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Cáncer de la nasofaringe: Tratamiento (PDQ®)
Versión Paciente   Versión Profesional De Salud   In English   Actualizado: 07/24/2008



Propósito de este sumario del PDQ






Información general sobre el cáncer de la nasofaringe






Clasificación celular del cáncer de la nasofaringe






Información sobre los estadios del cáncer de la nasofaringe






Aspectos generales de las opciones de tratamiento






Cáncer de la nasofaringe en estadio I






Cáncer de la nasofaringe en estadio II






Cáncer de la nasofaringe en estadio III






Cáncer de la nasofaringe en estadio IV






Cáncer recidivante de la nasofaringe






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Información general sobre el cáncer de la nasofaringe

Anatomía
Factores de riesgo
Signos y síntomas
Pruebas diagnósticas
Pronóstico
Seguimiento



Anatomía

La nasofaringe tiene una forma cuboide. Las paredes laterales están formadas por la trompa de Eustaquio y la fosa de Rosenmuller. El techo, descendiente de la parte anterior a la posterior, está rodeado por la hipófisis faríngea, la amígdala faríngea y la bolsa faríngea, con la base del cráneo en la parte superior. Anteriormente, la nasofaringe termina en la coana posterior y cavidad nasal, y el límite posterior está formado por los músculos de la pared faríngea posterior. En la parte inferior, la nasofaringe termina en una línea horizontal imaginaria formada por la superficie superior del paladar blando y la pared posterior faríngea.

Factores de riesgo

A diferencia de otros cánceres de células escamosas de la cabeza y del cuello, no parece que el cáncer de la nasofaringe esté vinculado con el consumo excesivo de tabaco y alcohol. Los factores que se piensa que predisponen a este tumor son los siguientes:

  • Ascendencia china (o asiática).[1]
  • Exposición al virus de Epstein-Barr (VEB).
  • Factores desconocidos que resultan en conglomerados familiares muy raros.[2]
Signos y síntomas

Los síntomas y signos cuando se presenta el cáncer incluyen:

  • Ganglios linfáticos indoloros y agrandados, en el cuello (presentes en aproximadamente 75% de los pacientes y, a menudo, bilaterales y posteriores).
  • Obstrucción nasal.
  • Epistaxis.
  • Disminución de la audición.
  • Acúfenos.
  • Otitis media recidivante.
  • Disfunción de los nervios craneales (generalmente II–VI o IX–XII).
  • Garganta dolorida.
  • Cefalea.

En el paciente que presenta solo adenopatía cervical, el hallazgo de material genómico del virus de Epstein Barr (VEB) en el tejido después de la amplificación del ADN con la reacción en cadena de la polimerasa presta pruebas fehacientes de un tumor nasofaríngeo primario nasofaríngeo y se deberá conducir una búsqueda concertada en esa área.[3]

Pruebas diagnósticas

El diagnóstico se hace por biopsia de la masa nasofaríngea. El examen incluye:[4]

  • Examen visual cuidadoso (por espejo o examen endoscópico).
  • Documentación del tamaño y ubicación del tumor, y de los nódulos del cuello.
  • Evaluación de la función de los nervios craneales y la capacidad auditiva.
  • Radiografía del cráneo (especialmente imágenes de la base del cráneo) para evaluar los agujeros intervertebrales.
  • Exploración por TC (TAC) completa o imaginología por resonancia magnética (IRM) con vistas que delineen el límite superior e inferior de la lesión.
  • Radiografía de tórax.
  • Hemograma.
  • Pruebas bioquímicas.

Cualquier indicación clínica o de laboratorio de metástasis a distancia debe conllevar una evaluación adicional de otros sitios. Antes de iniciar un tratamiento con radiación, es particularmente importante una evaluación dental cuidadosa e higiene y tratamientos orales. La imaginología por resonancia magnética (IRM) suele ser más útil que la gammagrafía TC para detectar anomalías y definir su grado.[4-6]

Pronóstico

Los factores pronósticos principales que influyen negativamente en el resultado de tratamiento incluyen:[7]

  • Tamaño grande del tumor.
  • Un tumor en estadio más alto (T).
  • Presencia de ganglios afectados en el cuello.

Otros factores vinculados con una disminución de la supervivencia que estuvieron presentes en algunos estudios, pero no en todos son:

  • Edad.
  • Histología no linfoepitelial.
  • Intervalo largo entre la biopsia y el comienzo de la radioterapia.
  • Disminución de la función inmunitaria en el momento del diagnóstico.
  • Escisión incompleta de los nódulos del cuello afectados.
  • Embarazo durante el tratamiento.
  • Recaída locorregional.
  • Ciertas estructuras de valor cuantitativo de anticuerpos contra el VEB.

Los cánceres pequeños de la nasofaringe son altamente curables mediante radioterapia y los pacientes con estos cánceres pequeños han exhibido tasas de supervivencia de 80% a 90%.[8]

Las lesiones moderadamente avanzadas sin prueba clínica de diseminación hasta los ganglios linfáticos cervicales son a menudo curables y los pacientes con estas lesiones han exhibido tasas de supervivencia de 50% a 70%.

Los pacientes con lesiones avanzadas, especialmente las relacionadas con diseminación hasta los ganglios linfáticos cervicales clínicamente positivos, compromiso de los nervios craneales y destrucción del hueso, padecen de una enfermedad que es precariamente controlada localmente por radioterapia, con o sin cirugía, y las lesiones a menudo desarrollan metástasis a distancia a pesar del control local.[9,10]

Seguimiento

El seguimiento de los pacientes incluye las siguientes pruebas:

  • Examen periódico de rutina del sitio original del tumor y el cuello.
  • Radiografía de tórax.
  • IRM o TC.
  • Análisis de sangre.

Las tomografías por emisión de positrones pueden resultar útiles para planificar el tratamiento para pacientes de los que se sospecha una recidiva.[11] El seguimiento de los pacientes deberá incluir los siguientes aspectos:

  • Vigilancia de la función de la tiroides y la pituitaria.
  • Higiene dental y oral.
  • Ejercicios de la mandíbula para evitar el trismo.
  • Evaluación de la función de los nervios craneales, especialmente lo relacionado con la visión y la audición.
  • Evaluación de las quejas sistemáticas para identificar metástasis a distancia.

Aunque la mayoría de las recaídas se presentan dentro de los cinco años del diagnóstico, la recaída puede verse a intervalos más largos. La incidencia de segundos cánceres primarios parece ser menor que en otros lugares de la cabeza y el cuello.[12]

El cáncer de células escamosas precariamente diferenciado se ha relacionado con los anticuerpos contra el virus de Epstein-Barr (VEB).[3,13] Las valoraciones altas de anticuerpos contra el antígeno de la cápside vírica y el antígeno precoz, especialmente de clase alta de IgA, o las valoraciones altas que persisten después de terapia se han relacionado con un pronóstico más deficiente.[14] Este hallazgo continúa en evaluación.

Se pueden presentar tumores de muchas histologías en la nasofaringe, pero esta discusión, como la estadificación del cáncer de la nasofaringe del Comité Conjunto Estadounidense, se refiere exclusivamente a los tipos de tumores de células escamosos.

Bibliografía

  1. Chien YC, Chen JY, Liu MY, et al.: Serologic markers of Epstein-Barr virus infection and nasopharyngeal carcinoma in Taiwanese men. N Engl J Med 345 (26): 1877-82, 2001.  [PUBMED Abstract]

  2. Decker J, Goldstein JC: Risk factors in head and neck cancer. N Engl J Med 306 (19): 1151-5, 1982.  [PUBMED Abstract]

  3. Feinmesser R, Miyazaki I, Cheung R, et al.: Diagnosis of nasopharyngeal carcinoma by DNA amplification of tissue obtained by fine-needle aspiration. N Engl J Med 326 (1): 17-21, 1992.  [PUBMED Abstract]

  4. Cummings CW, Fredrickson JM, Harker LA, et al.: Otolaryngology - Head and Neck Surgery. Saint Louis, Mo: Mosby-Year Book, Inc., 1998. 

  5. Mendenhall WM, Riggs CE Jr, Cassisi NJ: Treatment of head and neck cancers. In: DeVita VT Jr, Hellman S, Rosenberg SA, eds.: Cancer: Principles and Practice of Oncology. 7th ed. Philadelphia, Pa: Lippincott Williams & Wilkins, 2005, pp 662-732. 

  6. Laramore GE, ed.: Radiation Therapy of Head and Neck Cancer. Berlin: Springer-Verlag, 1989. 

  7. Sanguineti G, Geara FB, Garden AS, et al.: Carcinoma of the nasopharynx treated by radiotherapy alone: determinants of local and regional control. Int J Radiat Oncol Biol Phys 37 (5): 985-96, 1997.  [PUBMED Abstract]

  8. Bailet JW, Mark RJ, Abemayor E, et al.: Nasopharyngeal carcinoma: treatment results with primary radiation therapy. Laryngoscope 102 (9): 965-72, 1992.  [PUBMED Abstract]

  9. Fandi A, Altun M, Azli N, et al.: Nasopharyngeal cancer: epidemiology, staging, and treatment. Semin Oncol 21 (3): 382-97, 1994.  [PUBMED Abstract]

  10. Teo PM, Chan AT, Lee WY, et al.: Enhancement of local control in locally advanced node-positive nasopharyngeal carcinoma by adjunctive chemotherapy. Int J Radiat Oncol Biol Phys 43 (2): 261-71, 1999.  [PUBMED Abstract]

  11. Zheng XK, Chen LH, Wang QS, et al.: Influence of [18F] fluorodeoxyglucose positron emission tomography on salvage treatment decision making for locally persistent nasopharyngeal carcinoma. Int J Radiat Oncol Biol Phys 65 (4): 1020-5, 2006.  [PUBMED Abstract]

  12. Cooper JS, Scott C, Marcial V, et al.: The relationship of nasopharyngeal carcinomas and second independent malignancies based on the Radiation Therapy Oncology Group experience. Cancer 67 (6): 1673-7, 1991.  [PUBMED Abstract]

  13. Neel HB 3rd, Pearson GR, Taylor WF: Antibodies to Epstein-Barr virus in patients with nasopharyngeal carcinoma and in comparison groups. Ann Otol Rhinol Laryngol 93 (5 Pt 1): 477-82, 1984 Sep-Oct.  [PUBMED Abstract]

  14. Lin JC, Chen KY, Wang WY, et al.: Detection of Epstein-Barr virus DNA the peripheral-blood cells of patients with nasopharyngeal carcinoma: relationship to distant metastasis and survival. J Clin Oncol 19 (10): 2607-15, 2001.  [PUBMED Abstract]

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