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26 septiembre 2008

Toda esa energía

 
Las fuentes de energía renovable, como la eólica, representan menos del 6% de la oferta de energía en EE.UU.
Las fuentes de energía renovable, como la eólica, representan menos del 6% de la oferta de energía en EE.UU. (© AP Images/Ed Andrieski)

La economía de Estados Unidos usa mucha energía: consumió 99.890 billones de unidades térmicas británicas (Btu) en 2005. Casi toda la energía producida en el país se usa en el mismo y hay que importar más en grandes cantidades.

“Los combustibles fósiles – carbón, petróleo y gas natural – proveen en la actualidad más del 85 por ciento de la energía que se consume en el país, casi dos tercios de nuestra electricidad y prácticamente todo el combustible para el transporte”, consigna el Departamento de Energía de EE.UU.

Dicho departamento vaticina que la dependencia nacional de combustibles fósiles seguirá en aumento por varios decenios, “aun cuando exista un vigoroso desarrollo y despliegue de nuevas tecnologías renovables y nucleares”.

Menos del 8 por ciento del suministro de energía de este país proviene de la generación nuclear y menos del 6 por ciento, de la energía renovable, sobre todo hidroeléctrica y de biomasa.

El precio de la energía es cada vez más alto en todo el mundo a medida que aumenta la demanda, sobre todo en las economías en rápida expansión, como China y la India. Al mismo tiempo, las fuentes de energía, en particular el petróleo, caen cada día más bajo el control de compañías de propiedad estatal fuera de las principales economías.

Cerca de un tercio del suministro de energía estadounidense es importado, y también lo son casi dos terceras partes de su petróleo. En 2006, la economía de este país usó, en promedio, 20,6 millones de barriles de petróleo diarios, casi la cuarta parte del suministro mundial. Nuestra dependencia con respecto al petróleo extranjero ha llegado a ser un importante problema político.

Refinerías de petróleo producen los 20,6 millones de barriles del crudo que EE.UU. consume cada día.
Refinerías de petróleo producen los 20,6 millones de barriles del crudo que EE.UU. consume cada día. (© AP Images/David J. Phillip)

“En virtud de que hay pocos sustitutos del petróleo que sean fácilmente asequibles, hasta una perturbación relativamente menor del suministro mundial del crudo puede ocasionar trastornos económicos para decenas de millones de estadounidenses”, dice en un informe el Consejo del Liderazgo para la Seguridad en la Energía.

La conservación de la energía mediante una mayor eficiencia y el desarrollo de una oferta energética diferente de los combustibles fósiles son objetivos de la política estadounidense, pero ha sido difícil llegar a un consenso político sobre la forma de alcanzar esas metas.

La economía del país ya ha logrado cierta eficiencia energética. Ahora se usa sólo la mitad del petróleo para producir un dólar de PIB (ajustado según la inflación), en comparación con lo que usaba durante los impactos de los precios del hidrocarburo en la década de 1970. ¿A qué se debe esto? A la expansión de sectores de la economía que dependen menos de la energía, a la elevación de las normas de eficiencia en el consumo de combustible de los vehículos y a los drásticos recortes realizados en el uso de petróleo para generar energía eléctrica.

A pesar de todo, en 2004 la eficiencia energética de Estados Unidos estaba clasificada todavía por debajo de la de otras economías importantes, excepto Canadá.

Una ley de energía aprobada por el Congreso en 2005 provee muchos incentivos, como garantías de préstamos, exenciones fiscales y subsidios para las industrias de energéticos (incluso nucleares, de biomasa como el etanol, y combustibles fósiles). Uno de los principales objetivos es hallar la forma de quemar carbón sin contaminar, ya que Estados Unidos tiene grandes reservas carboníferas. La ley otorga también exenciones fiscales limitadas a quienes hagan mejoras en sus hogares para elevar la eficiencia en el uso de la energía, y por la compra de vehículos motorizados que usen la energía de modo eficiente.

Por razones tanto ambientales como económicas, algunos gobiernos estatales, en particular el de California, han ido aún más lejos que el gobierno federal en el rigor de sus normas para la eficiencia en el uso de la energía en viviendas, empresas y vehículos automotores.

Sin embargo, los gobiernos federal, estatales y locales no se ponen de acuerdo en cuanto a la forma de lograr un reforzamiento mucho mayor de la seguridad en materia de energéticos.

¿También la inversión externa implica un problema para la economía de Estados Unidos?

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