Diagnóstico y síntomas
El trastorno de tensión postraumática (PTSD) se define como el desarrollo de ciertos síntomas que se presentan
después de una situación que genera extrema tensión mental como lo es la
muerte, una enfermedad grave que ponga la vida en peligro, padecer de
lesiones serias, o representar una amenaza para uno mismo u otros. Se desconoce cuál es el trauma específico que provoca el PTSD en la persona que ha recibido un diagnóstico de cáncer. Dicho trauma podría ser el diagnóstico en sí de una enfermedad potencialmente mortal, aspectos del proceso de tratamiento, los resultados de los exámenes, la información recibida sobre la recaída o cualquier otro aspecto relacionado con la vivencia del cáncer. El saber que un hijo tiene cáncer es algo traumático para muchos padres, ya que la vivencia del cáncer comprende tantos episodios emotivos, es mucho más difícil señalar un solo episodio como la causa del estrés, a diferencia de los casos de traumas a consecuencia de desastres naturales o una violación. El episodio traumático podría causar
pavor, sentimientos de desamparo, horror, y podrían desencadenar síntomas de
PTSD.
El PTSD en sobrevivientes de cáncer podría ser expresado mediante los siguientes comportamientos específicos:
- Revivir la experiencia traumática mediante pesadillas, recrear las imágenes del trauma y el pensar constantemente en este.
- Evadir los lugares, acontecimientos y personas relacionadas con la vivencia del cáncer.
- Estar constantemente agitado, temeroso, irritable y no poder dormir.
Estos síntomas deben durar por lo menos un mes y causar problemas significativos en las relaciones personales del paciente, su empleo u otras áreas importantes de su vida diaria para poder ser diagnosticado con PTSD. Aquellos pacientes que presentan estos síntomas por menos de un mes a menudo desarrollan PTSD más tarde.
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