19 de febrero es el día de los presidentes en Estados Unidos, un día en que los estadounidenses honran a sus líderes nacionales, comenzando con George Washington, el primer presidente.

Al igual que Lincoln, otro gran presidente, Washington nació en el mes de febrero. Washington ganó fama por llevar a los estadounidenses a la independencia de Gran Bretaña en 1782.

Su popularidad era tan alta que pudo haberse hecho monarca, si eso hubiese decidido.

Algunos de sus ayudantes, impacientes con el proceso democrático, le pidieron hacer eso. “No sigan pensando en esa posibilidad,” les dijo Washington y regañó a todos aquellos que se atrevieron a hacer esa sugerencia.

En diciembre de 1783 Washington ordenó disolver el ejército, renunció a su posición como comandante en jefe y se retiró a la vida privada.

En ese momento Estados Unidos era una confederación de 13 estados.

Durante los próximos seis años los estadounidenses lucharon por redactar una Constitución para crear un gobierno federal efectivo al mismo tiempo de delegaba poder a los Estados.

A muchos estadounidenses no les gustaba la idea de un gobierno nacional y temían abusos de poder por funcionarios oficiales, especialmente el presidente.

En este momento crítico, Washington era el hombre en el que confiaban la mayoría de los estadounidenses. Fue en 1789 el candidato sin oposición para ser el primer presidente de Estados Unidos.

Cuando tomó el cargo, Estados Unidos tenía una Constitución, pero su gobierno aún no estaba organizado. Cuando se fue, Estados Unidos ya era reconocido como una de las grandes potencias.

Washington implementó sólidas políticas económicas y creó un fuerza armada efectiva para proteger las fronteras de Estados Unidos.

En la Francia revolucionaria ideales democráticos dieron paso al recuelo, el terror y la represión. Pero en Estados Unidos, bajo el liderazgo de Washington, la revolución produjo un gobierno estable, democrático, respetuoso del Estado de Derecho.

Abandonando Washington después de dos períodos de cuatro años, Washington dejó un importante precedente para futuros presidentes.

Y aseguró la transferencia de poder pacífica de un presidente electo a otro –un principio vital para la democracia.