Plan de manejo para pacientes hospitalizados
Algunos métodos pueden ayudar a garantizar la seguridad de los empleados de
hospitales y los pacientes con historiales actuales de toxicomanía, además de
controlar las conductas manipuladoras de algunos pacientes, mantener la
vigilancia ante el uso de drogas ilegales, evitar conflictos sobre el uso
apropiado de medicamentos para el control del dolor y los síntomas, y
comunicar la posesión de conocimientos sobre el manejo del dolor y la
toxicomanía.
De ser posible, los pacientes con problemas actuales de fármacodependencia a
los que se vaya a operar deben ingresar en el hospital varios días antes de lo
normal para permitir la estabilización de su régimen de drogas. Este periodo
puede servir para evitar el síndrome de abstinencia y ofrece la oportunidad de
evaluar la necesidad de alterar el plan elaborado en el momento del ingreso.
A la hora de desarrollar pautas adecuadas para las inquietudes específicas de
un paciente se pueden considerar varias acciones. Algunos pacientes pueden
recibir un cuarto privado cerca de la central de enfermeras para que sea
posible realizar un seguimiento continuo. Los pacientes obligados a permanecer
en sus cuarto o sus pisos hasta que se considere menor el peligro de que padezcan
el síndrome de abstinencia o de que tomen drogas ilícitas. Puede que sea
apropiado hacer que un paciente se ponga un camisón de hospital para reducir
el riesgo de que se ausente del hospital en busca de drogas. También se puede
hacer que los visitantes se limiten a los familiares y amigos de un paciente que
se sepa que no usan drogas, y se les puede comunicar a las visitas que antes
de ver a un paciente es necesario hablar con el personal médico.
A algunos pacientes se les debe registrar sus cuartos una o más veces, y si se
encuentran drogas ilícitas, medicamentos recetados con anterioridad o alcohol,
se deberá retirar dichos artículos y deshacerse de ellos de acuerdo con
el protocolo del hospital. Los paquetes que los familiares y amigos lleven al
hospital pueden ser registrados por empleados responsables para asegurarse de
que no contienen drogas ilícitas ni alcohol.
En algunos casos es útil realizar análisis de orina periódicos en busca de
drogas. Para simplificar el proceso, se puede instruir al paciente que
proporcione una muestra cada día, enviándose algunas para ser analizadas y
desechándose las otras. La frecuencia de las pruebas dependerá de las
conductas observadas en el hospital. Este enfoque establece el concepto de
vigilancia regular para el paciente sin excederse en el uso del laboratorio.
Sea cual sea el plan que se utilice, éste debe ser individualizado y reflejar
el grado de riesgo percibido por el personal médico. En algunos casos no se
necesitarán acciones especiales, mientras que en otros la gravedad del abuso
reciente indicará la necesidad de tomar las máximas precauciones. Al hablar
con los pacientes, el equipo debe enfatizar que el seguimiento
de estas pautas interesa tanto al paciente como al hospital. Los médicos sólo utilizarán métodos agresivos en el manejo médico sin dejarse
llevar por las dudas sobre el historial del paciente e inquietudes sobre su
uso actual de drogas si están convencidos de que el paciente no está abusando
de las drogas.
Una vez se haya establecido un plan para controlar el uso de drogas, se debe
proceder con atención al manejo médico de los pacientes drogodependientes
activos. Por lo general son necesarias varias visitas frecuentes para evaluar
y aliviar los síntomas. Se debe evitar la inducción del síndrome de
abstinencia, y los fármacos recetados para el control de los síntomas se deben
administrar con regularidad, siempre que sea posible. Así se
evitarán los encuentros frecuentes con personal médico debidos al deseo del
paciente de obtener drogas.[1,2]
Bibliografía
-
Passik SD, Portenoy RK, Ricketts PL: Substance abuse issues in cancer patients. Part 1: Prevalence and diagnosis. Oncology (Huntingt) 12 (4): 517-21, 524, 1998.
[PUBMED Abstract]
-
Passik SD, Portenoy RK, Ricketts PL: Substance abuse issues in cancer patients. Part 2: Evaluation and treatment. Oncology (Huntingt) 12 (5): 729-34; discussion 736, 741-2, 1998.
[PUBMED Abstract]
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