Descripción
Las complicaciones gastrointestinales (estreñimiento, impacción fecal, obstrucción intestinal, diarrea y enteritis por radiación) son problemas
comunes en el paciente de oncología. El crecimiento y la propagación del cáncer, así
como su tratamiento, contribuyen a estas afecciones.
El estreñimiento es el movimiento lento de las heces por el intestino grueso que
tiene como consecuencia el paso de heces secas y duras. Esto puede dar como resultado
molestia o dolor.[1] Mientras más largo es el tiempo del tránsito de las heces
por el intestino grueso, mayor es la absorción de líquidos, y más secas y duras se tornan las heces.
Los trastornos funcionales como la inactividad, la inmovilidad o los impedimentos físicos y sociales (en particular inconvenientes en cuanto a la disponibilidad de sanitarios) pueden contribuir al estreñimiento. La depresión y la ansiedad causadas por el tratamiento del cáncer o por el dolor del cáncer pueden llevar al estreñimiento, por sí solo o combinado con otros trastornos funcionales y fisiológicos. Quizás las causas más comunes de estreñimiento sean la ingestión inadecuada de líquidos y los analgésicos; sin embargo, estos casos son manejables.
El estreñimiento puede ser molesto e incómodo, pero la impacción fecal puede
poner la vida en peligro. La impacción se refiere a la acumulación de heces
secas y endurecidas en el recto o en el colon. El paciente con impacción fecal
puede presentar síntomas circulatorios, cardíacos o respiratorios en vez de
síntomas gastrointestinales.[2] Si no se reconoce la impacción fecal, los signos
y síntomas pueden progresar y provocar la muerte.
A diferencia del estreñimiento o la impacción, la obstrucción intestinal es
una oclusión parcial o completa del lumen intestinal mediante un proceso
diferente a la impacción fecal. Las obstrucciones del intestino pueden
clasificarse por tres medios: el tipo de obstrucción, el mecanismo de
obstrucción y la parte afectada del intestino.
Los trastornos estructurales, tales como lesiones intraluminales y extraluminales
del intestino causadas por tumores primarios o metastásicos, adherencias
postoperatorias, vólvulo de los intestinos o hernia encarcelada afectan la
peristalsis y el mantenimiento de la función normal del intestino. Estos
trastornos pueden causar la obstrucción total o parcial del intestino. Los
pacientes que se han sometido a colostomía corren mayor riesgo de sufrir de
estreñimiento. Si las evacuaciones fecales no se producen con regularidad (una o varias veces al día), debe ampliarse la investigación. Es
posible que haya ocurrido un bloqueo parcial o completo, sobre todo si no se ha
evacuado flato alguno.[3]
La diarrea puede ocurrir en cualquier momento durante la serie continua de cuidados para el cáncer y sus efectos pueden ser devastadores desde el punto de vista físico y emocional. Aunque menos frecuente que el estreñimiento, la diarrea continúa siendo una carga sintomática apreciable para los enfermos de cáncer. La diarrea puede alterar las costumbres alimentarias, provocar deshidratación, crear desequilibrio de los electrólitos, deteriorar el funcionamiento, causar fatiga, menoscabar la integridad de la piel, limitar actividades y, en algunos casos, poner la vida en peligro. Además, la diarrea puede traducirse en una carga mayor para la persona a cargo del cuidado del enfermo. Las definiciones específicas de la diarrea son muy diversas. La diarrea aguda se considera, por lo general, como un aumento anormal del líquido de las heces fecales que dura más de cuatro días pero menos de dos semanas. Otra definición indica que la diarrea es un aumento en la liquidez (>300 ml de heces) y la frecuencia de las heces (la evacuación de más de tres deposiciones no formadas) durante un período de 24 horas.[4] La diarrea se considera crónica cuando persiste más de dos meses.
La enteritis por radiación es un trastorno funcional de los intestinos grueso y delgado que se manifiesta durante o después de un curso de radioterapia al abdomen, la pelvis o el recto.
Los intestinos grueso y delgado son muy sensibles a la radiación ionizante. Si bien la probabilidad de controlar el tumor aumenta con la dosis de radiación, también aumenta el daño a los tejidos normales. Los efectos secundarios agudos a los intestinos se manifiestan con dosis aproximadas de 10 Gy. Dado que las dosis curativas para muchos tumores abdominales o pélvicos oscilan entre 50 y 75 Gy, seguramente se producirá enteritis.[5]
El tratamiento del estreñimiento, la impacción, la obstrucción intestinal, la diarrea y la enteritis por radiación en los pacientes pediátricos es diferente al de los adultos, por lo que dicho manejo debe adaptarse como corresponde.
Bibliografía
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Wright BA, Staats DO: The geriatric implications of fecal impaction. Nurse Pract 11 (10): 53-8, 60, 64-6, 1986.
[PUBMED Abstract]
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Hampton BG, Bryant RA, eds.: Ostomies and Continent Diversions: Nursing Management. St. Louis, Mo: Mosby Year Book, Inc., 1992.
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Tuchmann L, Engelking C: Cancer-related diarrhea. In: Gates RA, Fink RM, eds.: Oncology Nursing Secrets. 2nd ed. Philadelphia, Pa: Hanley and Belfus, 2001, pp 310-22.
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Perez CA, Brady LW, eds.: Principles and Practice of Radiation Oncology. 3rd ed. Philadelphia, Pa: Lippincott-Raven Publishers, 1998.
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