La escorrentía es el agua procedente de la lluvia o de la nieve derretida que no se absorbe ni se mantiene en el suelo, sino que corre por encima de la superficie y a través de terrones del suelo. A medida que se desplaza, recoge y transporta contaminantes que se pueden depositar en estanques, lagos, aguas costeras y fuentes subterráneas de agua potable. La escorrentía urbana e industrial proviene de las ciudades y los suburbios donde hay carreteras, lotes de estacionamiento, pavimento, sitios de construcción, techos e instalaciones industriales. (En las zonas rurales también puede existir preocupación por la escorrentía agrícola que transporta desechos de origen animal y los contaminantes de la granja directamente a las vías acuáticas.) Muchas zonas urbanas tienen sistemas de desagüe de agua de lluvia que canalizan la escorrentía a las vías acuáticas locales por medio de tubos, zanjas y canales de desagüe. Los sistemas de desagüe reducen la inundación, el barro y la erosión en las zonas urbanas. La escorrentía también puede dirigirse directamente a las vías acuáticas locales.

La escorrentía urbana es una de las principales fuentes de contaminación del agua de los arroyos, lagos, ríos y represas, según un informe del Gobierno Federal. La contaminación de la escorrentía urbana e industrial puede incluir metales pesados, suciedad y sal de los caminos; pesticidas y fertilizantes de prados y jardines; y petróleo, grasa, anticongelante y otras sustancias químicas tóxicas de los vehículos y de las correspondientes instalaciones de mantenimiento. La escorrentía puede incluir virus y bacterias de desechos de mascotas y de sistemas de pozos sépticos averiados. También puede contener metales pesados de vehículos, edificaciones, puentes e instalaciones industriales; basura; y otros desechos. La escorrentía industrial puede incluir líquidos de pieles de animales en sitios de curtido, aguas negras de las instalaciones de empaque de carne, suciedad y sustancias químicas de sitios de construcción y otros contaminantes propios de ciertos lugares.

La contaminación de la escorrentía urbana e industrial puede entrar al agua potable, perjudicar o matar a los peces y a la vida silvestre, destruir el hábitat marino y convertir las zonas de recreo en lugares desagradables y poco seguros.

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Última actualización: 07 enero 2009