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Tumores cerebrales en adultos: Tratamiento (PDQ®)
Versión Paciente   Versión Profesional De Salud   In English   Actualizado: 12/30/2008



Propósito de este sumario del PDQ






Información general






Clasificación






Aspectos generales de las opciones de tratamiento






Gliomas del tronco encefálico






Tumores astrocíticos pineales






Astrocitomas pilocíticos






Astrocitomas difusos






Astrocitomas anaplásicos






Glioblastoma






Tumores oligodendrogliales






Gliomas mixtos






Tumores ependimarios






Tumores de células embrionarias: meduloblastoma






Tumores del parénquima pineal






Tumores meníngeos






Tumores de células germinales






Tumores de la región selar: craneofaringioma






Tumores cerebrales recidivantes






Tumores cerebrales metastásicos






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Modificaciones a este sumario (12/30/2008)






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Información general

Nota: en el sumario del PDQ sobre Descripción del tratamiento de los tumores del cerebro y la médula espinal en niños se incluye información sobre los tumores cerebrales en los niños.

Nota: número estimado de casos nuevos y defunciones por tumores cerebrales y otros tumores del sistema nervioso en los Estados Unidos en 2008:[1]

  • Casos nuevos: 21.810.
  • Defunciones: 13.070.

Los tumores cerebrales representan 85% a 90% de todos los tumores primarios del sistema nervioso central (SNC).[2] La información del registro obtenida de la base de datos de Vigilancia, Epidemiología y Resultados Finales (SEER, por sus siglas en inglés) para 1996 a 2000 indica que la incidencia combinada de tumores invasores primarios del SNC en los Estados Unidos es de 6,6 por 100.000 personas anualmente, con una mortalidad estimativa del orden de 4,7 por 100.000 personas anualmente.[3] A escala mundial, en el año 2000, se diagnosticaron casi 176.000 nuevos casos de tumores cerebrales y de otros tumores del SNC, con una mortalidad estimada de 128.000.[4] En general, la incidencia de los tumores cerebrales primarios es más alta en los individuos de raza blanca que en los de raza negra y la mortalidad es mayor entre los varones, en comparación con las mujeres.[2]

El astrocitoma anaplásico y el glioblastoma representan 38% aproximadamente de los tumores cerebrales primarios; los meningiomas y otros tumores mesenquimatosos representan casi 27%.[2] Otros tumores cerebrales primarios menos comunes son los tumores de la hipófisis, schwannomas, linfomas del SNC, oligodendrogliomas, ependimomas, astrocitomas de grado bajo y meduloblastomas, en orden decreciente de frecuencia. Los schwannomas, meningiomas y ependimomas constituyen hasta 79% de los tumores raquídeos primarios.[5] Otros tumores raquídeos primarios menos comunes son los sarcomas, astrocitomas, tumores vasculares y cordomas, en orden decreciente de frecuencia. Los síndromes tumorales familiares (y las anomalías cromosómicas respectivas en relación con las neoplasias del SNC) son la neurofibromatosis de tipo I (17q11), neurofibromatosis de tipo II (22q12), enfermedad de von Hippel-Lindau (3p25-26), esclerosis tuberosa (9q34, 16p13), síndrome de Li-Fraumeni (17p13), síndrome de Turcot de tipo 1 (3p21, 7p22), síndrome de Turcot de tipo 2 (5q21) y síndrome del carcinoma de células basales nevoides (9q22.3).[6,7]

Se han realizado escasas observaciones definitivas sobre las causas ambientales u ocupacionales de los tumores primarios del SNC.[2] La exposición al cloruro de vinilo predispone al desarrollo de glioma.[8] Se ha implicado la infección por el virus de Epstein-Barr en la etiología del linfoma primario del SNC.[9] Las personas que reciben un trasplante y los pacientes afectados por el síndrome de inmunodeficiencia adquirida son sustancialmente más vulnerables al linfoma primario del SNC.[2,10] (Para mayor información, consultar el sumario del PDQ sobre Tratamiento del linfoma primario del sistema nervioso central.)

La presentación clínica de varios tumores cerebrales se observa mejor al considerar la relación de los signos y los síntomas con la anatomía.[2] Los signos y los síntomas generales comprenden dolores de cabeza; síntomas gastrointestinales como náuseas, pérdida del apetito y vómitos; y cambios en la personalidad, el humor, la capacidad mental y la concentración. Independientemente de si los tumores cerebrales son primarios, metastásicos, malignos o benignos, deben diferenciarse de otras lesiones que ocupan espacio como abscesos, malformaciones arteriovenosas e infarto, que tienen una presentación clínica similar.[11] Otras presentaciones clínicas de tumores cerebrales comprenden síndromes cerebrales focales como convulsiones.[2] En aproximadamente 20% de los pacientes con tumores cerebrales supratentoriales, las convulsiones son un síntoma principal y preceden al diagnóstico clínico meses o años en los pacientes con tumores de crecimiento lento. De todos los pacientes con tumores cerebrales, 70% con tumores primarios del parenquimales y 40% con tumores cerebrales metastásicos padecen convulsiones en algún momento durante el curso clínico.[12]

La tomografía computada (TC) y la imagenología por resonancia magnética (IRM) tienen funciones complementarias en el diagnóstico de las neoplasias del SNC.[11,13] La velocidad de la TC es conveniente para evaluar a los pacientes inestables desde el punto de vista clínico; es superior para detectar calcificación, lesiones craneales y hemorragia hiperaguda (sangrado que ha comenzado hace menos de 24 horas) y contribuye al diagnóstico diferencial directo así como al tratamiento inmediato. Las IRM tienen resolución superior del tejido blando; detectan mejor las lesiones isodensas, el agrandamiento de tumores y otros hallazgos relacionados como edema, todas las fases de los estados hemorrágicos (con excepción de la hiperaguda) e infarto. La IRM de alta calidad constituyen el estudio de diagnóstico preferido en la evaluación de lesiones intramedulares y extramedulares de la médula espinal.[2] En las imaginologías posteriores al tratamiento, la tomografía por emisión de fotón único (SPECT, por sus siglas en inglés) y la tomografía por emisión de positrones (TEP) son útiles para diferenciar la recidiva del tumor de la necrosis por radiación.[11]

Se han identificado anomalías genéticas o cromosómicas específicas como supresiones de 1p y el 19q para un subconjunto de tumores oligodendrogliales, que tienen una tasa de respuesta alta al tratamiento con lomustina, procarbacina y vincristina (PCV).[7,14-18] Otros tumores del SNC se relacionan con patrones característicos de oncogenes alterados, genes alterados supresores de tumores y anomalías cromosómicas. Según se observó anteriormente, los síndromes tumorales familiares con anomalías cromosómicas definidas se asocian con los gliomas. (Para mayor información consultar la sección Clasificación de este sumario.)

Tumores cerebrales metastásicos

Las metástasis al cerebro superan las neoplasias primarias al menos 10 a 1 y se manifiestan en 20% a 40% de los pacientes de cáncer.[19] Dado que las metástasis al cerebro no están documentadas en ningún registro nacional del cáncer, se desconoce la incidencia exacta, pero se ha calculado que en los Estados Unidos se diagnostican de 98.000 a 170.000 nuevos casos anualmente.[2,11] Esta cifra puede aumentar a raíz de la capacidad de la IRM para detectar metástasis pequeñas y por la supervivencia prolongada como consecuencia del tratamiento sistémico mejorado.[2,19]

Los cánceres primarios más comunes que se diseminan por metástasis al cerebro son el cáncer del pulmón (50%), el cáncer de la mama (15%–20%), el cáncer primario de origen desconocido (10%–15%), el melanoma (10%) y el cáncer del colon (5%).[19,20] Ochenta por ciento de las metástasis al cerebro se presentan en los hemisferios cerebrales, 15% se presentan en el cerebelo y 5% se presentan en el tronco encefálico.[20] Las metástasis al cerebro son múltiples en más de 70% de los casos, pero también se presentan metástasis solitarias.[19] Los cánceres de la región nasofaríngea comprometen el cerebro por extensión directa a lo largo de los nervios craneales o a través de los conductos en la base del cráneo. Las metástasis durales constituyen hasta 9% de las metástasis totales al SNC.[21]

No debe asumirse que una lesión en el cerebro es una metástasis simplemente porque el paciente ha tenido un cáncer previo; dicha suposición puede dar lugar a pasar por alto el tratamiento apropiado para un tumor curable. Los tumores primarios del cerebro rara vez se diseminan a otras áreas del cuerpo, pero se pueden diseminar a otras partes del cerebro y el eje espinal.

El diagnóstico de la metástasis cerebral en los pacientes de cáncer, se basa en el historial médico del paciente, examen neurológico y procedimiento diagnósticos. Los pacientes pueden describir dolores de cabeza, debilidad, convulsiones, defectos sensoriales o problemas para caminar. Con frecuencia, los miembros del grupo familiar o círculo de amistades pueden notar letargo, carga emocional o cambios de personalidad.

Un examen físico puede mostrar hallazgos objetivos de tipo neurológico o solo cambios cognitivos menores. La presencia de lesiones múltiples o una alta predilección de tumores pueden ser suficientes para hacer el diagnóstico de metástasis. En el caso de una lesión solitaria o una relación cuestionable con el tumor primario, puede ser necesario llevar a cabo una biopsia cerebral (generalmente de tipo estereotáctica). En un estudio, el diagnóstico de metástasis cerebral única, se cambió en seis casos de 54 pacientes una vez realizada la biopsia. Estos seis pacientes tuvieron tumores cerebrales primarios o lesiones infecciosas o inflamatorias.[22] En el momento de diagnosticar una metástasis, una TC con contraste o IRM con gadolinio resultan bastante sensibles. La TEP y la evaluación espectroscópica son estrategias nuevas para el diagnóstico de la metástasis cerebral y para diferenciar la metástasis de otras lesiones intracraneales.[23]

Bibliografía

  1. American Cancer Society.: Cancer Facts and Figures 2008. Atlanta, Ga: American Cancer Society, 2008. Also available online. Last accessed October 1, 2008. 

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  3. Trends in SEER incidence and U.S. mortality using the joinpoint regression program 1975-2000 with up to three joinpoints by race and sex. In: Ries LAG, Eisner MP, Kosary CL, et al.: SEER Cancer Statistics Review, 1975-2000. Bethesda, Md: National Cancer Institute, 2003., Section 3: Brain and Other Nervous System Cancer (Invasive), Table III-1. Also available online. Last accessed August 4, 2008. 

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  22. Noordijk EM, Vecht CJ, Haaxma-Reiche H, et al.: The choice of treatment of single brain metastasis should be based on extracranial tumor activity and age. Int J Radiat Oncol Biol Phys 29 (4): 711-7, 1994.  [PUBMED Abstract]

  23. Schaefer PW, Budzik RF Jr, Gonzalez RG: Imaging of cerebral metastases. Neurosurg Clin N Am 7 (3): 393-423, 1996.  [PUBMED Abstract]

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