Sello del Departamento de Justicia

Comentarios preparados del Secretario de Justicia de los Estados Unidos Alberto R. Gonzales en la Conferencia de Verano de la Asociación Nacional de Fiscales de Distrito

Santa Fe, Nuevo México
31 de julio de 2006

Buenos días. Gracias, Paul Logli.

Me complace contar con esta oportunidad de agradecerles a todos ustedes por el trabajo que realizan, individualmente y como asociación. Ustedes son un asociado esencial en muchos planos: la guerra contra el terrorismo, nuestra labor para eliminar a las pandillas y los delitos violentos y la lucha para proteger a nuestros niños y comunidades contra la corrosión provocada por la meta en forma de cristal.

Estoy aquí hoy para hablar sobre otra campaña en la que participamos juntos, pero en lugar de referirme a qué leyes estamos haciendo valer, prefiero comenzar por hablar sobre para quiénes son dichas leyes.

Deseo hablar sobre la niña de nueve años de edad que fue víctima de abuso sexual cometido por un consejero de campamento de un hotel durante vacaciones familiares, y cómo, en estado de shock, dolor y confusión sobre lo que le había ocurrido, temió que su padres podrían quererla menos por lo ocurrido.

Deseo hablar sobre Jessica Lunsford, quien fue violada, envuelta en bolsas de plástico, enterrada viva y sola, con un delfín de peluche en los brazos, abandonada para morir asfixiada. Tenía apenas nueve años de edad.

Deseo hablar sobre Sarah Lunde [lun-di] de 13 años de edad, cuyo atacante fracturó su cráneo y quebró su mandíbula, golpes a la cabeza que la mataron, antes de arrojar su cuerpo en una laguna de pesca abandonada.

Deseo hablar sobre Jetseta Gage, quien tenía diez años de edad cuando un amigo de la familia la secuestró, la llevó a una casa rodante abandonada al sudoeste de la Ciudad de Iowa, la violó y la mató.

Los asesinos de Jessica, Sarah y Jetseta tienen todos algo en común. Todos eran transgresores sexuales conocidos en el momento de los asesinatos de las niñas.

El proteger a nuestros niños contra predadores es una realidad terrible y dura del trabajo de ustedes y del mío. Debemos mantener la concentración en lo que estamos intentando prevenir, y eso significa hablar de estos crímenes horribles con franqueza.

Creo que hablo por todos nosotros cuando digo que preferiríamos nunca tener que enjuiciar a otro abusador sexual o violador de menores. Preferiríamos, sin duda, detener estos crímenes antes de que ocurran.

Porque un menor abusado, impensablemente violado, lleva una cicatriz tan profunda, tan duradera, que toda la justicia del mundo no podría borrarla por completo. Para ellos, las cosas nunca se arreglan - nunca. No existe ningún momento en el que podamos decir "ya todo está mejor", la frase que todo padre sabe que significa: "ya está; se acabó; estás a salvo".

Como oficial de las fuerzas del orden público, y como padre, no existe otro delito que me dedique más a prevenir. Sé que todos ustedes se sienten de la misma manera. Queremos poder decir a los niños de los Estados Unidos, nuestros niños, "están a salvo".

Así como cualquier padre daría su vida para salvar a su hijo, todos sentimos, en lo más profundo de nuestros seres, que proteger a los más inocentes es lo más importante de todo lo que hacemos.

Como fiscales, sé que ustedes han sentido algo que va más allá de la determinación en estos casos. Probablemente hayan sentido todo, desde la pena más profunda hasta la ira más oscura. Y, peor aún, probablemente hayan sentido una frustración agobiante porque dichas tragedias siguen ocurriendo, a pesar de nuestros esfuerzos. Sin embargo, a pesar de dicha frustración, ustedes se levantan cada mañana y luchan durante un día más.

Pueden hacerlo porque saben que nuestra tarea del enjuiciamiento penal tiene el poder de brindar justicia y protección a la sociedad. La justicia brinda satisfacción, aunque no revierta los daños ocasionados por el delito. La protección brindada por retirar a delincuentes de las calles es lo que nos da esperanza a nosotros y al pueblo que protegemos.

Sabemos que no podemos darle vida a las niñas inocentes que acabo de mencionar. No podemos traer devuelta a Adam Walsh o borrar el pasado terrible para niños como Elizabeth Smart. Sin embargo, podemos asegurarnos de que los delincuentes depravados que secuestran, hieren y, a veces, matan niños, no vuelvan a atacar.

La Ley de Protección y Seguridad Infantil Adam Walsh de 2006, firmada por el Presidente la semana pasada, nos ayudará a prevenir estos delitos. Exige que transgresores sexuales, como los hombres que secuestraron a Jessica, Sarah y Jetseta, se registren y permanezcan registrados, aunque se muden a otro estado. Y el incumplimiento de las exigencias tiene castigo: ahora es un delito federal que estos monstruos no se registren y permanezcan registrados. Permítanme asegurarles que esta es una ley que haremos valer agresivamente.

La nueva ley también nos ayuda a mantener a estos degenerados fuera de las calles y lejos de nuestros hijos, inclusive después de haber sido liberados de la prisión, reduciendo la posibilidad de que vuelvan a estar, en algún momento, a una distancia en la que sus víctimas potenciales estén a su alcance.

La Ley de Protección de Menores también incrementa las penalidades para diversos delitos federales violentos y delitos sexuales contra menores, permitiéndonos encerrar a los que abusen de menores o los exploten, durante el mayor tiempo posible.

Conozco la disuasión provocada por sentencias más largas. Las estadísticas indican que 1 de cada 5 niñas y 1 de cada 10 niños son explotados sexualmente antes de llegar a edad adulta, y es nuestro deber como servidores públicos modificar esos números, colocarnos entre los predadores sexuales y nuestros menores, y levantar un muro de protección.

El deseo de reducir los delitos contra los más inocentes y vulnerables de nuestra nación fue la base del Proyecto Niñez Segura del Departamento de Justicia, lanzado hace unos meses. La Ley de Protección de Menores brinda autoridad legal a esta iniciativa del Departamento de Justicia [Department of Justice (DOJ)]. Su implementación requerirá coordinación y cooperación estrecha entre todos los niveles de las fuerzas del orden público. El trabajo que realizamos es mejor cuando trabajamos juntos, y es por eso que es importante para mí que contemos con este tiempo, hoy, para reconcentrar nuestra labor y asumir nueva dedicación como equipo. Como ustedes saben, el Internet - probablemente el mayor invento de nuestra generación - lamentablemente también ha facilitado los ataques a personas inocentes por estos depravados. Es allí donde debemos concentrar nuestra labor colectiva.

El Internet proporciona elementos que los delincuentes aman: un manto de anonimato, comunicaciones veloces y acceso global a víctimas potenciales. También les permite jactarse de sus delitos, y crear un campo de competición enfermizo para ver quién logra producir las fotos o videos de violación o abuso sexual más impensables. En sus mentes perversas, cuanto más jóvenes, mejor.

Cada imagen que crean y distribuyen a sus seguidores trastornados documenta, literalmente, una escena de delito: una bebé, atada con toallas, que llora desesperada mientras un hombre adulto la viola y sodomiza brutalmente. Videos de hijas de muy corta edad obligadas a tener relaciones sexuales y realizar sexo oral con sus padres. Fotos de hombres mayores forzando a niñas jóvenes desnudas a tener relaciones sexuales anales. A veces, estos delincuentes usan videocámaras para que otros degenerados puedan ver sus actos repugnantes en vivo.

Sé que, como oficiales de las fuerzas del orden público, ustedes han visto las mismas imágenes; y sé que comprenden el problema. Pero vale la pena repetirlo para que nuestro público comprenda y nunca olvide de qué realmente se trata nuestra lucha.

El Internet le ha brindado a estos delincuentes salas ocultas, sombras oscuras y rutas de escape ilimitadas. Ha hecho que resulte difícil encontrar al delincuente, pero sumamente fácil ver el delito.

Por lo tanto, una vez más las fuerzas del orden público enfrentan el desafío de mantenerse un paso más allá de la mente delictiva. El campo de batalla ha pasado de callejones oscuros y sótanos a salas ocultas en el espacio cibernético. Debemos privar a estos delincuentes de su manto de secretismo e iluminar las sombras en las que merodean.

La iniciativa Proyecto Niñez Segura, con autoridad legal proporcionada por la Ley de Protección de Menores Adam Walsh, buscará contener esta ola de explotación y abuso de nuestros menores en línea. La iniciativa es amplia: trabajaremos para investigar y enjuiciar más casos en el sistema federal, coordinar mejor con las fuerzas del orden público estatales y locales, capacitar a más oficiales, y realizar mejor la tarea de educar a padres e hijos sobre los peligros del Internet.

Nosotros, en el Departamento, estamos orgullosos de proporcionar asistencia y organización y fondos. Sin embargo, como todos ustedes saben, aquellos que están próximos a los delitos y a las víctimas están en la mejor posición para realmente producir un cambio.

Los fiscales estatales y locales y, especialmente, los fiscales de distrito, serán vitales para el éxito general del Proyecto Niñez Segura.

Es a través de una mayor coordinación y colaboración que el Proyecto protegerá a los niños contra los delitos que provocan heridas que nunca cicatrizan.

Es por ello que he instruido a Fiscales Federales en todos los distritos del país a que reúnan a todos los fiscales e investigadores de su distrito para crear planes estratégicos que delinearán la forma en que los distritos atacarán este problema. Necesitamos a los Fiscales de Distrito como voz central y asociados clave en esta labor. Debido a su experiencia y conocimiento, queremos que trabajen en relación estrecha con los Fiscales Federales para decidir cómo se debe tratar de los casos en cada distrito, y en qué jurisdicción se deben entablar los juicios.

Además de con investigaciones y enjuiciamientos, pedimos su ayuda en dirigirse a las comunidades, con la finalidad de instruir a padres e hijos sobre la seguridad en Internet. Como Fiscales de Distrito, ustedes son los que mejor conocen a sus comunidades. Apelamos al liderazgo de ustedes y pedimos su orientación para dirigir la concentración del Departamento en su labor educativa y de extensión comunitaria.

Creo firmemente que el Proyecto Niñez Segura ofrece oportunidades adicionales de ayuda para nuestros menores. Sé que muchos de ustedes trabajan en este problema hace años, luchando sin descanso por los niños de los Estados Unidos. Por ejemplo, tenemos a Jim Reams, Abogado de Condado del condado de Rockingham New Hampshire, quien hace muchos años que desarrolla y suministra cursos sobre cómo investigar los delitos en Internet contra menores. Y Jim es su propio alumno. Ha enjuiciado a muchos de estos delitos atroces. Me gustaría mencionar apenas uno, el caso de Jessie Labrie. Labrie era una empleada de centro de cuidados infantiles diurnos, quien se ofrecía para cuidar niños en los hogares de sus padres. Los padres salían, pensando que sus hijos estaba en buenas manos cuando, en realidad, Labrie abusaba de ellos. Jim Reams enjuició a Labrie con éxito ante un jurado por abusar sexualmente de un menor y obtuvo una sentencia de 20 a 40 años. Más tarde, Labrie se declaró culpable de abuso sexual de 3 víctimas más, una de las cuales la policía desconocía. Me llamó la atención este caso porque todos hemos dejado a nuestros hijos con una baby-sitter. Podría ocurrir en cualquier ciudad de los Estados Unidos. Como Jim, muchos de ustedes son líderes en las Fuerzas de Tarea de Delitos en Internet contra Menores, organizaciones fuertes y eficaces que complementarán y apoyarán al Proyecto Niñez Segura.

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Aumentaremos la asistencia federal en esta área, en lo que se refiere a la investigación y enjuiciamiento de casos, y aseguraremos el uso de todos los recursos federales posibles para ayudarles a luchar contra estos delitos terribles. Y donde la ley federal brinde ventajas sobre las leyes estatales o locales en sus jurisdicciones, tales como el poder de orden de comparecencia administrativa federal o los mínimos federales obligatorios, el Proyecto Niñez Segura les ayudará a aprovechar dichas leyes.

Tenemos mucho trabajo por delante, y deseo despedirme con dos ejemplos que espero que alimenten el compromiso de ustedes con la tarea que les espera. Uno es un desafío específico, y otro, una historia de éxito. A medida que buscamos maneras de mejorar la respuesta de las fuerzas del orden público para el problema de la explotación y abuso infantiles en Internet, una cosa que escucho constantemente de investigadores y fiscales es que muchos proveedores de servicios de comunicaciones no guardan registros por tiempo suficiente. Como ustedes bien saben, esto ha obstaculizado o, inclusive, dado término a numerosas investigaciones en todo el país. Es algo que ayuda a conservar las paredes de oscuridad que tanto les gustan a los predadores.

Hace varios meses, pedí a un grupo de trabajo del Departamento que analizara la cuestión, y estamos trabajando arduamente en maneras de remediar este problema.

Me interesa saber si esto es un problema en sus distritos. ¿Sus investigadores o fiscales se han visto obstaculizados en casos específicos por la falta de registros? Me gustaría conocer sus opiniones y anécdotas sobre el asunto. Por lo tanto, llámennos o envíennos una carta con sus pensamientos.

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Deseo, finalmente, contarles la historia de un enjuiciamiento exitoso reciente. El 26 de junio, el Fiscal Federal para el Distrito de Connecticut anunció que Sonny Szeto, de 22 años de edad, se había declarado culpable de un cargo de utilizar el Internet para tener contacto sexual con una menor y un cargo de posesión de pornografía infantil.

De acuerdo con los documentos presentados al Tribunal y las declaraciones realizadas en el juicio, Szeto utilizaba el Internet para persuadir a menores a realizar actos sexuales. Este delincuente específico utilizó "MySpace.com" para convencer a una niña de 11 de años de edad a tener relaciones sexuales ilícitas. Cuando las fuerzas del orden público realizaron un allanamiento de su domicilio, incluidos su computadora y diversos medios de informática, encontraron centenas de imágenes de pornografía infantil.

Hoy, gracias a la labor coordinada del Buró Federal de Investigaciones [Federal Bureau of Investigation (FBI)] y la Fuerza de Tarea contra Delitos de Informática, este predador está encerrado, y los niños de los Estados Unidos están a salvo de sus intenciones viles. Enfrenta una sentencia mínima de cinco años en la prisión, una máxima de 30 años en la prisión y una multa de hasta 250,000 dólares por utilizar el Internet para la realización de actos sexuales con una menor. También enfrenta una sentencia máxima de 10 años en la prisión y una multa de hasta 250,000 dólares por posesión de pornografía infantil.

El Sr. Szeto es uno de los numerosos pedófilos que navegan el Internet actualmente. Sin embargo, su captura y enjuiciamiento representa un éxito inmensurable, pues cada predador sexual encarcelado representa lo incalculable: uno, dos, o talvez, docenas de niños que han sido protegidos, que pueden continuar a vivir una niñez segura e inocente. Lamentablemente, no existe persona o brazo de las fuerzas del orden público que, por sí mismo, pueda proteger a nuestros menores contra estos actos impensables. La red de los delincuentes es demasiado amplia y son demasiado numerosos en nuestra sociedad abierta y democrática.

Sin embargo, nosotros también tenemos una red. Y nuestra red también es amplia. Se extiende de costa a costa, de ciudad en ciudad, e incluye a cada padre, cada escuela, cada comisaría, cada tribunal, e incluye a cada miembro de las fuerzas del orden público. Nuestra red, cuando se la usa con su mayor potencial, puede vencer a estos delincuentes que aplastan el alma de sus víctimas.

Juntos, podemos encerrar a estos pedófilos peligrosos, retirarlos de nuestras calles, nuestros vecindarios y del Internet.

La asociación entre los Fiscales Federales y los Fiscales de Distrito, los Secretarios de Justicia estatales y otros fiscales, así como con las fuerzas del orden público en los ámbitos local, federal y estatal, serán esenciales para el Proyecto Niñez Segura.

También trabajaremos con grupos sin fines de lucro, los cuales contribuyen a la lucha contra este problema con su nivel de experiencia y perspectiva histórica. Debemos recordar que son muchas las personas, tanto en las fuerzas del orden público como entre los civiles, que han dedicado sus vidas a proteger a los niños contra estos delitos, y todos debemos escucharlos cuando hablen. La amenaza es demasiado grande para que limitemos nuestra labor, o dejemos afuera a aquellos que podrían ayudar.

Les agradezco por su dedicación a esta causa, y me complacerá seguir llevando a cabo esta lucha junto con ustedes.

Que Dios los bendiga y los guíe en su labor importante, y que siga bendiciendo a esta gran nación. Gracias.

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