Sello del Departamento de Justicia

COMENTARIOS PREPARADOS PARA EL
SECRETARIO DE JUSTICIA DE LOS ESTADOS UNIDOS ALBERTO R. GONZALES
EN EL
SERVICIO CONMEMORATIVO ANUAL
DE LA ADMINISTRACIÓN DE CONTROL DE DROGAS
 
LUNES, 16 DE MAYO DE 2005
ARLINGTON, VIRGINIA

Buenos días, damas y caballeros.

Hace más de veinte años que homenajeamos a las mujeres y hombres admirables de la Administración de Control de Drogas - y nuestros compañeros - que han fallecido en el cumplimiento de su deber. Nos encontramos aquí hoy para recordar a aquellos que han pagado el más alto precio en su empeño por lograr la justicia para todos… y para celebrar sus vidas.

Es mi primera oportunidad de presentar mis respetos como Secretario de Justicia de los Estados Unidos a todo los leales servidores de la ley que figuran en la Pared de Honor. Son 75 historias de coraje. 75 historias de combate a las drogas, la batalla de sus vidas. Son historias de la valentía que hemos pasado a esperar de este servicio orgulloso. Cada uno es un símbolo de la dedicación y el heroísmo diarios de los Agentes Especiales de la DEA, investigadores, pilotos y otros oficiales del orden público de todo el país.

La DEA es crítica para la misión de este Departamento. Como todos ustedes saben, las drogas y la delincuencia y violencia asociadas a las drogas aún desestructuran nuestros vecindarios y comunidades. Sin embargo, la labor de investigación, incautación y prevención que ustedes realizan nos está ayudando a recuperar las esquinas y callejones laterales hace tanto tiempo estropeadas por la mancha de las drogas.

Ustedes realizan sus tareas con el tipo de destreza y determinación que hace que la DEA - y nuestras organizaciones hermanas - sea tan exitosa. Dicho éxito - y la cualidades que ustedes exhiben cada día - los han hecho merecedores del agradecimiento y el aprecio de un Departamento y una Nación. Es por eso que, cuando los peligros cobran el precio más alto a servidores públicos dedicados, el Departamento y la Nación lloran la pérdida junto con ustedes - y con las familias de los caídos en la guerra contra las drogas.

Reconocemos que no son apenas las personas que llevan una chapa o un uniforme, que llevan un arma o pilotean un avión las que realizan sacrificios al servicio de nuestro país. Las familias y los seres queridos de los integrantes de la comunidad del orden público saben que el comienzo de cada turno acarrea peligros, conocidos y desconocidos. Su sacrificio no es menor que el del piloto o Agente Especial que aman y al que brindan apoyo. Y cuando este trabajo peligroso cobra su precio más alto, maridos, esposas, madres y padres acongojados viven cada día conscientes del legado - y las memorias duraderas - que sus seres queridos les han dejado.

A pesar de nuestra pena, hoy podemos celebrar dicho legado. Menos delincuencia. Vecindarios más seguros. Menos drogas - y traficantes de drogas - en nuestras calles. Es un legado de la lucha por la justicia y el imperio de la ley - persona por persona, cuadra por cuadra, ciudad por ciudad. Es un legado edificado sobre 75 ejemplos de heroísmo del día a día.

Sus nombres y rostros están aquí para todos los vean - especialmente los miles de familiares, seres queridos y colegas de las fuerzas de orden público, quienes se han unido a nosotros en este saludo colectivo. A ellos - y a las innumerables vidas afectadas por la labor de estos oficiales - agradezco su sacrificio. Compartimos su pena. Lloramos la pérdida con ustedes. Y recordamos las historias que guardan en sus corazones.

Hoy, recordamos especialmente las historias del Agente Especial Terry Loftus, Oficial de Grupo de Trabajo Jay Balchunas e Instructor de Pilotos Larry Steilen, quienes fallecieron en el cumplimiento de su deber y fueron agregados a la Pared de Honor este año.

El Agente Especial Loftus era un veterano con dieciséis años de servicio el DEA, después de siete años en el Ejército. Durante su década con la Oficina del Distrito de Baltimore, siguió en servicio en la reserva activa de la Guardia Nacional de Maryland. Luego, llevó sus 1.700 horas de vuelo a la Oficina de Operaciones de Aviación en Chicago. Fui allí donde, hace casi año, su avión cayó al proporcionar apoyo para una investigación para la Oficina del Distrito de la Ciudad de Kansas. El Agente Especial Loftus dedicó su carrera entera a servir a su patria y sus conciudadanos.

El Oficial de Grupo de Trabajo Jay Balchunas, un Agente Especial de la Oficina de Narcóticos del Estado de Wisconsin, falleció después de haber recibido un tiro durante un robo. Estaba caminando en dirección a su auto en una estación de servicio que tenía bajo vigilancia como parte de la Iniciativa de Amenaza de Caída [Fall Threat] del Departamento de Justicia, precediendo a las elecciones nacionales. Jay se hubiera casado este otoño. No apenas sus familiares y amigos lo extrañan; también sienten su falta las miles de personas que ayudó como voluntario del Departamento de Bomberos de Nueva Berlín.

Larry Steilen era empleado de Raytheon y fue destinado a la DEA a fines de 1998, cuando falleció en un accidente de helicóptero durante una misión de capacitación. El Sr. Steilen trabajó para la DEA durante muchos años, volando en misiones de apoyo para la operación Operation Snowcap, así como para contratistas privados dedicados a operaciones aéreas de erradicación de drogas en el Caribe. Como el Agente Loftus y el Oficial Balchunas, el Sr. Steilen hizo del servicio al país su carrera, incluyendo su función como piloto de helicóptero del Ejército durante la Guerra de Vietnam.

Estos tres hombres valientes asumieron la responsabilidad de tareas peligrosas y que constituían un reto, para que sus conciudadanos no tuvieran que hacerlo. Me entristece que los talentos de estos hombres hayan sido truncados, pero su ejemplo me sirve de aliento. Sé que continuará vivo para siempre en sus familias y amigos. Nuestro deber es prestar homenaje a su sacrificio, siguiendo su ejemplo.

Hoy, en nuestra vigilia en su memoria - estamos asumiendo su vigilancia, haciendo guardia donde ellos la hicieron, y aceptando la responsabilidad de una tradición de orgullo y de servicio desinteresado.

Su sentido singular del compromiso y la devoción al deber ahora nos pertenece. En su honor, debemos seguir dando forma a un futuro digno de su grande y noble sacrificio.

Gracias por permitirme homenajear a estos guerreros. Muchas gracias y que Dios los bendiga, que les brinde comprensión y consuelo a los acongojados, y que siga bendiciendo a los Estados Unidos de América.