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06 diciembre 2006

El costo de la corrupción

 

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Por John Sullivan y Alexsandr Shkolnikov

John Sullivan es director ejecutivo del Centro Internacional de la Empresa Privada (CIPE), entidad afiliada a la Cámara de Comercio de los Estados Unidos. Aleksandr Shkolnikov es funcionario de programas del CIPE. Lo que sigue a continuación es un extracto de su artículo, que esboza el costo que la corrupción representa tanto para las empresas como para los ciudadanos en general. Este texto apareció originalmente en el artículo Combating Corruption: Private Sector Perspectives and Solutions (Cómo combatir la corrupción: perspectivas y soluciones para el sector privado) en el número de septiembre de 2004 de la publicación Economic Reform del CIPE.

¿Por qué se debe luchar contra la corrupción? En muchas economías, la corrupción es institucional y parece ser más cómodo tratar con ella diariamente que combatirla. Percibir la corrupción como un problema económico significa que ésta es algo más que una simple conducta inapropiada. Significa que la corrupción, si bien beneficia a algunas personas, a la larga es costosa para la sociedad, para el sector privado y para los gobiernos. La corrupción debe eliminarse porque ésta:

Distribuye desacertadamente los recursos

Con frecuencia, recursos que podrían dirigirse hacia la producción de bienes y servicios, se desvían hacia la corrupción. Esto incluye tanto los recursos directos involucrados en las transferencias de dinero como los recursos indirectos, por ejemplo, el mantener contactos con funcionarios gubernamentales o que se otorgue una licencia de operación o de producción a una firma menos eficiente. La corrupción también distribuye desacertadamente recursos que de otra manera podrían usarse para el suministro de servicios públicos. Dineros recabados de licencias o impuestos, en lugar de contribuir al presupuesto, pueden simplemente acabar en los bolsillos de empleados corruptos del gobierno. Además, los recursos no se usan en la forma más eficiente, puesto que no es la firma más eficiente, sino la que tiene las mejores conexiones, la que recibe el contrato del gobierno.

Fomenta políticas y reglamentaciones desacertadas e insensibles

En los sistemas corruptos, los legisladores con frecuencia generan políticas y reglamentaciones cuyo propósito no es mejorar el entorno económico o político en general. Más bien, benefician a unos pocos allegados a los responsables de adoptar decisiones o a aquellos que sobornan a funcionarios gubernamentales para que aprueben una reglamentación favorable.

Reduce los niveles de inversión

La corrupción tiene efectos negativos tanto en los niveles de inversión extranjera como interna. Los inversionistas terminan por evitar los entornos en que la corrupción es rampante porque ésta aumenta el costo de las transacciones y socava el estado de derecho. La corrupción con frecuencia está relacionada también con un grado alto de incertidumbre, algo que siempre ahuyenta a los inversionistas.

Reduce la competitividad y la eficiencia

Los funcionarios del gobierno que exigen sobornos para proveer o denegar servicios tales como la adjudicación de licencias o permisos, limitan el número de las firmas capaces de entrar en el mercado, creando con ello un entorno de "buscadores de beneficios", que obliga a las compañías que no están dispuestas o no están en condición de pagar sobornos a participar en la economía informal. La búsqueda de beneficios resulta algunas veces en proteccionismo del comercio, y también en insumos de mala calidad o producidos ineficientemente, lo que a su vez reduce la efectividad, la productividad y la capacidad competitiva. En términos generales, la falta de competencia perjudica al consumidor, que recibe productos de menor adelanto tecnológico y de menor calidad y paga precios más altos por estos productos.

Reduce los ingresos públicos destinados a bienes y servicios esenciales

La evasión fiscal, uno de los problemas que amenaza más al flujo de los ingresos del gobierno, es muy generalizada en los países corruptos porque las firmas que operan en la economía informal no rinden informes sobre sus ganancias y por lo tanto no pagan impuestos. Al mismo tiempo, las firmas que operan en la economía formal pagan sobornos en lugar de impuestos cuando la administración tributaria es corrupta o cuando está muy generalizado el abuso de las leyes tributarias. Es más, los agentes corruptos del gobierno se apropian de los cargos y pagos que reciben de las firmas que de otra manera estarían destinados al presupuesto estatal, privando con ello al gobierno de los fondos que éste necesita para suministrar bienes y servicios esenciales.

Aumenta los gastos públicos

Los proyectos de inversión pública brindan en muchos casos oportunidades para que los funcionarios gubernamentales reciban sobornos. Sencillamente, los funcionarios del gobierno, frente a la posibilidad de beneficiarse directamente al adjudicar contratos a amigos, promoverán tantos proyectos de inversión pública como les sea posible. De hecho, estos escándalos ocurren no solamente en los países corruptos en desarrollo, sino también en los países más desarrollados donde la corrupción no es tan común. En muchos países, ocurre algunas veces que se adjudican a amigos proyectos que nunca se llegan a completar, simplemente porque alguien roba los fondos. La corrupción produce también mala administración de los proyectos de inversión pública y por lo tanto contribuye a un déficit fiscal más cuantioso, en detrimento de una política fiscal acertada.

Reduce la productividad y desalienta la innovación

En los sistemas corruptos, las personas y las firmas gastan tiempo y recursos dedicados a la corrupción (al pagar sobornos, cultivar relaciones con funcionarios corruptos, etc.) en lugar de dedicarse a actividades que promuevan su crecimiento. Asimismo, la corrupción desalienta a que se hagan innovaciones, dado que los sistemas corruptos carecen de las instituciones jurídicas que protegen los derechos sobre la propiedad.

Aumenta el costo de las transacciones comerciales (actúa como un impuesto sobre las empresas)

El tiempo y el dinero que se gasta en sobornar a los funcionarios gubernamentales y en resolver materias reguladas por complejas reglamentaciones aumentan el costo de los negocios. Este costo, o se transfiere al consumidor por medio de aumentos en el precio o reduciéndose la calidad del producto, o actúa como una barrera para que las firmas no entren en el mercado. Además, los sistemas judiciales corruptos limitan la habilidad de la empresa para obligar a que se cumplan los contratos, lo que impide la operación normal y obstaculiza las nuevas oportunidades.

Reduce los niveles de crecimiento

La corrupción perjudica a las empresas pequeñas debido a que a éstas les es más difícil que a las firmas más grandes sostener el alto costo de la corrupción (tiempo y dinero). Generalmente, las firmas pequeñas carecen de poder para evitar la corrupción, tienden a operar en entornos altamente competitivos y, por lo tanto, no pueden pasar el costo de la corrupción a sus clientes. Por esta razón, en los ambientes corruptos, es más difícil para las empresas pequeñas sobrevivir, y esto perjudica a la tasa de crecimiento de una economía porque en la mayoría de las economías la pequeña empresa es la propulsora del crecimiento.

Reduce los niveles de empleo en el sector privado

Al obligar a la empresa a operar en el sector informal, creando barreras a su entrada en el mercado y aumentando sus costos de operación, la corrupción reduce en efecto los empleos en el sector privado porque las firmas son menos propensas a crecer y a expandirse.

Reduce el número de empleos de calidad en el sector público

Con frecuencia, los gobiernos corruptos ofrecen muchos empleos de salarios bajos para favorecer a votantes claves. Asimismo, en los sistemas corruptos la calidad de los empleos públicos sufre porque los funcionarios gastan recursos en obtener sobornos en lugar de proveer servicios. Por ejemplo, en muchos casos, en las oficinas que adjudican licencias, los funcionarios públicos simplemente demoran el trámite de expedir la licencia si no reciben pagos o regalos adicionales.

Agrava la pobreza y la desigualdad

La corrupción reduce el potencial de los pobres de ganar dinero porque existen menos oportunidades en el sector privado. Además, la corrupción facilita la desigualdad al limitar los gastos en servicios del sector privado, y limita el acceso a recursos esenciales como el cuidado de la salud y la educación.

Socava el estado de derecho

La corrupción crea una cultura en la que los funcionarios del gobierno no están obligados a rendir cuentas por sus acciones. Además, en los sistemas corruptos no se aplican en forma constante y justa las leyes y las reglamentaciones que existen en los códigos. Por lo tanto, no es la ley la que cuenta sino a quién se conoce y cuánto se está dispuesto a pagar.

Impide las reformas democráticas orientadas al mercado

Para tener éxito en establecer economías de mercado y sociedades democráticas, los países deben crear y desarrollar instituciones que faciliten la aplicación de la ley y aseguren un proceso decisorio transparente e inclusivo. En los sistemas corruptos, es difícil crear instituciones acertadas y bien concebidas. Los funcionarios corruptos responsables de las reformas son menos propensos a adoptar medidas que limiten directamente su capacidad de beneficiarse personalmente con los sobornos y comisiones clandestinas. La corrupción socava también la legitimidad de la oficina pública y perjudica el proceso democrático al desalentar a la gente a que participe.

Aumenta la inestabilidad política

La corrupción generalizada contribuye a la inestabilidad política porque se alienta a los ciudadanos a desalojar a los líderes corruptos que no pueden representar eficazmente los intereses del pueblo.

Contribuye al aumento de la delincuencia

La corrupción fomenta un sistema que hace caso omiso del estado de derecho y crea una sociedad en la que son inefectivas las instituciones jurídicas, judiciales y de aplicación de la ley. En los sistemas corruptos, a los ladrones les es fácil comprar la evasión de su castigo. La corrupción no solamente conduce a la delincuencia política e institucional, sino que fomenta también el crimen organizado.

Extractos del documento de exposición de problemas No. 0409, aparecido en la publicación Economic Reform de fecha 22 de septiembre de 2004. © Center for International Private Enterprise.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente los puntos de vista ni las políticas del gobierno de los Estados Unidos.

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