Consideraciones pediátricas sobre el suicidio
Incidencia
Etiología y evaluación
Manejo
Manejo farmacológico
Los adolescentes que padecen de cáncer tienden más a luchar por sobrevivir que
a sucumbir ante la muerte, ya sea muerte natural o suicidio. El
suicidio como ente separado de un trastorno mental, es sumamente raro entre
los adolescentes al igual que entre adultos.[1] No se han encontrado pruebas
de que cuando un adolescente rehúsa el tratamiento, esté realmente tratando de
suicidarse. Más bien esta negativa está vinculada a la creencia de que la vida
y la muerte están determinadas por el destino, la suerte o Dios. El
adolescente tiene la creencia de que su enfermedad es algo que escapa al
control y que está en manos de Dios o de cualquier otro poder.
Incidencia
Entre la población pediátrica en general de los Estado Unidos se suscitan
alrededor de 2.000 muertes por suicidio entre adolescentes cada año. El
suicidio se mantiene de manera consistente, entre la segunda y tercera causa
de muerte en personas entre los 15 y los 34 años de edad. Un autor propone que
antes de la pubertad, los niños son menos vulnerables al suicidio debido a la
inmadurez cognitiva, lo cual hace difícil el proceso de planificación con
intenciones mortales. Aun teniendo en cuenta los casos no reportados, es
evidente que la tasa de suicidio ha sobrepasado el doble durante el período
comprendido entre 1956 y 1993. Esta alta tasa se le atribuye al aumento y
preponderancia del uso de alcohol entre los adolescentes; las enfermedades
crónicas y agudas no fueron descritas entre los factores de importancia que
contribuyeron al aumento del suicidio.[1]
La tasa de suicidio entre los adolescentes varones es cuatro veces más alta
que la tasa entre hembras. La tasa de suicidio entre adolescentes blancos es
dos veces más alta que la de negros e hispanos. En un estudio entre estudiantes
de escuela secundaria, 53% de 380 alumnos tuvieron pensamientos suicidas y,
de este grupo, un 9% lo había intentado. En otro estudio que incluía 11.631
estudiantes de secundaria, se informó que el 27% de ellos había tenido
pensamientos suicidas y 16% de los cuales, tenían ya un plan en mente y el
8% ya lo había intentado, de los cuales un 2% requirieron de atención médica
durante el intento. Los autores de este estudio, extrapoló de estos resultados
que 276.000 estudiantes de secundaria realizan un intento de suicidio que
requiere de atención médica.[1] Hasta la fecha, se conoce poco sobre la
preponderancia de pensamientos suicidas y el suicidio en los casos de
cáncer infantil.
Etiología y evaluación
Ya que es poco lo que se conoce en cuanto a los factores de riesgo de suicidio
en el cáncer infantil, se pueden evaluar los factores de riesgo para la
población pediátrica en general de la siguiente manera:[2]
- Factores biológicos: incluyen antecedentes familiares de trastornos
psiquiátricos tales como la depresión, esquizofrenia, alcoholismo,
narcodependencia y trastornos conductuales. También la predisposición
genética a tener bajas concentraciones de serotonina, se vincula a la depresión.
- Acontecimientos y predisposición: algunos acontecimientos en el transcurso
de la vida tales como antecedentes previos de abuso por parte de uno o ambos
padres, eventos negativos como la muerte de uno de los padres, haber pasado
por un proceso de luto infantil y una relación interfamiliar hostil y llena
de trastornos. Sin embargo, muchos factores psicosociales y acontecimientos de
carácter negativo no han demostrado ser causantes de una conducta suicida
subsiguiente.
- Factores psicosociales: incluyen la naturaleza misma del ser
adolescente, con sus deseos simultáneos de experimentar con drogas y alcohol.
El conflicto o la confusión respecto a la orientación sexual puede ser un
factor contribuyente al suicidio en el adolescente. Además, algunas
características tales como perfeccionismo, impulsividad, inhibiciones y
aislamiento contribuyen en conjunto a la probabilidad de que el adolescente
tenga pensamientos suicidas.
- Trastornos psiquiátricos: se encuentran en un 95% de todos los casos
de suicidio entre adolescentes, que llegan a efectuarse. Los siguientes
trastornos suelen observarse en la mayoría de los suicidios: trastorno
depresivo de consideración, esquizofrenia, alcoholismo, narcodependencia y
trastornos de conducta. Sin embargo, la mayoría de los individuos con
trastornos psiquiátricos, no se suicidan.
- Contagio: esta expresión describe el fenómeno de personas
jóvenes que se identifican con las conductas suicidas de otros. Las
personas jóvenes que se encuentran en un estado vulnerable pueden llegar a
imitar la conducta suicida. Si nos vemos ante un caso de suicidio que se ha
llevado a cabo en un centro para jóvenes con cáncer, debemos de dar apoyo
inmediato y vigilancia continua a los demás compañeros sobrevivientes.
- Disponibilidad de armas mortales: la disponibilidad de un arma mortal,
como una pistola o revolver, puede precipitar un acto suicida.
- Acontecimientos que agudizan la situación: un diagnóstico de cáncer puede cambiar lo que
se consideraba un riesgo potencial de suicidio en un riesgo actual. En estos
casos usualmente se presentan los siguientes aspectos:
- Trastorno psiquiátrico preexistente.
- Factores que producen tensión en la vida de esta persona.
- Acontecimiento inquietante como, por ejemplo, un fracaso académico.
- Enfermedad grave.
Un autor describe la desesperanza que pueden experimentar los sobrevivientes
del cáncer al sentirse como instrumentos en actos de suicidio. Ella afirma
que cuando un adolescente no puede determinar las razones para seguir
viviendo, la desesperanza se hace cargo de los pensamientos y el suicidio se
presenta como una solución razonable.[3]
Manejo
El manejo del suicidio debe llevarse a cabo mediante la evaluación cuidadosa y
sopesada del niño con cáncer y de sus familiares. Los
múltiples factores que hacen la vida intolerable
para algunos niños deben ser confrontados. La prevención del suicidio debe incluir los siguientes procedimientos:
- Evaluación individual.
- Ser referido a profesionales adecuados.
- Manejo
adecuado de las dosis médicas.
- Terapia psiquiátrica individual
acompañada de terapia familiar.
Manejo farmacológico
Cualquier constancia de continuidad de depresión de niño a adolescente y de
transmisión familiar de este trastorno de padres a hijos, parecería argumentar
que los mismos fármacos que se usan en los adultos, serían eficaces en los
niños. La eficacia de los antidepresivos en niños o adolescentes no sido aún
establecida.[4]
Para mayor información consultar el sumario del PDQ sobre Cuidado médico pediátrico de apoyo.
Bibliografía
-
Clark DC: Suicidal behavior in childhood and adolescence: recent studies and clinical implications. Psychiatr Ann 23 (5): 271-83, 1993.
-
Callahan J: Blueprint for an adolescent suicidal crisis. Psychiatr Ann 23 (5): 263-70, 1993.
-
Perrone J: Adolescents with cancer: are they at risk for suicide? Pediatr Nurs 19 (1): 22-5, 1993 Jan-Feb.
[PUBMED Abstract]
-
Ryan ND: The pharmacologic treatment of child and adolescent depression. Psychiatr Clin North Am 15 (1): 29-40, 1992.
[PUBMED Abstract]
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