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Toxicomanía y cáncer (PDQ®)
Versión Paciente   Versión Profesional De Salud   In English   Actualizado: 11/21/2008



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Frecuencia entre las personas con enfermedades físicas






Problemas conceptuales en la definición de términos referidos a enfermos






Riesgo de abuso y adicción en poblaciones sin antecedentes de toxicomanía






Riesgo de abuso y adicción en poblaciones con historial de toxicomanía






Manejo clínico de pacientes con historial de toxicomanía






Plan de manejo para pacientes hospitalizados






Plan de manejo para pacientes ambulatorios






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Frecuencia entre las personas con enfermedades físicas

Definición de abuso y adicción en las personas con enfermedades físicas
Dependencia física
Tolerancia
Deficiencias de la nomenclatura actual

La toxicomanía y el alcoholismo son muy poco comunes entre los pacientes de cáncer. La incidencia con que se informa sobre los problemas debidos a estos abusos en los pacientes de cáncer es mucho menor que en el conjunto de la sociedad, en pacientes médicos en general y en las salas de emergencia.[1-5] También se informó sobre esta frecuencia relativamente baja en un estudio del Grupo Oncológico de Colaboración Psiquiátrica, el cual evaluó los diagnósticos psiquiátricos de pacientes con cáncer en consulta externa de varios hospitales de atención terciaria.[5] Sobre la base de entrevistas clínicas estructuradas, menos del 5% de 215 pacientes con cáncer cumplió los requisitos de trastorno de toxicomanía expuestos en la 3ra Edición del Manual Estadístico y Diagnóstico sobre Trastornos Mentales (DSM-III, por sus siglas en inglés).[6]

El hecho de que la frecuencia de la toxicomanía entre los pacientes de cáncer en hospitales de atención terciaria sea relativamente baja puede reflejar sesgos institucionales o una tendencia a que menos pacientes informen de su problema en este entorno. Los drogadictos con bajos ingresos o que se sienten marginados por el sistema de atención médica quizás no acudan a centros terciarios. Aquellos que reciben tratamiento en dichos centros quizás no reconozcan tener un antecedente de toxicomanía. Por lo tanto, la baja prevalencia de casos de toxicomanía en los centros de cáncer puede no representar de manera veraz su predominancia entre la población de pacientes con cáncer en general. En una encuesta de pacientes admitidos a una unidad de cuidados paliativos se encontraron señales de alcoholismo en más de 25% de los pacientes.[7] Sin embargo, esto sólo representa a pacientes de cuidados paliativos altamente seleccionados a los que se envió a una unidad especializada en cuidado interno.

Definición de abuso y adicción en las personas con enfermedades físicas

Los estudios epidemiológicos y el manejo clínico dependen de la existencia de una nomenclatura válida y aceptada para el abuso de sustancias y la adicción a las mismas. La tolerancia y la dependencia física, fenómenos farmacológicos, se confunden a menudo con el abuso y la adicción. Además, la terminología se ve fuertemente influenciada por factores socioculturales que pueden provocar el envío de mensajes erróneos en el entorno clínico. Las definiciones de adicción y abuso que se utilizan para pacientes con enfermedades físicas han partido de su uso en referencia a poblaciones de adictos sin enfermedades físicas. Para mejorar el diagnóstico y el manejo de la toxicomanía en el entorno de los cuidados paliativos es esencial la aclaración de esta terminología. En la siguiente lista aparecen las definiciones propuestas para estos términos.

Terminología propuesta para la toxicomanía

  • Dependencia física: propiedad de algunos fármacos de provocar el síndrome de abstinencia después de una reducción de dosis abrupta, la suspensión de las dosis o la administración de un antagonista.


  • Tolerancia: disminución de uno o varios de los efectos de un fármaco (ya sea favorable o adverso) causada por la exposición al mismo; puede ser farmacológica o el resultado de aprendizaje asociativo.


  • Abuso: uso de una droga de manera contraria a las convenciones socioculturales. Según esta definición, se considera abuso al uso de cualquier droga ilegal o la toma de fármacos de manera no convencional (por ejemplo, no seguir las instrucciones del médico).


  • Adicción: término utilizado comúnmente que no aparece en la nosología psiquiátrica actual pero que se puede definir como el uso anormal de una droga de manera caracterizada por la pérdida de control, el uso compulsivo o en aumento, la preocupación y la continuación del uso a pesar de los daños sufridos.


Dependencia física

La dependencia física se define como el padecimiento del síndrome de abstinencia o de supresión característico después de la suspensión de las dosis, una reducción de dosis abrupta, o la administración de un antagonista.[8-10] No se conoce la dosis ni la duración de la administración de opioides necesarias para provocar una dependencia física de importancia clínica en los humanos, aunque la mayoría de los médicos asumen que el potencial de inducción al síndrome de abstinencia existe tras sólo unos días de administración repetida de opioides.

La dependencia física no es aparente a menos que se induzca al paciente a la abstinencia. En el entorno clínico, la dependencia física a un opioide no se considera problemática siempre y cuando se advierta al paciente que debe evitar la suspensión abrupta de la terapia y la administración inadvertida de un antagonista de opioides (incluso los analgésicos de la clase agonista - antagonista).

Para los médicos, las diferencias entre la dependencia física y la adicción no están claras. Se ha sugerido que la dependencia física, al igual que la tolerancia, es un componente de la adicción,[11,12] y se cree que el evitar la abstinencia puede provocar problemas de comportamiento que refuerzan las ansias del paciente de buscar drogas.[13] Sin embargo, la experiencia con terapia de opioides para el dolor crónico no corrobora estas especulaciones. La dependencia física no impide la fácil suspensión de la administración de opioides durante el manejo multidisciplinario de dolores no malignos,[14] y la terapia con opioides para pacientes con cáncer cuyo dolor desaparece después de una terapia antineoplásica eficaz se suspende sin dificultad de forma rutinaria. Existe prueba indirecta de una diferencia fundamental entre la dependencia física y la adicción obtenida de modelos animales que se autoadministran opioides, los cuales han demostrado que el uso de las drogas puede continuar a pesar de la ausencia de la dependencia física.[15]

Tolerancia

La tolerancia, una propiedad farmacológica que se define como la necesidad de dosis cada vez mayores para mantener los efectos de un fármaco,[8,9] ha sido una inquietud particular con la terapia de opioides. Tanto los médicos como los pacientes se muestran con frecuencia preocupados por la posibilidad de que la tolerancia a los efectos de los analgésicos de los opioides comprometa los beneficios de la terapia y les provoque la necesidad de dosis más altas de forma progresiva hasta alcanzar dosis imposibles de soportar. Se ha especulado que el desarrollo de la tolerancia a los efectos de refuerzo de los opioides y la necesidad que surge de aumentar las dosis para volver a obtener los mismos efectos es un elemento importante en la patogénesis de la adicción.[13]

A pesar de estas inquietudes, la extensa experiencia clínica con fármacos opioides administrados por razones médicas no ha confirmado que la tolerancia cause problemas importantes.[16,17] Se ha demostrado en numerosos estudios que la mayoría de los pacientes puede alcanzar dosis estables de opioides con un equilibrio favorable entre la analgesia y los efectos secundarios durante periodos de tiempo prolongados.

La observación clínica no confirma la conclusión de que la tolerancia analgésica contribuya sustancialmente al desarrollo de la adicción. Además, está ampliamente aceptado que las personas adictas que no padecen enfermedad alguna pueden mostrar o no mostrar algunos de los signos de tolerancia analgésica. Los pacientes tratados con opioides que muestran tolerancia analgésica por lo general no exhiben pruebas de abuso o adicción.

Deficiencias de la nomenclatura actual

Estas definiciones de tolerancia y dependencia física subrayan las deficiencias de la nomenclatura actual referida a la fármacodependencia. Los términos adicción y adicto son especialmente problemáticos. Por un lado, en el lenguaje común estas palabras se usan a menudo de forma inadecuada para describir tanto el uso aberrante de drogas (que evoca el comportamiento característico de las personas que abusan de las drogas ilegales) como fenómenos relacionados con la tolerancia o la dependencia física. Por otro lado, los médicos y los pacientes pueden usar la palabra adicto para describir en un paciente el uso compulsivo de un fármaco y en otro la simple posibilidad de padecer síntomas del síndrome de abstinencia. No es sorprendente que tanto los pacientes como sus familias y el personal médico se muestren inquietos sobre los resultados de un tratamiento con opioides cuando se utiliza este término.

No se deben usar nunca los términos adicto ni adicción para describir a pacientes sólo porque se crea que puedan tener la capacidad de padecer el síndrome de abstinencia. El término a utilizar en ese caso es dependiente físico. Tampoco se debe utilizar la palabra dependiente por sí sola, ya que crea confusión entre la dependencia física y la dependencia psicológica, un componente de la adicción. Por esta misma razón, no se debe usar el término habituación.

La terminología psiquiátrica referida a la drogadicción y al abuso de las drogas, codificada en el DSM-IV, también es problemática.[12] El DSM-IV se abstiene completamente de usar el término adicción y ofrece definiciones para dos tipos de trastornos por abuso de drogas: el abuso de drogas y la toxicomanía, un problema más grave. Los criterios para el abuso de drogas se centran en las secuelas psicológicas negativas del uso de las mismas en lugar del patrón de uso. Por el contrario, un patrón de uso que no siga las convenciones socioculturales es el criterio más importante para el abuso según otras definiciones (consultar la Terminología propuesta para la toxicomanía).[18,19] La desigualdad en estas definiciones del abuso crea confusión y acentúa el problema de cómo denominar el uso de drogas de pacientes que están recibiendo fármacos con potencial de abuso por razones médicas legítimas.

Los criterios del DSM-IV para la toxicomanía subrayan la disfunción psicosocial y añaden las dimensiones de dependencia física y tolerancia. Este es quizás el ejemplo más sorprendente de los problemas de nomenclatura que ocurren cuando se toman criterios derivados de drogadictos sin enfermedad alguna y se aplican en otro contexto.[20] La mayoría de los criterios para el trastorno de la fármacodependencia indican que este término se debe utilizar como sinónimo de adicción. Por lo tanto, los criterios para la tolerancia y la dependencia física son inadecuados e impiden que se use esta terminología para los enfermos que puedan desarrollar tolerancia y dependencia física como consecuencias probables del uso terapéutico de uno o varios fármacos.

Bibliografía

  1. Colliver JD, Kopstein AN: Trends in cocaine abuse reflected in emergency room episodes reported to DAWN. Drug Abuse Warning Network. Public Health Rep 106 (1): 59-68, 1991 Jan-Feb.  [PUBMED Abstract]

  2. Gfroerer J, Brodsky M: The incidence of illicit drug use in the United States, 1962-1989. Br J Addict 87 (9): 1345-51, 1992.  [PUBMED Abstract]

  3. Regier DA, Myers JK, Kramer M, et al.: The NIMH Epidemiologic Catchment Area program. Historical context, major objectives, and study population characteristics. Arch Gen Psychiatry 41 (10): 934-41, 1984.  [PUBMED Abstract]

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  15. American Psychiatric Association.: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders: DSM-IV. 4th ed. Washington, DC: American Psychiatric Association, 1994. 

  16. Halpern LM, Robinson J: Prescribing practices for pain in drug dependence: a lesson in ignorance. Adv Alcohol Subst Abuse 5 (1-2): 135-62, 1985 Fall-1986 Winter.  [PUBMED Abstract]

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  18. Jaffe JH: Current concepts of addiction. In: O'Brien CP, Jaffe JH, eds.: Addictive States: Research Publications-Association for Research in Nervous and Mental Disease. Vol. 70. New York, NY: Raven Press, 1992, pp 1-21. 

  19. Rinaldi RC, Steindler EM, Wilford BB, et al.: Clarification and standardization of substance abuse terminology. JAMA 259 (4): 555-7, 1988 Jan 22-29.  [PUBMED Abstract]

  20. Sees KL, Clark HW: Opioid use in the treatment of chronic pain: assessment of addiction. J Pain Symptom Manage 8 (5): 257-64, 1993.  [PUBMED Abstract]

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