Sello del Departamento de Justicia

Comentarios preparados para el discurso del Secretario de Justicia de los Estados Unidos Michael B. Mukasey sobre el crímen organizado internacional en el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales

Washington, D.C.
23 de abril de 2008 - 1:30 P.M.

Buenas tardes. Es un placer estar aquí. El Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales se dedica al debate considerado de problemas globales importantes. En el corto tiempo que llevo en Washington, he visto mucho debate y he pasado a comprender el valor del debate considerado.

En 1961, El Secretario de Justicia de los Estados Unidos Robert Kennedy destacó la amplia amenaza que representa el crímen organizado. Dijo: "En demasiadas comunidades importantes de nuestro país, el crímen organizado se ha vuelto un gran negocio. Desconoce fronteras estatales. Lleva a la pérdida millones de dólares de nuestra riqueza nacional, infectando las empresas legítimas, los sindicatos, y hasta los deportes. La tolerancia del crímen organizado promueve la filosofía barata de que todo es un fraude".

En los 47 años que siguieron a ese discurso, el Departamento de Justicia y las agencias de las fuerzas del orden público de este país iniciaron una campaña extensa contra redes de crímen organizado, especialmente La Cosa Nostra. El Presidente Lyndon Johnson incentivó la iniciativa al emitir una Orden Ejecutiva que colocaba al Secretario de Justicia de los Estados Unidos a cargo de coordinar todas las actividades de las fuerzas del orden público federales contra el crímen organizado. Poco tiempo después, el Secretario de Justicia de los Estados Unidos formó el Consejo contra el Crímen Organizado para establecer prioridades y formular una estrategia nacional unificada para combatir el crímen organizado. El Consejo estaba compuesto por altas autoridades del Departamento y representantes de muchas agencias de las fuerzas del orden público.

Tal vez el mayor obstáculo existente cuando se iniciaron esas operaciones era que gran parte del público no veía o comprendía la amenaza que representaba el crímen organizado. Fue una falla de la imaginación dejar de ver que un submundo amplio podría proliferar bajo nuestras narices y cometer crímenes como parte de sus negocios. Sin embargo, con el tiempo, a medida que la policía y los fiscales cambiaron la realidad de los hampones, el público estadounidense comenzó a comprender lo despiadados que podían llegar a ser los delincuentes organizados.

Al final, la labor del Consejo, las fuerzas del orden público y el Departamento de Justicia resultó en uno de los programas más exitosos de la historia del Departamento. Se acusó, condenó y encarceló a gángsteres. Sus bienes fueron confiscados, y el crímen organizado se vio seriamente debilitado. Como resultado de dicho logro, la última vez que el Consejo contra el Crímen Organizado se reunió fue en 1993.

Tal vez seamos víctimas de nuestro propio éxito, porque parece haber una creencia extendida en el país de que el crímen organizado ha dejado de ser una amenaza grave. La mayoría de los ciudadanos de los Estados Unidos pensamos en el crímen organizado como parte del pasado de los Estados Unidos, su papel moderno siendo apenas asunto de películas populares o dramas televisivos. Puedo asegurarles que el crímen organizado es diferente en su fuente y alcance, pero, lamentablemente, este fenómeno, aunque en un traje institucional distinto, está sano y salvo.

Es por eso que, a principios de este año, el Consejo contra el Crímen Organizado se reunió por primera vez en 15 años. Lo hizo porque los Estados Unidos enfrentan la amenaza nueva y más moderna del crímen organizado internacional. No podemos ignorar los sindicatos delictivos en otros países bajo la ingenua suposición que solo representan un peligro en sus países, ya sea en Eurasia, África, o cualquier otro lugar.

El crímen organizado internacional representa un desafío mayor para las fuerzas del orden público que el que representó la mafia tradicional, en muchos aspectos. Y la fuente geográfica de la amenaza no es la única diferencia. El grado de sofisticación también es marcadamente distinto.

Algunos de los delincuentes internacionales más importantes también están infiltrándose en nuestras propias industrias estratégicas, y las de nuestros aliados; están proporcionando apoyo logístico a organizaciones terroristas y agencias de inteligencia extranjeras, y son capaces de crear estragos en nuestra infraestructura económica. Estos delincuentes internacionales representan verdaderas amenazas de seguridad nacional para este país.

Aquí, me gustaría hacer una pausa lo suficientemente larga como para explicar una distinción importante entre esta amenaza a la seguridad nacional y otras de las que yo y otras personas en las fuerzas del orden público, de recopilación de inteligencia y de defensa nacional hemos hablado con frecuencia. Los delincuentes organizados internacionales no están motivados por ideologías; están motivados por la misma cosa que ha motivado a los delincuentes organizados tradicionales: el dinero.

El crímen organizado internacional es un problema penal híbrido asociado a tres de las prioridades nacionales del Departamento: la seguridad nacional, los crímenes violentos y la corrupción pública. La misma requiere una respuesta coordinada y estar abiertos a nuevas maneras de hacer negocios. También requiere que trabajemos en relación estrecha con nuestros colegas extranjeros, a fin de desmantelar los sindicatos delictivos globales. En conclusión, concierne a más que el Departamento de Justicia. Concierne a nuestros colegas que se dedican a la coacción y los que no, de los Departamentos de Seguridad Nacional, del Estado, del Tesoro, y del Trabajo, el Servicio Postal de EE.UU., así como la comunidad de inteligencia. Deseo agradecer a estas otras dependencias por su ayuda y trabajo.

El Consejo contra el Crímen Organizado del Secretario de Justicia de los Estados Unidos tendrá un papel principal en coordinar dicha labor. Está activamente dedicado a identificar las amenazas más graves, y a desarrollar estrategias para combatirlas. A principios de este mes, me reuní con el Consejo y aprobé una estrategia de las fuerzas del orden público para combatir el crímen organizado. La estrategia es una parte importante del compromiso coordinado permanente de este Gobierno de proteger a nuestra seguridad nacional contra amenazas transnacionales. Hoy, deseo contarles un poco sobre esta estrategia, la cual ya hemos comenzado a implementar, sobre las amenazas que enfrentamos, y sobre algunos de los éxitos recientes que hemos tenido contra grupos internacionales de crímen organizado, que espero sean apenas una muestra de más en el futuro.

En el pasado, entendíamos los puntos básicos del crímen organizado internacional y algunas de las maneras en que presenta una amenaza para los Estados Unidos, pero nos faltaba una perspectiva general de cómo se unen las piezas. Por lo tanto, el Departamento y otras dependencias federales realizaron recientemente una evaluación exhaustiva del crímen organizado internacional.

Aprovechamos la mejor inteligencia disponible para identificar, analizar y dar prioridad a las amenazas. La evaluación que contiene la Estrategia de las Fuerzas del Orden Público describe eso y ha dejado muy claro que el crímen organizado internacional es un problema grave de seguridad nacional y delictivo que requiere una respuesta dirigida y coordinada.

En primer lugar, aprendimos que el crímen organizado, además de ser más variado y peligroso que nunca, tiene la capacidad notable de adaptarse a condiciones cambiantes. Como resultado, el desafío que enfrentamos con esta nueva raza de delincuentes organizados es bastante distinto al que enfrentamos hace una o dos generaciones. Son más sofisticados, más ricos, tienen mayor influencia sobre instituciones gubernamentales y políticas en todo el mundo, y son más conocedores del uso de la más reciente tecnología, primero para cometer crímenes y después para encubrirlos.

Este grupo nuevo de delincuentes organizados participa mucho más en nuestras vidas cotidianas de lo que muchas personas creen. Tocan todos los sectores de nuestra economía, comercializando todo, desde cigarrillos a petróleo; ropa a productos farmacéuticos. Estos delincuentes invierten algunos de los millones que ganan a partir de sus actividades ilegales en las mismas empresas por acciones que figuran en nuestros planes de pensión y 401(k)s. Explotan el Internet y comercializan sus ardides en eBay, y son responsables por una gran parte del correo electrónico "spam" que recibimos.

Cuando uso el término "delincuente organizado internacional", no tengo la intención de sugerir que estos son solo ciudadanos extranjeros, o culpar a otros países por el problema. Me refiero a la globalización del crímen y a grupos con miembros y cómplices en todo el mundo, inclusive aquí, en los Estados Unidos.

Me gustaría hablar algunos minutos sobre las amenazas específicas identificadas en nuestra evaluación. Como era de esperarse, mucho de nuestro análisis se basó en inteligencia clasificada e investigaciones en curso; por lo tanto, no podré dar demasiados detalles, pero puedo darles algunos ejemplos de operativos que ya concluyeron.

La primera amenaza que identificamos fue que delincuentes organizados internacionales controlan posiciones importantes en los mercados globales de energía y materiales estratégicos. Están ampliando sus grupos empresarios a estos sectores, el cual corrompe el funcionamiento normal de estos mercados y puede tener un efecto desestabilizador sobre los intereses geopolíticos de EE.UU.

El crímen organizado ha plantado raíces profundas en diversas partes del mundo. Los llamados "triángulos de hierro" de líderes empresariales corruptos, funcionarios gubernamentales corruptos y delincuentes organizados ejercen influencia significativa sobre las economías de muchos países. Esto representa una gran preocupación para las fuerzas del orden público de EE.UU., y hemos tomado medidas al respecto.

Uno de los ejemplos recientes más conocidos es el caso de Semion Mogilevich - también conocido como el "Brainy Don" - y varios miembros de su organización delictiva acusados por los Estados Unidos en una acusación formal de crímen organizado compuesta por 45 cargos emitida en 2003. De acuerdo con los informes publicados, incluso después de la acusación formal, Mogilevich siguió ampliando su imperio delictivo en una nueva dirección. Se dijo que ejercía influencia sobre grandes partes de la industria del gas natural en partes de lo que era antiguamente la Unión Soviética.

El arresto de Mogilevich por la policía rusa en enero es una señal positiva. Pero seguimos viendo con gran preocupación cómo crece el crímen organizado, penetrándose en algunos de estos mercados.

Una segunda amenaza que identificamos fue el apoyo logístico y otros tipos de apoyo proporcionados por el crímen organizado a terroristas, servicios de inteligencia extranjeros y gobiernos extranjeros con los Estados Unidos en la mira o que de alguna otra forma actúan contra nuestros intereses.

Existen muchos ejemplos de estas conexiones. El mes pasado se reveló una demanda contra Viktor Bout [BOOT], un conocido traficante de armas internacional. Se acusa a Bout de conspirar para vender millones de dólares en armas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, conocidas como las FARC. Como también sabemos, las FARC son una organización terrorista extranjera designada.

La demanda alega que Bout, junto con un cómplice, acordaron vender a las FARC 100 misiles de superficie a aire, así como lanzadores para cohetes perforantes de tanques. Afortunadamente, en esta instancia, las personas que se hacían pasar por miembros de las FARC eran, en realidad, fuentes confidenciales que trabajan para el Departamento de Justicia. Como deja claro este ejemplo, si bien estos delincuentes no están motivados por ideologías, cuando el precio es el esperado, están más que dispuestos a ayudar a las personas motivadas por una ideología.

Otro conjunto de casos recientes pone en relieve una tercera amenaza: la de delincuentes organizados internacionales que contrabandean y trafican personas y mercaderías a este país. Juntas, la Operación "Royal Charm" en Nueva Jersey y la Operación "Smoking Dragon" en Los Ángeles descubrieron una empresa delictiva asiática amplia que estaba realizando todo tipo de contrabando imaginable. Estas investigaciones resultaron en la acusación formal de 87 personas que contrabandeaban mercadería a los Estados Unidos, utilizando containeres con conocimientos de embarque que identifican su contenido falsamente como siendo juguetes y muebles de la China.

En lugar de juguetes, los contrabandistas traían millones de dólares en billetes de 100 dólares falsificados de alta calidad, así como productos farmacéuticos y cigarrillos falsificados, y drogas ilícitas, incluidos ecstasy y metanfetamina. Dos de los demandados realizaron un acuerdo con agentes encubiertos para la provisión de diversas armas, incluidas centenas de cohetes de hombro capaces de derribar aviones.

Otra amenaza está asociada a las maneras en que el crímen organizado explota los sistemas financieros internacionales y estadounidenses para mover fondos ilícitos. Estos grupos funcionan como compañías globales; utilizan operaciones financieras sofisticadas. Siempre que se tiene ese tipo de conocimientos, existe la posibilidad de que se haga uso indebido de los mismos de manera perjudicial. Ya sabemos que los delincuentes organizados tienen malas intenciones; por lo tanto, la cuestión se vuelve exactamente el tipo de daño que quieren causar.

Pueden explotar sistemas bancarios legítimos aquí y en el exterior para lavar dinero, o cometer otros crímenes financieros como el fraude de seguros. Y, a lo largo de los últimos años, hemos visto casos en los que empresas-fantasma estadounidenses fueron establecidas y utilizadas para ardides globales de lavado de dinero en Rusia, Latvia, EE.UU., y otros países.

Los delincuentes que llevan a cabo estos ardides están dispuestos a mover dinero para cualquiera que necesite ocultar la fuente, propiedad o destino de los fondos, sin hacer preguntas. Corrompen a empleados bancarios y aprovechan protecciones de lavado de dinero permisivas en todo el mundo para inyectar fondos ilícitos en el flujo de dinero global. Según todos los estimados, dichos ardides mueven miles de millones de dólares cada año a través de instituciones financieras estadounidenses.

Un buen ejemplo es el caso de Garri Grigorian, un ciudadano ruso residente en los Estados Unidos, quien ayudó a lavar más de 130 millones de dólares para el Intellect Bank de Moscú y sus clientes, a través de cuentas bancarias en Sandy, Utah. Grigorian y sus coconspiradores fundaron tres compañías-fantasma estadounidenses, y luego abrieron cuentas bancarias para dichas compañías en Utah y Nueva York.

Las compañías nunca realizaron ningún negocio; solo existían para crear la ilusión de que transacciones hacia y desde sus cuentas bancarias partían de negocios legítimos. Una vez abiertas las cuentas, el Intellect Bank podría usarlas para realizar transferencias telegráficas en dólares estadounidenses en nombre de sus clientes. En total, se realizaron más de 5,000 transferencias bancarias en poco más de dos años. Por sus crímenes, Grigorian fue sentenciado a 51 meses en prisión y se le ordenó que pagara 17 millones de dólares en restitución.

Mientras intensificamos nuestras normas bancarias para combatir este tipo de crímen, los delincuentes han desarrollado ardides más complejos y recurrido a jurisdicciones extranjeras con exigencias menos estrictas, pero con el mismo acceso a nuestros sistemas bancarios. En cierta medida, es posible que nos pasemos la vida poniéndonos en día, pero la identificación del peligro es un paso crucial.

Otra amenaza es la manera en que delincuentes organizados internacionales utilizan el espacio cibernético para perjudicar a víctimas e infraestructura estadounidenses. El Internet está hecho a medida para el crímen organizado: es anónimo, mayormente imposible de rastrear, y puede proveer comunicación instantánea para una amplia red de ladrones.

Los delincuentes solo necesitan sentarse y esperar que empresarios surjan con usos nuevos legítimos para el Internet, los cuales pueden, entonces, corromper. Por ejemplo, la tecnología en el pasado ha creado caminos nuevos para el lavado de dinero con la proliferación de los llamados juegos del "mundo virtual" como Second Life, y con sistemas de pago móviles.

Una serie de investigaciones cibernéticas recientes en los Estados Unidos --las que incluyen todo desde remates de eBay fraudulentos o el llamado "phishing", ardides responsables por el robo de identidad en gran escala-- lograron conectar a los delincuentes a Rumania, país considerado hace mucho tiempo una fuente importante de crímenes electrónicos. La colaboración estrecha entre el Departamento, el Buró Federal de Investigaciones [Federal Bureau of Investigation (FBI)] y autoridades rumanas ha revelado un fenómeno inquietante.

Personajes del crímen organizado rumano tradicional, quienes anteriormente se dedicaban a crímenes como el contrabando de drogas, el tráfico de personas y la extorsión, han unido fuerzas con otros delincuentes para lograr tener bajo su control a jóvenes hackers de informática, y los han organizado en células con base en su especialidad de crímen cibernético.

Afortunadamente, las autoridades rumanas están tomando estos hechos muy en serio, y en noviembre próximo pasado arrestaron a once ciudadanos rumanos miembros de una red que cometía estos ardides de phishing. Los delincuentes obtenían datos personas de usuarios de computadora, imprimían información de tarjetas de crédito y débito en tarjetas falsas, y luego usaban dichas tarjetas para obtener dinero en efectivo de cajeros electrónicos y locales de Western Union. Agentes de policía rumanos ejecutaron 21 órdenes de allanamiento y confiscaron computadoras, dispositivos para leer y grabar tarjetas, tarjetas en blanco y otros equipos.

Otras amenazas identificadas en nuestra evaluación incluyen la manipulación de mercados de valores; corrupción de funcionarios públicos, globalmente; y uso de la violencia como base de poder. Estas son las marcas distintivas del crímen organizado internacional en el Sigo XXI. Esto es lo que enfrentamos actualmente. Como pueden ver, el crímen organizado se ha vuelto algo mucho más complejo y diversificado que en la época de Robert Kennedy.

¿Qué estamos haciendo al respecto? Primero, deseo enfatizar que no nos hemos quedado quietos. Por cada ejemplo que di, hay una pila más que podría haber usado; casos concluidos, en los que tuvimos éxito en desmantelar organizaciones delictivas, y acciones en curso con el objetivo de desmantelar más.

Como mencioné anteriormente, el 7 de abril aprobé una estrategia integral de las fuerzas del orden pública elaborada por el consejo. La estrategia da la más alta prioridad a estos grupos que amenazan nuestra seguridad nacional, la estabilidad de nuestra economía, la integridad de instituciones gubernamentales, infraestructura y sistemas en los Estados Unidos. Establece un marco de investigación y enjuiciamiento, enfatizando cuatro áreas prioritarias de acción contra el crímen organizado internacional.

En primer lugar, debemos apuntar hacia las principales amenazas de crímen organizado, como lo hemos hecho, con éxito, al apuntar hacia los peores carteles de drogas transnacionales. Elaboraremos una lista de alta prioridad de personas y organizaciones que representen la mayor amenaza, y luego concentraremos nuestros recursos contra ellas.

En segundo lugar, debemos recabar información de todas las fuentes disponibles - las fuerzas del orden público, la comunidad de inteligencia, asociados extranjeros y el sector privado - para poder identificar y establecer conexiones entre los grupos.

En tercer lugar, debemos usar todas las herramientas disponibles, ya sea el Servicio Secreto para identificar moneda falsificada, Servicios de Impuestos Internos [Internal Revenue Service (IRS)] para ubicar activos financieros, o el Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos para encontrar armas contrabandeadas. Se decía genialmente que los fiscales de Robert Kennedy capturaban a gángsteres por escupir sobre la vereda, si eso era todo lo que tenían disponible. Nuestros fiscales son, actualmente, tan agresivos como aquellos.

Esto significa que daremos más información al Departamento de Estado en apoyo a sus programas para negarles visas a los delincuentes, y al Departamento del Tesoro en apoyo a sus programas para combatir el lavado de dinero.

También significa que intensificaremos lo que ya venimos haciendo con nuestros asociados internacionales para encontrar a estos delincuentes, donde sea que se oculten. Me complace que varios países como Hungría, Rumania, Tailandia, el Reino Unido y otros estén trabajando con los Estados Unidos en estas operaciones, pero todos sabemos que debemos hacer mucho más. Por lo tanto, hemos destinado a personas al extranjero, quienes capacitarán y ayudarán a nuestros homólogos, a fortalecer la labor de las fuerzas del orden público de todo el mundo. Las fronteras internacionales no representan un mayor obstáculo para los delincuentes, por lo que hemos trabajado para asegurarnos de que esas fronteras no representen un obstáculo para una coacción efectiva.

Finalmente, hemos desarrollado estrategias agresivas para el desmantelamiento de organizaciones delictivas enteras, despojándolas de su liderazgo. Contamos con más de 120 fiscales, y el FBI tiene más de 500 agentes y analistas dedicados a combatir el crímen organizado. Estos profesionales están especializados en el uso de técnicas originalmente desarrolladas para combatir a La Cosa Nostra y otras amenazas domésticas. Aprovecharemos dichos conocimientos en nuestra lucha global.

Esta estrategia es un paso importante hacia dominar los desafíos cambiantes que impone el crímen organizado internacional, pero es apenas un primer paso. Estamos desarrollando un programa nuevo de combate al crímen organizado en el Siglo XXI, y creemos que será lo suficientemente ágil para combatir la amenaza que representan los delincuentes organizados internacionales por muchos años.

Para lograrlo, debemos contar con una labor unificada con nuestros asociados estatales, locales y, especialmente, extranjeros para tratar del problema, o corremos el riesgo de quedarnos atrás.

Al dedicar nuestro agradecimiento a quienes crearon un programa que ha demostrado tener tanto éxito en luchar contra el crímen organizado doméstico, deseamos ayudar a diseñar un programa nuevo que futuras generaciones considerarán responsable por haber desmantelado esta amenaza moderna global.

Para el bien de generaciones futuras, esto es tanto un objetivo noble como vital.

Gracias por el tiempo que me han dispensado.

Comunicado de prensa

Resumen de la estrategia

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