Economía y comercio | Crecimiento económico mediante mercados abiertos

26 septiembre 2008

Empresas grandes y pequeñas

 
Federal Express, un servicio de entregas en mundial, empezó como una empresa pequeña.
Federal Express, un servicio de entregas en mundial, empezó como una empresa pequeña. (© AP Images/Tony Avelar)

Las empresas pequeñas con menos de 500 empleados ocupan un lugar preponderante en la economía nacional. Ellas pueden responder con rapidez a los cambios en las condiciones económicas y en las necesidades del cliente, con soluciones técnicas novedosas para los problemas de producción. Su participación en el PIB no agrícola se extendió a 50,7 por ciento en 2004.

“De los casi 26 millones de firmas de Estados Unidos, la mayoría son muy pequeñas –97,5 por ciento– pues tienen menos de 20 empleados”, declara la Administración Estadounidense de la Pequeña Empresa. “No obstante, en términos acumulativos, esas firmas representan la mitad del producto interno bruto real no agrícola y en el último decenio generaron entre el 60 y el 80 por ciento neto de los nuevos empleos".

Muchos empresarios comenzaron experimentando con máquinas armadas a mano en una cochera. Unos cuantos de ellos expandieron sus pequeñas empresas hasta convertirlas en grandes y poderosas corporaciones. Estos son algunos ejemplos: el fabricante de software

Microsoft, el servicio de de entregas Federal Express, el fabricante de ropa deportiva Nike, el proveedor de servicio de Internet AOL y el fabricante de helados Ben & Jerry’s.

Las mujeres son dueñas y directoras de muchas empresas pequeñas. En 2002, las firmas propiedad de mujeres representaban el 28 por ciento de las compañías del país –sin considerar las fincas agrícolas–, tenían el 6 por ciento de los trabajadores y obtuvieron el 4 por ciento de los ingresos empresariales de Estados Unidos.

Muchas empresas pequeñas son dirigidas por miembros de minorías. De todas las empresas estadounidenses no agrícolas que existían en 2002, el 6,8 por ciento eran propiedad de estadounidenses de origen hispano, el 5,2 por ciento de afro-estadounidenses, el 4,8 por ciento de estadounidenses de origen asiático, el 0.9 por ciento de nativos de Norteamérica o Alaska y el 0.1 por ciento de estadounidenses nativos de Hawai y otras islas del Pacífico.

Mujeres como Sharon Cote, de Alaska, constituyen más de la cuarta parte de los empresarios de EE.UU.
Mujeres como Sharon Cote, de Alaska, constituyen más de la cuarta parte de los empresarios de EE.UU. (© AP Images)

Las empresas pequeñas emplean casi exactamente a la mitad de los 153 millones de personas que forman la fuerza de trabajo privada de este país. En 2003, en promedio, las empresas pequeñas tenían un local y diez empleados; las grandes empresas, 61 locales y 3.300 empleados.

Muchas empresas estadounidenses grandes y pequeñas están organizadas como corporaciones de gestión pública. Las corporaciones han demostrado su gran eficacia al acumular el dinero necesario para pagar sus operaciones de puesta en marcha y expansión.

Para recaudar dinero, las corporaciones venden acciones (participaciones en la propiedad de sus activos) o bonos (dinero en empréstito) a inversionistas. También los bancos comerciales hacen préstamos directos a las empresas grandes y pequeñas. Los gobiernos federal y estatales aplican reglas detalladas a fin de garantizar la solidez y la seguridad de este sistema financiero y dar a los inversionistas la información que necesitan para tomar decisiones con buena información.

Una corporación grande puede tener un millón de propietarios o más, la mayoría de los cuales son poseedores de acciones que representan una fracción minúscula del valor total de la compañía. Casi la mitad de las familias estadounidenses poseen acciones comunes, ya sea directamente o a través de fondos mutualistas o planes de inversión para pensiones de retiro.

“La mayoría de los trabajadores de Estados Unidos participan en nuestros mercados de capital”, dijo Christopher Cox, presidente de la Comisión de Valores y Bolsas, en un discurso pronunciado en 2007. “Cada vez es más válido –y también más evidente– que lo que es bueno para los inversionistas estadounidenses es bueno para el pueblo de este país”.

En virtud de que, de ordinario, los accionistas no son capaces de administrar por sí mismos los negocios de la corporación, eligen un consejo de directores que se haga cargo de definir la política empresarial. Los consejos corporativos dejan en manos de un director general (CEO) las decisiones administrativas diarias de la firma.

Mientras el CEO cuente con la confianza del consejo de directores, disfrutará en general de amplia libertad de acción para dirigir la empresa. Pero los accionistas, actuando en conjunto, pueden imponer un cambio de administración. En un extraordinario despliegue de asertividad, los consejos obligaron a su presidente o al director general a dimitir, entre 2004 y 2006, por sus deficiencias en términos de conducta ética o desempeño.

La mayoría de las corporaciones son pequeñas, pero también las hay gigantescas. En 2006, cuando los precios del petróleo alcanzaron cifras récord, Exxon Mobil Corporation declaró una cifra anual de beneficios sin precedente entre las empresas de este país: 39.500 millones de dólares –más de 75.000 por minuto– sobre un total de ingresos de 347.000 millones. Las tiendas Wall-Mart encabezaron la lista de las corporaciones en 2006 con ingresos de 351.000 millones.

Bien, pero ¿no son acaso los trabajadores los que hacen que la economía estadounidense sea productiva?

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