Sello del Departamento de Justicia

Comentarios preparados del Secretario de Justicia de los Estados Unidos Alberto Gonzales

Conferencia de las Fuerzas del Orden Público en Gatlinburg

Gatlinburg , Tennessee

3 de mayo de 2005 —11:00 am

Gracias por la presentación, Sandy. Me complace la oportunidad de reunirme con ustedes hoy. La Conferencia de las Fuerzas del Orden Público de Gatlinburg simboliza el tipo de cooperación y coordinación que nuestra Nación precisa para vencer en la guerra contra el terrorismo y en la lucha contra el delito.

Nos hemos reunido aquí fiscales y funcionarios, agentes federales y policías estaduales, hombres y mujeres de casi cada una de las agencias de orden público locales, estaduales y federales de esta región. Y he aquí la experiencia y el liderazgo colectivos que se necesitan para fomentar la causa de la libertad y la justicia para todos**.

Como saben, he sido Secretario de Justicia de los Estados Unidos sólo por algunos meses. Previamente, trabajé durante cuatro años en representación del pueblo estadounidense como Consejero del Presidente Bush. Y si bien ya no trabajo en la Casa Blanca, cada vez que atravieso los portones hacia el complejo de la Casa Blanca y cada vez que entro a la Oficina Oval, recuerdo la enorme responsabilidad con la que carga el Presidente y el correspondiente deber que recae sobre los que servimos, junto con él, al pueblo de los Estados Unidos.

Es difícil que uno esté cerca del Presidente y no aprenda, simplemente por el hecho de observar o escuchar. Y a su vez, es difícil permanecer cerca suyo y que a uno no le caiga bien… aún a los que no estén de acuerdo con sus políticas.

El Presidente Bush asume una actitud juiciosa y seria con respecto a sus obligaciones en estos tiempos extremadamente difíciles. Sin embargo, tiene un maravilloso sentido del humor y tal encanto (al igual que su madre) que resulta a la vez irresistible y reconfortante.

El Presidente tiene un instintivo sentido de su destino, su lugar en el tiempo y su función como comandante en jefe. Elige sabiamente y con gran habilidad las batallas que debe luchar, con la certidumbre de que es mucho el bien que puede alcanzarse por medio del magnífico poder de la presidencia. Sin embargo, también sabe aceptar que las cosas que se pueden lograr tienen un límite, aún para el Presidente de los Estados Unidos.

Este Presidente está dando lo mejor de sí. Y él está tranquilo, ya que sabe que está haciendo todo lo que puede. Por mi parte, creo que la serenidad y la confianza en sí mismo provienen de su verdadera y poderosa fe.

Desde los temibles ataques ocurridos el 11 de septiembre, tanto el Presidente Bush como el pueblo estadounidense han confiado en nosotros, las fuerzas del orden público, para que hagamos cuanto podamos para rastrear y detener los operativos terroristas, así como para proteger de la delincuencia a nuestras familias, amigos y conciudadanos.

Me alegra poder informarles que lo estamos logrando. Gracias al trabajo en equipo, el entrenamiento y las tácticas que se realizan en encuentros de este tipo, podremos hacer por nuestra Nación mucho más que lo que hemos hecho hasta ahora.

Nuesto éxito como funcionarios del orden público dependerá de nuestra lucha por la justicia - de cuadra en cuadra, de ciudad en ciudad y en el día a día. Esto implica que debemos luchar por cada uno de los ciudadanos, es decir, proteger a los niños, a las familias y a los ciudadanos a cada oportunidad y en cada comunidad de los Estados Unidos.

Los saludo por las batallas libradas y por las que nos queden por librar.

Me gustaría también saludar a sus familias. Las esposas, madres e hijas, y los maridos, padres e hijos que apoyan a los hombres y mujeres admirables que forman parte de las fuerzas del orden público también colaboran con nuestra Nación.

Y si bien hace muy poco que ocupo este cargo, he servido a este gobierno por más de diez años. A lo largo de los años, he aprendido que las que se sacrifican son las familias. Mi hermano es un oficial de SWAT y un veterano de 26 años del Departamento de Policía de Houston. Sé que su esposa lo abraza antes de salir hacia el trabajo, sabiendo que él enfrenta peligros desconocidos en cada turno.

Como miembros de las fuerzas del orden público, es posible que nos consuman las detenciones, los casos y los enjuiciamientos. Estos son importantes. Sin embargo, jamás debemos olvidarnos de nuestras familias. No existe investigación, tarea o condena que reemplace la satisfacción del abrazo de un hijo con adoración, o que sea tan reconfortante como el abrazo amante de un cónyuge leal.

A todas las familias, les digo gracias.

A medida que acrecentamos nuestros esfuerzos, cada uno de ustedes, junto con cada uno de sus colegas en todos los Estados Unidos, es la cara visible del orden público. Ustedes cargan sobre sí la solemne obligación de nuestro gobierno que es la de hacer llegar la libertad y la justicia a cada persona. Esta es una carga pesada. Sin embargo, ya han probado que pueden llevarla, aún en momentos de presupuestos ajustados y pocos recursos.

Gracias a su arduo trabajo y al sacrificio de sus respectivas familias, hemos logrado bajar la tasa de delitos violentos a su nivel más bajo en los últimos 30 años. Y no hemos sufrido ataques terroristas en suelo estadounidense por más de tres años.

Hemos logrado impresionantes resultados tanto en la lucha contra el delito como en las tareas contra el terrorismo, gracias a nuestro en equipo. Si deseamos mejorar este récord, debemos continuar trabajando en equipo y ejercer el liderazgo sin temores, y de esta manera cumpliremos con nuestros deberes y obligaciones.

Me gustaría destacar algunas de las áreas en las que creo que podemos llevar a cabo importantes progresos para el pueblo estadounidense.

Sé que comprenden que el día 11 de septiembre de 2001, nos enfrentamos con una nueva amenaza a los Estados Unidos. En aquel momento, la prioridad principal del gobierno de los Estados Unidos pasó a ser -y aún lo sigue siendo en la actualidad- proteger a nuestros ciudadanos contra el terrorismo.

En este período de más de tres años que ya ha pasado desde que ocurrieron aquellos horrorosos ataques y gracias a sus esfuerzos -y a los de millones de hombres y mujeres que trabajan en las fuerzas del orden público local, estadual y federal, en inteligenica y en las fuerzas militares-, hemos hecho un progreso notable en la guerra contra el terrorismo.

Hace muy poco, escuché decir a ciertos funcionarios públicos que habíamos tenido tanto éxito, que al Qaeda ya no implica una amenaza real para nuestra tierra, y que, por tanto, se preocupan por nuestros intereses internacioales.

Por mi parte, pienso totalmente lo contrario, y es que a pesar de nuestros éxitos, la amenaza que implican al Qaeda y otros grupos similares sigue siendo muy real. Durante las semanas y meses que sucedieron al 11 de septiembre, mis hijos me preguntaban si los terroristas aún intentaban matarme, y tenían pesadillas en las que hombres malos trataban de entrar en nuestra casa.

Hoy, esas pesadillas ya no existen, pero no podemos permitirnos quedarnos en la complacencia. No podemos darnos el lujo de presumir que la tranquilidad de hoy significa la paz del mañana. Como nos ha recordado el Presidente Bush, "no debemos permitir que el paso del tiempo o la ilusión de la seguridad debiliten nuestra determinación en esta nueva guerra".

Todos los que formamos la comunidad del departamento de justicia somos bien concientes de la continua amenaza que implican los terroristas.

Veo esto cada mañana, al comenzar mi día leyendo un informe de actualización sobre inteligencia, y ustedes lo ven a través de los boletines y actualizaciones que reciben de sus Concejos de Asesoramiento Antiterrorista locales. Nos esforzamos constantemente a fin de que las fuerzas de orden público en todos sus niveles obtengan la información y el respaldo que necesitan para rastrear y detener las conspiraciones terroristas antes de que sean lanzadas. Las células terroristas a lo largo de los Estados Unicos han sido detenidas por casi cada uno de los niveles del orden púbico -desde el alerta asistente del alguacil en que se encuentra en el noroeste hasta los agentes del FBI de Nueva York y Nueva Jersey. Precisamos la participación de todas las placas y de todas las manos posibles.

Es por esto que, como Secretario de Justicia de los Estados Unidos, asumo el compromiso de proporcionarles las herramientas y recursos que necesiten para enfrentar este peligro actual. Y es, también, por esto que el Departamento de Justicia se compromete a volver a autorizar la Ley Patriota.

Sé cuán significativas son para ustedes las herramientas de la Ley PATRIOTA en la lucha contra el terrorismo. Gracias a esta ley, las fuerzas del orden público y de inteligencia pueden ahora compartir información crítica que nos permita adaptarnos y ajustarnos a las siempre cambiantes tácticas de al Qaeda.

Como bien saben, los líderes de nuestra Nación se hayan en discusión en lo relativo a la Ley PATRIOTA. Sé que algunos de ustedes ya han participado en debates similares en sus localidades ante los concejos municipales y los comisionados del condado. Quiero agradecerles su parte en educar al pueblo estadounidense en cuanto al hecho de que la Ley Patriota ayuda a proteger a los Estados Unidos, a la vez que respeta las libertades civiles de los estadounidenses. Este debate le ha dado al Departamento la oportunidad de dejar en claro que los oficiales del orden público han ejercido estas facultades con sumo cuidado. A continuación, deseo abrir las puertas al debate y alentar a las personas a que se acerquen y ofrezcan las aclaraciones que quieran hacer sobre la ley. Sin embargo, no puedo apoyar cambios a nuestras leyes que dejen a los Estados Unidos en un lugar de debilidad frente al terrorismo y al delito.

Desde ya que la guerra contra el terrorismo no es el único desafío que enfrenta la comunidad de la justicia de los Estados Unidos. También debemos seguir estando alertas y movernos en forma agresiva en muchas otras áreas a fin de promover plenamente la justicia igualitaria para todos.

Sé que ustedes enfrentan una gran cantidad de desafíos. Ciertos problemas se han diversificado, tal como los flagelos gemelos del tráfico de drogas ilegales y la delincuencia de las pandillas. Sin embargo, estos problemas pueden manifestarse de diferentes modos en las diferentes comunidades. Para determinados distritos y comunidades, los problemas pueden ser los laboratorios de meta, el tráfico de cocaína o las guerras entre pandillas.

Sé, específicamente, que la producción de meta es una amenzaza creciente en el sudeste de nuestro país. Los laboratorios de meta pueden copar rápidamente a las pequeños ciudades, ocasionar delitos violentos, poner en peligro la vida de los niños y exponer al público a peligrosos productos químicos y toxinas. Deseo fervientemente trabajar junto a ustedes a fin de localizar rápidamente los laboratorios de meta, así como encontrar la mejor manera - por medio de leyes y del enjuiciamiento- de cortar los suministros, los medios y los incentivos que hacen prosperar el uso y la distribución de la meta.

Durante mis primeras semanas en este cargo, enumeré algunas de las cuestiones que considero prioridades especiales en mi mandato como Secretario de Justicia de los Estados Unidos, además de nuestra prioridad principal de proteger a los Estados Unidos contra el terrorismo. Estas otras prioridades son:

En cada una de estas áreas de la lucha contra el delito, el éxito depende de la cooperación y la coordinación. Sabemos que este tipo de unidad en la comunidad de la justicia nos permite aprovechar la iniciatva y luchar contra el delito en forma mucho más eficaz. Y esa es la clave.

Durante estos últimos cuatro años, hemos visto los beneficios de hacer participar a cada uno de los niveles del orden público en un objetivo en común. Gracias a ustedes, por ejemplo, hemos logrado que el proyecto Vecindarios Seguros sea un éxito rotundo. Y si nos concentramos en los delitos con armas ilegales, hemos demostrado que el hecho de crear aún más leyes contra el uso de armas no necesariamente es la mejor solución para este tipo de delitos, sino que debemos, simplemente, trabajar en conjunto para hacer cumplir las leyes que ya tenemos en los libros.

El proyecto Vecindarios Seguros ha logrado que la cantidad de juicios por delitos con armas de fuego aumente considerablemente. A su vez, hemos desarrollado nuevas estrategias y aumentado los recursos críticos destinados a la lucha contra el delito y la violencia, en algunas de las zonas más plagadas de delitos.

Con las bases que sentó el proyecto Vecindarios Seguros, ahora es el momento de dirigir estos métodos hacia nuevos desafíos. El éxito del proyecto Vecindarios Seguros se construyó sobre la base de información local y de cooperación local. Nuestra meta actual es implementar esta probada asociación entre las fuerzas locales, estaduales y federales del orden público con el fin de luchar contra la perversa amenaza que implica la violencia de las pandillas.

Es evidente que las pandillas se han convertido en una amenaza cada vez más mortal para nuestros vecindarios. Es por esta razón que el mes pasado les anuncié a todos los Fiscales Federales del país los pasos que deben tomar para fortalecer la labor de nuestra Nación en el combate contra la violencia de las pandillas y la reducción de la cantidad de delitos.

En primer lugar, he establecido el Comité de Coordinación Antipandilla del Secretario de Justicia de los Estados Unidos, que asesorará al departamento en lo que respecta a la asignación de recursos y a recomendaciones sobre presupuestos y políticas, que nos ayudará a reducir la cantidad de delitos violentos cometidos por pandillas.

En segundo lugar, he solicitado a cada Fscal Federal que designe a un Fiscal Federal Adjunto para que ocupe el cargo de coordinador anti-pandilla en cada distrito. Se espera de dicha persona que prepare una estrategia exhaustiva para todo el distrito - asesorado por nuestros compañeros de las fuerzas del orden público federal y local, de los servicios sociales y de los grupos comunitarios y religiosos - para coordinar las actividades generales antipandilla.

En tercer lugar, instruiré al Comité para que desarrolle un regimen de capacitación técnica, integrada y de nivel avanzado. Este protocolo exhaustivo cubrirá un amplio espectro de asuntos, desde la prevención e investigación de pandillas hasta la reincorporación de prisioneros- y se servirá de la información y las mejores prácticas provenientes de una variedad de especialistas de todo el Departamento de Justicia y de todo el país. Cuando estos métodos de capacitación hayan sido implementados, todos aquellos empeñados en la lucha contra la violencia de las pandillas estarán utilizando el mismo manual.

Estas tareas anti-pandillas contarán con la ayuda de la Evaluación Nacional de la Amenaza de las Pandillas, creada el mes pasado. Este informe brindará una perspectiva general del problema de las pandillas en nuestro país, directamente de aquellos que conocen el tema en profundidad, es decir, los investigadores de pandillas estatales y locales.

El informe fue preparado por la Alianza Nacional de Asociaciones de Investigadores de Pandillas con los conocimientos combinados del FBI, la ATF, la Oficina de Asistencia Judicial y el Centro Nacional de Información sobre Drogas. Con el aporte de todos los interesados, especialmente aquellos cercanos al problema en el ámbito estatal y local, el Informe puede ayudarnos a desarrollar una estrategia nacional eficaz - y regional adecuada - para combatir los delitos y la violencia cometidos por pandillas.

Una de las recomendaciones de este informe es continuar con los programas ya implementados, tales como el Proyecto Vecindarios Seguros.

Con las sólidas bases sentadas con este tipo de programa y el mapa de ruta que se ofrece en la Evaluación de la Amenaza de Pandillas, ahora estamos en posición de desmantelar a las pandillas en forma eficaz y de incapacitar a sus líderes.

Obviamente, los juicios son sólo una parte de la historia. También deseamos optimizar nuestra labor de prevención. He alentado a los Fiscales Federales para que trabajen con organizaciones comunitarias y religiosas con el fin de ofrecer alternativas a jóvenes en situación de riesgo y de respaldar los programas de reincorporación a la sociedad para aquellos que salen de prisión - como muchos de ustedes ya lo han hecho, con gran éxito, en toda la extensión del país. Para eliminar el azote de las pandillas - y la violencia de las pandillas - de la experiencia de la juventud de nuestra Nación, debemos contar con un enfoque integrado y exhaustivo que incluya el enjuiciamiento y la prevención.

La investigación preventiva de pandillas y los beneficios a largo plazo de los programas de prevención son difíciles de medir. Soy consciente del hecho de que es posible que no se noten resultados de inmediato. Sin embargo, eso no significa que no valgan la pena.

La violencia de pandillas no es la única cosa que perjudica a nuestros vecindarios. Desde las esquinas de las calles a los portales de Internet, la obscenidad y la pornografía infantil destruyen nuestros valores morales y corrompen fácilmente nuestras comunidades. He dejado claro que es mi intención combatir agresivamente a los proveedores de estos materiales obscenos.

Defiendo ardientemente la protección de la libertad de expresión. El derecho de los ciudadanos comunes - y de la prensa - de decir lo que piensan y expresar sus opiniones es uno de los principales pilares de nuestra República. Sin embargo, la Corte Suprema ha resuelto que la Primera Enmienda no protege materiales obscenos. Y, en el mundo de hoy, dichos materiales suelen ser inevitables. La coacción es absolutamente necesaria para proteger a los ciudadanos contra la exposición involuntaria a materiales obscenos.

Como saben, las normas comunitarias individuales son críticas a la hora de determinar qué casos deben ser enjuiciados. Es por esto que sus esfuerzos locales, la información y la cooperación son los mejores lugares para comenzar a evaluar lo que sus comunidades necesitan.

He instruido a funcionarios del Departamento a que analicen atentamente las leyes federales con el fin de determinar cómo podemos aplicar una mano aún más dura en el enjuiciamiento de la obscenidad. Nuestro objetivo es evaluar todos los métodos de las fuerzas del orden público que utilizamos, e identificar las herramientas que aún nos hacen falta, para investigar y enjuiciar más eficazamente estos delitos.

Por desgracia, la explotación no se limita a las revistas y a los medios electrónicos. Se la puede encontrar en la forma de tráfico de personas.

Esta forma de esclavitud moderna no existe sólo en tierras distantes, sino que tiene lugar aquí mismo, en nuestras costas. Se contrabandean extranjeros hacia nuestro país, se los mantiene en cautiverio, se los trata como mercancías, y se los priva de su dignidad como seres humanos.

Sin embargo, con la efectiva cooperación local, estatal y federal, brindada a través de más de 20 grupos de trabajo anti-tráfico, hemos demostrado que podemos descubrir y perseguir estas prácticas diabólicas. El Departamento de Justicia, con el fin de mejorar la coordinación de los recursos y el personal, está proporcionando nuestra sólida legislación estatal modelo a los gobernantes y líderes legislativos de más de 40 estados que aún no posean sus propias leyes anti-tráfico.

Se necesita aún más trabajo para hacer frente a este delito hediondo.

Damas y caballeros, estos son sólo algunos de nuestros grandes desafíos. Sin embargo, dichos desafíos vienen acompañados de grandes oportunidades; oportunidades de hacer un impacto para la justicia y dejar nuestra marca en los Estados Unidos.

Tenemos mucho trabajo por delante y necesitaremos cada uno de nuestros recursos para llevarlo a cabo. Pero, como lo demuestran nuestros recursos, podemos lograr grandes cosas al servicio de la justicia si trabajamos en equipo.

En nombre del Presidente y del pueblo de los Estados Unidos, permítanme agradecerles nuevamente. Ustedes son la fuerza y la esperanza de nuestra Nación en la guerra contra el terrorismo, en la lucha contra el delito y en la búsqueda de la justicia. Su servicio y su sacrificio están cambiando a nuestro país para mejor.

Juntos estamos trabajando para fundar una Nación más segura. Estamos construyendo comunidades con mayor libertad y más oportunidades para todos. Estamos proporcionando esperanza.

Como hijo de inmigrantes mexicanos pobres, viví el sueño estadounidense. Durante mis viajes por nuestros queridos Estados Unidos, conocí a otros que también vivieron el sueño estadounidense. Y esa es la razón por la que nos hemos comprometido a realizar esta noble labor, para garantizar que el sueño estadounidense se encuentra al alcance de nuestros niños y de las futuras generaciones de niños estadounidenses.

Rezo a Dios para que los cuide a ustedes y a sus familias, que siga iluminando sus decisiones y que siga bendiciendo a los Estados Unidos de Norteamérica.

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