La transcripción completa:
Como era una niña, aceptaba las cosas como se presentaban porque no había nada que yo pudiera hacer, sólo podía seguir adelante para sobrevivir. Por una u otra razón lo más importante era sobrevivir. Todo el mundo decía lo mismo: "Oh, tenemos que sobrevivir para contarle al mundo lo que está sucediendo". Así era. Sólo por esta razón, porque era increíble. Y la idea de elevarse en forma de humo se volvió realidad porque venía un transporte con mucha gente, y se dirigían en una cierta dirección, y luego desaparecían. Nunca volvían a aparecer. Entonces nos dábamos cuenta de que algo les sucedía, y al ver las chimeneas humeando continuamente, en especial después de un transporte, incluso a mi edad, sumas dos y dos y te das cuenta de que sí, ahí iban, detrás de la cerca que estaba cubierta por mantas y árboles que escondían lo que sucedía ahí detrás. Entrabas ahí y no salías nunca más. Lo que estaba sucediendo no lo sabía con exactitud, todo lo que sabía es que salían por la chimenea. Cuando los crematorios estaban en funcionamiento, quedaba en la boca un sabor dulce que te quitaba las ganas de comer. En esa época, sinceramente puedo decir que a veces no tenía apetito, era tan enfermante. |