Sello del Departamento de Justicia

Observaciones preparadas del
Secretario de Justicia de los Estados Unidos Alberto Gonzales
Orden Fraternal de Policía
Nueva Orleans, LA
1 de agosto de 2005–9:00 a.m.

Buenos días.

Es un privilegio estar aquí con todos ustedes hoy. Quiero comenzar reconociendo la importante labor de aquellos que se encuentran hoy en este recinto. Gracias por el servicio que prestan a sus comunidades y por su labor para mantener la seguridad de los hogares y vecindarios de Estados Unidos.

Ustedes son la primera línea de defensa en esta lucha contra la delincuencia. Su coraje y sus logros manan la justicia y la esperanza, la libertad y las oportunidades que hacen de Estados Unidos una gran Nación.

Además, quiero agradecer a ustedes por apoyarme en mi designación como Secretario de Justicia de los Estados Unidos. Jim y Chuck, su excelente trabajo ha convertido a la FOP en una voz importante para las fuerzas del orden público, y aprecio su labor continua en favor de Estados Unidos.

Hoy quiero hablar de un aspecto importante de la lucha contra la delincuencia: el peligro creciente de las violentas pandillas callejeras, y qué estamos haciendo en el Departamento de Justicia para colaborar con ustedes en este lucha.

Cuando era niño, hace muchos años, vi por primera vez la película West Side Story. Como muchos de ustedes recordarán, la película idealiza la vida en pandillas competitivas de la Ciudad de Nueva York. En realidad, no hay nada de romántico o heroico en las pandillas callejeras. Y voy a contar otra historia como ejemplo de lo que quiero decir –la historia de un asesinato a sangre fría y un héroe vestido de uniforme.

El Delegado Jerry Ortiz había ido a trabajar temprano el viernes 23 de junio. Recién había regresado de su luna de miel luego de tan solo tres semanas de casado.

Hacía 15 años que el Delegado de 35 años de edad trabajaba en el Departamento del Sheriff en Los Angeles. Llegó temprano, como era su costumbre, para adelantarse en la investigación sobre una pandilla callejera.

El Delegado Ortiz iba de puerta en puerta realizando entrevistas en un vecindario plagado de pandillas. A las 3 de la madrugada, el Delegado Ortiz había golpeado la puerta de una casa, y mientras verificaba identificaciones, alguien le disparó en la cabeza a boca de jarro.

Tal como lo describió el Sheriff Lee Baca de Los Angeles, se trata del asesinato de un Delegado. Se trató de un ataque sorpresivo que no dio tiempo al Delegado de reaccionar.

El presunto asesino es Jose Luiz Orozco –un supuesto miembro de pandillas.

Cuando el Sheriff Baca habló con la prensa sobre el asesino, describió los antecedentes penales de Orozco: Tenía 5 pies de largo. En el momento de disparar al Delegado Ortiz, Orozco estaba en libertad condicional y era buscado con una orden judicial pendiente por intento de homicidio. Cuando lo arrestaron, estaba acurrucado en la bañera de una casa cercana.

El Delegado Ortiz era un veterano con cinco años de experiencia en el grupo de trabajo antipandillas de su departamento.

Su investigación formaba parte de una labor más amplia destinada a rescatar a la pequeña comunidad de Hawaiian Gardens de la intimidación de las pandillas, la venta de estupefacientes y la violencia.

El Delegado Ortiz sacrificó su vida para cumplir con su deber.

Ninguno de los aquí presentes desea que otro oficial compañero o su familia enfrente una tragedia como la del Delegado Ortiz.

En el Departamento de Justicia, nos comprometemos a trabajar con los oficiales federales, estatales y locales para frenar la ola de violencia de pandillas que ocasionó este asesinato.

Según la Evaluación Nacional de la Amenaza que representan las Pandillas del FBI de 2005, el número de miembros de pandillas –especialmente de hispanos– está en aumento.

Ciudades y regiones que alguna vez estuvieron libres de pandillas, hoy en día enfrentan el peligro de los narcóticos y la violencia que surge de la actividad de las pandillas.

Sabemos, también, que las pandillas se relacionan con entidades delictivas organizadas, tales como organizaciones mejicanas de tráfico de drogas, grupos delictivos asiáticos y la mafia rusa. Este tipo de organizaciones delictivas suele utilizar a las pandillas para llevar a cabo actividades delictivas menores, hacer valer los límites territoriales, y favorecer a sus redes de tráfico de estupefacientes.

Los miembros de las pandillas tienen cada vez más experiencia en el uso de computadoras y tecnología. Algunos, incluso, usan el Internet para convocar a reuniones y expandirse hacia el robo de identidad.

Y lo que es aún peor, nuestros últimos datos indican nuevas tendencias en la violencia de pandillas, para lo cual debemos estar precavidos y preparados. Las pandillas que están migrando, propagándose y expandiéndose se encuentran cada vez más influenciadas por el estilo californiano de la cultura de pandillas. Como ustedes saben, estos grupos están más competitivos, reglamentados y preparados. La cultura de pandillas trae aparejada técnicas objetivo, y violentas para intimidar y controlar; así como una subcultura floreciente y una red de comunicación.

En Virginia, hubo dos miembros de pandillas condenados tras haber asesinado a una embarazada de 17 años porque ella había aceptado testificar en contra de la pandilla. En la comunidad tranquila de Hempstead en Long Island, hemos visto asesinos acribillar a balazos a vecindarios y personas inocentes, desde vehículos en movimiento. Y en el Condado de Dane, Wisconsin, hemos visto que se usan tácticas agresivas –incluso golpizas y asesinatos salvajes– para evitar que los jóvenes renuncien a las pandillas.

Debemos evitar que las pandillas ataquen a nuestros conciudadanos y nuestra vida pacífica por la seguridad de nuestros niños, nuestras familias y los hombres y mujeres que vigilan y protegen nuestras calles.

Las noticias no son todas malas. Gracias a ustedes, estamos progresando en esta lucha contra la delincuencia violenta. Nuestro deber es basarnos en nuestros éxitos recientes, y hacer frente a la amenaza peligrosa que representan las pandillas callejeras mediante el uso de tácticas de comunicación comprobadas, cooperación y coordinación.

En abril, he establecido el Comité de Coordinación Antipandilla del Secretario de Justicia de los Estados Unidos. Este grupo asesorará al Departamento de Justicia sobre cómo –trabajando conjuntamente con ustedes– pueden aprovecharse nuestros recursos para recuperar comunidades –ciudad por ciudad, distrito por distrito y cuadra por cuadra– de las garras de las pandillas.

He pedido a cada Fiscal Federal que nombre un coordinador antipandilla, y prepare e implemente una estrategia exhaustiva que abarque todo el distrito –en conferencia con los líderes locales– para coordinar la actividad antipandilla en toda su extensión.

No se equivoquen: No podemos hacer esto sin ustedes. En esta batalla contra las pandillas, los hombres y las mujeres de las fuerzas del orden público estatal y local constituyen nuestra mejor defensa y nuestra mayor esperanza para recuperar a nuestras comunidades, y llevar esperanza y oportunidades a aquellos que no las tienen. Ustedes conocen más que nadie sus calles y comunidades. Deseamos ser una herramienta y un compañero en la tarea de abordar estos problemas difíciles.

Necesitamos su experiencia y sus conocimientos. Debido a que hemos trabajado para crear las estrategias de la iniciativa antipandillas, hemos aprendido que las diferentes regiones y comunidades enfrentan diferentes desafíos de orden público. Por ejemplo:

Por supuesto, estos resultados no son exhaustivos –son generalidades. Cada ciudad, comunidad y distrito enfrenta desafíos que son muy cambiantes y propios de cada lugar.

Mañana se cumple el plazo para que los Fiscales Federales presenten sus planes para llevar a cabo una estrategia antipandilla coordinada. A medida que avanzamos juntos, permítanme decirles algunas cosas sobre nuestros objetivos más cercanos.

En primer lugar, nuestra meta será ayudarlos a ustedes. Sabemos que el gobierno federal está en condiciones de colaborar.

Debido a que las pandillas migran y se expanden, surgen obstáculos para las fuerzas del orden público con relación a su identificación y diferenciación, especialmente en las comunidades rurales.

Podemos proveer inteligencia y aprovechar la capacitación que el Departamento ha suministrado durante años.

En segundo lugar, los resultados y no las palabras justificarán nuestros presupuestos.

He trabajado con el Presidente Bush por más de una década, y puedo decir a ustedes que él es un líder que considera que hablar es fácil, pero hacer no lo es. El Presidente Bush desea que los ciudadanos vean resultados concretos, no simplemente buenas intenciones.

Por eso, veremos enjuiciamientos antipandillas exitosos y programas de prevención desde todos los niveles del orden público y en cada área del país.

Con esta iniciativa antipandilla queremos comunicar, apoyar y extender los recursos y las técnicas que les ayuden a obtener resultados. Actualmente, una porción significativa de nuestro presupuesto está destinada a los programas y las actividades directamente relacionadas con la tarea de ayudar a defender a Estados Unidos del terrorismo. No queremos desperdiciar el dinero restante de los contribuyentes en programas que aún no se comprobaron, que son innecesarios o que son,simplemente, onerosos para el ciudadano promedio.

Podemos obtener resultados –basta con observar los logros que hemos alcanzado juntos con una iniciativa nacional similar contra la delincuencia: Proyecto Vecindarios Seguros.

El Proyecto Vecindarios Seguros ha producido aumentos considerables en el enjuiciamiento federal de violaciones de la ley asociadas a armas de fuego.

El éxito de este programa se debe a que depende de la información local y los asociados locales para combatir la delincuencia local. En resumen, depende de ustedes. Ustedes entienden lo que está sucediendo en el país y en las ciudades –y saben qué hay que hacer para frenar esta situación.

Sin embargo, debemos hacer más que sólo enjuiciar pandillas. También debemos trabajar en la prevención. Como padre, creo que debemos brindar a nuestros hijos el apoyo que necesitan para decir "no" a las pandillas. Cuando un niño ingresa a una pandilla, aumentan en forma significativa las posibilidades de que ese niño cometa un delito, y disminuyen las posibilidades de que logre alguna vez completar sus estudios. Al elegir una pandilla, este joven suele cerrar la puerta a su futuro. Esto es lo que está en juego.

He pedido a los Fiscales Federales en todo el país que trabajen con organizaciones comunitarias y religiosas en ofrecer alternativas a jóvenes en situación de riesgo, y para proporcionar apoyo a programas de reincorporación para las personas que salen de prisión. Éste, y muchos otros programas, deben desempeñar un papel importante en el enfoque integral con relación a las pandillas; uno que incluya el enjuiciamiento y la prevención.

Este es el mismo principio que resalta nuestra Estrategia Desyerbar y Sembrar. Como muchos de ustedes saben, esta estrategia comunitaria ayuda a las fuerzas del orden público estatales y locales a "arrancar" los delincuentes violentos de su área; al mismo tiempo, los ayuda a plantar las "semillas" del desarrollo y la revitalización. Esto incluye prevención, intervención y tratamientos que ayuden a nuestros hijos a tomar decisiones correctas para para evitar meterse en problemas.

El Proyecto Vecindarios Seguros y la Estrategia Desyerbar y Sembrar reconocen que tenemos que trabajar en forma conjunta para alcanzar nuestros objetivos. Ya sea que se trate de luchar contra la delincuencia, encerrar a delincuentes armados, desmantelar pandillas, o proporcionar alternativas saludables para la conducta violenta– los oficiales federales, estatales y locales desean un país más seguro, y debemos seguir aunando nuestras fuerzas para cumplir el objetivo.

Como Secretario de Justicia de los Estados Unidos, una de mis metas principales es trabajar para garantizar que este espíritu de cooperación ejerza influencia sobre todo lo que hagamos en el Departamento de Justicia para ayudar a ustedes, y a sus compañeros, en el ámbito estatal y local.

Por último, quiero agradecer a todos nuevamente. Muchos de ustedes llevan a cabo esta lucha hace algún tiempo. Y al igual que el Delegado Ortiz, ustedes saben que cada día puede amanecer con un suceso trágico o inesperado.

Mi hermano, Tony, es un veterano con 26 años de servicio en el Departamento de Policía de Houston. Sé que su esposa, Kris, lo abraza cuando se va a trabajar como oficial de SWAT, sabiendo que, con cada turno, enfrenta peligros desconocidos. Esta es una carga especial para las familias y esposas, así como para los oficiales.

Deseo con ansias continuar la labor que realizamos en el ámbito federal para procurar el buen uso de herramientas y tácticas en todos los niveles del orden público en esta lucha contra las pandillas. De este modo, nuestros vecindarios serán seguros, y usted podrá regresar a su casa al amor de sus familiares y amigos.

Juntos nos esforzamos por concluir la labor de héroes caídos como Jerry Ortiz.

Para crear una Nación más segura y más sólida.

Para construir comunidades en las que haya mayor libertad, y se ofrezcan oportunidades para todos.

Para llevar una luz de esperanza a los niños y las familias que viven con miedo cuando cae la noche.

Como hijo de inmigrantes mejicanos pobres, he vivido el sueño estadounidense. Durante mis viajes por nuestro querido país, he conocido­ a otros que también vivieron este sueño.

Ustedes y yo estamos abocados a una labor noble para nuestra amada patria: asegurarnos de que el sueño estadounidense sea posible para nuestros hijos y para cada generación de niños estadounidenses que nazca. En esta tarea sólo es posible un resultado. En este gran país, no puede haber fallas.

Rezo a Dios para que los cuide a ustedes y a sus familias, que siga iluminando sus decisiones y que siga bendiciendo a los Estados Unidos de América.

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