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Home > Las consecuencias a largo plazo del maltrato de menores

 

 

Las consecuencias a largo plazo del maltrato de menores (Long-Term Consequences of Child Abuse and Neglect)
Hoja Informativa
Author(s):  Child Welfare Information Gateway
Year Published:  2008

Según el Departamento de Salud y Servicios Humanos, se estima que en el año 2006 905,000 niños en los Estados Unidos fueron víctimas del abuso y la negligencia. Aunque las lesiones físicas del abuso a veces no se ven, el abuso y la negligencia tienen graves consecuencias para los niños, las familias y la sociedad que pueden durar toda una vida o hasta generaciones.

El impacto del abuso y la negligencia con frecuencia se examina en términos de sus consecuencias físicas, psicológicas, sociales y de comportamiento. Pero en realidad es difícil separar estas consecuencias completamente. Una consecuencia física, tal como el daño al cerebro en desarrollo de un niño, puede afectar el desarrollo psicológico y causar retrasos mentales o dificultades emocionales. Los problemas psicológicos se pueden manifestar como comportamientos de alto riesgo. La depresión y la ansiedad, para dar dos ejemplos, pueden hacer que una persona tenga más probabilidades de fumar, abusar del alcohol o las drogas, o comer en exceso. Los comportamientos de alto riesgo a su vez pueden causar problemas físicos y de salud a largo plazo tales como la obesidad, el cáncer y las enfermedades transmitidas sexualmente. Como se ve, estas consecuencias están relacionadas.

Esta hoja informativa ofrece un vistazo general a algunos de los problemas físicos, psicológicos, sociales y de comportamiento más comunes causados por el abuso y la negligencia de menores. Es importante subrayar que estos problemas tienen elementos en común y con frecuencia son la causa de otros problemas. (Los paréntesis que aparecen en esta hoja informativa son para dar crédito a los investigadores.)

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Los factores que afectan las consecuencias del maltrato de menores

No todos los niños abusados o descuidados sufren consecuencias a largo plazo. Estas consecuencias dependen del caso y pueden ser muy diferentes de persona a persona. Con frecuencia son el resultado de una combinación de factores como:

  • La edad del niño y la etapa de su desarrollo al momento de ocurrir el abuso o descuido
  • El tipo de abuso—abuso físico, negligencia, abuso sexual, etc.
  • La frecuencia, duración y severidad del abuso
  • La relación entre la víctima y el agresor (English et al., 2005; Chalk, Gibbons, & Scarupa, 2002)

Los investigadores han empezado a investigar por qué, dadas las mismas condiciones, algunos niños sufren consecuencias a largo plazo mientras que otros salen relativamente ilesos. La "capacidad de recuperación" es la habilidad para sobreponerse al abuso y salir adelante después de una experiencia negativa. Varios factores de protección pueden contribuir a la capacidad de recuperación de un niño abusado o descuidado. Entre estos factores se pueden mencionar características individuales como el optimismo, la autoestima, la inteligencia, la creatividad, el humor, el entusiasmo y la independencia, así como el aprecio de los amigos y los compañeros. También juegan una parte las influencias positivas de los maestros, los mentores y las personas admiradas. El entorno social del niño y la disponibilidad de los apoyos concretos en su comunidad pueden ser otros factores. Pero también es importante que el niño viva en un vecindario seguro, y que tenga acceso a servicios médicos de calidad y a escuelas seguras, que son otros factores de protección (Fraser & Terzian, 2005).

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Consecuencias para la salud

Los efectos físicos inmediatos del maltrato pueden ser relativamente leves (moretones o cortadas) o severos (huesos rotos, hemorragias o hasta la muerte). En algunos casos estos efectos no son visibles y desaparecen pronto, pero el dolor y el sufrimiento que causan a un niño pueden durar toda la vida. El impacto a largo plazo del abuso y la negligencia en la salud de los niños apenas se empieza a estudiar. Según un estudio de la Encuesta Nacional para el Bienestar del Niño y el Adolescentes (NSCAW, por sus siglas en inglés), mas de una cuarta parte de los niños que estuvieron en el cuidado adoptivo temporal por más de 12 meses fueron diagnosticados con problemas de salud recurrentes (Administración para los Niños y las Familias, 2004a). A continuación ofrecemos varias de las consecuencias que los investigadores están empezando a identificar:

Síndrome del bebé sacudido. Sacudir a un bebé es un tipo de abuso muy frecuente. Un bebé que ha sido sacudido puede no mostrar daños aparentes, pero un sacudimiento puede provocar una hemorragia en el cerebro o en los ojos, daños a la espina dorsal, el cuello, las costillas o fracturas de huesos (Instituto Nacional para los Desordenes Neurológicos y el Infarto, 2007).

Desarrollo cerebral anormal. En algunos casos, se ha comprobado que el maltrato infantil causa estragos significativos en el desarrollo o el crecimiento del cerebro del niño, y esto puede causar un desarrollo anormal (De Bellis & Thomas, 2003). Estas alteraciones en el crecimiento del cerebro tienen consecuencias a largo plazo y afectan las habilidades del niño para procesar información, para hablar y para sobresalir en la escuela (Watts-English, Fortson, Gibler, Hooper, & De Bellis, 2006). Según NSCAW más de tres cuartas partes de los niños entre uno y dos años viviendo con padres sustitutos están en riesgo de padecer problemas de desarrollo cerebral. Esto contrasta con los niños estudiados que no vivían con padres sustitutos. (Administración para los Niños y las Familias & la Oficina de Planificación, Investigación y Evaluación, 2004a).

Mala salud física. Varios estudios han demostrado que existe una relación directa entre varios tipos de situaciones domésticas disfuncionales (como el abuso de menores) y la mala salud (Flaherty et al., 2006; Felitti, 2002). Los adultos que fueron víctimas del abuso o la negligencia durante su infancia tienen más probabilidades de padecer problemas físicos como la artritis, el asma, la bronquitis, la presión alta, las úlceras y las alergias (Springer, Sheridan, Kuo, & Carnes, 2007).

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Consecuencias psicológicas

Los efectos emocionales inmediatos del maltrato infantil—aislamiento, miedo, desconfianza—pueden tener consecuencias para toda la vida como la baja autoestima, la depresión y las dificultades interpersonales. Los investigadores han relacionado el abuso y la negligencia a las siguientes consecuencias:

Dificultades durante la infancia. La depresión y el llamado "síndrome de rechazo" son consecuencias comunes a un tipo de maltrato emocional o físico, o a una forma de negligencia ambiental en los niños de más de tres años de edad (Dubowitz, Papas, Black, & Starr, 2002).

Mala salud mental y emocional. En un estudio a largo plazo con jóvenes abusados, más del 80 por ciento fueron diagnosticados con un desorden psicológico al cumplir los 21 años. Estos jóvenes tenían problemas con la depresión, la ansiedad, los desordenes alimenticios, y muchos intentaron suicidarse (Silverman, Reinherz, & Giaconia, 1996). Otras condiciones psicológicas y emocionales asociadas al abuso y a la negligencia son el pánico, la depresión, la ira, el trastorno disociativo, el estrés postraumático, los trastornos afectivos y el llamado síndrome de déficit de atención e hiperactividad (Teicher, 2000; De Bellis & Thomas, 2003; Springer, Sheridan, Kuo, & Carnes, 2007).

Dificultades al procesar información (dificultades cognitivas). NSCAW estudió a un grupo de niños colocados fuera de casa por razón de abuso o negligencia y encontró que obtenían calificaciones mas bajas que los niños en la población general en términos de habilidades para el lenguaje, el trabajo escolar y la capacidad para procesar información (Departamento de Salud y Servicios Humanos, 2003). Un estudio longitudinal de 1999 también encontró una relación entre la ocurrencia del maltrato de menores y el bajo desempeño escolar y el desenvolvimiento del niño en la escuela (Zolotor, Kotch, Dufort, Winsor, Catellier, & Bou-Saada, 1999).

Dificultades sociales. Los niños que sufren el rechazo o el descuido tienen más probabilidades de desarrollar hábitos y rasgos antisociales al ir creciendo. La negligencia paterna o materna también está relacionada a los desordenes de la personalidad y a los comportamientos violentos (Schore, 2003).

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Consecuencias para el comportamiento

No todas las víctimas del abuso y la negligencia experimentan cambios en su comportamiento o en su manera de actuar. Sin embargo, el abuso y la negligencia hacen más probables las consecuencias a largo plazo. Un estudio de NSCAW con niños entre los tres y cinco años viviendo con padres sustitutos encontró que estos niños tenían más problemas de comportamiento que los niños en la población general (Administración para los Niños y las Familias, 2004b). Veamos algunas de estas consecuencias:

Dificultades durante la adolescencia. Varios estudios han concluido que los niños abusados o descuidados tienen por lo menos un 25 por ciento de probabilidades de meterse en problemas con la delincuencia, las drogas, el bajo rendimiento académico, e incluso el embarazo adolescente. Con frecuencia, también tienen problemas de salud mental (Kelley, Thornberry, & Smith, 1997). Otros estudios sugieren que los niños abusados o descuidados tienen más probabilidades de arriesgarse sexualmente al llegar a la adolescencia y contraer una enfermedad de transmisión sexual (Johnson, Rew, & Sternglanz, 2006).

La delincuencia juvenil y la criminalidad adulta. De acuerdo a un estudio del Instituto Nacional de Justicia, los niños abusados o descuidados tienen más probabilidades de ser arrestados por actos criminales antes de llegar a la mayoría de edad, más probabilidades de ser arrestados por actos violentos o criminales como adultos, y más probabilidades de ser arrestados por uno de varios tipos de crimen violento como adultos o menores de edad (English, Widom, & Brandford, 2004).

El abuso del alcohol y las drogas. Los investigadores han demostrado una y otra vez que los niños abusados y descuidados tienen más probabilidades de fumar, abusar del alcohol o consumir drogas ilícitas durante su vida (Dube et al., 2001). Según un reporte del Instituto Nacional para el Abuso de Sustancias, al menos dos terceras partes de los individuos que reciben tratamiento por abuso de drogas dicen haber sido maltratados durante su infancia (Swan, 1998).

Comportamientos abusivos. Muchos padres abusivos fueron abusados durante su infancia. Se estima que aproximadamente una tercera parte de los niños abusados o descuidados eventualmente causarán daño a sus propios hijos (Prevent Child Abuse New York, 2003).

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Consecuencias sociales

Aunque el maltrato de menores casi siempre ocurre en el entorno familiar, sus consecuencias van mucho más allá de esta pequeña esfera. En términos de costos directos e indirectos, la sociedad es la que paga las consecuencias del abuso y la negligencia.

Costos directos. Estos son los costos permanentes para mantener un sistema de bienestar de menores con la capacidad para investigar y darle seguimiento a casos de maltrato de menores. Los costos directos son los costos judiciales, médicos, de salud mental y de imposición del cumplimiento de la ley. Un estudio de Prevent Child Abuse America de 2001 estima que estos costos ascienden a más de 24,000 millones de dólares al año.

Costos indirectos. Los costos indirectos representan las consecuencias económicas a largo plazo del maltrato infantil. Estos costos incluyen aquellos asociados al crimen, la delincuencia juvenil y adulta, las enfermedades mentales, el abuso de sustancias y la violencia doméstica. Pero también son costos relacionados a la pérdida de la productividad como consecuencia del desempleo o el subempleo, el costo de la educación especial y el uso frecuente de los servicios médicos. La organización Prevent Child Abuse America estima que estos costos ascienden a más de 69,000 millones de dólares al año.

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Conclusiones

Se han dedicado muchos recursos a la investigación de las consecuencias del maltrato de menores. Sus efectos varían dependiendo de las circunstancias del abuso y según las características del niño y su entrono. Las consecuencias pueden ser graves o menores. Pueden desaparecer al poco tiempo, o durar toda una vida. Además de afectar al niño física y psicológicamente, estas consecuencias pueden afectar su comportamiento o manifestarse en combinación. A fin de cuentas, el maltrato de menores genera altos costos para las entidades públicas como los sistemas escolares, médicos y de servicios sociales, y su impacto no solo afecta a los individuos y las familias, sino a la sociedad en general.

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Investigadores

Administration for Children and Families, Office of Planning, Research and Evaluation. (2004a). Who are the children in foster care? NSCAW Research Brief No. 1. Retrieved August 9, 2007, from the National Data Archive on Child Abuse and Neglect website: www.ndacan.cornell.edu/NDACAN/Datasets/Related_Docs/NSCAW_Research_Brief_1.pdf (PDF - 220 KB)

Administration for Children and Families, Office of Planning, Research and Evaluation. (2004b). Children ages 3 to 5 in the child welfare system. NSCAW Research Brief No. 5. Washington, DC: Author.

Chalk, R., Gibbons, A., & Scarupa, H. J. (2002). The multiple dimensions of child abuse and neglect: New insights into an old problem. Washington, DC: Child Trends. Encontrado el 27 de abril de 2006 en: www.childtrends.org/Files/ChildAbuseRB.pdf (PDF - 82 KB)

De Bellis, M., & Thomas, L. (2003). Biologic findings of post-traumatic stress disorder and child maltreatment. Current Psychiatry Reports, 5, 108-117.

Departamento de Salud y Servicios Humanos. (2003). National Survey of Child and Adolescent Well-Being: One year in foster care wave 1 data analysis report. Encontrado el 27 de abril de 2006 en: www.acf.hhs.gov/programs/opre/abuse_neglect/nscaw/reports/nscaw_oyfc/oyfc_title.html

Departamento de Salud y Servicios Humanos. (2008). Child maltreatment 2006. Washington, DC: Government Printing Office. Encontrado el 1 de abril de 2008 en: www.acf.hhs.gov/programs/cb/pubs/cm06/index.htm

Dube, S. R., Anda, R. F., Felitti, V. J., Chapman, D., Williamson, D. F., & Giles, W. H. (2001). Childhood abuse, household dysfunction and the risk of attempted suicide throughout the life span: Findings from the Adverse Childhood Experiences Study. Journal of the American Medical Association, 286, 3089-3096.

Dubowitz, H., Papas, M. A., Black, M. M., & Starr, R. H., Jr. (2002). Child neglect: Outcomes in high-risk urban preschoolers. Pediatrics, 109, 1100-1107.

English, D. J., Upadhyaya, M. P., Litrownik, A. J., Marshall, J. M., Runyan, D. K., Graham, J. C., & Dubowitz, H. (2005). Maltreatment’s wake: The relationship of maltreatment dimensions to child outcomes. Child Abuse and Neglect, 29, 597-619.

English, D. J., Widom, C. S., & Brandford, C. (2004). Another look at the effects of child abuse. NIJ Journal, 251, 23-24.

Felitti, V. J. (2002). The relationship of adverse childhood experiences to adult health: Turning gold into lead. Zeitschrift für Psychosomatische Medizin und Psychotherapie, 48(4), 359-369. Encontrado el 18 de junio de 2007 en: http://www.acestudy.org/files/Gold_into_Lead-_Germany1-02_c_Graphs.pdf (PDF - 203 KB)

Flaherty, E. G., et al. (2006). Effect of early childhood adversity on health. Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine, 160, 1232-1238.

Fraser, M. W., & Terzian, M. A. (2005). Risk and resilience in child development: principles and strategies of practice. In G. P. Mallon & P. M. Hess (Eds.), Child welfare for the 21st century: A handbook of practices, policies, and programs (pp. 55-71). New York, NY: Columbia University Press.

Instituto Nacional para los Desordenes Neurológicos y el Infarto. (2007). Shaken baby syndrome. Encontrado el 4 de junio de 2007 en: www.ninds.nih.gov/disorders/shakenbaby/shakenbaby.htm

Johnson, R., Rew, L., & Sternglanz, R. W. (2006). The relationship between childhood sexual abuse and sexual health practices of homeless adolescents. Adolescence, 41(162), 221-234.

Kelley, B. T., Thornberry, T. P., & Smith, C. A. (1997). In the wake of childhood maltreatment. Washington, DC: Instituto Nacional de Justicia. Encontrado el 27 de abril de 2006 en: www.ncjrs.gov/pdffiles1/165257.pdf (PDF - 221 KB)

Prevent Child Abuse America. (2001). Total estimated cost of child abuse and neglect in the United States. Encontrado el 27 de abril de 2006 en: http://member.preventchildabuse.org/site/DocServer/cost_analysis.pdf?docID=144 (PDF - 44 KB)

Prevent Child Abuse New York. (2003). The costs of child abuse and the urgent need for prevention. Encontrado el 27 de abril de 2006 en: http://pca-ny.org/pdf/cancost.pdf (PDF - 146 KB)

Schore, A. N. (2003). Early relational trauma, disorganized attachment, and the development of a predisposition to violence. In M. F. Solomon & D. J. Siegel (Eds.), Healing trauma: Attachment, mind, body, and brain. New York, NY: Norton.

Silverman, A. B., Reinherz, H. Z., & Giaconia, R. M. (1996). The long-term sequelae of child and adolescent abuse: A longitudinal community study. Child Abuse and Neglect, 20(8), 709-723.

Springer, K. W., Sheridan, J., Kuo, D., & Carnes, M. (2007). Long-term physical and mental health consequences of childhood physical abuse: Results from a large population-based sample of men and women. Child Abuse & Neglect, 31, 517-530.

Swan, N. (1998). Exploring the role of child abuse on later drug abuse: Researchers face broad gaps in information. NIDA Notes, 13(2). Encontrado el 27 de abril de 2006 en la página del Instituto Nacional para el Abuso de Sustancias: www.nida.nih.gov/NIDA_Notes/NNVol13N2/exploring.html

Teicher, M. D. (2000). Wounds that time won’t heal: The neurobiology of child abuse. Cerebrum: The Dana Forum on brain science, 2(4), 50-67.

Watts-English, T., Fortson, B. L., Gibler, N., Hooper, S. R., & De Bellis, M. (2006). The psychobiology of maltreatment in childhood. Journal of Social Sciences, 62(4), 717-736.

Zolotor A, Kotch J, Dufort V, Winsor J, Catellier D, & Bou-Saada I. (1999). School performance in a longitudinal cohort of children at risk of maltreatment. Maternal and Child Health Journal, 3(1), 19–27.

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Esta publicación forma parte del dominio público y puede ser descargada, reproducida y distribuida sin autorización. Al hacerlo, por favor dé crédito a Child Welfare Information Gateway.

 

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