Sello del Departamento de Justicia

Comentarios preparados para el Secretario de Justicia de los Estados Unidos Alberto R. Gonzales
en el Consejo sobre Relaciones Exteriores

Nueva York, NY
1º de diciembre de 2005

Gracias por la presentación; es un placer estar aquí.

Entiendo que encendieron las luces del árbol del Rockefeller Center anoche. Creo que eso significa que la época navideña ha comenzado oficialmente. A los tejanos nos gusta creer que todo es más grande en el "Lone Star State". Sin embargo, creo que hasta este orgulloso houstoniano puede admitir que ustedes nos tienen en su árbol de Navidad.

En mi experiencia, apenas una de las tantas cosas fantásticas de Nueva York es que los nuevayorquinos comparten sus obsequios con la Nación entera...Los estadounidenses creen que el árbol del Rockefeller Center es suyo, así como creen que las maravillas de la Ciudad de Nueva York les pertenecen, aunque jamás hayan visitado la ciudad.

Esa es una de las tantas razones por las cuales el país entero se colocó en movimiento el 11 de septiembre. Como muchos observaron: Todos fuimos nuevayorquinos ese día terrible.

Gracias a Dios, no ha habido otro ataque a nuestra patria en los últimos cuatro años. Los Estados Unidos se unieron rápidamente en la lucha contra el terrorismo, y hemos logrado evitar que este mal regrese a nuestra tierra. Sin embargo, los horrores del terrorismo han estado presentes alrededor del mundo. Y, como suele decir el Presidente: “Estamos más seguros, pero no aún del todo.”

A los cuatro años del 11 de septiembre, el mensaje sigue siendo el mismo de cuando vimos cómo las torres gemelas se desmoronaban, cómo se quemaba el Pentágono, y fuimos testigos del heroísmo sobre Pennsylvania a bordo del Vuelo 93. Debemos mantener nuestra firmeza ante este enemigo determinado y certero que ha asesinado a ciudadanos inocentes de Nueva York a Londres, de Madrid a Bagdad, de Amman a Bali.

Para ello, debemos seguir trabajando con nuestros aliados alrededor de mundo, quienes también son blancos del terrorismo. Debemos seguir activos en la identificación de las vulnerabilidades de nuestro país. Y debemos mantenernos firmes en nuestra reacción hacia aquellos que destruirían todo lo que hace que los Estados Unidos sea un gran país.

Creo que todos sabemos qué está en juego. Yo soy producto del sueño estadounidense. Y, como padre de dos jóvenes hijos, así como todos los padres, deseo para ellos un mundo en el que la esperanza y la oportunidad de dicho sueño esté disponible en abundancia.

En este siglo nuevo, en el que los estadounidenses enfrentan un nuevo tipo de enemigo y una nueva especie de conflicto, debemos librar una guerra inteligente contra el terrorismo, utilizando todas las herramientas disponibles...sin dejar de ser leal a los ideales que hacen que los Estados Unidos merezcan ser defendidos, especialmente los derechos civiles y las libertades civiles.

Ésta es la obligación del gobierno. Y es la expectativa del pueblo de los Estados Unidos...la expectativa de ustedes.

El Presidente ha asumido esta responsabilidad. Está librando una guerra exhaustiva contra el terrorismo. Al hablar sobre la guerra en Irak en la Academia Naval ayer, el Presidente Bush prometió que: “Jamás nos echaremos atrás. Jamás nos rendiremos. Y jamás aceptaremos menos que una victoria completa”.

Cuando se trata de proteger a nuestra nación y nuestros vecindarios, no existe otra alternativa que no sea la presión constante dentro del contexto de una estrategia exhaustiva. Me enorgullece poder decir que nuestros amigos y aliados de todo el mundo también abrazan esta estrategia. Como nosotros, no están inertes; están tomando medidas estrictas para proteger mejor a sus ciudadanos.

Todos los días, seguimos evaluando y empleando leyes y herramientas existentes que puedan ayudarnos en esta lucha...y buscando maneras nuevas de llevarle la delantera a un enemigo en evolución constante.

He asumido el compromiso de cumplir ese objetivo, así como también lo han hecho investigadores, fiscales y formuladores de políticas del Departamento de Justicia. La prevención de futuros ataques terroristas es nuestra más alta prioridad. Es por eso que estamos usando todos los medios legales disponibles para proteger a los Estados Unidos, reconociendo que, en lo que se refiere al terrorismo y terroristas, no existe una única herramienta que pueda cumplir ese objetivo. Se necesitará cada arma de nuestro arsenal para combatir a este enemigo malvado.

Titulares recientes reflejan algunas de las maneras en que el Departamento de Justicia cumple su papel en la lucha contra el terrorismo - incluyendo el uso de la Ley PATRIOTA, enjuiciando casos de terrorismo en el tribunal federal y ayudando a entrenar a nuestros contrapartes mientras establecen un sistema judicial operativo. Permítanme hablar brevemente sobre cada uno de estos, antes de responder a sus preguntas.

La Ley PATRIOTA ha proporcionado a investigadores los poderes adicionales que necesitan para detener a los terroristas antes de que logren causar daño a estadounidenses y perjudicar nuestro estilo de vida. Como sabemos, la Ley fue diseñada por una mayoridad bipartidaria abrumadora en el Congreso para tratar directamente de las deficiencias de nuestro sistema antes del 11 de septiembre - proporcionando maneras nuevas y mejores de compartir información, incrementando la cooperación y coordinación en la comunidad de las fuerzas del orden público, y mejorando nuestra capacidad de rastrear e investigar actividades terroristas en los Estados Unidos. Dieciséis disposiciones claves de la Ley caducarán a fin de este año. Durante varios meses, el Congreso debatió sobre estas disposiciones. Es bueno que en una democracia como la nuestra discutamos y analicemos la sabiduría de cada ley - especialmente las que violarían nuestras libertades civiles si se abusa de ellas. Ya hemos hecho eso. Ahora, el Congreso debe actuar y reautorizar la Ley PATRIOTA, enviando al Presidente un proyecto de ley del que todos los estadounidenses podamos sentir orgullo.

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Otra herramienta importante que tenemos en la lucha contra los terroristas es nuestros sistema judicial penal. Gran parte de la labor de enjuiciamiento del Departamento les es familiar. Tuvimos a Zacarias Moussaoui, quien admitió su papel en una conspiración para estrellar aviones en edificios prominentes en los Estados Unidos - y que fue elegido para dicha operación por Usama bin Laden. Un juicio de fase de sanción para determinar qué sanción le corresponde comenzará en febrero con la selección del jurado. También recordarán a Richard Reid, a quien se suele llamar “el bombardero de los zapatos”, quien tenía planeado detonar explosivos en un avión y fue sentenciado a vida en la prisión en Boston. Y también recordarán a John Walker Lindh, el llamado “Talibán Estadounidense,” quien fue sentenciado a veinte años en prisión federal por unirse a la lucha talibana contra la liberación de Afganistán liderada por los Estados Unidos.

Estos son apenas algunos de nuestros primeros enjuiciamientos de alto perfil. Es posible que no hayan oído demasiado sobre algunos otros éxitos recientes que hemos tenido en nuestra lucha en la Guerra al Terrorismo. A pesar de algunos lo hayan sugerido, de ninguna manera es cierto que hemos logrado desmantelar apenas un puñado de complots terroristas del 11/9. Muy lejos de ello. Deseo compartir con ustedes algunos ejemplos como recordatorio de que la amenaza es real - y la necesidad de que los estadounidenses se mantengan alertas sigue siendo vital.

Apenas la semana pasada, el 23 de noviembre, el Departamento de Justicia obtuvo la condena aquí, en Nueva York, de Uzair Paracha, acusado de proporcionar apoyo material a al Qaeda. Paracha era parte de una operación para ayudar a un agente de al Qaeda a obtener documentos para reingresar en los Estados Unidos para cometer lo que Paracha creía ser un ataque químico planeado a los Estados Unidos. Las autoridades que detuvieron a Paracha encontraron una licencia para conducir, una tarjeta de seguro social y una tarjeta bancaria de un miembro de al Qaeda donde Paracha estaba alojado. Paracha también había aceptado guardar fondos de al Qaeda en una empresa en la que trabajaba hasta que al Qaeda los necesitara para sus operaciones.

Otro veredicto reciente estuvo asociado a Ahmed Omar Abu Ali. Abu Ali era un residente de Falls Church, Virginia, un suburbio de la capital de nuestro país, quien recibió entrenamiento de al Qaeda en armas, explosivos y falsificación de documentos en Arabia Saudita. Al allanar la casa de Abu Ali, la policía encontró cintas de audio en árabe que promovían el jihad y la matanza de judíos, materiales que alababan los ataques del 11/9 y condenaban la acción militar estadounidense en Afganistán, y un libro escrito por un líder de al Qaeda, Ayman al-Zawahiri en defensa de la destrucción violenta de la democracia. Las operaciones planeadas por Abu Ali y sus coconspiradores incluían un complot para asesinar al Presidente Bush a través de francotiradores múltiples o una bomba suicida, así como una conspiración para la realización de ataques al estilo de los del 11/9 con aviones que volarían a los Estados Unidos provenientes de otros países. Abu Ali puede recibir una sentencia de hasta vida en la prisión por sus delitos.

Anteriormente este año, un jurado en el Distrito Este de Nueva York condenó a dos ciudadanos yemenitas, Mohammed Ali Hasan Al-Moayad y Mohsen Zayed. Al-Moayad era el imán de una gran mezquita y Zayed era su asistente. Juntos, recaudaron fondos a través de la mezquita al Farook en Brooklyn y los distribuyeron a al Qaeda y Hamas con la finalidad de entrenar, equipar y armar a terroristas del jihad. El gobierno argumentó contra los dos con la asistencia de nuestros colegas alemanes, quienes trabajaron lado a lado con el FBI en una operación encubierta y viajaron a Brooklyn para atestiguar sobre las acciones de al-Moayad y Zayed. Las pruebas presentadas en el juicio demostraron que, durante conversaciones con autoridades encubiertas, al-Moayad alardeó que había ayudado a canalizar unos 20 millones de dólares a Usama bin Laden y millones más a Hamas. El 28 de julio de este año, al Moayad fue condenado a 75 años en la cárcel; Zayed recibió una sentencia de 45 años.

En abril de este año, el Departamento logró la condena de Ali Al-Timimi, un componente de la llamada Red Jihad de Virginia del Norte, un grupo de casi una docena de individuos frecuentadores del Centro Islámico Dar al-Arqam en las afueras de Washington, D.C. El grupo participó en entrenamiento paramilitar con el incentivo de Al-Timimi, un líder espiritual popular del Centro Islámico. Durante una reunión realizada después de los ataques del 11/9, Al-Timimi instó a sus seguidores a que fueran a Pakistán para recibir entrenamiento militar adicional y luego unirse a la lucha contra tropas estadounidenses en Afganistán. Varios fueron a Pakistán, donde recibieron entrenamiento de tipo militar en campos jihad violentos.

Más tarde, se encontró a uno de los seguidores de Al-Timimi en Gaithersburg, Maryland, en posición de un rifle AK-47 y una copia del "Manual del Terrorista", el que contenía instrucciones sobre cómo fabricar y utilizar explosivos y sustancias químicas como armas.

Podría seguir detallando muchos ejemplos más de nuestra labor exitosa para evitar ataques terroristas en nuestra patria.

Estas historias hablan por sí mismas: La amenaza a nuestra nación y nuestro estilo de vida sigue siendo muy real. Los terroristas son constantes e implacables. Sus planes son ingeniosos, y sus métodos son despiadados. A pesar de tratarse de una tarea difícil, debemos seguir combatiendo a nuestros enemigos cada día - y hacerlo en cada frente disponible.

En su nivel más básico, estos casos - y otros - destacan tanto la extensión de nuestro éxito como la realidad de la amenaza continua. Demuestran que estamos haciendo lo correcto...y con mucho éxito.

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A pesar de nuestros diversos éxitos en la interposición de acciones judiciales, existen algunos retos asociados al enjuiciamiento de la Guerra al Terrorismo.

Los casos de terrorismo son difíciles de investigar y enjuiciar. Estos asuntos son tanto locales como globales en su alcance, tienen impacto sobre las fuentes y métodos comunitarios de inteligencia e implican relaciones diplomáticas delicadas. De problemas asociados a pruebas de la cadena de custodia, a la disponibilidad de testigos y deposiciones de testigos extranjeros a través de video, obstáculos significativos específicos a casos de terrorismo presentan dificultades reales. Éste es uno de los motivos por los que el gobierno ha utilizado todos los poderes a su disposición para tratar de situaciones nuevas presentadas por la guerra contra el terrorismo.

Uno de estos poderes es la autoridad de los militares de detener a combatientes enemigos.

El Juez O'Connor, en un escrito a la Suprema Corte en el caso Hamdi, reafirmó tanto la importancia como la legalidad de la autoridad militar de larga tradición de detener a combatientes enemigos capturados en el campo de batalla en el curso de hostilidades, incluidos ciudadanos estadounidenses, para evitar que regresen al campo de batalla para alzarse en armas nuevamente contra los Estados Unidos. El Juez O'Connor reconoció, así mismo, que es compatible con nuestra Constitución y las leyes tradicionales de guerra que, paso a citar, "un ciudadano, que no sea menos que un inmigrante no naturalizado, puede ser partícipe o prestar apoyo a fuerzas hostiles a los Estados Unidos" y, por lo tanto, ser susceptible de detención durante el curso de hostilidades.

Los combatientes enemigos son detenidos legalmente y por razones preventivas para proteger a los soldados y ciudadanos de los Estados Unidos. Desafiaría toda práctica de guerra del pasado, amén del sentido común y la política sólida, el permitir que vuelvan a la batalla aquellos que capturamos luchando contra nosotros.

A pesar de ello, el Departamento de Defensa proporciona a los combatientes enemigos detenidos privilegios que ninguna nación en la historia jamás ha brindado a sus enemigos. La Suprema Corte indicó que el gobierno debe proporcionar algún proceso, y así lo ha hecho el Departamento de Defensa. Por ejemplo, con los Tribunales de Revisión de Situación de Combatiente en Guantánamo, cada detenido tiene derecho a una audiencia para presentar pruebas que opine que puedan llevar a su liberación, y recibir asistencia de un oficial militar en la presentación de su caso. Y un proceso de libertad condicional denominado Consejo de Revisión Administrativa proporciona la oportunidad una vez al año a personas que se haya determinado que son combatientes enemigos, de ser oídas y liberadas durante el curso de un conflicto.

Podemos estar orgullosos de las protecciones de procedimiento que ofrece el Departamento de Defensa a los enemigos de nuestra Nación, pero no podemos pasar por alto el peligro que dichos detenidos siguen representando para nosotros y para nuestros soldados que luchan en el extranjero. De las centenas de detenidos liberados de Guantánamo con base en una determinación de que representaban apenas un riesgo bajo para este país, el Departamento de Defensa ha informado que por lo menos diez han vuelto a tomar las armas contra los Estados Unidos.

Sirve de recordatorio, también, el hecho de que si no seguimos entablando combate constante contra los terroristas, estoy convencido de que los terroristas volverán a traer a la batalla a nuestra tierra.

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Además de enjuiciar a terroristas en nuestros tribunales e incapacitar a los combatientes enemigos, el gobierno se esfuerza por garantizar que se mantenga el Imperio de la Ley, proteger las libertades y derechos personales que nuestra Constitución promete y promover la justicia en el mundo entero. Esta obligación en sí es un frente adicional en la Guerra al Terrorismo - al conquistar los corazones y las mentes de personas amadoras de la libertad de todo el mundo.

Si deseamos congregar aún más países para nuestra causa, debemos seguir demostrando al mundo que somos dignos de su confianza. Debemos demostrar que, mientras que nuestros enemigos matarían a compañeros musulmanes inocentes en un casamiento en un hotel en Jordania, nosotros nos comprometemos a respetar y honrar el valor innato de toda vida humana.

En el Departamento de Justicia, hemos asumido un enfoque exhaustivo y coordinado de esta tarea. El Departamento ha investigado centenas de incidentes motivados por el prejuicio asociados a violencia o amenazas contra personas consideradas musulmanas o de origen árabe, del Medio Oriente o del sur de Asia - y hemos logrado una serie de importantes condenas federales. También hemos asistido a las fuerzas del orden público locales en su labor en el mismo sentido, con más de 150 enjuiciamientos penales adicionales asociados al prejuicio.

Además, estamos trabajando en relación estrecha con líderes de dichas comunidades para asegurar que se esté haciendo todo lo posible para promover la justicia y el respeto para todos, mientras enfrentamos a nuestro enemigo común. Altas autoridades de la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia han realizado reuniones con líderes de organizaciones musulmanas, sikh, árabes y del sur de Asia en Washington y en todo el país para asegurar que las inquietudes de las comunidades sean oídas y resueltas. Y nuestro Servicio de Relaciones Comunitarias ha llevado a cabo reuniones municipales y comunitarias en todo el país con el propósito de asegurar un mejor entendimiento entre comunidades diversificadas.

El combate al racismo y el prejuicio contra nuestros ciudadanos musulmanes es tanto un imperativo moral como esencial para el éxito en la Guerra al Terrorismo. Como explicó nuestro Presidente en su segundo discurso de toma de posesión, "nuestro país debe abandonar todos los hábitos del racismo, ya que no podemos llevar el mensaje de libertad y la carga del fanatismo al mismo tiempo".

Del otro lado del mundo, estamos sembrando la justicia en Irak. Hace un año, el Tribunal Penal Central de Irak tenía la capacidad de entablar menos de 10 juicios y audiencias de investigación por mes. Apenas en las primeras dos semanas de septiembre de 2005, el Tribunal entabló más de 50 juicios contra múltiples demandados y realizó 133 audiencias de investigación. Esto representa un progreso para el pueblo de Irak, desesperado por una medida de normalidad y orden y ansioso por ver el fin de la brutalidad y el desorden.

Actualmente, el Tribunal está extendiendo su alcance en todo Irak con delegaciones en provincias locales. Desde la caída de Saddam Hussein, el Departamento de Justicia ha ayudado a capacitar a centenas de jueces iraquíes. Actualmente, estos jueces se están ocupando de resolver casos de acuerdo con la ley iraquí - más de 20.000 casos de delitos graves desde 2003. Este elemento de la Estrategia Nacional para la Victoria en Irak del Presidente ayudará a reducir el imperio terrorista en Irak - I me enorgullece que el Departamento siga cumpliendo un papel en ayudar a llevar asistencia a un pueblo ansioso por justicia.

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La historia muestra que nuestros antepasados permanecieron alertas y determinados en conflictos del pasado similares al que enfrentamos actualmente.

Durante los inviernos largos y las muchas pérdidas entre el primer tiro en Lexington y la victoria final seis años más tarde en Yorktown, incluso Washington y los más leales a la causa revolucionaria consideraron rendirse en su lucha. Otras personas de buena reputación efectivamente desistieron de la causa.

Aquellos que lucharon por la unión y la igualdad en la Guerra Civil enfrentaron muchos días tenebrosos después de batallas sangrientas como la de Gettysburg y, aunque nos resulte difícil imaginarlo ahora, dudaron de si su causa valía la pena.

En la Segunda Guerra Mundial, algunos dijeron que los costos y peligros asociados a la liberación de Europa de los Nazis era una carga demasiado pesada para este país, cuando podría estar cómodo y seguro a un océano de distancia del derramamiento de sangre.

Ahora, le toca a nuestra generación escribir la historia. Debemos reafirmarnos y rededicarnos a la protección de este país para nuestros hijos y nietos.

Si deseamos vencer en esta lucha, debemos demostrar la misma resolución y determinación exhibida por nuestros antepasados en medio de los conflictos más duros de sus tiempos - desde Valley Forge a Gettysburg y a la Batalla de las Ardenas. Al mismo tiempo, debemos librar esta guerra de maneras compatibles con nuestros principios y valores. No podemos permitirnos caer en el mismo tipo de perjuicio cultural vicioso que exhiben nuestros enemigos.

En noviembre de 1942, después de una serie de victorias de aliados, Winston Churchill hizo un llamamiento apasionado a que las personas " fueran igualmente determinadas y activas ante la victoria", después de haber vivido el desgaste de derrota tras derrota en los días tenebrosos de 1939 y 1940. "Nada prometo. Nada predigo".

Sin embargo, Churchill concluyó sus palabras pidiendo resistencia y determinación, críticamente adecuados para nuestro tiempo. Churchill dijo, "No nos dejemos llevar por cualquier apariencia de probable fortuna; en su lugar, coloquemos nuestra confianza en las olas profundas y de movimiento lento que nos han traído tan lejos hasta ahora, y que seguramente nos llevarán más lejos aún, si sabemos utilizarlas, hasta llegar a nuestro puerto".

Aún no hemos llegado a dicho puerto. Por lo tanto, pido a cada uno de ustedes que asuman la responsabilidad de la determinación firme y la tenacidad de Churchill. Los terroristas asesinaron a casi 3.000 estadounidenses en nuestra patria en un único día, y no podemos dudar de que lo volverían a hacer con gusto mañana - y nuevamente cada día después.

Para tener éxito, debemos seguir presionando a los terroristas en cada frente de esta guerra poco convencional y hacerlo con todas las herramientas a nuestro alcance - desde armas de guerra a herramientas del sistema judicial penal y de la guerra de ideas y valores. Únicamente a través de estos medios lentos pero eficaces podremos seguir garantizando la seguridad de nuestra Nación y preservando a los Estados Unidos como símbolo de libertad política y personal para nuestros hijos, como lo hicieron por nosotros nuestros antepasados.

Muchas gracias. Que Dios bendiga a cada uno de ustedes y que siga bendiciendo a los Estados Unidos de América.

Estoy a su disposición para responder a sus preguntas.

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