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Cuenca del Caura aún está a salvo |
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Por Humberto Márquez*
Autoridades
venezolanas aseguran a Tierramérica que no hay planes de
crear una represa en el río Caura, un tesoro ambiental del
país. Ecologistas vigilan el tema de cerca.
CARACAS. – El gobierno de Venezuela no
parece tener prisa en aprovechar el potencial hidroeléctrico
de la sudoriental cuenca del río Caura, uno de los pocos
espacios prístinos que quedan en el planeta. Pero los ambientalistas
no respiran aliviados.
El reciente hallazgo de diez nuevas especies
de peces, un ave y un camarón en la cuenca del Caura, afluente
del Orinoco, quita el sueño a los ecologistas preocupados
por su conservación.
Pende sobre el río la posibilidad de
una represa, y aun la de tomar aguas de su cuenca para llevarlas
a la del Caroní, donde se encuentra Guri, tercera central
hidroeléctrica del mundo.
“Es una de las malas ideas que pueden alcanzar el formidable
reservorio de agua, bosques, fauna, biodiversidad, paisajes y valiosas
formas de cultura indígena que es la cuenca del Caura”,
dijo a Tierramérica el portavoz de la organización
no gubernamental Conservation International, Franklin Rojas.
¿Qué contiene la cuenca del Caura?
En sus 45 mil 336 kilómetros cuadrados hay bosques vírgenes
con más de dos mil 700 especies de plantas, 475 de aves,
168 de mamíferos, 23 de reptiles, y varios centenares de
peces.
La mayor parte de la cuenca es una reserva
forestal con varios parques nacionales y monumentos naturales, como
la sima (agujero) de Sarisariñama, una formación geológica
del precámbrico, y varios "tepuyes", montañas
de cumbres achatadas características de la Guayana y consideradas
de las más antiguas del planeta.
El Caura recorre 700 kilómetros desde
su nacimiento cerca de la frontera con Brasil, a dos mil metros
sobre el nivel del mar, hasta encontrarse con el Orinoco. Es el
mayor de la cuenca, 90 por ciento de la cual está cubierta
por bosques siempre verdes, anegadizos y de galería, y sabanas.
La expedición Aquarap, con científicos
venezolanos, brasileños y estadounidenses que recorrieron
el Caura en 2000, detectó nuevas especies de peces y camarones
y constató que la mayoría de los bosques y ríos
están vírgenes o muy conservados por las comunidades
ye´kuana (makiritare) y sanemá (yanomami).
Estos indígenas habitan la zona desde
hace milenios, siguiendo una cosmogonía que los impele a
un trato respetuoso de la tierra, descartando actividades como la
minería.
“Existe un plan de construir una nueva
represa hidroeléctrica (cerca del salto Pará, en el
bajo Caura) y desviar 75 por ciento del caudal del río Caura
al sistema fluvial Paragua-Caroní", decenas de kilómetros
al este, según el informe de Aquarap.
Pero el presidente de la estatal Electrificación
del Caroní (Edelca), Daniel Machado, aseguró a Tierramérica
que tal plan no está en el horizonte de proyectos del Estado.
“Lo único previsto es continuar
con los estudios del potencial de los ríos de Guayana, pero
ni para el mediano plazo estudiamos la factibilidad de un desarrollo
hidroeléctrico en el Caura y menos un trasvase de aguas”,
dijo Machado.
Según el funcionario, “en un futuro
distante es posible ese aprovechamiento, pero los planes de Edelca
y del Estado se concentran en el Caroní”, cuya represa
de Guri tiene una capacidad instalada de 10 mil megavatios/hora.
Otras dos represas sobre el Caroní,
Caruachi, y Tocoma, aportan mil 800 megavatios/hora, y está
en construcción una tercera para instalar otros dos mil megavatios.
"El trasvase de aguas de una cuenca a
otra es algo que ni siquiera existe para este Ministerio. No sólo
podría tener un enorme impacto ambiental, sino costos elevadísimos
sin respaldo en cuanto a rentabilidad”, dijo a Tierramérica
el director general de cuencas de la cartera de Ambiente, Rodolfo
Roa.
El ecologista Rojas reconoció que los
planes de aprovechamiento eléctrico del Caura todavía
no configuran una amenaza, “y por eso nuestra organización
procura que se realicen estudios, que deben madurar a lo largo de
2004 y 2005, para dibujar un modelo de conservación, de manejo
y desarrollo sustentable”.
Mientras tanto, el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD) intenta obtener nueve millones
de dólares del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF,
por sus siglas en inglés) para programas de estudio, conservación
y manejo de la cuenca, informó a Tierramérica la funcionaria
Lila Gil, de la agencia de la ONU en Venezuela
“En todos los planes, será preciso
prever recursos para mejorar las condiciones y calidad de vida de
las comunidades indígenas", estimó por su parte
Rojas.
Según la Constitución de 1999,
los pueblos indígenas tienen derecho a la demarcación
de territorios para su aprovechamiento y ninguna explotación
de carácter económico puede adelantarse en tierras
ancestrales sin su consentimiento.
Las etnias ye’kuana y yanomami cuentan
por ahora con voluntad de conservación y ninguna prisa del
Estado venezolano por desarrollar el potencial eléctrico
del Caura.
* El autor es corresponsal de IPS.
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