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LEADING THE FEDERAL EFFORT ON AGING RESEARCH

La Búsqueda de Nuevos Tratamientos


La investigación realizada en las dos últimas décadas ha revelado muchas piezas del rompecabezas de la enfermedad de Alzheimer. Usando los recientes adelantos en genética y biología molecular, los científicos han empezado a poner estas piezas en su lugar. De esta manera, han aumentado enormemente nuestra comprensión sobre la enfermedad y han abierto muchas vías que podrían conducir a tratamientos eficaces.

Se ha aclarado que probablemente no hay una "varita mágica" que prevendrá o curará la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, los científicos quizás puedan identificar intervenciones que pueden usarse para reducir el riesgo y tratar la enfermedad. Actualmente, se estima que el Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento, otros Institutos de NIH y la industria privada están conduciendo ensayos clínicos (estudios que incluyen a seres humanos donde se prueba rigurosamente la eficacia de las intervenciones) en alrededor de 30 compuestos que podrían actuar contra el Alzheimer. Estos estudios se centran en tres áreas principales:

  • ayudar a las personas con Alzheimer a mantener su funcionamiento mental
  • desacelerar el progreso de Alzheimer, retardando su aparición o previniendo la enfermedad
  • controlar los síntomas
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Ayudando a los Enfermos de Alzheimer a Mantener su Funcionamiento

A mediados de los años setenta, los científicos descubrieron que los niveles de un neurotransmisor llamado acetilcolina caían bruscamente en las personas con Alzheimer. Este descubrimiento fue el primero que relacionó a la enfermedad de Alzheimer con cambios bioquímicos en el cerebro.

Los científicos han encontrado que la acetilcolina juega un papel fundamental en el proceso de formar recuerdos. Es también usada por las neuronas en el hipocampo y la corteza cerebral, las cuales son áreas del cerebro muy importantes para la función de la memoria.

A finales del año 2003, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) había aprobado cinco medicamentos para el tratamiento de los síntomas de la enfermedad de Alzheimer. Cuatro de estos medicamentos son conocidos como inhibidores de colinesterasa y son recetados para tratar síntomas leves a moderados de Alzheimer. El primero, tacrina (Cognex), ha sido reemplazado por tres medicamentos más nuevos—donepezilo (Aricept), rivastigmina (Exelon) y galantamina (Razadyne® (anteriormente conocida como Reminyl®)). Todos funcionan al detener o retrasar la acción de la acetilcolinesterasa, una enzima que normalmente descompone la acetilcolina. Estos medicamentos mejoran algunas de las capacidades de los pacientes para llevar a cabo actividades cotidianas, pueden ayudar a mejorar ciertas funciones del pensamiento, la memoria o el habla, y también a controlar ciertos síntomas relacionados con el comportamiento. Sin embargo, estos medicamentos no detendrán ni revertirán la enfermedad y sólo ayudarán a los pacientes durante algunos meses o unos pocos años.

El quinto medicamento es memantina (Namenda), la cual es recetada para tratar síntomas moderados a severos de Alzheimer. Este medicamento parece funcionar regulando el exceso de glutamato en el cerebro. Glutamato es otra sustancia química involucrada en el funcionamiento de la memoria. Al igual que los inhibidores de la colinesterasa, la memantina no detendrá o retrasará los efectos de la enfermedad; más bien, estudios han demostrado que la memantina puede detener la pérdida de las funciones cotidianas en pacientes con Alzheimer moderado o severo.

Ayudar a las personas con Alzheimer a vivir sus vidas cotidianas y a mantener sus capacidades mentales es una de las metas más importantes de la investigación que se realiza sobre los tratamientos de la enfermedad de Alzheimer. Muchos investigadores están trabajando para desarrollar nuevos y mejores medicamentos que puedan preservar esta función fundamental por tanto tiempo como sea posible.

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La Desaceleración, el Retraso, o la Prevención de la Enfermedad de Alzheimer

Ciencia a la vanguardia

Inmunización contra la enfermedad de Alzheimer: ¿Sólo una buena idea o una posibilidad real?

Vacunarse contra el sarampión, tétanos, poliomielitis y otro tipo enfermedades es una práctica común en estos días. Una persona es inyectada con una forma debilitada de una bacteria o virus que causa la enfermedad. Su sistema inmunitario se moviliza para luchar contra la infección y esto protege a la persona de contraer la enfermedad. Un científico se preguntaba si este enfoque podría funcionar también en el caso de la enfermedad de Alzheimer.

Los investigadores han desarrollado clases especiales de ratones (llamados ratones transgénicos) que generan gradualmente placas de beta-amiloideas en el cerebro. Estos ratones son instrumentos inestimables para probar cómo se puede detener la formación de placas. En el curso de varios estudios, los científicos probaron los efectos de las inyecciones de una vacuna compuesta de beta-amiloideas y de una sustancia que estimula el sistema inmunitario. Descubrieron que la inmunización a largo plazo daba como resultado una disminución de los depósitos de beta-amiloidea en los cerebros de los ratones. Los ratones transgénicos similares que también habían sido inmunizados se desempeñaron mucho mejor en las pruebas de memoria que se hicieron que el grupo de estos ratones que no habían sido inmunizados.

Estos alentadores descubrimientos condujeron a estudios preliminares en seres humanos para probar la inocuidad (seguridad) y la eficacia de la vacuna. Basado en los resultados positivos, se diseñó un estudio adicional para medir la respuesta inmunitaria en los participantes con Alzheimer que recibieron inmunizaciones con la vacuna de beta-amiloidea. En este estudio, que empezó a finales de 2001, algunos de los participantes desarrollaron de manera inesperada una inflamación en el cerebro. Como resultado de esta complicación, las empresas farmacéuticas que estaban realizando la investigación detuvieron la prueba y están supervisando de cerca la salud de los participantes.

A pesar de la desilusión, los científicos y los patrocinadores involucrados en esta investigación recalcan que se ha obtenido una cantidad enorme de información muy valiosa a través de este trabajo. No es extraño tener contratiempos con un concepto revolucionario y están trabajando en la implementación de otras estrategias posibles.

Entender como se desarrolla la enfermedad de Alzheimer—de principio a fin—es importante para encontrar medicamentos u otros factores que desaceleren, retrasen, o hasta prevengan la enfermedad. Esa es la corriente de pensamiento que sustenta esta área de la investigación del tratamiento de la enfermedad.

Los investigadores están considerando otros posibles tratamientos médicos. Por ejemplo, la inflamación del tejido en el cerebro y la sobreproducción de los radicales libres son dos procesos que se cree son una característica del Alzheimer. Ensayos clínicos están tratando de determinar si los agentes antiinflamatorios y otros agentes específicos que protegen contra el daño oxidativo podrían retardar o prevenir el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.

Los científicos están también realizando ensayos clínicos para ver si las sustancias que solían reducir los factores de riesgo cardiovascular también ayudan a reducir el riesgo de desarrollar el Alzheimer o a retrasar el desarrollo de la enfermedad. Estos ensayos clínicos están probando si la administración de suplementos de ácido fólico y de vitaminas B6 y B12 podría retardar la tasa de disminución cognitiva en los hombres y las mujeres normales, en las mujeres con mayor riesgo de desarrollar demencia y en otras personas diagnosticadas con Alzheimer.

También se está conduciendo un estudio de estatina, el tipo de medicamento más común para reducir el colesterol, para verificar si estos medicamentos pueden retardar la velocidad con que progresa la enfermedad en pacientes con Alzheimer.

El estrógeno es una hormona producida por los ovarios de la mujer durante sus años fértiles. Durante los últimos 25 años, los estudios en animales y de laboratorio, así como también estudios de observación de las mujeres, han indicado que el estrógeno tiene algunos efectos positivos sobre el funcionamiento de la memoria. Estos resultados han creado interés científico en la relación entre el estrógeno, la memoria y la función cognitiva.

Varios estudios examinaron los efectos del estrógeno en las mujeres posmenopáusicas con Alzheimer leve a moderado, y ninguno de ellos demostró que el estrógeno tuviera un efecto positivo en las mujeres que ya tienen Alzheimer. Sin embargo, los científicos pensaron que aun si el estrógeno no retarda el desarrollo de la enfermedad en mujeres que ya tienen Alzheimer, puede que la terapia hormonal para la menopausia afecte de algún modo la disminución de la función cognitiva relacionada con la edad o proteja a la mujer de desarrollar Alzheimer.

En el año 2002, un extenso ensayo clínico indicó que la terapia combinada de estrógeno y progestina, seguida diariamente por un poco más de 5 años, aumentó el riesgo de enfermedades cardíacas y cáncer del seno en algunas mujeres. Recientemente, un estudio de ese ensayo clínico indicó que la misma terapia seguida todos los días por mujeres de más de 65 años aumentó las posibilidades de que éstas desarrollaran demencia.

Los científicos continúan evaluando el estrógeno solo para prevenir la demencia. El NIA está conduciendo un ensayo clínico con estrógeno solo para prevenir o retardar el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer en mujeres mayores de nivel cognitivo normal con una historia familiar de demencia.

Las dudas continúan. Los científicos no saben si el estrógeno o la progestina causan el riesgo elevado de la enfermedad. ¿Cambiaría el resultado si se le añade algún otro agente al estrógeno o la progestina? ¿Sería de gran ayuda o daño iniciar la terapia alrededor de los 50 años de edad, en vez de los 65? Se necesita investigar aún más este tema tan complejo.

Otra área de trabajo incluye el factor de crecimiento nervioso (NGF, por su sigla en inglés). El NGF es uno de varios factores de crecimiento en el cuerpo que mantiene la salud de las neuronas. También promueve el crecimiento de los axones y de las dendritas, de las divisiones de las neuronas que conectan con otras neuronas y que son esenciales para la capacidad de comunicación de las células nerviosas (para más información sobre la estructura y función de las neuronas, refiérase a la sección Un paseo a través del cerebro). En los estudios han aparecido varios indicios que relacionan el NGF con neuronas que utilizan la acetilcolina como un neurotransmisor, de manera que los investigadores están ansiosos por ver lo que sucede cuando el NGF se une al tejido cerebral envejecido. En estudios en animales, los investigadores han podido revertir la mayoría del encogimiento neuronal relacionado con la edad y la pérdida de la capacidad de producir acetilcolina. Este éxito ha conducido a una prueba a pequeña escala y financiada por el sector privado de terapia de genes para determinar si este procedimiento puede llevarse a cabo con seguridad en seres humanos y si reduce o no los síntomas del Alzheimer.

Por último, varios ensayos clínicos están centrándose en las fases iniciales del proceso de la enfermedad. Por ejemplo, los científicos están desarrollando medicamentos para prevenir que las enzimas separen a las beta-amiloideas del APP. Otros están trabajando en maneras de detener la agrupación de beta-amiloidea que forma placas. Los equipos de investigadores están estudiando ciertas enzimas que al parecer pueden romper las beta-amiloideas en pedazos después de que se liberan de las células, pero antes de que tengan la oportunidad de formar placas. Otros científicos están explorando la función de los sistemas de otros neurotransmisores diferentes de la acetilcolina, como el glutamato. Un área especialmente activa de la investigación incluye la posibilidad de que una vacuna podría estimular el sistema inmunitario y eliminar las placas que se han formado, detener la acumulación de beta-amiloideas y de placas, o hasta eliminar aquellas que ya se han formado.

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Controlando los Síntomas

“Mi padre por lo general está agitado. Se pasea de un lado a otro, retorciendo sus manos y llorando. Sé que él está triste o preocupado por algo, pero que no puede decirme lo que le molesta. Preguntarle lo altera más”.

“La semana pasada visité a mi abuela en el hogar de ancianos. Lo pasamos muy bien. Ayer fui a verla nuevamente. Cuando entré a su habitación comenzó a gritar y a pedir ayuda. Yo no sabía qué hacer”.

“Mi mamá ha estado levantándose por las noches y deambulando por la casa. Anoche la encontré vestida y tratando de salir de la casa. Desde entonces ninguno de nosotros puede dormir”.

"Mi esposo solía ser tan simpático, tranquilo. Ahora, repentinamente me grita y dice cosas horribles. La semana pasada se enojó cuando nuestra hija vino con su familia y nos sentamos a comer. Nunca sé cuando va a suceder. Él ha cambiado tanto que a veces me asusta”.

A medida que la enfermedad de Alzheimer deteriora la memoria y las capacidades mentales, también empieza a afectar las emociones y el comportamiento de las personas. Entre un 70 y un 90 por ciento de las personas con Alzheimer con el tiempo desarrolla uno o más síntomas de la conducta. Estos incluyen insomnio, deambular y caminar de un lado para otro, agresión, agitación, ira, depresión y alucinaciones y delusiones. Algunos de estos síntomas pueden empeorar en las noches, un fenómeno llamado “sundowning” (al ponerse el sol), o durante las rutinas diarias, especialmente durante el baño.

A diferencia de un accidente cerebrovascular, en el que el daño a una parte del cerebro ocurre inmediatamente, el daño producido por el Alzheimer avanza de manera progresiva con el transcurso del tiempo y afecta diferentes partes del cerebro. Hasta las tareas más pequeñas requieren que el cerebro participe en un proceso complejo que puede incluir a más de una región del cerebro. Si este proceso se interrumpe, la persona quizás no pueda realizar la tarea o quizás actúe de una manera extraña o inapropiada.

Considerando el aumento de nuestra comprensión acerca de los efectos del Alzheimer sobre el cerebro, el comportamiento que parece extraño repentinamente tiene sentido:

Para un hombre que ya no puede distinguir entre el pasado y el presente, la angustia causada por la muerte de su padre puede ser tan real hoy como lo fue hace muchos años atrás.

Un joven desconocido que aparece repentinamente en su habitación, podría amenazar y aterrorizar a una mujer que no reconoce a su nieto.

Los sentimientos de responsabilidad hacia un trabajo nocturno del pasado resurgen y obligan a una mujer a levantarse en la noche para ir trabajar.

Sentarse a una comida familiar puede producir ansiedad cuando una persona no tiene ninguna idea de cómo utilizar el cuchillo y el tenedor delante de otras personas y siente que la conversación y la actividad son abrumadoras.

Los síntomas conductuales (cambios en la conducta) son uno de los aspectos más difíciles de manejar para las familias y quienes cuidan a personas que padecen de la enfermedad de Alzheimer. Son aspectos emocionales y perturbadores. Son también una señal visible del cambio terrible que ha ocurrido en la persona con Alzheimer. Los investigadores están aprendiendo más acerca de por qué ocurren y están estudiando nuevos tratamientos—con o sin medicamentos—para tratar a las personas con Alzheimer.

Muchos ensayos clínicos que se llevan a cabo ahora y otros planificados a futuro están considerando maneras de tratar la agitación. Estas pruebas involucran a participantes que están viviendo en hogares para convalecientes o en casa y estudian una variedad de medicamentos, incluyendo un betabloqueador, un medicamento contra las crisis convulsivas, un inhibidor de colinesterasa y un antipsicótico.

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El Lado Humano de la Investigacion de la Enfermedad de Alzheimer

Participación en un ensayo clínico

Los rápidos adelantos en nuestro conocimiento sobre la enfermedad de Alzheimer nos han conducido al desarrollo de muchos medicamentos nuevos y estrategias de tratamiento. Sin embargo, antes de que estas estrategias puedan ser adoptadas, deben mostrar su eficacia en los pacientes. Esto significa que los ensayos clínicos—estudios en personas para probar rigurosamente cuán eficaz es ese tratamiento—se han convertido en una parte cada vez más importante de la investigación de Alzheimer. Los adelantos en el tratamiento son sólo posibles mediante la participación de los pacientes y los miembros de la familia en los ensayos clínicos.

Los ensayos clínicos son la manera principal en que los investigadores determinan si un tratamiento promisorio es seguro y eficaz para los pacientes. Los ensayos clínicos también les dicen a los investigadores cuáles tratamientos son más eficaces que otros. Las pruebas tienen lugar en instalaciones privadas de investigación, hospitales universitarios, centros de investigación especializados en Alzheimer y en consultorios médicos.

La participación en un ensayo clínico es un gran paso para las personas con Alzheimer y aquellos que los cuidan. Por eso los médicos y el personal de ensayos clínicos pasan mucho tiempo conversando con los participantes acerca de lo que significa participar en una prueba y de los pros y contras de la participación. Aquí enumeramos algunas cosas que los posibles participantes quieran saber acerca de los ensayos clínicos.


¿Qué clase de pruebas hay?

  • Las pruebas de tratamientos con medicamentos existentes evalúan si un medicamento o compuesto ya aprobado es útil para otras finalidades. Por ejemplo, una prueba actual está tratando de determinar si los medicamentos antiinflamatorios utilizados para tratar la artritis podrían ayudar a prevenir el Alzheimer.
  • Las pruebas de tratamiento con medicamentos o estrategias experimentales determinan si un medicamento o estrategia de tratamiento podría ayudar a mejorar la función cognitiva o a reducir los síntomas en las personas con Alzheimer, desacelerar su progresión o prevenirla. Los medicamentos probados en estas pruebas son desarrollados a partir del conocimiento sobre los mecanismos involucrados en el proceso de la enfermedad de Alzheimer. La acción de estos compuestos se prueba rigurosamente en el cultivo de tejidos y en los animales. Los estudios de inocuidad (seguridad) y de eficacia también se conducen en animales antes de que se prueben en seres humanos.


¿Cuáles son las fases de los ensayos clínicos?

  • Durante la Fase I, un equipo de estudio administra el tratamiento a un número pequeño de voluntarios y examina su acción en el cuerpo, inocuidad y efectos a diversas dosis. Las pruebas de la Fase I duran en general sólo algunos meses.
  • Si los resultados indican que el tratamiento parece seguro, se probará en los ensayos clínicos de las Fases II y III. Estas pruebas incluyen a un gran número de personas durante períodos más largos. En estas pruebas, el equipo de estudio desea conocer si el tratamiento es seguro y eficaz y qué efectos secundarios podría llegar a desarrollar.
  • Después que estas fases han sido completadas y los investigadores están satisfechos con la inocuidad y eficacia del tratamiento, el equipo de estudio presenta los datos a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para su aprobación. La FDA examina los datos y decide aprobar o no el medicamento o el tratamiento para uso en pacientes.


¿Qué sucede cuando una persona se inscribe para un ensayo clínico?

Primero es importante estar informado sobre el estudio. El personal del estudio explica la prueba detalladamente a las personas interesadas en participar y describe los riesgos y los beneficios posibles. El personal también habla de los derechos de los participantes en las investigaciones voluntarias, incluyendo el derecho de dejar el estudio en cualquier momento. Los participantes y sus familias tienen derecho a pedir que esta información se repita y sea explicada hasta que comprendan la naturaleza del estudio y de cualquier riesgo posible.

Una vez que se han respondido todas las preguntas y si todavía hay interés por formar parte del estudio, al participante se le pide que firme un formulario de autorización, llamado formulario de consentimiento informado. Las leyes y los reglamentos con respecto al consentimiento informado difieren de estado a estado y de una institución de investigación a otra, pero todos están destinados a asegurar que los participantes estén protegidos y bien atendidos.

En algunos casos, el participante no podrá proporcionar su consentimiento informado debido a los problemas de memoria y confusión. En tales casos, es posible que un representante autorizado (generalmente un miembro de la familia) dé el permiso para que el paciente pueda participar. Por ejemplo, el participante podría haber otorgado permiso para participar en pruebas clínicas como parte del poder legal. La persona (apoderado) que ejerce el poder legal puede decidir dejar participar al paciente en una prueba, si está convencido que eso es lo que el paciente habría hecho de haber podido dar su consentimiento. Si este es el caso, es importante que los pacientes estén de acuerdo en participar en el estudio, aunque ya no puedan consentir formalmente. Los estados tienen diferentes leyes acerca de quién puede ser un representante legal. Estas leyes están evolucionando a medida de que los investigadores y el público intentan resolver los temas éticos del consentimiento por poder.

A continuación, los pacientes pasan por un proceso de evaluación para ver si califican para participar en el estudio. Si califican y pueden participar, podrán seguir adelante con las otras partes del estudio.


¿Qué sucede durante un ensayo?

Si los participantes están de acuerdo en participar en el estudio y el proceso de evaluación indica que son buenos candidatos, tienen una visita de “punto de comparación” (baseline, en inglés) con el personal del estudio. Esta visita incluye un examen físico completo y pruebas extensas cognitivas y físicas. Esta información le da al equipo de estudio un punto de partida para comparar los cambios mentales y físicos que sucederán en el futuro. Los participantes también reciben los medicamentos de la prueba o tratamiento. A medida que el estudio avanza, los pacientes y los miembros de la familia de los participantes generalmente deben seguir las estrictas instrucciones de los medicamentos o del tratamiento y mantener registros detallados de los síntomas. A menudo, los participantes visitan el consultorio o el centro de investigación para someterse a exámenes físicos y cognitivos, exámenes de sangre y muestras de orina y para conversar con el personal de estudio. Estas visitas permiten a los investigadores evaluar los efectos del medicamento de la prueba o tratamiento, ver cómo está progresando la enfermedad y ver cómo se encuentran el participante y la persona que lo cuida.

En la mayoría de los ensayos clínicos, los participantes son asignados al azar a un grupo de estudio. Este grupo, el grupo de prueba, recibe el medicamento experimental. Otros grupos pueden recibir un medicamento diferente o un placebo (una sustancia inactiva que se parece al medicamento en estudio). Tener grupos diferentes es importante porque sólo al compararlos los investigadores pueden estar seguros de que los cambios en el grupo de prueba son el resultado del tratamiento experimental y no de otro factor. En muchas pruebas, nadie—ni siquiera el equipo de estudio—sabe quien está tomando el medicamento experimental y quien está tomando el placebo o algún medicamento de otro tipo. A esto se le conoce como “enmascaramiento”, es decir, que el paciente o el familiar y el personal están "ciegos" al tratamiento que se está recibiendo.


¿Qué deben considerar las personas antes de participar en un ensayo clínico?

Las expectativas y las motivaciones. Los ensayos clínicos en general no tienen resultados milagrosos. El medicamento a prueba o tratamiento puede aliviar un síntoma, cambiar la medida de una prueba clínica o reducir el riesgo de muerte. Con una enfermedad tan compleja como el Alzheimer, es improbable que un medicamento cure o prevenga la enfermedad. Algunas personas deciden no participar o abandonar un estudio porque esta realidad no satisface sus expectativas. Otros participan porque comprenden que aunque el beneficio es pequeño, están haciendo una contribución valiosa al conocimiento que ayudará a pacientes futuros.

La incertidumbre. Algunas familias pasan un mal momento con la incertidumbre de la participación—no saber si la persona está tomando el medicamento a prueba o el placebo, no poder elegir el grupo de estudio, no saber durante mucho tiempo si el estudio tuvo éxito o no. La comunicación constante y abierta con el personal de estudio puede ayudar a contrarrestar esta frustración.

Encontrando el ensayo clínico adecuado. Algunos ensayos clínicos quieren participantes que están cognitivamente sanos o que sólo tienen síntomas leves, porque están probando un medicamento que quizá retrase la disminución de la función cognitiva. Otras pruebas están interesadas en el trabajo con participantes que tienen Alzheimer más avanzado, porque están probando un medicamento que quizá reduzca los síntomas relacionados con la conducta, o están probando nuevas estrategias para ayudar a las personas que cuidan enfermos de Alzheimer. Aunque un participante no pueda reunir los requisitos para una prueba, quizá podrá participar en otra.

El más grande de los beneficios. Muchas familias encuentran que el beneficio más grande de participar en un ensayo clínico es el contacto regular con el equipo de estudio. Estas visitas brindan una oportunidad para conseguir atención de vanguardia y también para conversar de una manera continua con expertos en Alzheimer que tienen una gran experiencia práctica y una perspectiva amplia sobre la enfermedad. El equipo de estudio comprende y puede proporcionar asesoramiento sobre los aspectos emocionales y físicos de la persona con la enfermedad de Alzheimer y la experiencia de sus cuidadores. También pueden indicar las maneras de hacer frente al presente y dar apreciaciones sobre qué esperar en el futuro. Además pueden compartir información acerca de grupos de apoyo y otros recursos útiles.

Para más información acerca de los ensayos clínicos de Alzheimer, visite la base de datos del Centro de Educación y Referencia sobre la Enfermedad de Alzheimer del NIA (ADEAR) en el portal de Internet www.nia.nih.gov/Alzheimers/ResearchInformation/ClinicalTrials. Este sitio incluye una lista de ensayos clínicos en la enfermedad de Alzheimer y demencia que se llevan a cabo en centros médicos en todos los Estados Unidos. También proporciona información sobre las fases de los ensayos clínicos y cómo participar y explica el proceso de desarrollo de los medicamentos. El portal también proporciona enlaces a otros portales útiles con información afín. Para información adicional (en inglés), visite el portal de los ensayos clínicos de la Asociación de Alzheimer en www.alz.org/professionals_and_researchers_research_programs.asp y los Institutos Nacionales de la Salud en www.clinicaltrials.gov.

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Page last updated Nov 25, 2008

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