Elecciones en 2008 | Guía de las elecciones de 2008

07 octubre 2008

En sus propias palabras

 
Barack Obama durante su discurso de graduación en la Universidad Wesleyan en Connecticut.
Barack Obama durante su discurso de graduación en la Universidad Wesleyan en Connecticut.

En este extracto de uno de sus discursos, Barack Obama habla de una época de su vida en la que “empecé a notar que existía un mundo más allá de mí mismo” y describe su deseo de ser un agente del cambio. Estos comentarios forman parte del discurso que pronunció en una ceremonia de graduación en la Universidad Wesleyan de Middletown, Connecticut, el 25 de mayo de 2008.

Participé activamente en el movimiento contra el régimen del apartheid en Sudáfrica. Empecé a seguir con interés todos los debates sobre la pobreza y la atención de la salud en este país. Por eso, para la época en que me titulé en la universidad, ya estaba poseído por la loca idea de que yo podía trabajar en el nivel popular para provocar el cambio.

Envié cartas a todas las organizaciones de ese tipo de las que tenía noticia en el país. Y un día, un pequeño grupo de iglesias del South Side de Chicago me ofreció trabajo como organizador de la comunidad en barrios que estaban muy deprimidos a causa del cierre de una planta siderúrgica. Mi madre y mis abuelos querían que yo fuera abogado. Mis amigos estaban buscando trabajo en Wall Street. Fue entonces cuando esa organización me ofreció 12.000 dólares al año y 2.000 dólares para comprar un coche viejo y destartalado. Acepté la propuesta.

La verdad es que yo no conocía a nadie en Chicago y no estaba muy seguro de entender en qué consistía ese asunto de organizar la comunidad. Siempre me sentí inspirado por los relatos sobre el Movimiento de los Derechos Civiles y por la exhortación de JFK [el presidente John F. Kennedy] a prestar servicio social, pero cuando llegué al South Side no encontré allí marchas ni discursos de altos vuelos. A la sombra de una planta siderúrgica vacía, sólo había una multitud de personas que luchaban por sobrevivir. No hicimos grandes progresos al principio.

Todavía recuerdo una de las primeras reuniones que organizamos para hablar con un grupo de líderes de la comunidad sobre el tema de la violencia entre pandillas. Esperamos largo tiempo a que la gente se presentara, hasta que por fin un grupo de personas de edad avanzada entró en el salón. Cuando se sentaron, una ancianita levantó la mano y preguntó: “¿Es aquí donde se va a ser el juego de bingo?”.

La tarea no fue fácil, pero finalmente logramos ciertos progresos. Día tras día y cuadra tras cuadra, fuimos reuniendo a la comunidad, registramos nuevos votantes, establecimos programas para después de la escuela, luchamos por la creación de nuevos empleos y ayudamos a la gente a vivir con un poco de dignidad.

Entonces me empecé a dar cuenta de que no se trata sólo de ayudar a otras personas. Por medio del servicio, encontré una comunidad que me aceptó; comprendí lo que significa ser un ciudadano y hallé la dirección que estaba buscando. A través del servicio, descubrí cómo hacer encajar mi propia historia improbable en la gran historia de Estados Unidos.

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