El enfoque de
salud pública
El enfoque de salud pública es un proceso sistemático para identificar y
describir un problema de salud, diseñar y evaluar las intervenciones para
prevenir el problema, y ejecutar estas intervenciones en las comunidades.
El enfoque de salud pública consta de cuatro pasos básicos. Estos pueden
ocurrir uno después de otro, o más comúnmente, de manera simultánea.
Paso 1. Detectar y definir un
problema a través de vigilancia
La recopilación y análisis de datos nos permite identificar un problema
de salud pública y describir sus dimensiones. En el caso de la violencia
juvenil, necesitaríamos saber cuánta gente sufre lesiones o muere como
resultado de la violencia cometida por niños o adolescentes. También
necesitaríamos saber cuándo y dónde ocurre la violencia juvenil con
mayor frecuencia (por ejemplo, en la noche en lugares públicos o en el
hogar, inmediatamente después de terminar la jornada escolar);
características de los individuos que cometen actos violentos (por
ejemplo, su edad, actitudes y creencias, historia familiar, rendimiento
escolar, etc.); y las circunstancias en las que ocurre el acto violento (por
ejemplo, si el atacante conocía a la víctima). Y necesitaríamos saber
cuál es el costo para la sociedad de las lesiones y muertes causadas por
la violencia juvenil en términos de gastos médicos y años de
productividad perdidos.
La información recopilada por
medio de la vigilancia permite que los encargados de tomar decisiones
asignen los recursos a aquellas áreas donde son más necesarios. También
nos puede indicar qué tipo de impacto tienen nuestros esfuerzos y si
necesitamos realizar alguna modificación.
Paso 2. Identifique las causas
del problema
El estudio de los datos sobre la violencia juvenil puede ayudarnos a
identificar aquellos factores de riesgo directa o indirectamente
vinculados al problema. Si sabemos quiénes corren mayor riesgo de cometer
actos violentos y por qué, podemos diseñar mecanismos de intervención
mejor adaptados y por ende, más eficaces, para prevenir la violencia
juvenil.
Paso 3. Diseñar y poner a
prueba los mecanismos de intervención para la prevención del problema
La información obtenida por medio
de la vigilancia y la investigación nos ayuda a diseñar mecanismos de
intervención para combatir el problema de la violencia juvenil. Pero
antes de aplicar estos mecanismos de intervención de manera generalizada,
necesitamos saber si son eficaces. Debemos evaluar estos mecanismos para
asegurarnos de que funcionen de la manera debida, sin producir efectos no
deseados. Estas evaluaciones se pueden realizar de distintas maneras:
pruebas aleatorias controladas, comparaciones controladas de la población
para determinar las consecuencias sanitarias, análisis de tendencias en
varias áreas durante un período determinado, o estudios de observación
tales como estudios de casos.
Paso 4. Implementar las
intervenciones
Una vez que se sabe que una intervención es efectiva, necesitamos
informar a otras comunidades de forma que puedan prevenir la violencia
juvenil. Podemos divulgar las intervenciones ampliamente a través de los
programas de formación y de concienciación del público, a través de
periódicos o publicaciones especiales—como este libro de referencia.
Tomado de: Mercy JA, Rosenberg ML, Powell KE, Broome CV,
Roper WL. Public
health policy for preventing violence. Health Affairs 12(1993):7-29.
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