En los pacientes con cánceres de la sangre tales como el mieloma, la leucemia o el linfoma, la quimioterapia y la radiación que destruyen células malignas también destruyen a la médula ósea sana y a sus residentes, las células madre (troncales) de la sangre. Ya sea que el cáncer empiece en la médula ósea misma o en los órganos linfoides u otros órganos, el tratamiento contra el cáncer puede reducir la mayoría de la reserva del cuerpo de células madre formadoras de sangre. Aún los pacientes con enfermedades no cancerosas de la sangre pueden desarrollar una escasez de células madre de la sangre, como ocurre en las anemias o trastornos inmunes que ponen en peligro la vida. En todos estos casos, un trasplante de células madre de la sangre puede restaurar la hematopoyesis normal.
Los trasplantes hematopoyéticos o de células madre de la sangre también se conocen como trasplantes de médula ósea o trasplantes de células madre sanguíneas periféricas, dependiendo de la localización del sitio de recolección de las células madre.
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