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12/03/2008

Un nuevo método incrementa la supervivencia después de un paro cardiaco

MARTES 11 de marzo (HealthDay News/Dr. Tango) -- El paro cardiaco fuera del hospital puede resultar mortal rápidamente, pero los expertos aseguran que un nuevo método para reactivar los corazones detenidos podría incrementar las probabilidades de supervivencia

El índice general de supervivencia para las personas a las que se administra la técnica (conocida como resucitación cardiaca mínimamente interrumpida o RCMI) fue de 9.1 por ciento, en comparación con el 3.8 por ciento de los que recibieron medidas de emergencia estándares, según un informe que aparece en la edición del 12 de marzo de la Journal of the American Medical Association.

Según los investigadores, en un subgrupo de personas que experimentaron paro cardiaco y un tipo de arritmia conocido como fibrilación ventricular, la supervivencia se incrementó desde cerca de doce por ciento antes de aplicar el nuevo método hasta 28.4 por ciento después.

Las directrices actuales plantean que la gente que sufre un paro cardiaco debe recibir una descarga eléctrica y compresiones torácicas periódicas para reactivar el latido cardiaco. La innovación de la resucitación cardiaca mínimamente interrumpida es que se centra en la compresión torácica casi constante.

"La técnica minimiza la interrupción de las compresiones torácicas y maximiza el tiempo en el que se realizan", explicó el Dr. Bentley J. Bobrow, autor del estudio y profesor asistente de medicina de emergencia de la Clínica Mayo de Scotsdale, Arizona. "Los pacientes reciben depresiones torácicas antes y después de la descarga, además de epinefrina", aseguró.

El flujo sanguíneo producido por una compresión torácica estándar simplemente no es suficiente para suministrar la sangre necesaria para el corazón y el cerebro, explicó Bobrow. De hecho, las directrices nacionales publicadas el año pasado se centraron en la compresión torácica más que en la respiración artificial y recomiendan dos respiraciones por cada treinta compresiones torácicas, lo que duplica efectivamente la cantidad de compresiones recomendadas.

En el nuevo estudio, realizado en dos ciudades de Arizona, participaron 2,460 personas que experimentaron paros cardiacos fuera del hospital, 1,799 de las cuales recibieron tratamiento antes de que el personal de emergencia estuviera entrenado en resucitación cardiaca mínimamente interrumpida.

Los investigadores anotaron que apenas 69 de los pacientes sobrevivieron antes de que se comenzara a usar el nuevo tipo de resucitación. En cambio, sesenta de las 661 personas que recibieron resucitación cardiaca mínimamente interrumpida para el paro cardiaco sobrevivieron.

"Una de las cosas realmente novedosas es que esto no costó nada", comentó Bobrow. "Generalmente, cuando hay un tratamiento nuevo, el costo entra en juego. Aquí realmente le estamos dando prioridad a la manera como el personal de medicina de emergencia presiona el tórax. Son muy pocos los costos fuera de la capacitación".

Sin embargo, el esfuerzo necesario para capacitar en la técnica nueva no se debe subestimar, advirtió la Dra. Mary Ann Peberdy, profesora asociada de medicina interna y de medicina de emergencia de la Universidad Estatal de Virginia en Richmond.

"Lo que el grupo de Arizona puedo hacer al suscitar estos cambios tan complejos, que son significativamente distintos a las reglas que se les suele imponer a la gente, fue impresionante", aseguró Peberdy, quien coescribió un editorial relacionado en la revista.

El nuevo estudio es apenas el segundo ensayo de gran tamaño sobre la resucitación cardiaca mínimamente interrumpida que aparece en la literatura médica, comentó. Otro ensayo, también realizado en Arizona, halló resultados similares hace dos años, comentó Peberdy.

Este estudio más reciente "no es más que un paso inicial"; recalcó Bobrow. "Constantemente revaluamos lo que hacemos con este protocolo. Tenemos que seguir modificando nuestras técnicas".

El estudio muestra que "los cambios en el complicado sistema de servicios de medicina de emergencia son posibles", agregó Peberdy. "La gente va a tener que mirar la ciencia por sí misma y decidir si cambiar el protocolo para los pacientes que sufren paro cardiaco dentro del hospital como fuera de él".

La Virginia Commonwealth ha estado usando una versión de la resucitación cardiaca mínimamente interrumpida durante años, dijo, centrada en "menos interrupciones de las compresión torácicas y mejores compresiones. Ha mejorado la supervivencia clínica con menos daño neurológico", lo que significa que más gente vive con menos daño cerebral.

Más información

Para mayor información sobre el paro cardiaco y sus señales de advertencia, visite la American Heart Association.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango


FUENTES: Bentley J. Bobrow, M.D., assistant professor, emergency medicine, Mayo Clinic, Scottsdale, Ariz; Mary Ann Peberdy, M.D., associate professor, internal medicine and emergency medicine, Virginia Commonwealth University, Richmond; March 12, 2008, Journal of the American Medical Association
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