Sello del Departamento de Justicia

Comentarios preparados de Kenneth L. Wainstein, Secretario de Justicia Auxiliar de Seguridad Nacional, en una conferencia de prensa para anunciar cargos de espionaje

Washington, D.C.
11 de febrero de 2008

Buenas tardes. Soy Ken Wainstein, Secretario de Justicia Auxiliar de Seguridad Nacional. Les agradezco a todos por acompañarnos hoy.

Se encuentran conmigo hoy Chuck Rosenberg, el Fiscal Federal del Distrito Este de Virginia; Tom O'Brien, Fiscal Federal del Distrito Central de California, y Art Cummings, Subdirector Ejecutivo de la Oficina de Seguridad Nacional del Buró Federal de Investigaciones [Federal Bureau of Investigation (FBI)].

Nos encontramos hoy aquí para anunciar dos enjuiciamientos por espionaje iniciados a través de dos conjuntos de arrestos que ocurrieron más temprano, en el día de hoy, uno de cada lado del país.

Alrededor de las 7 de la mañana, en Alexandria, Virginia, y Nueva Orleáns, Louisiana, agentes del FBI arrestaron a tres individuos, incluido un analista de políticas de armas del Departamento de Defensa, y los acusó de conspirar para comunicar información de defensa nacional, cuyo destinatario final era la Republica Popular China.

Alrededor de las 7 de la mañana, hora de California, agentes del FBI en el Condado de Orange arrestaron a un individuo, un ingeniero aeroespacial que trabajó para Rockwell International y Boeing Company, y lo acusó de robar secretos comerciales de dichas compañías, nuevamente para la República Popular China.

Los dos Fiscales Federales a cargo de dichas acusaciones les explicarán, en unos minutos, de qué se tratan los dos casos.

Sin embargo, antes de que les expliquen los casos, me gustaría tomar un momento para explicarles lo que representan, lo que representan con relación a la amenaza del espionaje extranjero, y lo que representan con respecto a nuestra respuesta a dicha amenaza. La amenaza en cuestión es muy simple. Es una amenaza a nuestra seguridad nacional y nuestra posición económica en el mundo. La amenaza la constituyen los esfuerzos incansables de servicios de inteligencia extranjeros para penetrar nuestros sistemas de seguridad y robar nuestra más secreta tecnología e información militares.

Esta amenaza no es nueva. De hecho, el espionaje existe desde que se fundó nuestro país, y era especialmente prominente durante la Guerra Fría del siglo pasado. Si bien el colapso de la Unión Soviética puso fin a la Guerra Fría, no acabó con la amenaza de servicios de inteligencia extranjeros.

En todo caso, solo ha crecido la amenaza con el surgimiento de naciones no aliadas que buscan ventajas en el proceso del desarrollo militar. De hecho, un informe del Departamento de Defensa de 2006 observó un aumento del 43% en la cantidad de contactos extranjeros sospechosos informados por empresas de defensa estadounidenses, muchos de los cuales eran, supuestamente, operativos extranjeros que buscaban información militar protegida.

No sorprende que nos encontremos con esta actividad de espionaje.

-Tenemos intereses y alianzas en todo el mundo.

-Tenemos una economía vibrante y difundida, con desarrollos de alta tecnología en desde compañías que operan desde de garajes a empresas que se encuentran entre las Fortune 500.

-Y, tenemos una sociedad abierta y una economía abierta.

Si bien estos factores son los ingredientes de nuestro éxito económico y militar, también son lo que nos hace vulnerables a servicios de inteligencia extranjeros que desean robar nuestros secretos y aprovechar nuestras innovaciones tecnológicas.

Si bien existen entidades de más de cien países distintos intentando obtener acceso a nuestros secretos y nuestra tecnología controlada, hay una serie de países que han probado ser especialmente determinados y metódicos en su labor de espionaje. La República Popular China es uno de esos países.

Como atestiguó el Director de Inteligencia Nacional en septiembre, el servicio de inteligencia extranjera de la China se encuentra "entre los más agresivos en obtener información secreta y protegida sobre sistemas, instalaciones y proyectos de desarrollo estadounidenses, y sus esfuerzos se están acercando a los niveles de los de la Guerra Fría". (18 de septiembre de 2007, testimonio ante el Comité Judicial de la Cámara, en página 8).

Lo vemos en los enjuiciamientos en nuestros tribunales últimamente. En los últimos seis meses, hemos presentado cargos en media docena de casos asociados a esfuerzos para obtener distintos tipos de tecnología, desde equipos de visión nocturna para el campo de batalla hasta acelerómetros utilizados en el desarrollo de bombas y misiles inteligentes.

Y lo vemos en los casos que anunciamos hoy: dos conspiraciones de espionaje que reflejan dos ardides y enfoques muy distintos.

Uno es la red clásica de espionaje, completa con elementos tradicionales de la técnica del espionaje, incluidos gestores de informaciones extranjeros, elementos remunerados, mensajeros específicos y un empleado gubernamental comprometido, todo lo cual resultó en la penetración del sistema de seguridad de información de nuestro gobierno y la transferencia de información de defensa nacional.

El otro es una iniciativa de asignar tareas de inteligencia a un ingeniero aeroespacial con un cargo en la industria estadounidense que le brindaba acceso a secretos comerciales confidenciales sobre nuestros programas militares y aeroespaciales.

Dos enfoques distintos, pero ambos con el mismo objetivo en mente: apoderarse de los secretos militares de nuestra nación.

Estos dos casos representan claramente la magnitud de la amenaza que enfrentamos.

Pero también representan la magnitud de nuestros esfuerzos para derrotar dicha amenaza.

Representan nuestra disposición de utilizar la gama completa de recursos de investigación y todo el peso de la ley contra cualquiera que realice espionaje extranjero contra nuestros intereses nacionales.

Y, representan la labor realmente excepcional de un distinguido grupo de investigadores y fiscales dedicados de todo el país, una labor de la que todos deberíamos estar orgullosos.

Y, para que puedan conocer más sobre dicha labor, los dejo con los Fiscales Federales. En primer lugar, nos hablará Chuck Rosenberg y, a seguir, Tom O' Brien. Después de eso, contestaremos sus preguntas.

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