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Cada situación es distinta, pero aquí tiene algunas sugerencias para empezar.

• Primero, lea esta guía. Haga que la persona afectada de VIH o sida la lea también. Haga que las otras personas que viven en la misma casa que la persona con sida la lean. La información contenida en esta guía está dirigida tanto a las personas a las que se ha diagnosticado sida como a las personas con infección de VIH que están enfermas y necesitan cuidado. Si usted tiene dificultades para entender alguna de las palabras, consulte la sección de glosario. Las palabras del glosario están en negritas la primera vez que aparecen en la guía.
• Tome un curso de cuidado en el hogar, si es posible. Aprenda las habilidades necesarias para cuidar de alguien en el hogar y la manera de responder a algunas situaciones especiales. El capítulo local de la Cruz Roja, la Asociación de Enfermeras visitantes, el departamento estatal de salud o su organización local de servicios en materia de VIH/SIDA pueden ayudarle a encontrar un curso de cuidado en el hogar. Consulte la sección “Lugares a dónde llamar para solicitar ayuda” para obtener más información.
• Hable con la persona que usted va a cuidar. Pregúntele qué necesita. Si usted está nervioso por la perspectiva de cuidar de ellos, dígalo. Pregunte si puede usted hablar con su doctor, enfermera, trabajador social, gestor de caso u otro profesional del área de la salud, o abogado cuando lo necesite. Juntos podrán llegar a la mejor solución para ustedes dos.
• Hable con el doctor, enfermera, trabajador social, gestor de caso u otros trabajadores del área de la salud que también estén cuidando del enfermo. Tal vez necesiten el permiso del paciente, a veces por escrito, para hablar con usted, pero usted necesita hablar con estas personas para determinar cómo usted puede ayudar. Trabaje con ellos y con la persona de la que usted está cuidando para elaborar un plan y decidir cuáles actividades realizará cada uno.
  • Obtenga información clara y por escrito acerca de los medicamentos y el cuidado que debe proporcionar. Pregunte qué hace cada medicamento y cuáles efectos secundarios se puede anticipar.
  • Pregunte al doctor o enfermera cuáles cambios podrían producirse en la salud o conducta de la persona. Por ejemplo, la aparición de tos, fiebre, diarrea o confusión puede ser un síntoma de infección o de un problema que requiere el uso de un nuevo medicamento o incluso la hospitalización del paciente.
  • Usted también debe saber a quién llamar para pedir ayuda o información y cuándo hacer la llamada. Haga una lista de doctores, enfermeras y otras personas con las que puede necesitar hablar de manera urgente, con su número de teléfono y horario en el que están disponibles. Mantenga la lista cerca del teléfono.
• Hable con un abogado u organización de apoyo para pacientes de sida y sus familias. Para tomar decisiones en materia de tratamiento o de medidas que se debe tomar para mantener al paciente con vida, usted deberá haber sido nombrado legalmente como coordinador del tratamiento. Si usted va a ayudar a presentar solicitudes de pago ante el seguro, solicitar ayuda del gobierno, pagar facturas, o manejar otros asuntos en nombre del paciente con sida, tal vez necesite también un poder. Existen muchas fuentes de ayuda para las personas con sida, y usted puede ayudar a la persona con sida a obtener aquello a lo que tiene derecho.
• Considere la posibilidad de participar en un grupo de apoyo o de hablar con un consejero. Cuidar a una persona enferma puede ser muy difícil, tanto emocional como físicamente. Hablar al respecto con alguien que tenga el mismo tipo de problema puede ayudar a veces. Usted puede aprender cómo otras personas manejan el problema y darse cuenta de que usted no está solo.
• Cuídese. Usted no puede cuidar a alguien si usted está enfermo o molesto. Descanse y haga el ejercicio que necesita para poder continuar. Usted también necesita realizar actividades de su agrado, como visitar a sus amigos y familiares. Muchas organizaciones de ayuda para personas con sida y sus familias pueden ayudar a proporcionarle un “suplente” y enviar a alguien que se ocupe de la persona que usted está cuidando de manera que usted pueda salir de la casa por un rato.