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Toxicomanía y cáncer (PDQ®)
Versión Paciente   Versión Profesional De Salud   In English   Actualizado: 11/21/2008



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Frecuencia entre las personas con enfermedades físicas






Problemas conceptuales en la definición de términos referidos a enfermos






Riesgo de abuso y adicción en poblaciones sin antecedentes de toxicomanía






Riesgo de abuso y adicción en poblaciones con historial de toxicomanía






Manejo clínico de pacientes con historial de toxicomanía






Plan de manejo para pacientes hospitalizados






Plan de manejo para pacientes ambulatorios






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Problemas conceptuales en la definición de términos referidos a enfermos

Tratamientos deficientes
Influencias socioculturales
Variables relacionadas con la enfermedad
Adaptación de las definiciones de abuso y adicción

La deficiencia de los tratamientos, la influencia sociocultural en la definición de lo aberrante y las variables de cada enfermedad son problemas que hacen más difícil la evaluación del comportamiento de las personas que toman drogas.

Tratamientos deficientes

La observación clínica sugiere que el manejo de los síntomas de forma inadecuada puede incentivar la aparición de comportamientos aberrantes relacionados con la droga. Este tema se ha estudiado ampliamente en el área del dolor causado por el cáncer. Existen pruebas importantes de que el dolor recibe un tratamiento deficiente en las poblaciones de pacientes enfermos, incluso aquellos con cáncer y SIDA.[1,2] El término pseudoadicción se creó para describir la angustia de un paciente y su conducta (búsqueda de drogas) que puede ocurrir cuando no se logra aliviar el dolor causado por el cáncer.[3] La característica principal de este síndrome es que los comportamientos aberrantes cesan cuando se administra una intervención analgésica eficaz. En la población con cáncer, la intervención inicial consiste a menudo en la administración de dosis más elevadas de un opioide.

La evaluación de la pseudo-adicción en la población de drogodependientes reconocidos cuando éstos se ven afligidos por una enfermedad dolorosa es todo un reto para los médicos. La experiencia clínica sugiere que los comportamientos aberrantes causados por dolor sin alivio pueden volverse dramáticos o especialmente preocupantes en los drogodependientes. Algunos pacientes parecen volver a tomar drogas ilegales para poder automedicarse, al menos parcialmente, mientras que otros adoptan pautas de comportamiento con sus proveedores de atención médica que provocan una gran preocupación por la posibilidad de que padezcan una adicción verdadera. Aunque en algunos casos esté claro que las conductas relacionadas con la droga son aberrantes, el significado de dichas conductas puede ser difícil de percibir en los pacientes a quienes no se haya aliviado todos los síntomas. Las estrategias de manejo de dichos síntomas deben reflejar la complejidad del diagnóstico.

Influencias socioculturales

Cuando se receta una droga por razones médicas legítimas, se tiene menos certeza sobre qué conductas se puede considerar aberrantes, abusivas o adictivas. Aunque no se puede negar la aberración de algunos comportamientos, como la falsificación de recetas o la inyección intravenosa de una formulación oral, otros casos no están tan claros. Por ejemplo, ¿es una aberración que un paciente con dolor consuma dosis extra de un opioide que se le haya recetado, especialmente si su médico no se lo ha indicado? ¿Es una aberración usar un fármaco opioide recetado para el dolor como somnífero nocturno?

La importancia de las normas socioculturales provoca la posibilidad de sesgo a la hora de determinar la existencia de aberración. El sesgo contra un grupo social, por muy sutil que sea, puede influir en la disposición de los médicos de calificar de aberrante a cualquier comportamiento cuestionable relacionado con la droga de miembros de dicho grupo social. La observación clínica sugiere que este tipo de sesgo es común durante la evaluación de conductas relacionadas con la droga de pacientes con un historial de toxicomanía. Cualquier conducta cuestionable por parte de dichos pacientes puede ser fácilmente calificada de abuso o adicción, incluso si los antecedentes de toxicomanía son remotos. De manera similar, existe la posibilidad de sesgo durante la evaluación de conductas relativas a las drogas de pacientes miembros de un grupo racial o étnico distinto al del médico.

Variables relacionadas con la enfermedad

Los conceptos básicos que se utilizan para definir la adicción también se pueden ver afectados por cambios derivados de la evolución de la enfermedad. El deterioro de la función física o psicosocial provocado por la enfermedad y su tratamiento puede ser difícil de separar de la morbilidad producida por la toxicomanía. Esto puede dificultar el trabajo de evaluación del concepto "uso a pesar del daño sufrido", el cual es crucial para el diagnóstico de la adicción. Por ejemplo, puede que sea difícil averiguar la naturaleza de conductas cuestionables relacionadas con la droga de pacientes que desarrollan un aislamiento social o cambios cognitivos después de ser tratados con radiación en el cerebro por metástasis. Incluso cuando el deterioro de las capacidades cognitivas esté claramente relacionado con los fármacos utilizados en el tratamiento de síntomas, este resultado puede reflejar un índice terapéutico bajo más que el deseo del paciente de experimentar dichos efectos psíquicos.

Para poder evaluar correctamente las conductas relacionadas con la droga de pacientes con una enfermedad médica en estado avanzado, normalmente es necesario obtener información detallada sobre el papel que la droga tiene en su vida. El tiempo que pasen fuera de la cama o la existencia de una disminución leve de la capacidad mental pueden ser comportamientos menos significativo que otros, como el incumplimiento de la terapia principal debido al uso de drogas o el desarrollo de conductas que ponen en peligro la relación del paciente con sus médicos, con otros proveedores de atención médica o con su familia.

Adaptación de las definiciones de abuso y adicción

En la exposición anterior se enfatizan las dificultades inherentes en la formulación y aplicación de una nomenclatura que haga posible realizar diagnósticos apropiados de síntomas relacionados con la droga en personas con enfermedades médicas. Las definiciones previas que incluyen a fenómenos relativos a la dependencia física y la tolerancia no pueden servir de terminología modelo para los pacientes con enfermedades médicas que estén recibiendo fármacos con potencial de abuso por razones médicas legítimas. Según una definición modelo más adecuada para el término "adicción", éste es un trastorno crónico que se caracteriza por "el uso compulsivo de una droga que produce daño físico, psicológico o social al usuario y que éste continúa a pesar de dicho daño".[4] Aunque esta definición surgió de la experiencia con poblaciones de adictos sin enfermedades médicas, enfatiza de forma correcta que la adicción es fundamentalmente un síndrome psicológico y de conducta. Para que una definición del término "adicción" sea adecuada debe incluir varias características importantes, incluso la pérdida del control del uso de la droga, el uso compulsivo de la droga, y la continuación del uso a pesar del daño sufrido.

Incluso las definiciones adecuadas tendrán una utilidad limitada a menos que se adapten a un entorno clínico. El concepto de "conducta aberrante relacionada con la droga" es un primer paso útil a la hora de adaptar las definiciones de abuso y adicción. Este concepto también reconoce la amplia gama de comportamientos que los médicos que recetan los fármacos pueden considerar problemáticos. Aunque la evaluación e interpretación de estos comportamientos puede ser difícil, la aparición de conductas aberrantes indica que se debe revaluar y gestionar la toma de drogas, incluso cuando se cuente con una indicación médica adecuada para dicha droga.

A la hora de evaluar el diagnóstico diferencial de conductas relacionadas con la droga, es útil considerar su grado de aberración. Los comportamientos menos aberrantes (como las quejas continuas sobre la necesidad de tomar más fármacos) reflejan con más frecuencia la existencia de alguna preocupación que no se ha resuelto que problemas relacionados con la adicción, mientras que los más aberrantes (como la inyección de una formulación oral) suelen indicar una adicción verdadera. Aunque es necesario realizar estudios empíricos para validar esta conceptualización, puede que sirva de modelo a la hora de evaluar conductas aberrantes.

Bibliografía

  1. Breitbart W, Rosenfeld BD, Passik SD, et al.: The undertreatment of pain in ambulatory AIDS patients. Pain 65 (2-3): 243-9, 1996 May-Jun.  [PUBMED Abstract]

  2. Cleeland CS, Gonin R, Hatfield AK, et al.: Pain and its treatment in outpatients with metastatic cancer. N Engl J Med 330 (9): 592-6, 1994.  [PUBMED Abstract]

  3. Weissman DE, Haddox JD: Opioid pseudoaddiction--an iatrogenic syndrome. Pain 36 (3): 363-6, 1989.  [PUBMED Abstract]

  4. Rinaldi RC, Steindler EM, Wilford BB, et al.: Clarification and standardization of substance abuse terminology. JAMA 259 (4): 555-7, 1988 Jan 22-29.  [PUBMED Abstract]

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