Evaluación y tratamiento de pacientes suicidas con cáncer
Efectos del suicidio en las familias y en los proveedores de atención de la salud
La incidencia de suicidios entre los pacientes de cáncer puede ser hasta 10
veces más alta que la tasa de suicidios del resto de la población. Un estudio ha mostrado que el riesgo de suicidio en pacientes de cáncer es más alto durante los primeros meses después del diagnóstico, y que este riesgo disminuye de manera significativa con el paso de las décadas. Los pensamientos suicidas pasivos
son bastante normales en los pacientes de cáncer. Las relaciones entre las tendencias
suicidas y el deseo de acelerar la muerte de uno mismo, las solicitudes de
suicidio con ayuda médica y la eutanasia son complicadas y aún no se entienden
bien. Los hombres con cáncer corren más del doble de riesgo de suicidarse que la
población general. El método de suicidio más común entre los pacientes de cáncer
es la sobredosis de analgésicos y sedantes, y la mayoría de los casos ocurren en
el hogar. Los suicidios son más frecuentes entre los pacientes de cáncer oral, de
faringe y de pulmón, y entre pacientes positivos para el VIH con sarcoma de Kaposi.
Es probable que existan más casos de suicidios de los que se estima entre los
pacientes de cáncer, ya que algunas veces esas defunciones no se notifican como suicidios.
Los factores generales de riesgo de suicidio generales para las personas con cáncer incluyen los siguientes:
- Antecedentes de problemas mentales, especialmente los relacionados con
la conducta impulsiva (como los trastornos limítrofes de la personalidad).
- Antecedentes familiares de suicidio.
- Antecedentes de intentos de suicidio.
- Depresión.
- Abuso de sustancias psicotrópicas.
- Defunción reciente de un amigo o cónyuge.
- Escasez de apoyo social.
Los factores específicos de riesgo de suicidio para los pacientes de cáncer incluyen los siguientes:
- Diagnóstico de cáncer oral, de faringe o pulmón (relacionado a menudo con el
abuso del alcohol y el tabaco).
- Enfermedad en estadio avanzado y con pronóstico precario.
- Confusión o delirio.
- Dolor mal controlado.
- Deficiencias físicas como las siguientes:
- Pérdida de la movilidad.
- Pérdida de control de los intestinos y la vejiga.
- Amputación.
- Pérdida de
la vista o la audición.
- Parálisis.
- Incapacidad de comer o tragar.
- Cansancio.
- Agotamiento.
Es preciso evaluar cuidadosamente a los pacientes suicidas. El riesgo de
suicidio aumenta si el paciente informa que suele pensar en suicidarse y tiene
un plan para hacerlo, y es aún más elevado si el plan es "letal", es decir, si es
probable que la acción planeada produzca la muerte. Es más seguro que se lleve a
cabo un plan de suicidio letal si la persona tiene a su alcance los medios para
hacerlo, si la acción no se puede detener una vez que ha empezado y si no hay ayuda disponible. Cuando una persona con cáncer informa que piensa en la muerte, es
importante determinar si la causa básica de los pensamientos es la depresión
o el deseo de controlar síntomas insoportables. La identificación y el
tratamiento inmediato de la depresión grave son importantes para reducir el riesgo de
suicidio. Se debe determinar con cuidado cuáles son los factores de riesgo,
especialmente la desesperación (que predice mejor el suicidio que la depresión). La evaluación de la desesperación de las personas con
cáncer en estadio avanzado, sin esperanza de curación, no es fácil. Es importante
determinar las razones básicas de la desesperación que pueden estar
relacionadas con los síntomas del cáncer, como el miedo a una muerte dolorosa
o los sentimientos de abandono.
Hablar sobre el suicidio no provocará un intento de suicidio del paciente; en realidad, muestra que hay una preocupación y permite al paciente describir sus sentimientos y sus miedos, y lo provee de un sentido de control. Es indispensable usar un enfoque de
tratamiento orientado a la intervención en momentos de crisis que tenga en cuenta el sistema
de apoyo del paciente. Se deben controlar los síntomas que contribuyen a la
situación, como el dolor, y tratar la depresión, la psicosis, la ansiedad y las
causas básicas del delirio. Por lo general, estos problemas se tratan en un hospital
o en el hogar. Aunque no suele ser necesario, algunos pacientes suicidas que padecen de cáncer puede necesitar ser hospitalizados en una unidad psiquiátrica.
El objetivo del tratamiento de los pacientes suicidas es intentar prevenir el
suicidio provocado por la desesperación debida a los síntomas mal controlados.
Los pacientes que estén en sus últimos días de vida quizás no puedan estar
despiertos sin sentir un gran dolor emocional o físico. Esto muchas veces
provoca pensamientos suicidas o pedidos de ayuda para morir. En
estos casos, puede ser necesario administrar sedantes a los pacientes para
aliviar su angustia.
Otros tratamientos a considerar incluyen usar medicamentos que alivian la
dificultad rápidamente (como los medicamentos contra la ansiedad o los estimulantes),
mientras se espera a que los antidepresivos surtan efecto; limitar las cantidades
de medicamentos que pueden causar la muerte en caso de sobredosis; mantenerse en contacto
frecuente con un profesional de la salud que pueda observar de cerca al paciente; evitar que el paciente pase largos periodos de tiempo solo;
asegurarse de que el paciente cuente con fuentes de apoyo, y determinar la
respuesta mental y emocional del paciente en cada momento de crisis durante su
experiencia con el cáncer.
No se debe sacrificar el tratamiento del dolor y de los síntomas solo para evitar la posibilidad de que el paciente intente suicidarse: los pacientes muchas veces disponen de un método para hacerlo de todas formas. El tratamiento incompleto del dolor y de los síntomas puede aumentar el riesgo de
suicidio.
El contacto frecuente con un profesional de la salud puede limitar la
cantidad de drogas letales al alcance del paciente y su familia. También se
pueden usar en el hogar o en el hospital aparatos de infusión que limitan el acceso
del paciente a los medicamentos. Estos aparatos son bombas programables y
portátiles con códigos de acceso y con un cartucho que
contiene el medicamento cerrado bajo llave. Esos aparatos son muy útiles para controlar el dolor y otros síntomas.
Algunas bombas pueden administrar infusiones de varios medicamentos y algunas inclusive se
pueden programar por teléfono. Los aparatos se pueden obtener por medio de
agencias de atención a domicilio, pero son muy caros. Algunos seguros pueden cubrir parte de los gastos.
Efectos del suicidio en las familias y en los proveedores de atención de la salud
El suicidio puede hacer que la pérdida de un ser querido sea aún más dura para
las personas que sobreviven. Los sobrevivientes a menudo reaccionan con sentimientos de
abandono, rechazo, enojo, alivio, culpa, responsabilidad, incredulidad,
identificación y vergüenza. Las reacciones dependen del tipo y la intensidad de
la relación; la naturaleza del suicidio; la edad y la condición física del
fallecido; las fuentes de apoyo y la capacidad del sobreviviente para afrontar situaciones, y sus creencias culturales y religiosas. Estas personas necesitan ayuda durante este período doloroso. Los grupos de apoyo mutuo pueden
reducir el aislamiento, proporcionar oportunidades para hablar sobre los sentimientos y ayudar a los sobrevivientes a encontrar maneras de salir adelante.
Las reacciones de los proveedores de atención de la salud ante el suicidio son similares a
las de los familiares, aunque estos profesionales muchas veces no creen tener derecho a expresar lo que sienten.
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