. La mayoría de los editores son partidarios de dar la realimentación positiva en público y hacer todos los comentarios de crítica en privado. Para los editores más atareados, la única forma de asegurarse de que sus empleados reciban la realimentación de persona a persona que merecen es mediante sesiones periódicas de comentarios. Hacer que los empleados se enteren en forma habitual de la calidad de su trabajo es un buen recurso para evitar sorpresas desagradables a la hora de evaluar el desempeño.

Los jefes de información deben buscar el modo de obtener del personal a su cargo una realimentación sincera sobre su desempeño. Esto se puede lograr en conversaciones informales o pidiendo a los empleados que respondan un cuestionario anónimo. En una u otra forma, los jefes deben insistir en que su personal sea sincero y no mostrar inquina si el resultado no es del todo favorable. Lo importante es que averigüen qué pueden hacer para mejorar su propio rendimiento.

Los principales editores y jefes de información establecen la tónica en la sala de redacción y ayudan a crear en ella una cultura positiva, estableciendo y reforzando las normas y valores que los empleados comparten. En una sala de redacción bien dirigida, los editores no tienen favoritos; alientan la comunicación abierta y celebran reuniones regulares para cerciorarse de que todos comprendan las metas de la organización de noticias. Los editores deben prestar mucha atención al buen estado de ánimo del personal y hacer todo lo posible por mejorarlo, elogiando los éxitos y premiando los logros notables. Reconocer en público el buen trabajo es un recurso adecuado para hacer que éste prolifere.

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